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Los Sentimientos de Amelia

Perspectiva en tercera persona.

Un mundo donde todo está rodeado de oscuridad, donde lo único importante es buscar aquella luz en el profundo abismo... Un mundo donde lo superficial es destruyente y lo verdadero se vuelve falso... Unas leves sonrisas de aceptación y un recorrido aún más deprimente.

Cada día Amelia buscaba aquella luz.

—Se acerca el festival deportivo Presidenta— Coloca sobre la mesa una pila de papeles, haciendo un poco de eco en la amplia habitación del concejo estudiantil.

—Si... Parece que el trabajo nunca acaba— Suspira Amelia, recibiendo la pluma que le ofrecía la Vicepresidenta Sasha.

Sasha miró con preocupación a su querida Presidenta del Concejo Estudiantil, cada día se preocupaba por ella, por su poca confianza en las otras personas y el gran trabajo que tenía a sus espaldas.

—¿En qué puedo ayudarle Amelia?— Dice Sasha.

—Emmm— Amelia le da una mirada perdida, sin vida. Volviendo a mirar la pila de documentos y volviendo a suspirar— Solo ayúdame firmando estos documentos.

—¡Cuenta conmigo!— Da un leve salto Sasha, poniéndose manos a la obra.

Sasha era una chica dulce y encantadora, le decían" "La cervatilla". No le gustaba, pero se adaptaba perfectamente a ella, era asustadiza, oculta siempre en la espalda de la Presidenta Amelia. Siempre buscaba la forma de ayudarla, pero siempre terminaba haciendo lo contrario, un gran fracaso.

Sasha se abrochó los palillos chinos que usaba como adorno para sostener su larga cola de caballo, su cola siempre se movía de un lado para otro cuando estaba feliz, como si de un perro se tratase, como ahora, en el momento que está ayudando a Amelia.

La Vicepresidenta se sentó en una pequeña silla del lado de Amelia, colocando sus codos en la larga mesa del Presidente, comenzando a leer los documentos, dándose caricias a su encantador cabello oscuro, con las puntas pintadas de un cálido color verde. Algo que le asentaba de maravilla debido a sus oscuros ojos verdes, con los que combinaba con las puntas de su cabello y su fina piel pálida.

—Terminemos esto rápido— Dijo Amelia, dándose motivación.

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Sostenía su cuaderno de matemáticas la solitaria chica como cuando los copos de nieve comienzan a caer. Estaba en ese solitario salón de clases, esperando que los demás llegasen, las demás personas falsas.

Amelia se abstuvo a saludar con una fingida sonrisa, a cada uno de los compañeros que pasaban a su alrededor, a cada una de las personas que comenzaba a odiar a excepción de...

—¿Un caballero no debería de arreglarse por lo menos el cabello— Lanza una broma Amelia a la persona de cabello negro y ojos como la sangre, ojos que estaban semiabiertos, apenas aguantándose su gran sueño.

—Un caballero solo es caballero cuando protege a su dama— Responde al instante Julián, frotándose sus ojos y comenzando a peinarse su cabello con sus manos.

—¿Quién es tu dama?.

—La mujer que está hablándome— Dice Julián sin mucho aliento, dejando caer su cabeza en la mesa.

No lo soy... Susurra Amelia lo más bajo que podía, con una voz de lamento.

—Y...— Se levanta de su silla Amelia, acercándose al asiento de Julián que estaba un poco retirado de suyo y no quería hablar de manera tan extraña fuertemente— ¿Para ti quien es una princesa?— Susurra con dulzura Amelia cerca del oído de Julián.

—Una persona tan loca como para pararse frente a un ejército y luchar— Habla en voz baja Julián, en un tono adormilado— Así como Juana de Arco, tan loca como ella... De verdad... parece que me gustan las locas...

Entonces no soy una princesa... Se lamenta Amelia desde lo más profundo.

—Dejando eso de lado— Toma asiento Amelia a una silla cercana a Julián, limpiándose la falda al sentarse y acomodándose sus largas medias negras— ¿Cómo van tus clases de Ballet?.

—Al igual que una princesa— Dice Julián.

—¿Cómo? ¿Cómo una locura?— Opina Amelia desde su lado.

—Ajá...

Amelia ansiaba ir con él a clases de Ballet, quería intentarlo y usar esos leotardos que usaban Rin y Alicia en aquellas fotos que subieron al grupo de "Las flores de Loto". Solo que su deber como Presidenta del Concejo Estudiantil no se lo permitía, además con el siguiente evento del festival deportivo le quitará mucho más tiempo.

Pero Amelia no quería hablar más de eso, no quería emocionarse aun más por ir a clases de Ballet con Julián, así que pensó en otro tema para hablar y al instante, al ver a Ren un nuevo tema comenzó a salir de su boca.

—¿Sabes algo de ese reto de Ren?— Le pregunta Amelia a Julián, haciendo que él levantara al instante su cabeza y la mirara con gran sorpresa.

—Emmmm— Julián comenzaba a temblar— ¿Cuál... reto?...

—¿Um?— Amelia suelta un ligero gemido al ver a Julián tan extraño, rápidamente sabia que le estaba ocultando algo— Debes saberlo, es tu mejor amigo ¿No?.

—Claro...— Dijo Julián sin mucho animo.

Amelia sabía que Julián comenzaría a sacarle pretextos, por lo que lo detendría al instante. Pero no sucedió hasta que uno de los compañeros del salón escuchó la conversación.

—¿Ese reto, Presidenta?— Dice un Chico casi llorando— ¿Ese reto donde hay que conseguir novia en dos semanas? Más que reto me parece un desafío...— Aprieta su puño el chico, angustiado por el reto.

—Que reto tan estúpido...— Esa fue la primera reacción de Amelia. Ella solo miró a Julián con una mirada casi diciendo "¿También estás en ese reto tan estúpido?" y Julián solo le mostró una sonrisa tímida, hallando la respuesta a su pregunta— ¿Puedes decirme más sobre... ese reto?— Le pregunta al Chico.

—Lo único que sé es que en dos semanas vamos a salir todos los del salón en una "Cita grupal" por así decirlo— Explica el Chico— Y para eso necesitamos una novia, todos los de nuestro salón están alterados por eso.

—Ahora lo entiendo...— Amelia suspira— Y parece que las chicas solamente saben rumores sobre eso...

Julián se levanta de su asiento, rodeando su brazo alrededor del cuello del Chico, insultándolo con su mirada amenazante.

—Ey, maldito— Le susurra Julián al Chico— Ninguna Mujer del salón debe saber esto. ¿No has pensado en que ninguna pensará en salir contigo solo por un reto?.

—¡Es cierto!— Alza la voz el Chico, angustiándose aún más— Apenas me vengo a dar de cuenta.

Julián lo suelta y lo palmea en la espalda, haciendo que el Chico caminara en dirección a su escritorio con la cabeza cabizbaja.

—Bueno ¿Qué me decías Amelia?— Julián se vuelve a sentar y habla con una voz amable.

—¿Por qué hicieron ese reto? De seguro ayudaste a Ren a hacerlo, deben tener algo bajo la manga— Amelia interroga a Julián.

En esos momentos los interrumpió el profesor Yosh y con su llegada había que volver a sus respectivos asientos. Amelia como ejemplo de ello lo hace y se aleja de Julián, dejando la conversación en el aire.

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—Sasha...— Llama Amelia a la Vicepresidenta Sasha— ¿Has escuchado sobre ese reto que hay en mi clase?.

—¿El reto de conseguir novia?— Acierta al instante Sasha— Claro, varios de los chicos de mi salón también van a participar.

—¿En serio?... ¿Cuántos van a participar en ese estúpido reto?...

—Creo que van a ser bastantes... Ya varios Chicos de mi clase se me han declarado— Con un poco de vergüenza dice Sasha.

—¿En serio? A mi ninguno...

—¿En serio?— Dice Sasha con sorpresa— De seguro no les dará miedo decirte eso... Eres de las más lindas de todo el colegio, imposible que no estés en la mira de por lo menos mil Chicos.

—Igual les diría que no— Declara Amelia.

Con eso, Amelia deja caer su cabeza en su escritorio de Presidenta, sacando su celular y mirándolo de reojo se dirigiéndose a la aplicación de Chats, apretando en el grupo de "Las Flores de Loto".

Varios mensajes estaban ahí sin revisar, pero solamente revisaba los mensajes que decía Julián. Los otros eran aburridos, como cuando Rin y Alicia hablaban de ropa o cuando Ren le envía piropos a Lilith. Solo Amelia quería ver los de Julián, pero él pocas veces escribía en el grupo.

—Maldición— Suelta Amelia su celular en la mesa y se deprime.

—Has cambiado Presi— Dice David, acomodándose sus ovaladas gafas.

—¿En que?.

Amelia alzó su cabeza y miró con sus ojos azules a David. David es el que se encarga de las finanzas en el Concejo Estudiantil, el único Chico que conforma el Concejo estudiantil, pero su aspecto no es del todo apreciable para las chicas. Solo era un chico común, con un corto cabello castaño, ojos oscuros y gafas redondas.

—En tu forma de hablar— Responde el Chico, apartando sus ojos del computador.

—Es verdad— Afirma Sasha— Estás menos sombría o algo así— Suelta unas pequeñas carcajadas.

—Se más clara— Frunce su ceño Amelia.

—Lo que quiere decir la Vicepresidenta es que haz dejado de ser tan seria y distante, como si de verdad hubieras comenzado a sonreír— Se vuelve a acomodar sus gafas David.

—Eso, eso— Sonríe Sasha— Es que ahora te ves más linda, como si hubieras comenzando a arreglarte más y tu aura de maldad hubiera cambiado.

—Eres difícil de entender Sasha— Contesta Amelia, haciendo deprimir a Sasha.

—Es como si te hubieras enamorado Presi— Declara David.

¿Enamorado?

Esa palabra se inundó en la mente de Amelia y buscaba las posibilidades de porque decían eso.

Y Amelia lo había reconocido. Como cuando se cuidaba más su apariencia, manteniendo su impecable cabello cepillado y hasta usando un poco de maquillaje para resaltar sus pestañas, algo que nunca había hecho o que por lo menos, no lo hacía desde hace muchos años.

Además, comenzaba a llegar más temprano a la escuela, con el objetivo de ver a una sola persona en ese mar de oscuridad.

Esa persona con la que podía hablar sin problemas y que sabía que la protegería cuando estaba a su lado, esa persona que la entendía y se reía con ella.

La única persona, la única que pudo iluminar ese mar de oscuridad que tanto temía Amelia, donde esos demonios con sus temibles sonrisas y miradas de aprobación dejaron de existir cuando él entró en su vida.

—¡¿En serio, Amelia?!— Grita Sasha desde el sillón.

—No...— Deja de hablar Amelia.

—Parece que si es verdad— Bosteza David.

—Dime, dime, dime Amelia— Se acerca Sasha a Amelia, tomando sus manos y acercando su rostro tan cerca que la hizo avergonzar— ¿Quién es el que te gusta?.

—Pues...— Amelia duda al hablar, pero solo decide dar una pista— Hay un Chico en mi salón...

—¿De tu salón?— Espeta Sasha— ¿Acaso es Ren? Es bastante guapo, pero no creo que quieras ir por alguien rodeado de chicas... ¿O si?...

—Claro que no, no es Ren— Reprocha Amelia— Y no quiero hablar más de eso, tenemos mucho trabajo por hacer, así que termina esos documentos.

###

Amelia cerró con llave el salón del Concejo Estudiantil y se estiró su espalda, alzando sus brazos tan alto como podía. Luego comenzó a caminar por los deshabitados pasillos, un poco a gusto de que no hubiera nadie, le gustaba estar así, sola, solo que a veces no. Como cuando está con las Flores de Loto, siente que la dejan sola y no le dan la mayor importancia.

Con una mirada perdida veía a través de las ventanas del pasillo, como la oscuridad impregnaba toda la ciudad y como las luces comenzaban a brillar, acompañadas de los relajantes sonidos de las gotas de lluvia chapoteando con los pequeños charcos que formaban.

—Parece que no parará de llover en toda la noche— Susurra Amelia, ocultándose sus pálidas manos en los bolsillos de su abrigo de algodón y lana.

Amelia se aseguró de entregar las llaves del salón del Concejo estudiantil al profesor de turno y se retiró de allí con pasos lentos, acercándose a la entrada del colegio, observando cómo las gotas se estrellaban en el suelo frente a ella.

—Pediré un taxi y me iré— Bosteza Amelia, buscando entre su maleta su sombrilla.

Por lo general Amelia suele tomar un taxi e ir a su Unidad Residencial, quedaba bastante cerca, pero tenía miedo de que su hermana la pudiera raptar de camino a su departamento, por lo que siempre tomaba un taxi y le pedía al guardia que custodiaba la unidad residencial que no dejara pasar a nadie. Ese era su medio de protección y su rutina diaria.

Amelia abrió su sombrilla y la situó por encima de su cabeza, asegurándose por ultima vez de que no había dejado nada en el colegio y comenzó a caminar.

—Maldición, no esperaba que fuera a llover— Chilla una voz conocida para Amelia, haciendo que volteara en medio de la lluvia, sin dejar de cubrirse con su sombrilla.

Allí estaba Julián, mirando con sus ojos carmesí la despreciable lluvia, pensando en que debía hacer ahora que la lluvia estaba a cántaros y su opción era única, se estaba preparando para correr, había tomado su chaqueta y la había colocado en su cabeza, preparándose para correr.

—Espera ¡no seas bobo!— Amelia al reconocer sus palabras rápidamente se tapa su boca, no era digno de una presidenta decir tales palabras.

Varias personas que estaban esperando a que la lluvia cesara miraron a Amelia, haciendo que ella se tapase con la sombrilla su sonrojado rostro y se acercara a Julián, agarrando la manga de su camisa.

—Tonto... — Dice Amelia con una voz tímida.

—¿Qué hice?...— Curvea su ceja Julián, siendo jalado por Amelia.

Amelia jaló a Julián por debajo de su sombrilla, como si lo obligara a que caminara con ella en esta fuerte lluvia. Julián sin entender sus motivos, solamente decidió aceptar y arrebatarle el bastón de la sombrilla a Amelia, chocando sus hombros y situando la sombrilla por encima de Amelia, cubriéndola por completo de la lluvia, mientras que Julián sacrificó su hombro derecho, mojándose en un instante.

—Amm, gracias— Agradece Amelia sin saber que hacer, estaban estrechos y ella quería abrazar el brazo o la cintura de Julián, solo que era muy repentino hacerlo sin la suficiente confianza.

—Está bien, es lo que un Caballero hace— Esboza una sonrisa Julián.

—¿Sigues con eso?— Dice Amelia, agotada. Ambos comenzaron a caminar a la misma vez, por las afueras del colegio, por las encharcadas aceras— Si es así entonces una Dama debe abrazar a su Caballero.

—Soy todo tuyo mi Lady— Sigue el juego Julián. Amelia como había dicho lo hace, abraza el brazo con el que sostenía la sombrilla Julián, haciendo mala cara él al instante al recibir más peso en el brazo, pero Amelia no se dio cuenta.

Julián y Amelia eran casi iguales de estatura, solo unos 5 centímetros le superaba Julián. Julián en cada momento se fijaba que Amelia estuviera bien cubierta por la sombrilla y que no pisara ningún charco, a excepción de él que tenía su hombro mojado.

También se sorprendía lo bien que combinaba el cabello de Amelia, su cabello blanco como la nieve en la grisácea lluvia acompañada de la noche, era como si brillara su claro cabello en este mar de soledad.

Amelia recordaba las palabras que dijo David, el encargado de las finanzas en el Concejo estudiantil. "Es como si te hubieras enamorado", lo pensaba y quería saber si era verdad. La única persona que Amelia había reconocido realmente como una persona real era a Julián, era la única persona que podía brillar en medio de la oscuridad, la única con la que quería pasar tiempo y sentir su protección, aunque no quería admitirlo.

—¿Acabas de salir del Concejo Estudiantil?— Comienza la conversación Julián.

—Si... Hay tanto trabajo que creo que voy a morir... si tan solo la persona de mi lado quisiera unirse...—Bromea Amelia, ignorándola al instante Julián sobre su propuesta— Con el evento deportivo tan cerca, todos están pidiendo permiso para múltiples cosas.

—Debe ser duro sentir tanta carga en tu espalda— Dice Julián con tristeza— A veces es solitario y triste no recibir un solo elogio que te motive.

La Chica de cabello plateado escuchaba atenta, como si se sintiera identificado con lo que decía Julián. Pero Amelia no quería hablar de nada triste, no quería que Julián viera lo débil que es, solo quería estar a la altura de la persona a su lado.

—No es momento de hablar de cosas tan tristes en medio de la lluvia... me vas a deprimir— Amelia se aferra más al brazo de Julián, pegándolo a su pecho, sin importar que la tocara, se sentía cómoda así— Dejando eso de lado, ese tal reto que está circulando.

—¿Tan interesada estás por ese reto?— Suspira Julián, sintiendo como su brazo estaba entumecido junto al agarre de Amelia y el peso de la sombrilla.

—¿Qué hay de malo?— Hace un puchero Amelia con su boca— Solo quería preguntarte si ya tenías novia.

—¿Cómo crees?— Traga saliva Julián, mintiendo— ¿Alguien como yo no consigue novia de la noche a la mañana?

—Tienes razón ¿Sabes las opiniones de las demás chicas de nuestro salón?.

—No... ¿Acaso dicen cosas malas de mi?— Dice Julián.

—Bueno... ¿Para que mentirte? Es verdad que dicen que eres raro, que solo corrompes a Ren o que tambíen las asustas cuando las miras con tu habitual ceño fruncido— Amelia comienza a corregir a Julián— Tienes que cambiar eso, pareces como si siempre estuvieras enojado.

—Pues lo siento Madre, no es como si pudiera cambiar como nací.

Así, hablaron hasta que llegaron a la Unidad Residencial de Amelia, con sus zapatos sucios de tierra y mojados. Ambos se cubrieron en un pequeño techo y Julián observó su celular, sintiendo el terror al leer el chat de Alicia, parecía que le dijeron a ella que Julián estaba con otra Chica debajo de una sombrilla.

—Qué aterradoras son las mujeres— Susurra Julián.

—¿Qué dices?— Le pregunta Amelia, quien había acabado de hablar con el guardia— Bueno no importa, puedes llevarte mi sombrilla o te puedo pedir un taxi o... puedes quedarte un rato en mi departamento...

—Será para la próxima, tengo algo que hacer y me llevaré tu sombrilla— Dice Julián, desilusionando a Amelia.

—Está bien... Nos vemos luego— Refunfuña Amelia.

—Si, hasta luego Presi.

Amelia antes de que Julián comenzara a caminar toma de su brazo y lo acerca, acerca su cabeza hasta el oído de Julián, empinándose un poco para llegar hasta allí.

—Si no tienes a nadie con quien salir el día del reto puedo ser tu novia ese día, puede ser bastante divertido— Susurra Amelia con una voz encantadora.

Amelia de la vergüenza le da la espalda y con pasos rápidos, se va hacia su apartamento, lamentándose de que Julián pueda tomar eso como una declaración de amor, aunque no le importaría mucho, de hecho, quiere que sea así y que él comprenda que otra Chica va por él.

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