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Me perteneces

—Llegamos— Dice el piloto alterando a Mia, haciéndola asustar a un más.

—Bien, ayúdenme a sacarla muchachos— Dijo Niko, colocándole una cuerda en la boca a Mia, una cuerda apretada y que la hizo abrir ampliamente su boca, provocándole tos y dolor en sus comisuras.

Los dos chicos la levantaron desde sus extremidades y Niko abrió la puerta de la Furgoneta, saliendo de ella y siendo seguido por los dos chicos con Mia en sus brazos.

Mia se ahogaba en sus palabras, quería gritar pero la cuerda en su boca le cortaba sus palabras.

El lugar donde estaban era lejano, un lugar donde es territorio de personas con un presente desastroso. Allí debajo de un puente y tan cerca de un rio que se podía ver de cerca esa agua sucia de la contaminación.

—¡Hola muchachos!— Alzó la voz Niko— Espero que disfruten este regalo.

Las personas que estaban cerca de allí, personas que se estaban bañando en el rio, otros al lado de una fogata y otros durmiendo, cerca de sus excrementos.

Los chicos soltaron sin piedad a Mia, haciéndola caer en el suelo de concreto, un suelo fétido y lleno de mugre, donde la oscuridad le caía encima, donde el sol no podía llegar.

—Mia— Susurró Niko sin una sonrisa, sin emociones— Espero que la pases bien.

Niko le quitó la cuerda a Mia de la boca.

—¡AYUDAME! ¡NO ME DEJES AQUÍ!— Con solo quitarle la cuerda, Mia comenzó a gritar, ya sabia lo que le deparaba este lugar— ¡POR FAVOR! ¡NO VOLVERÉ A HACER NADA MALO!.

Niko ignoró las palabras de Mia y solo sacó la pastilla de Viagra de su bolsillo, la destapo y la dejó caer en la palma de su mano, para luego sostenerla con su dedo índice y pulgar.

—Este es un regalo de ellas— Terminó Niko.

Niko con fuerza introdujo su mano en la boca de Mia, empujando sus dedos en el interior de la boca de Mia, hasta que sus dedos llegaron al comienzo de su garganta, para poder dejar caer la pastilla.

Mia con sus manos atadas no pudo forcejear, solo tosió con gran fuerza cuando Niko sacó su mano de su boca.

—¡¿Q—--------Q........Que me diste?!— Tosió Mia con gran fuerza.

—Viagra...—Respondió Niko, levantándose del lugar.

Al escuchar esa palabra Mia abrió los ojos y miró con pavor a los hombres asquerosos que estaban observando, ya sabia lo que le iba a suceder, la iban a violar todos esos hombres y ella lo iba a disfrutar con esas pastillas.

—No... me dejes...—Mia lloró con gran fuerza.

Niko solo comenzó a caminar, dejando a Mia atrás.

Mia solo miró como se alejaba.

Luego miró como los hombres que estaban presentes comenzaban a acercarse, sintiendo el fétido olor en sus fosas nasales.

—¡AYUDENME! ¡SE LOS PAGARÉ! ¡LES DARÉ TODO EL DINERO QUE PUEDA CONSEGUIR!— Gritó Mia, resquebrajándose su garganta ante sucumbir a la locura.

Sin embargo....

Sin embargo......

No sucedió como lo esperaba.

Solo sintió esas miradas llenas de lujuria en sus lagañasos ojos.

Y esas asquerosas sonrisas...

Mia, con solo verlos acercar los miró con gran odio.

Mia cavó su propia tumba.

—¡ALEJENSE! ¡NO ME TOQUEN! ¡SI ME LLEGAN A TOCAR CON ESAS SUCIAS MANOS LOS MATARÉ!.

La verdadera naturaleza de Mia había salido a la luz.

Esa naturaleza de odio incomparable hacia todo...

La estúpida Mia había arruinado su salvación...

...

...

...

...

...

...

...

...

Las manos de aquellos hombres tocaron la piel blanca de Mia y poco a poco comenzaron a rasgar la ropa de la chica y estos hombres, desnudos, con su virilidad al aire, esperaban su turno...

...

...

...

...

...

...

...

Ren...

Ren...

REN                                                                REN.

REN.

REN REN.

REN.

Ayúdenme...

Ren... ayúdame...

¡AYUDAME!

Siempre has sido mi príncipe, el único que me protegió...

Por favor sálvame...

Dijiste que siempre me protegerías Ren...

Y aun así me mentiste...

Me mentiste...

No eras un hombre desde el comienzo, pero aun así, a pesar de saber tu secreto siempre te amé y esperé que me protegieras como siempre lo has hecho...

Así que Ren...

Sálvame...

Sálvame...

...

¡SÁLVAME REN!.

<<<<¡BANG!>>>> <<<<¡BANG!>>>>

Dos disparos consecutivos sonaron con gran fuerza, chocando con el suelo y sintiendo de cerca el disparo.

¡ALEJENSE DE ELLA O LOS MATARÉ!.

Tres disparos más sonaron.

Esta vez chocando en partes humanas, específicamente en las manos de los tres hombres que habían tocado a Mia, con gran precisión estas balas perforaron sus manos y fuertes gritos de dolor aterraron a Mia.

—¡A TODO EL QUE VEA AHORA MISMO LO MATARÉ, SOLO LES DARÉ UN SEGUNDO PARA IRSE DE AQUÍ!.

Todos los presentes al escuchar las palabras del chico comenzaron a correr, despavoridos, por miedo a su vida.

Y nuevamente dos disparos más, apuntando hacia el rio, para provocar aun más miedo.

En pocos segundos todos se fueron, esas mugrientas personas se alejaron del lugar, lo más lejos posible.

Y.

Solo quedaban dos.

Mia y...

—Por desgracia...— Suspiró el chico, rascándose su cabello negro— No soy Ren, pero me hubiera hecho más feliz si me hubieras pedido ayuda...

Volvió a suspirar el chico de ojos rojos, guardando su pistola en su pantalón.

Mia elevó su mirada.

No podía contener sus lagrimas, aunque su felicidad no era notable, era como si estuviera decepcionada de encontrarse con una persona que odiaba.

—Julián...—Susurró Mia, sonriendo y llorando esta vez de alivio.

—Si me hubieras pedido ayuda desde el principio esto no hubiera sucedido...

Julián con una navaja cortó las cuerdas que estaban atadas a las extremidades de Mia

—No te... entendí en ese entonces...— Dice Mia, limpiándose las lágrimas.

Mia sin haberse dado cuenta, estaba mostrando sus pechos, no se había dado cuenta que le habían rasgado su ropa hasta allá, así que en un instante se tapó con sus dos brazos y luego miró con el ceño fruncido a Julián.

—Vámonos de una vez— Exclama Mia.

Sin embargo...

Esto realmente no era una salvación.

Julián reía con incontrolable fuerza.

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Perspectiva de Julián.

Reí y reí.

—¡Qué gran chiste!— Vociferé —¿De verdad pensaste que te iba a salvar? ¿Hasta cuando vas a dejar de ser estúpida?— Continué riendo.

Mia abre sus ojos, consternada y sonrojada, pareciendo como si el efecto de las pastillas comenzara a surtir efecto.

—Per... Entonces...¿Es una broma?—Dice Mia.

—¿Te parece que esto es una broma?.

Con gran fuerza coloqué mi mano en la garganta de Mia y la empujé hasta la pared, haciendo que chocara con fuerza y gimiera del dolor en su cabeza.

—Qu—----— Mia intenta hablar, pero mi mano en su garganta no le permite hacerlo.

—Lo siento Mia, pero ahora mismo eres mía...— Reí y continué hablando— De ahora en adelante estarás muerta...

...

...

...

Al ver que Mia había cambiado de color por ahorcarla, la solté y ella se desplomó al instante, tosiendo con fuerza y sosteniendo con su mano su garganta y estomago.

—¿Qu—---- Qué me harás...? ¡ESCORIA!— Grita Mia, sacando esa asquerosa naturaleza de ella.

Con solo verla así le di una patada en su rostro.

Derribándola y sintiendo su gemido de dolor.

—Oye zorra— Agarré su cabello y la alcé, elevando su rostro hasta el mío— ¿Crees que puedes hablarme así?

—Lo... Lo si-siento...— Se disculpa Mia, sosteniendo con fuerza mis manos, intentado zafarse.

—Mia... ¿Sabes cuantas personas quieren matarte ahora mismo? ¿Sabes por qué estás aquí? ¿Sabes quien es la que quiere verte sufrir?...

—No... lo sé...— Dice Mia, acumulándose nuevamente sus lágrimas en sus ojos.

—¿Sabes de quién es la culpa?.

—Todo es mi culpa...— Mia lloró, esta vez, eran lagrimas reales, llenas de pena y arrepentimiento. La solté de su cabello y ella se tambaleó y se reincorporó en la pared.

—Si tan solo no hubiera hecho cosas tan malas, si tan solo no hubiera querido llamar la atención...— Mia colocó una mano cerca de sus ojos para limpiarse sus lagrimas y su otra mano en su entrepierna, sosteniéndose con fuerza, debido al efecto de la droga.

Sin embargo esta actitud solo se debía a la droga, estaba sumisa debido a eso...

Suspiré.

Elevé mi mano y coloqué mi mano en uno de sus pechos y me obligué a manosearla.

—Tomaré mi recompensa—Dije, poniendo mi otra mano encima de la de Mia, con la que ella tenía en su entrepierna.

—Espera...— Mia, con su rostro sonrojado y sus ojos rojos de las lágrimas intentó oponerse— No lo hagas... Por favor...

Ignorándola, le quité la ropa que cubría la parte superior, dejando a la vista sus pechos, para luego poner mi mano en su falda y bajarla, hasta que puse mi mano en sus bragas y opuso resistencia.

—No lo hagas... por favor...— En el fondo Mia no quería, pero su cuerpo estaba excitado.

Sin piedad, empujé a Mia, derribándola, viéndola como caía al suelo.

Levanté sus caderas hasta ponerla sobre sus cuatro extremidades, dejando expuesto sus glúteos.

—Julián...Por favor no me violes... haré lo que sea... pero por favor... no me violes...

—Te dije, que ahora en adelante, eres mía.

—Haré cualquier cosa que no sea sexo...

—Esto es lo que quiero y no tienes derecho a decirme que no, ahora tu cuerpo y vida me pertenece... y...— Reí— ¿Sabes por qué?... Solo mira.

Saqué mi celular y se lo acerqué a ella.

En el celular se podía ver el video de como Mia masacraba a Camila.

—Ese video... —Mia frunce su ceño— ¿De dónde sacaste ese video?.

—¿Qué video?— Bromeé y le mostré una imagen.

En esta imagen se veía como ella golpeaba a Lilith, a una persona con discapacidad.

—¿Ves? Estás condenada Mia...— Le mostré una carcajada— ¡ESTÁS ACABADA!.

Mia, con tan solo escuchar mi risa apoyó su cabeza en el suelo, claramente llena de lamentos y arrepentida, pero más que todo por lo que puede pasar con su vida si esos videos se filtran.

—¿Cómo es que tienes esos videos?.

—El problema no es como— Dije— El problema es que eres culpable.

—Espera...—Mia no podía llorar más, solo se notaba la angustia en su rostro.

Mientras estaba desprevenida bajé las bragas de su cintura y ella reaccionó, poniendo su mano en su vagina para que no pudiera verla, aunque claramente estaba mojada.

—Te dejaré violarme si prometes que borrarás todos esos videos.

—¿De que sirve? Esos videos me los dio otra persona...

—¡¿QUIEN?!— Repentinamente Mia gritó.

Con solo gritarme tomé su mano y la alejé de su vagina, era momento de llegar al final de mi tortura.

—Te lo dije, eres mía.

Me levanté y me arrodillé frente a Mia, sosteniendo sus manos, hasta llevarlas hasta mi cintura, hasta mi pantalón.

—Quítame la ropa.

—Pero...— No dejé hablar a Mia, coloqué cerca de ella la pistola que traía conmigo, apuntándole.

—Haz lo que te digo si es que no quieres terminar con unas balas en tu cuerpo.

Mia sin opciones se obligó a hacerlo.

Se arrodilló y dudó en hacerlo.

—¡HAZLO DE UNA VEZ O TE MATO!— Rugí.

Mia asustada comenzó a hacerlo.

Me bajó loa pantalones, hasta dejar expuesta mi ropa interior.

Puso sus manos nuevamente en mis caderas para quitarme la ropa interior.

Hasta que...

Hasta que la detuve...

La detuve...

—Mia...— Me subí los pantalones y me arrodillé frente a ella.

Era el momento.

—Te protegeré Mia— Le miré con mi ceño fruncido y le hablé con fuerza.

—Hay personas que quieren matarte.

—Personas que quieren destruir tu orgullo, como hoy.

—Además eres culpable, si tan solo exponen esos videos pasarás tus dias en la carcel.

—Pero...

—Yo ahora soy tu dueño Mia.

—Yo protejo mis cosas.

—Así que ahora eres mi esclava.

—Y si...

—Y si... Decides no hacerlo, lo único que haré es ser otra persona que querrá matarte.

—O mejor, puedo hacer que estés hasta tus últimos días en la cárcel.

—Pero yo no quiero que mi linda mascota esté en un lugar como ese.

—Así que... vive para mí y te protegeré y si logras satisfacerme, en un futuro, podrás hacer lo que quieras.

Me levanté y me quité la chaqueta, para cubrir a Mia con ella.

Suspiré y miré a las personas que estaban fisgoneando, tan solo les apunté con mi pistola y rápidamente volvieron a irse.

—Vámonos— Dije— No quiero que hables, si tienes un mínimo de sentido común entonces lo mejor es que hagas cada cosa que te digo.

Acerqué mis manos y la ayudé a levantar y sin soltar su mano la jalé para que me siguiera.

Caminamos hasta la motocicleta que me había prestado mi padre, donde habían dos cascos más. Me monté en ella y Mia sin decir ni una palabra se montó en el asiento de atrás.

Me puse mi casco y le entregué el otro a Mia.

Encendí la moto y aceleré.

Conduje.

Conduje por las calles.

Mientras que Mia solo lloraba.

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