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Un secuestro

Perspectiva de Julián.

Había pasado una semana, una semana bastante calmada, lo único recalcable era que Ren estaba más molesto, cada día y hora me hablaba, parecía que conmigo podía ser él mismo y eso lo hacía feliz, tanto que deja mi chat bastante lleno de mensajes, al principio pensé que se había enamorado de mi después de lo ultimo sucedido, pero es solo una imaginación.

Decidí ignorarlo y dedicarme a mi rutina, empezando desde bastante temprano a ir al parque para hacer ejercicio; allí como es normal, trotaba mientras miraba la cálida naturaleza, reluciendo con el amanecer.

Con múltiples repeticiones alzaba mi cuerpo, una y otra vez en las barras, que me permitían darle una gran carga de fuerza a mi espalda y brazos. Me dejé caer y luego de controlar mi respiración agarré mi botella con agua, bebí de ella mientras daba un largo suspiro.

Volví a observar a las personas, caminaban por el parque, pero algo llamó mi atención, una hermosa chica, su cabello bailaba con el viento y el sol iluminaba el mismo, un hermoso cabello blanco, como si la más fina tela fuera su cabello. De sus ojos, una gran seriedad, mostrando una oscura expresión, como si de alguien fuera a asesinar y de su boca reflejaba su exasperada ira.

Era Amelia.

Indiscutible no negar lo hermosa que era, como sin querer hacerlo, me hechizaba, haciendo que mis ojos no dejaran de mirarla, era un gran momento verla, su caminar rápido era como verla al lado de un mar, caminando por la orilla de este, brillando con el reflejo de la cristalina agua con el sol, dejando ver su gran hermosura y sus ojos como las pequeñas perlas aguamarina.

Rápidamente fui perturbado de mis pensamientos, sus ojos se fijaron en mí y yo tímidamente me exalté y luego desvié mi mirada, apenado por estar mirándola con ojos de tal lujuria que seria un pecado... 

Volví a mirarle y ella algo confundida levanta su mano para darme un saludo, mostrándome esa hermosa sonrisa, tan hermosa que hacía palpitar mi corazón más rápido.

Tosí un poco y me incorporé, volviendo a la naturalidad, alcé mi brazo y le saludé, pero inesperadamente ella se acercaba a mi, algo que hizo que me desesperara, ya que estaba completamente sudado y del peor aspecto ya que me levanté temprano.

—¡Hola Julián!—Sonríe de punta a punta— tiempo sin vernos.

Estaba a tan solo un metro de mi, claro, observé a mi alrededor y varias personas me observaban. Personas de gran edad me miraban y se reían orgullosos al tener a mi lado a tal preciosura, sin olvidar a los adultos, que sonreían y me daban esperanzas para que me fuera con ella, pero los que me conocían me miraban de forma extraña y se reían al verme con tal preciosura inalcanzable.

—Hola Amelia...—Comencé a caminar, alejándome de las vistas humanas y más de ese lugar lleno de hombres, hombres sin camisas y con gran sudor. Amelia un poco confundida comenzó a seguirme—Ha pasado tiempo.

—¿Estabas haciendo ejercicio?—Amelia miró hacia atrás al ver que estábamos caminando.

—Un poco, tenia que moverme después de estas "Mini vacaciones".

—Pero... ¿Ya te curaste de tu pie?—Un poco sorprendida, mira mi pantorrilla, asegurándose de que me moviera bien.

—Si, no tienes que preocuparte, solo fue un rasguño—Digo eso, pero en realidad no pude moverme durante dos días, además tenía una gran cicatriz— Si, si. Solo un rasguño.

—Me siento responsable por lo que sucedió, que me hubiera sucedido si no hubieras estado en esos momentos— Sonríe tiernamente

—Meh, cualquiera hubiera hecho lo mism...—Amelia me detiene y comienza a hablar.

—¿Solo por que soy linda?— Finge sonreír— Además pensé que nunca me volverías a hablar, todos hacen lo mismo, ayudan y luego se van o simplemente miran.

—¿Qué dices? Claro que te volvería a hablar— Me sonrojo un poco al decir mis bromas— ¿Qué hombre no le hablaría a una hermosura?.

—¿Eh?—Amelia alza su ceja, y me mira con sus cachetes rojos—¿Es una declaración de amor?.

—Veo que tienes una mala perspectiva de los hombres...—Suspiro pesadamente.

La verdad era bastante espectacular caminar al lado de Amelia, podías sentir una gran confianza sobre mi mismo, como si pudiera parar un meteorito de tan solo protegerla... Realmente el poder de las chicas lindas es bastante espeluznante...

—¿Qué hacías por aquí?—Le pregunto.

—Solo de compras, iba de camino a casa para preparar la cena—Responde Amelia con orgullo.

Su respuesta me hizo preguntarme ¿Realmente sabe cocinar?, pero eso no era realmente importante, estaba con ansias de preguntarle que había sucedido ese día.

—¿Por cierto, Amelia, no te ha sucedido nada estos días?.

Amelia se detiene y aprieta su puño, acumulando en un instante lagrimas en sus ojos. ¿Realmente dije algo malo? o tal vez...

—¡¿Te hicieron algo?!— Suelto un grito al pensar en una mala posibilidad.

—No, no me ha pasado nada estos días, solo que...—Su mano libre la lleva cerca de sus ojos, limpiando las lagrimas que de deslizaban por sus pálidas mejillas— Solamente sentí impotencia, no dejaba de recordar lo estúpida que fui.

Al verla recordé una frase caballeristica "¿Para que los hombres llevan pañuelos? Para secar las lagrimas de las damiselas. Con determinación tomé el pañuelo que llevaba, pero al acercárselo me di cuenta que me había secado un poco el sudor con el. Mierda, iba a alejárselo, pero lo tomó con rabia y se secó las lagrimas.

—Oh— Toso levemente— Pensé que te habían hecho algo... Igual, si no quiere hablarme de lo sucedido está bien.

—No, quiero contártelo— Me entrega el pañuelo (Trapo) y vuelve a su hermosa sonrisa—Odio a mi Hermana, ella es la causa de muchos de mis problemas y bueno, no es el único problema, la persona que se hace llamar mi padre es lo peor que pudo haber existido.

—¿Por qué?—Pregunto mientras caminábamos por el parque.

—Porque el hace incesto, mi hermana disfruta de lo que le da mi padre— Suspira Amelia— Mi padre tiene una gran fortuna y mi hermana se aprovecha de eso, cada día veía como mi Padre violaba a mi Hermana, ella lo disfruta, pero cuando puso una mano en mi...—Amelia rápidamente frunció su ceño y apretó su puño demostrando una ira aterradora—Me fuí de esa casa y lo que sucedió ese día fue algo que quería desde hace mucho tiempo, aunque no salió de la mejor manera.

—¿Quemarle el cabello a tu hermana?. —Digo recordando ese dia.

—Sip, fue bastante satisfactorio —Sonríe malévolamente— aunque ella estaba acompañada y sucedió lo que sucedió...

—Vaya... Perdona si te hice contar cosas sobre ti—Me disculpo.

—No, no. Está bien, ¿qué sería de mi vida sin ti?—Ríe con dulzura y luego Amelia me detiene, agarrándome mi mano, mientras que su bolsa con comida estaba en la otra mano.

En esos momentos lo supe, Amelia iba a disculparse y me recompensará, pero yo no quería nada en esos momentos y tampoco quería escucharla pronunciar esas palabras...

—Está bien—Dije—No tienes que disculparte, lo hice porque quise sin esperar nada a cambio, así que puedes guardarte tus disculpas.

A pesar de que lo dije de manera amable, yo no podía dejar de sentirme bastante decaído, por alguna razón me sentía bastante depresivo, como si buscara algo de la persona que estaba a mi lado... pero no quería admitirlo.

—Ah... Bueno, eso quería hacer...—Amelia frunce su ceño y comienza a pensar, parecía como si quisiera devolverme si o si la deuda sobre ayudarle— Por lo menos déjame hacerte una comida.

—Oh...—Una propuesta inesperada...—Si eso deseas no podré negarme...

—De seguro piensas que soy mala cocinando— Golpea suavemente mi hombro— No, no, soy buenísima. Te sorprenderé—Amelia empuña sus manos con orgullo.

Amelia... ¿Cómo hacía para relucir en medio de la oscuridad?, su sonrisa nunca pierde su brillo y su ternura hace alejar a los espectros que asolan en la oscuridad...

En esos momentos me había sonrojado, ver su sonrisa y esa luz que emana de ella me hacían querer seguir estando a su lado, como si una pequeña parte de mi... como si mi oscuridad quisiera ser iluminada por ella.

—¿Estás bien Julián?, Tienes tus mejillas rojas.

—¿Ehhh?...—Toso levemente—Es que estoy ansioso por verte cocinar. Pero... A todo esto. ¿Dónde cocinarás?.

—¿Pos donde más? ¡En mi casa!.

Vaya... 

Parece que esto será un día memorable, Amelia jalaba de mi, guiándome a su casa...

Sin embargo...

Sentía que algo estaba mal...

Era imposible para mi tener un momento donde pudiera sonreír...

Cada momento era un martirio en mi vida, como si todo estuviera mal...

Y efectivamente, no todo estaría bien...

Algo malo tenía que suceder...

Esa era mi gran maldición.

—Espera Amelia, mi celular está sonando.

Con un tono de llamada de rock metal, me di cuenta que mi hermana me estaba llamando, al detenerme llevé el celular a mi oído y escuché lo que menos quería ahora mismo.

Quería disfrutar un poco más de este momento.

Sin embargo mi ira explotó.

La voz de mi hermana estaba llorando, se notaba su gran pesar en su voz...

—Hermano...—Suspira pesadamente, mientras sus lágrimas y mocos no la dejaban hablar con claridad—Ayúdame...

Ayúdame...

Solo algo como eso podía significar.

—Rin. ¡¿Dónde estás?!.

—Yo estoy bien... pero Alicia no la encuentro y no puedo contactarla en ningún lado.

—Tu amiga... ¿Tienes alguna idea?—Hablé calmadamente, Amelia solo me miraba, demostrando su confusión.

—Estos días...—Resopla sus mocos con un pañuelo— he visto a tu amigo siguiéndonos, uno de gafas... Solamente sé eso.

Solo una persona podía ser posible...

—Gracias, eso me sirve, tu espérame en casa. Traeré a Alicia de vuelta.

Colgué e inmediatamente marqué el número de Ren, yo no sabía la dirección de la casa de Jin, solamente podía ir a su casa, no tenía idea de donde podría estar raptada Alicia.

—Necesito tu ayuda Amelia—Le hable, mientras esperaba que Ren contestara.

—Cuenta conmigo.

—Gracias.

En esos momentos Ren contesta y le cuento la situación, con ello él me da la dirección de la casa de Jin.

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