_ ¿Qué sucede aquí? _ grito al ver la escena a donde los dos hombres se golpean sin piedad. 

_ ¡Eso a ti no te importa, Selena! _ responde uno de ellos de mala gana, aferrado aún a la camisa del otro. 

_ Samuel, suéltalo, _ grita Mariana desde el otro lado del salón. 

_ ¿Por qué se están golpeando?_ le pregunto a la joven

A lo que ella se queda callada, la miró de arriba a abajo; ya no era la Mariana elegante y sofisticada que lucía trajes de diseñador y bolsos de marca. Ahora ella vestía con prendas sencillas y joyas baratas. Se nota que hacía tiempo Javier le había dejado de dar sus atenciones, ya no iba al estilista para que le alisaran el cabello, le pintaran las uñas y le maquillaran el rostro. A lo que ella baja su mirada al ver cómo yo la miró con desagrado.

Un ruido fuerte me distrae de mis pensamientos, los arreglos, papeles y libros caen al suelo, ambos caballeros estaban destruyendo la oficina. 

Ya preocupada por la actitud tan confusa, pregunto de nuevo a viva voz

_ ¿Qué era lo que pasa? ¿Por qué se están pelando?. Pero sigo sin obtener respuesta. _ si no me contestan llamaré en este momento a Luis Manuel _ grito desesperada.

_ ¡Hazlo Selena! _ responde Javier 

_ ¡No, no lo hagas! _ interrumpe Samuel soltando al otro hombre.

_ ¿Por qué no quieres que venga tu tío? Te da miedo que él aparezca y yo le cuente lo de la empresa _ pregunta Javier muy seguro. 

_ Llama al guarda de seguridad, Selena _ concluyó Samuel acomodándose la camisa. 

Mientras caminaba hacia mi cubículo, pensaba en lo que pudiera estar pasando.

_ ¿Acaso habrá algo oculto en todo esto? ¿A qué se refiere Javier con sus últimas palabras? _ una leve sonrisa salió de mi rostro. _ Lo que está pasando, Luis Manuel se tiene que enterar, desviándome hacia su oficina.

_ ¡Luisma!… Tienes que… Parar…! _ dije en la entrada de su puerta, intentando coger aire para poder hablar. 

_ ¿Que tienes Selena? ¿Por qué estás tan agitada? 

_ Yo… Samuel… Javier… Oficina… _ Respondí con dificultad al ver corrido varios metros para llegar donde él.

_ ¿Quieres que vaya a la oficina de Samuel? 

_ ¡Sí, y tiene que ser ya! _ respondo más tranquila.

****

JAVIER

Mientras tanto en la oficina de Samuel. 

_ ¿Crees que te tengo miedo, Samuel? _ una leve sonrisa salió de mi rostro. Había venido a llorarle a este hombre, a suplicarle que perdonara mi deuda y que me diera otra oportunidad. Pero al ver el temor que tenía en contarle lo del trato, hizo que cambiara de parecer.

_ No me importa lo que digas. ¡Te me largas de aquí! _ gruñó el joven con arrogancia

_ ¿Y si no quiero? _ respondo sentándome de nuevo en la silla del frente. 

_ ¡Te saco yo mismo a patadas! 

_ Si me sacas, le contaré todo a tu tío.

_ ¿De qué hablas?

_ ¿Acaso no me quieres quitar mi empresa?

_ Eres un desgraciado Javier, hace rato dejaste de pagar tus cuotas, que pretendes ¿Que me haga el desentendido y sigas pidiendo más préstamos a mi nombre? 

_ Vamos a ver que opina tu tío de todo esto _ levantándome del asiento para ir a la puerta

_ ¡No lo harás, por favor! _ grita

_ ¡Ya basta! _ grita Mariana con todas sus fuerzas.

Los empleados se comenzaron a reunir alrededor de la oficina para ver el espectáculo. Unos se colocaron en el frente de la puerta y otros por la ventana pequeña que dan a los otros departamentos. 

Samuel, al escuchar la bulla y los gritos de la gente, avergonzado, me soltó la camisa donde minutos antes me tenía sujeto. 

_ Aquí no está pasando nada. Ya pueden ir a sus puestos de trabajo. _ grita desesperado, intentando alejar un poco a la multitud. Haciendo que obedezcan de inmediato. 

Ya más tranquilo camina hacia donde estaba la joven con cara pálida y hecha un puño en un rincón.

_ Sabes que este sinvergüenza te engaño con mi novia. 

_ Eso es mentira _ susurra la mujer, mirándolo fijo y con aires de valentía. 

_ Él se acostó con mi Sofía en la fiesta de inauguración.

Ella aun incrédula voltea a verme con ojos de odio.

_ ¿Javier del valle, dime que lo que dice Samuel es mentira? ¿Júramelo por tus hijos?_ mirándome fijo a los ojos.

Que le podía decir si ese día en específico llegue tarde, tomado, con la ropa sucia y desarreglado. Inclusive habíamos tenido una discusión por eso mismo. Ahora, con la confesión de Samuel, nada de lo que dijese me lo iba a creer.

Con furia se secó las pocas lágrimas que bajaban por su cara y con odio me abofeteó de inmediato, sentí como mi mejilla se calentaba y tomaba color rojo. 

_ ¿Para esto me trajiste, Javier?, para darme cuenta de sus cochinadas.

_ Lo siento mi amor, no fue mi intención lastimarte. Fue Sofía quien me coqueteo para que lo hiciera, pero te juro que yo no quería.

_ Crees que soy tan idiota para creerte esto _ gira si cuerpo en busca del boldo que tenía en el respaldar de la, silla 

_ Espera Mariana. Yo te amo

_ Olvidalo, Javier. Pensé que veníamos a solucionar lo de la empresa, a recuperar lo que es tuyo, pero todo aquí está perdido. Estás quebrado, en la ruina, y para serte sincera no veo un buen futuro a tu lado.

_ Mariana… Por favor _ le suplico

_ Adiós muerto de hambre, pobretón… _ Soltándose del brazo donde la tengo sujetada

_ Mujerzuela _, vocifere, y con la mano levantada intento abofetearla, pero Luis Manuel, que llegaba en ese momento me detiene. 

_ Si le pegas te mato, maldito. Él baja el brazo y su mandíbula se tensa aún más.

Mariana mira a Luis Manuel, da las gracias y se aleja del lugar sonando los tacones de punta y moviendo las pocas caderas de un lado a otro.

_ Samuel ¿Me puedes explicar que rayos está pasando aquí?

_ Nada tío, ya él se va _ responde nervioso

Mi cuerpo aún tiembla por lo furioso que estoy, los cachetes rojos me duelen, quiero huir, pero no puedo, así que sin más salida me adelanto a decir:

_ Tu querido sobrino, se quiere dejar mi empresa, 

_ Eso es mentira, no le creas tío _ sacando las facturas y el contrato estipulado meses atrás.

_ Dejame ver _ responde Luis Manuel sentándose en la, silla giratoria

_ Considero que tu exesposa tiene razón. Estás en quiebra. 

_ No me digas eso, Te devolveré el dinero en el momento que lo recupere más el 50 % del mismo – suplique. _, pero no me quites la empresa.

_ Es tarde Javier ya no hay nada que hacer._ dice mirando a Selena que aún permanece en la puerta. 

_ Por favor suplicó volviendo a ver a la mujer. 

_ No pienso que tengas dinero para pagar – anuncia volteando a ver a samuel con desprecio.

_ Pero no es justo, es la empresa de mi padre y la herencia de mis hijos. 

_ No es mi culpa que hayas puesto a responder tu empresa. Tenías un plazo para cumplir con el contrato firmado aquí mismo y ya caduco.

Furioso me levanto de mi asiento y me dirijo hacia donde está Selena. ¡Me la pagarás, ya verás! — le susurro al oído. 

Ella me voltea a ver con insignificancia y aunque intenta reprimir sus emociones, una pequeña sonrisa de satisfacción aparece de inmediato en su rostro.

—Bien, Luis Manuel, tú ganas. Pero esta no es la última vez que nos veremos las caras. 

—Sí, como tú digas —dice con indiferencia.

—¿Samuel, tienes algo más que decir al respecto? _ pregunta Luis Manuel, mirando su cara pálida

_ No señor

Al terminar de pronunciar mis últimas palabras salgo de la oficina, tirando todo a mi paso, a lo lejos escucho que Luis Manuel le dice a Selena. 

_ Cariño, vete a tu oficina, tengo que hablar con Samuel a solas. ¡Por favor! 

_ Está bien. Te espero afuera para irnos a casa. 

_ Ok. —responde él. 

Camino despacio hacia la salida, aunque había perdido la empresa de la familia y mi tristeza es profunda, me conforta un poco que Samuel también reciba su castigo.