Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4: Intento agradarte.

Mateo

Desde el día de la competencia he querido verla nuevamente pero he estado tan ocupado con el trabajo y con la universidad que no he podido preparar un "encuentro casual" con ella. Solo logré averiguar que estudia en último año junto con mi primo Thomas. Él me dijo que se llama Allison, me pareció un nombre tan precioso como su dueña y por las características que le describí me reafirmó que hablábamos de la misma persona.

Pensaba mucho en el momento de poder  escuchar su voz o simplemente quedarme mirándola por tiempo indefinido pintando su imagen en mi memoria. Últimamente me reía solo, al recordar su cara inexpresiva cuando me fui de su lado, no esperé que se quedara así y menos que no me respondiera rudamente como aquella vez en la escuela.

Nunca había pensado tanto en una muchacha, siempre fue más importante para mí como se veía y poder disfrutar con alguna para después no volverla a ver. Algo en ella era diferente y la incertidumbre no me dejaba pensar con claridad.

Desde que las mujeres que más he amado en mi vida se fueron de mi lado, nunca me he permitido mirar a ninguna muchacha más allá de su aspecto físico. No me he involucrado en el amor, pienso que no vale la pena, si al final todas terminan yéndose; sin embargo ella me tiene loco.

No la conozco, pero mi mente me impulsa a querer conocerla. Odio todo lo que tiene que ver con la cursilería de citas, flores o poemas y cualquier bobería comercial me parece sobrevalorada, pero con ella, estaría dispuesto a todo y no tengo razón que justifique este acto impulsivo que me lleva directo por el camino del amor, ¿a primera vista?

Llevo días vigilando su salida de la escuela. Sé qué camino coge y su rutina diaria. Lejos estoy de ser un acosador pero es que siento la necesidad de saber todo de ella. Cada tarde antes de salir baila en el aula dónde nos vimos por primera vez. Lo sé porque siempre me estaciono en la misma posición día tras día, en un lugar que me permite mirarla sin que se dé cuenta. Pone varias canciones, hace un rápido calentamiento y danza como si el mañana no existiera. Casi siempre se va con una rubia pequeña de voz cantarina o sola, con unos audífonos azules puestos. A veces cuando eso sucede la veo tararear y marcar el ritmo con sus largos dedos.

Es increíble cómo cosas tan sencillas me pueden parecer las mejores del mundo. Es que todo lo que ella hace es único. La he visto reír por algo que dice su amiga o porque van burlándose de alguien por la calle. Es una sonrisa amplia y perfecta, esa con la que tanto he soñado.

Convencí a Thomas de que celebrara su fiesta de cumpleaños para proporcionar un encuentro. Ya sabía que ella iría porque se conocen, así que preparé la casa para darle una buena bienvenida.

Decoré la sala con algunos globos y compré una pequeña piñata para divertirnos como niños un rato, no sé porqué se me ocurrió, pero lo hice de igual manera.

Thomas sólo invito a pocas personas, quería que fuera algo más bien privado, pero a mi eso no me importaba, mi único objetivo era ella. Sé que puede parecer un poco egoísta, pero no pude evitarlo.

En la tarde estuve muy nervioso parecía un niño chiquito. Cuando por fin empezaban a llegar las personas me mantuve ocupado sirviendo las bebidas.

Con la rubia del brazo hizo su entrada y enseguida saludaron con un abrazo a mi primo quien las recibió sonriente. Instantáneamente sentí envidia de él porque quería ser yo al que ella abrazara de esa forma. Llevaba un vestido rojo de encaje que le llegaba hasta la rodilla, unos tacones no tan altos de color negro y el color de sus uñas combinaba a la perfección con su vestido; tenía una gargantilla en el cuello y aretes a juego. Se había soltado el pelo que le llegaba a la mitad de la espalda con unas pequeñas ondas en las puntas. Lucía un maquillaje sencillo que le resaltaba los ojos. Se veía alucinante y la detallé tanto, que si fuera un pintor podría pintarla de memoria.

Saludaba a todos los que se encontraban en la fiesta, siempre con esa sonrisa que tanto me fascinaba. No me había visto todavía porque yo permanecía en un rincón escondido solo para observarla. Caminaba con estilo y parecía que tenía frío porque enseguida se cubrió con un abrigo negro que tapaba su escote.

Decidí que era el mejor momento para presentarme ante ella porque su amiga, Ariana según pude escuchar, la dejó sola para ir, con el que creí su novio, que para mi sorpresa no era otro que Jonatan.

Caminé hasta la barra improvisada que había en la cocina y me senté a su lado. Abrió los ojos de par en par al reconocerme y yo reí.
— No esperaba verte aquí, hermosa princesa— dije en tono de burla de la forma más educada que pude.
Desvió la vista hacia la muchedumbre que bailaba alocadamente.
— Hola — dijo y echó a andar. Enseguida la cogí del brazo y la obligué a quedarse.
— ¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó.
— Creo que eres una invitada a mi fiesta ¡Qué horrible decepción! — dije
— No lo parecía hasta hace un momento amable caballero — contestó con una media sonrisa y un tono irónico.
— Bueno, me he encontrado con una princesa maleducada, eso es todo — le contesté tomando un sorbo de mi cerveza sin dejar de mirarla.
— No todas las princesas le ríen las gracias a príncipes impostores — no pude evitar sonreír ante su comentario.
— Parece que a alguien se le ha subido la fama para la cabeza — me miró por un segundo y desvío la mirada.
— ¿Acaso he arruinado su ego?— no esperé que dijera aquello, a lo cual respondí.
— No, la que se lo tiene muy creído eres tú princesita del hielo— se echó a reír irónicamente, se acercó tanto a mi que sentía su respiración acelerada.
— Mira, intento de caballero, tú— dijo poniendo su dedo en mi pecho —no eres nadie para ponerme nombretes, ni siquiera me conoces.
Me levanté del taburete y su cara quedó a la altura de mi barbilla, alzó la cara para mirarme a los ojos y por un instante se me olvidó qué responder, solo quería admirarla de esa manera.
— Por eso me encantaría conocerte. Si tú me lo permites — su cara confusa me dijo que no esperaba esa respuesta
— ¿Quieres bailar? — ofrecí.
— Solo si puedes seguirme el paso — contestó retándome.
— Creo que podré intentarlo — añadí Rió y se quitó el abrigo para estar más cómoda.

Nunca fui un gran bailarín pero en esta ocasión me luciría como si fuera uno. Había aceptado el reto aún sabiendo que perdería, pero ella no iba a ganar tan fácilmente.

Sonaba una canción movida, comenzó a mover las caderas y enseguida la sostuve por el cuello y la incliné hacia atrás. Se divertía, pude notarlo. Me empujó e hizo un paso magistral, lo imité y en ese momento cambió la música a un tema más lento, aproveché la oportunidad para pegarla a mi pecho y le sostuve su mano. Empezamos a bailar unidos algo que reconocí como bachata. No sabía que sentirla tan cerca me pusiera tan contento y en dos minutos me había divertido más que en los últimos 2 años.
Cuando llegó el final de nuestro improvisado número de baile todos los presentes comenzaron a aplaudir. Ella se veía aturdida pero no molesta y me alegré. Se separó de mí y enseguida mis brazos la extrañaron. Se alejó dejándome solo con mis pensamientos.

No hablamos más, ni siquiera cruzamos miradas hasta que vi como se despedía de su amiga y de Thomas diciendo que los llamaría. Salió por la puerta y empecé a correr para alcanzarla, se me olvidó coger las llaves de la moto, para cuando me di cuenta me estaba acercando a ella. Caminaba muy deprisa y se abrazaba para mantener el calor. Cuando llegué a su lado y comencé a caminar a su ritmo ni siquiera se inmutó. Para romper el silencio le dije — ¿Por qué te vas sola princesita?
— No me llames princesita
— No has respondido​ a mi pregunta.
— Porque no quería quedarme más tiempo, ya es tarde — respondió muy bajito.
— Me permites que te acompañe, no puedo dejar que una bella dama como tú ande sola por estas oscuras calles — dije como si estuviera en una escena salida de Romeo y Julieta.
Soltó varias carcajadas y me pareció lo más hermoso que había escuchado. Ya había olvidado lo que era reír en compañía.
— ¿De qué obra has sacado esos guiones? — preguntó.
— ¿Acaso te sorprende que hable de esa manera?
— Simplemente no eres del tipo de muchacho sensible — dijo Allison.
— Creo que no debes juzgar a las personas por lo que aparentan ¿no te parece?
— Disculpe si lo he ofendido, pero no lo he juzgado, solo que tú apariencia te delata.
— Hemos llegado — dije zanjando el tema.
— ¿Cómo sabes que vivo aquí ? No recuerdo habértelo dicho.
— Es cierto princesita pero sé más cosas de las que te imaginas, a lo mejor soy un mago disfrazado de chico malo, uno nunca sabe.
Me miró poco convencida y era la segunda vez que la dejaba sin palabras. Sonreí para mis adentros y le señalé la puerta para que entrara.
Hizo ademán de retirarse pero antes dijo:
— No te creas Harry Potter porque no todas somos fanáticas a los cuentos de fantasía.
Me dejó pensando por un segundo y solo escuché el sonido de la puerta al cerrarse.

Mientras caminaba a casa de mis tíos no pude evitar pensar que esta chiquilla era complicada y que me tenía que esforzar para poder descubrir todo de ella, porque cuando pensaba que empezaba a conocer algo, siempre me sorprendía de una bella manera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro