Capítulo 6: ¿Lo lograré?
Mateo
Aquel día le dije lo que sentía. Expresé cuánto me gustaba e hice algo tan tonto como pegar en la puerta del aula ADVERTENCIA DE AMOR. Fue algo que se me ocurrió en el momento que vi la puerta cerrada, sin darme la oportunidad de poder admirar sus pasos de baile. Corrí hasta la primera aula que encontré pedí un post-it y escribí con mi mala caligrafía aquellas palabras.
Cuando lo pegué en la puerta y ella se giró, por primera vez en mucho tiempo sentí cómo mi corazón se aceleraba.
En ese momento le pedí que aceptara una cita conmigo y me presenté adecuadamente. Ella, por supuesto, se negó y me dejó solo, pero no pensaba rendirme.
En varias semanas lo único que hacía era insistir en que aceptara mi propuesta, pero formulaba excusa tras excusa, sin embargo, un día me cansé de esperar y de rogarle. Decidí que haría un último intento y si no funcionaba eso significaba que ella no era para mí. Le pedí su número a Thomas, él se rehusó pero logré convencerlo.
Tenía una idea y la llevaría a cabo pasara lo que pasara.
***
Allison
Mateo llevaba un tiempo pidiéndome que saliera con él pero yo no acepté a la primera vez ni tampoco a las otras veces que le continuaron. No podía salir con alguien a quien no conocía. Sé que no se debe juzgar a las personas por su apariencia, pero la suya me decía muchas cosas negativas; sin embargo, él nunca se había propasado conmigo ni tratado groseramente, por lo que tenía un punto a su favor, pero eso no era todo.
Un día en el que llegué temprano de la escuela y no tenía tareas que hacer decidí retomar mi lectura y descansar en la soledad de mi cuarto. La tranquilidad no duró demasiado porque se me olvidó poner el móvil en silencio y la melodía My Life is going on del serial La Casa de Papel me desconcentró. Llamaba alguien que no tenía guardado en mis contactos y contesté al tercer timbre.
— Si, ¿quién habla? — hubo silencio por unos segundos hasta que una voz que reconocí al instante me dijo:
— Es Mateo. ¿Puedes venir a la escuela un momento? Te estaré esperando en el aula donde bailas.
— ¿Qué te hace pensar que iré? No quiero — contesté y me disponía a colgar cuando habló.
— No cuelgues. Por favor ven que tengo una sorpresa para ti — rogó. Me lo pensé unos segundos y respondí que sí, que me diera quince minutos para llegar.
Me vestí en tres minutos cogiendo lo primero que tenía a la mano. Me puse un vestido blanco de flores rosadas y las Vans del mismo tono que las flores. Cogí las llaves de la casa y el celular, le dije a mi mamá que no me demoraba y salí.
No sé porqué iba camino a su encuentro, supongo que la curiosidad se apoderó de mi. Tengo ganas de ver lo que tiene preparado esta vez. Este muchacho me intriga y muy en el fondo quiero conocerlo y compartir momentos con él. Quiero descubrir lo que esconde en su interior. Saber si su imagen de tipo duro es solo una fachada.
Llegué a la escuela, saludé a la portera y ésta me dijo que me estaban esperando. Habían aulas cerradas y en otras todavía estaban algunos estudiantes de primer año. Recorrí todo el camino que me sabía de memoria.
El aula de arte se encontraba al final de un pasillo, cuando doblé para adentrarme en él veo a mis pies un papel doblado aguantado con una piedra. Lo recogí y me detuve a leerlo, era una canción de Sebastián Yatra:
# sin ti
... Sin ti yo he vivido las noches eternas
Voy desesperado, vivo en el pasado
Sin ti en esta historia no tengo princesa
Contigo he soñado
Me veo a tu lado...
Continué caminando para encontrarme otro de igual manera. También era una canción, esta vez de CNCO:
# Mi medicina
... Son esas ganas de sentirte cerca, al pronunciar tu nombre
Cada segundo que no estás conmigo es una eternidad
Apareciste en mi vida cuando yo estaba perdido
Te bajo la luna, te sueño despierto
Por una caricia sabes que me muero
Eres el motivo que alegra mi vida
Esa melodía que rompe el silencio
Qué está pasando, que esa carita divina
Se ha vuelto mi medicina
Son esos labios, los que me tienen atado
Como un loco enamorado
Sin darme cuenta ya me has conquistado...
Más adelante también había otro, ya me imaginaba que sería otra canción, lo abrí rápido porque quería saber cuál era. En esta ocasión era de Sebastián Yatra y Carlos Vives:
# Déjame robarte un beso.
...Déjame robarte el corazón
Déjame subirle a esta canción
Para que bailemos juntos como nadie bailó.
Déjame robarte un beso que me llegue hasta el alma.
Como un vallenato de esos viejos.
Se que sientes mariposas, yo también sentí sus alas.
Déjame robarte un beso que te enamore y tú no te vayas...
Ya había llegado al penúltimo papel era otra canción, ésta de Nacho:
# Báilame
...Con tu figura que me atrapa, atrapa.
Con esas curvas que me matan, matan.
Una mirada que me ataca, ataca
Y unas ganas que me delatan. Báilame.
Con esa boca bésame
Con ese cuerpo arrópame
Con tus manos siénteme
Báilame.
Con un besito mójame
Con tu cintura gozaré
Con ese swing atrápame...
No podía evitar sonreír, se las había ingeniado a la perfección para mantenerme entusiasmada. Su truco era fantástico, no me esperaba que fuera a hacer semejante cosa. No lo tenía como una persona romántica, pero a veces las personas pueden sorprenderte.
Solo quedaba un último papel, al abrirlo no me encontré con una canción sino con algo que me decía él.
Allison:
Si estás leyendo esto es porque logré captar tu atención y has llegado al final de este recorrido. Agradezco que hayas leído todo. Quisiera decirte tantas cosas pero no soy muy bueno expresando lo que siento con palabras por eso pensé dedicarte canciones que resumen lo que en estos momentos estoy sintiendo. Por favor, no me hagas esperar más. Llega al aula.
Mateo.
No tenía faltas de ortografía y había logrado con esas simples palabras hacer revolotear mi corazón. Por mucho que quiera fingir que no me gustó, no puedo, sucedió todo lo contrario, me encantó. Por primera vez alguien me regaló el detalle que llevaba esperando tanto tiempo.
***
Mateo
Por fin la vi entrar, estaba hermosa como siempre. Su pelo despeinado me decía que había mucho aire afuera. Tenía los labios muy rosados y sonreía, como ella solo sabía hacer. Se acercó lentamente. Yo estaba sentado en el piso en el que había puesto mi camisa para que ella no se ensuciara. Se sentó sin dejar de reír y cruzó las piernas.
— Gracias por todo eso —dijo poniendo un mechón de su largo cabello detrás de su oreja.
— Haz sido difícil de complacer princesita — le dije mientras le entregaba una bolsa. Contenía un pote de helado de chocolate que le había comprado.
Se quedó boquiabierta y la tomó entre sus manos.
— Tu merienda — añadí.
Cuando la abrió se le iluminó el rostro, fue la cosa más tierna que jamás había visto.
— ¿Has traído cucharas, no?— en ese momento reaccioné y me percaté que no lo había hecho. ¿Cómo se me pudo haber olvidado? Siempre era lo mismo, una cosa me salía bien pero al instante la arruinaba. Con la mirada le respondí que no y ella comenzó a reír a carcajadas. Me contagié con su risa y fueron unos minutos asombrosos. Hacía tiempo que no la pasaba así.
— ¿Vas a aceptar mi propuesta?— Le pregunté.
— Voy a pensármelo — la miré y solo vi cariño en sus ojos café. La ayudé a levantarse y le propuse acompañarla a su casa.
En el camino no hablamos, llegamos y nos despedimos. No dijo nada y yo no sabía qué decir. Cuando me disponía a irme me entró un mensaje, Princesita del hielo decía el contacto, era ella.
Acepto tu invitación, con cariño Allison.
Empecé a saltar de la emoción y de pronto esa coraza de rebelde desapareció, porque haber conseguido su sí me hacia la persona más feliz en la faz de la tierra.
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