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Un nuevo enemigo

Era momento de volver a la rutina diaria, las clases. En este día Lunes era normal querer dormirse en mitad de una clase de matemáticas, de hecho parecía que nadie estaba prestándole atención al pobre profesor Yosh.

Por suerte el sonido de la campaña sonó cuando estaba a un milímetro de que mis ojos dieran su última energía y como si fuera una descarga eléctrica, me levanté rápidamente por el fin de clases, todos los demás también estaban felices del fin de clases.

Quería divertirme y la mejor manera era esa chica que ahora parecía una desconocida para todos los de la clase, esa chica llamada Mia Smith, con ahora su cabello corto y negro, muy diferente a como lo tenia antes.

Apenas llegó al salón todos la miraron sorprendidos, como si fuera una estudiante nueva, hasta me sorprendía los comentarios de los demás, otros decían que estaba más encantadora, otros decían que estaba más fea, pero siempre diciendo la misma pregunta ¿Por qué hizo eso?.

Ahora con solo verla parecía excluida, todas sus amigas la habían dejado, esas amigas que solo estaban con ella por apariencia, amigas que no la apreciaban por como era ella misma, hasta se le veía más triste a Mia y más linda por lo avergonzada que estaba con su nueva apariencia.

Emma era ahora su enemiga y se preguntaba quién la había salvado. Niko parece que no le dijo nada sobre lo ocurrido, por lo que desconoce que yo fui quien salvé a Mia, al cabo de los días sabrá que fui yo, no es como si me importara, no es como si Emma quisiera destruirme, el problema era Lilith. ¿Podremos seguir siendo amigos después de robarle su presa?.

—Mia— La llamé, haciéndole señas para que se me acercara a donde yo estaba sentado.

Mia frunciendo su ceño me vio y tan solo se avergonzó de verme como la trataba con confianza, parecía que no me quería a su lado en la escuela ni en ninguna parte, ese orgullo puede resultar bastante tierno para los hombres.

—¿Qué?— Dice Mia de mala gana.

—Dame un beso en la mejilla— Dije.

Mia al instante de oírme vio a sus alrededores asegurándose de que nadie me hubiera escuchado, y estaba tan sonrojada como si quisiera darme un golpe.

—¿Qué crees que dices aquí?— Dice Mia, susurrando, con su rostro cerca del mío— Deja de bromear así frente a tantas personas.

—No es una broma, quiero que lo hagas.

—¿Estás loco?— Susurra casi gritando— ¿Crees que haré eso aquí?.

—Pero yo quiero que lo hagas.

—Eres insoportable...— Exclama Mia, con unas mejillas claramente sonrojadas y una mirada fija en las demás personas que estaban presentes en el salón— ¿Por qué me haces hacer algo como eso?.

—Porque quiero un beso tuyo.

—Julián... Tienes novia— Dice Mia, cada vez más sonrojada y frustrada— Además... todos pensaran que estamos saliendo y me niego a que todos piensen eso...

—Tienes razón, pero si no quieres que hable más fuerte lo mejor es que hagas lo que te digo, aprovecha, no hay gente viéndonos.

—Pero...— Mia vuelve a mirar su alrededor y al asegurarse de que nadie nos veía se armó de valor— Esta bien, pero luego tendrás que soportar unos cuantos golpes de mis pies...

Mia al instante se acerca a mi rostro, deteniéndose cerca a mi mejilla, con sus labios preparados para darme un beso y con sus ojos cerrados, pero al estar cerca me levanto de la silla y comienzo a caminar para salir del salón, dejando a Mia en una pose extraña para la vista de los demás.

—Es broma tonta— Llamé a Mia, viéndola con una sonrisa burlona— Vámonos de una vez.

—Eres un....— Mia se recompone al instante y me mira con una gran furia, notándosele una vena en su frente, pero su rostro estaba tan sonrojado que hasta parecía un tomate— Te voy a matar.

Mia alzó su puño y corrió hacia mí , al verla terminé corriendo, huyendo de ella. Corriendo tan deprisa por los pasillos que me sorprendió lo veloz que era esta chica.

En poco tiempo se cansó y se arrodilló en el suelo de los pasillos, con un aliento agitado pero con su furia latente.

—¿Te cansaste?— Me acerqué a ella y me coloqué de cuclillas, para intentar acariciar su cabello.

Al acercar mi mano Mia mordió como una gato mi mano, incrustando sus dientes en la delgada piel de mi mano, haciendo que lanzara un pequeño gemido de dolor.

###

—Por cierto Mia— Dije, mientras la acompañaba de compras.

Como Mia ahora tiene un nuevo cabello debe tener ropa para que convine con ese cabello, además de que sus padres la consienten bastante y de un momento a otro terminé atrapado en este lugar, todo por disculparme de la broma de antes.

—¿Qué pasa?— Dice Mia, centrada y tocando rigurosamente una chaqueta.

—¿No te ha pasado nada?.

—¿Con Emma o Lilith? No, nada de nada, solo Emma no para de mirarme feo, hasta es gracioso los gestos que pone.

—Bueno, igual no dudes en decirme cualquier cosa.

—Si si, ahora ayúdame en esto— Mia señala una falda— ¿Te parece linda?.

Es difícil tratar con esta mujer, solamente habla de temas estéticos y poco profundos...

—¿Julián?...— Una chica fuera de la tienda de ropa pronuncia mi nombre.

Naturalmente me volteo y para mi impresión era Amelia, junto a la Vicepresidenta Sasha, quise saludarlas con mi mano pero estas estaban cargando unas cajas con ropa, solo que el rostro de Amelia parecía lleno de rabia.

—¿Estás con otra chica?— Dice Amelia al instante, con un ceño fruncido y una voz fría— ¿Esa es Mia?... ¿Por qué estás con Mia?...

—¿Qué pasa Julián?— Al verme Mia desconcentrado se acerca a mí y ve a las dos chicas— Es la Presidenta...

—Así que él es Julián— Dice Sasha.

—No se crean, es mi sirviente— Exclama Mia— Así que hoy es su día de trabajo.

—Ey...— Dije un poco indignado, pero volví a dirigirme a las dos chicas— Por cierto ¿Qué están haciendo aquí?.

Amelia antes de responder me observó fijamente, como si estuviera buscando una respuesta al porqué estoy aquí con Mia.

—Antes de eso ¿A que se debe tu cambio de look, Mia?— Dice Amelia, ignorándome.

—Emmm— Mia me voltea a mirar y yo simplemente la ignoro, para luego volver a mirar a la presidenta— Pasaron muchas cosas... jeje...

—Ya veo— Amelia vuelve a mirarme con esos serios ojos azules. Parecía que sabía todo con solo mirarme— Bueno, estamos aquí porque nos vamos a encontrar con una profesora.

—¿A qué se debe?— Pregunté.

—Un nuevo profesor va a reemplazarla, por lo que quiere hablar con nosotras unas cosas— Responde Sasha.

Era extraño que un profesor quiera ser reemplazo y más a mitad de año como lo es ahora, a no ser que sea un practicante o un desempleado.

—¿Puedo saber el nombre de ese profesor?— Volví a preguntar.

—Creo que era...— Dice Sasha, intentando recordar.

—Tiene un nombre extraño, se llama Richard Mozart— Termina de decir Amelia.

Mozart...

Lo recuerdo a la perfección...

Mozart, es imposible que olvide el nombre de ese psicópata, para más claridad, no el Wolfgang Mozart; el pianista, si no este que tomó su nombre a alusión. Este hombre llamado Richard era considerado todo un lujurioso.

¿Cómo olvidar a alguien que ha peleado con mi madre? Aunque no terminó a mayores, mi madre simplemente botó a una rata al basurero, como lo era ese Richard.

Volviéndolo un ser despreciable solo por amor...

—¿Pasa algo, Julián?— Amelia me llama al notar mi expresión de enojo— ¿Lo conoces?.

—Lo conozco un poco— Dije con una voz seria— Es un buen profesor...

—Esperemos que sea así— Termina Amelia, con la intención de despedirse.

—Amelia— La detuve— ¿Puedo hablar contigo un momento?.

—Si... —Amelia abrió un poco sus ojos ante mi expresión de seriedad— Sasha, quédate un momento con Mia.

—¿Ehhh?— Reniega Sasha.

Dejé sobre una de las sillas de la tienda las compras que había hecho Mia, la que me miró decepcionada por un momento. Me acerqué a Amelia y comencé a caminar junto a ella al balcón del centro comercial que estaba a unos cuantos pasos.

Apoyé mi espalda en la baranda del balcón y tan solo miré a Amelia.

Miré como su largo cabello comenzaba a suscitar ante el viento, a pesar de solo llevar su uniforme no había que negar que era bastante hermosa, de hecho, era bastante hermosa con cualquier cosa que llevara.

Era como si ese color blanco en su cabello me relajara, me devolviera la vida y me hiciera sentir protegido.

—¿Qué querías decirme?— Dice Amelia, viéndome con sus grandes ojos azules.

La verdad no había algo realmente importante que quisiera decirle, solo quería hablar con ella por un momento y esta era una buena oportunidad...y al estar a su lado era difícil saber qué preguntarle.

—Amelia— Comencé a hablar— ¿Qué piensas de tu vida?.

—¿Qué que pienso? Pues...— Amelia me miró a mis ojos, cerciorándose que no le estaba haciendo una broma... Esta chica parece que ha aprendido a no confiar en las personas— Ya te he dicho que mi familia es la peor que existe pero... ¿Por qué me preguntas eso?.

—Porque... — Puse mi mano en mi cabeza, como si de un momento a otro estuviera exhausto, como si dentro de mi algo comenzara a despertar— Eres... eres la única en quien puedo confiar Amelia...

Así que...

Por favor...

Sálvame...

—Se que es repentino escucharlo y no tienes que hacerlo, es una gran molestia... pero solo te puedo decir que por favor... sálvame...

—¿Salvarte de qué?...— Pregunta Amelia, sorprendida de mis palabras.

—De mí mismo...

###

Al llegar a casa al instante tomo asiento en la mesa de mi casa, ignorando los saludos de mi hermana y Hazel, solo centrando mi mirada en mi madre, quien con solo verme ya había comprendido mis intenciones.

También tomó asiento al frente mío y esos ojos llenos de vida y dulzura cambiaron unos ojos viles y llenos de odio.

—¿Hay algo que quieras decirme, hijo?— Dijo Ruby, mi madre, haciendo que Hazel y Rin miraran desde el pasillo, ocultas como si solo quisieran escuchar un chisme.

—¿Recuerdas a Richard?— Le pregunté.

—¿Richard?— Mi madre miró el techo por unos segundos, recordando— Ah si, el que estaba enamorado de mi en la Universidad... Si me preguntas por él es porque volvió.

—Así es y eso solo puede significar que habrá problemas.

—Entiendo, desde que lo expuse a las redes sociales cambió completamente.

—Recuerdo que me dijiste que se cambió el nombre, cuando lo grabaste abusando de unos niños, desde entonces no me hablaste más de él.

—Se cambió su nombre a Mozart por una estupidez— Mi madre iba a reír pero mantuvo la composición— Ese nombre solo hace significado a su amor por el piano y a su amor por las costillas.

—¿Costillas?— Susurró Hazel en voz baja, preguntándole a Rin, pero ella tampoco sabía.

—Niñas, no hace falta que estén husmeando, pueden sentarse y escuchar, puede ser bueno para ustedes a futuro— Dijo Ruby, casi pareciendo ordenes, haciendo que Hazel y Rin se sentaran automáticamente en el sillón— Luego de terminar la Universidad comenzó a acosarme y mandarme imágenes de niños, con sus costillas por fuera, tocándolas, pareciéndose a las teclas de un piano.

—Que horrible— Con un poco de asco, Hazel tapó su boca como si fuera a vomitar.

—Después de la Universidad comenzaste a salir con mi padre ¿Él te ayudó?— Le volví a preguntar.

—No hacia falta, en esos tiempos era un poco rebelde y no quería depender completamente de Caín, así que me dejó encargarme. Tuve un plan malvado, ya que no quería que fuera a prisión, primero deben sufrir un poco para que reconozcan lo que hicieron ¿No es así?

—Si...— Respondí— ¿Qué hiciste entonces?

—Simple, contraté a una chica para que le cortara su amiguito, con eso una cosa estaba solucionada, luego contraté a un espía para que ocultara cámaras en su habitación para amenazarlo y con eso creo que solucioné todo— Mi madre sonrió al terminar.

—Bastante aterrador mamá.

—Si está aquí es porque busca venganza por parte de mi hijo al parecer— Mi madre mostró una sonrisa burlona— A él le encantan los hombres, así que cuídate hijito— mi Madre acarició mi cabeza.

—Eso no ayuda mucho...

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