Esquizofrenia
—Rin... ¿Sigues despierta?— En medio de la noche, comencé a hablar, mientras miraba como la luz de la noche penetraba en la habitación.
—¿Qué...?— Con un suspiro y entre sus sábanas acurrucada como un gato, Rin habla de mala gana, sin abrir sus ojos y solo escuchándome.
Al final tuve que dormir en el suelo, entre unas cobijas y una almohada que sobraba, pero era cómodo.
—¿Puedes decirme cómo está Alicia?.
—¿Me preguntas eso a mitad de la noche?...—Dice Rin, sentándose en la cama, con su ceño fruncido y su cabello rojizo apuntando en todas las direcciones— Pues... ella está bastante bien... de hecho, está demasiado bien y solo habla de ti...¿Le lavaste el cerebro?.
—No hizo falta, tengo bastantes encantos— Bromeo y me siento, mirando a Rin de reojo, mientras ella abrazaba sus piernas, con una mirada solitaria— ¿Te contó lo que sucedió?.
—Si, no es como si me sorprendiera, se muchas cosas de ti hermano y se como nuestra familia hace las cosas también, así que... puede que yo hubiera hecho lo mismo— Rin suspira pesadamente— Aunque comienzo a sentirme un poco más sola... Alicia es mi mejor amiga y puede que me la quites.
—No es eso lo que quiero, primero quiero estar tranquilo— Declaré al aire, en la profunda noche.
—Tengo miedo...— Rin oculta su cabeza entre sus piernas flexionadas— También quiero vivir una vida tranquila... enamorarme, tener muchas amigas y tal vez ser más famosa.
—Eso es fácil para ti Rin. Sabes que eres más poderosa que cualquiera.
—Déjate de bromas Julián— Dice Rin, con un tono serio y diciendo mi nombre, algo que normalmente no hace.
—Lo sé Rin, las cosas nunca han ido bien para nosotros, pero quiero prometerte que cualquier cosa que hagamos podamos sonreír, y si podemos lograr eso... nuestra vida será más que llena de felicidad.
Cuando dije eso... me pregunté si de verdad podía prometer eso... En este mundo lleno de demonios, lleno de maleficios... ¿Se podrá vivir tranquilamente?.
—Ojalá sea así— Responde Rin con sus ojos casi aguados por las lágrimas que se dibujaban.
Estábamos diciendo cosas delirantes, como si todo fuera en contra de nosotros, como si fuéramos a morir prontamente o fuéramos a sufrir sin ninguna piedad y no era así, a veces la mente humana puede llegar a ser increíblemente pesimista y parece que este es el caso, y esta no fue la primera vez. Rin es muy débil, desde su niñez lloraba por cualquier cosa, sin embargo con el tiempo y esfuerzo ha mejorado, pero parece que nunca se podrá dejar de ser uno mismo.
—Rin, ven a mi lado— Con casi lágrimas en sus ojos, Rin comienza a acercarse, apoyando su cabeza en mi pecho como si de su madre se tratase. Le acaricié su cabello, mientras sus lágrimas caían— Tu no eres la que debe estar llorando Rin, tu sonrisa es la que me da fuerza y sin ella me volvería un completo inutil... así que, muestrame esa sonrisa, que es lo que te mereces y es lo que te hace ver más linda.
Rin al escucharme se despega de mi pecho y con una tímida mirada comienza a sonreír forzosamente, con sus lágrimas cayendo, como copos de nieve en una helada noche.
—Me volveré más fuerte y dejaré de ser tan llorona— Declara Rin, limpiandose sus lagrimas con la blusa que llevaba puesta.
Rin apoya su cabeza en un costado de mi almohada y cierra sus ojos, tomando con suavidad una de mis manos, durmiendo a mi lado. Yo en cambio miraba la cama y era un desperdicio no dormir ahí, pero por ella tambíen me acosté en lo poco que sobraba de almohada y dormí.
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Perspectiva de Anna
—¿Qué hiciste hoy, Ned? —Interrogué a Ned.
—Estaba jugando futbol con mis amigos— Comenzó a hablar Ned, sentado en la silla al lado de mi cama, mientras se frotaba el gran agujero que tenía en su cabeza, intentaba no verlo mucho, me daba un poco de repugnancia ver una parte de su cerebro aplastado, junto a casi la mitad de su cara, era horrendo, pero bastante amable— Solo que me golpearon con el balón en la cara ¡FUE MUY DOLOROSO!— Casi llorando, Ned se soba con más fuerza el agujero que había sido ocasionado por el accidente.
—Tipico de Chicos— Suspiré— Cada día tienen nuevas heridas ¿Acaso no quieren verse lindos?.
—¿Lindos?— Hizo una larga mueca Ned— Eso es para niñas, yo solo quiero ser más fuerte.
—Cielos— Suspiré más fuerte, para luego ver a Cersei, mirándose al espejo, mientras cogía y cepillaba su casi chamuscado pelo— Cersei ¿Crees que te verás más linda así?— Con esa simple broma, Cersei se volteó a verme, mirándome con su ceño fruncido.
—Callate, no sabes lo que es glamour, además no te diferencias mucho de mi— Dice Cersei, señalando los pequeños agujeros que había en mi cabeza, debido a mis enfermedades unos mechones de cabello se había caído de mi cabeza, pero no era nada comparado con Cersei, ella era horrenda, tenía un rubio cabello hermoso y ahora, después del accidente, tiene casi toda su cabeza incinerada y los pocos pelos que le quedaban se los cepillaba con gran dulzura.
—¿Acaso te gusta alguien, Cersei? —Dije al pensar en una posibilidad detrás de sus acciones.
—Que va, todos son feisimos. Estoy bien con que me vean— Dice Cersei, con una mirada coqueta al espejo— Bueno, solo mira a Ned, no me quita los ojos de encima.
—¡¿QUÉ?!— Gime Ned, con su rostro destrozado completamente sonrojado.
Reí un poco hasta que la puerta de la habitación fue abierta por un enfermero, un amigo que venía cada día a hablar conmigo y cambiarme los vendajes y las drogas, junto a las pastillas que tanto odiaba.
—Hola Anna, buen dia— Dice el enfermero con unas cuantas pastillas en su mano, sentándose en la silla, haciendo que Ned se alejara bruscamente de esa silla— ¿Cómo estás hoy, linda?.
—Ahí estaba sentado Ned— Defiendo al triste Ned.
—Ah, lo siento, hoy amanecí un poco ciego— Dijo acomodándose sus gafas— Bueno, déjame ver esos vendajes.
—Que no vuelva a pasar, Juan— Le regañé.
Juan, el enfermero, asintió con una sonrisa, comenzando a quitarme la bata del hospital, dejando mi torso desnudo, pudiéndose ver mis pequeños pechos. Antes era vergonzoso, pero con el tiempo fui acostumbrado a que él me viera.
—Vaya, parece que estás mejorando muy bien, casi ni se notan las heridas.
Se alegra Juan, toqueteando y sobando mi barriga, hasta mi cuello, se le veía sonreír cuando comenzaba a tocarme, yo simplemente no sentía sus manos, el calor de ellas en mi cuerpo, mi torso no sentía el más mínimo dolor, así que parecía como si ni me estuviera tocando.
—¿No volviste a arañarte?— Dijo Juan mientras se lamía los labios.
—No, cada día Cersei me detiene cuando comienzo a golpearme— Le sonreí a Cersei, quien me miraba con una mirada seria.
—Ese tipo es un pervertido— Dice Cersei, mirando con rabia a Juan, pero solamente la ignoro.
—Juan ¿Saldremos al patio hoy?— Con emoción miro detrás de la ventana, como hacía un hermoso día, perfecto para salir y dar un paseo.
—Si, espera termino.
Juan responde secamente como no suele hacer, viendo como tocaba mis pechos, tocandolos con sus dedos, moviendo los puntos de mis pezones como si estuviera masajeandome.
—Rin— La voz de mi madre provino detrás de la puerta, mientras la tocaba— ¿Le pusieron seguro a la puerta?.
—Voy— De un gran susto, Juan me ayuda a ponerme la bata y corre hacia la puerta, quitandole el seguro y abriendola— Perdona, la puerta parece que está teniendo problemas.
—No te preocupes— Dice mi madre con una dulce sonrisa.
—Ma ¿Acabas de llegar?— Comencé a hablar con felicidad, como si mi madre me regresara la sonrisa con solo verla.
—Si— Suspira pesadamente, dejando su bolso en una de las mesas y acercándose a la silla— ¿Alguien está sentado en la silla?— Pregunta mi madre, mirando la silla, teniendo precaución.
—No, Ned y Cersei están en la ventana, parecen hablando de algo interesante— Respondo, intentando escuchar la conversación de Ned y Cersei, pero solo susurraban entre ellos, como si me ocultaran algo.
—Bien— Mi madre se sienta, casi desplomándose en la silla de su cansancio.
—¿Qué pasa, madre? te ves bastante cansada.
—Verás Rin, ayer vino una niña a casa, se llama Hazel y vino con su madre y pufff— Suspira mi madre— No creerás lo que sucedió.
Mi madre comenzó a contarme lo que había sucedido, de cómo el esposo de la madre de Hazel las maltrataba, hasta que llegaron a casa y durmieron en el cuarto de mi hermano Julián. Y el dia de hoy, llamaron a la policía e hicieron la denuncia, dijo que fue un gran problema hablar con esos malhumorados policías, además de que eran groseros, pero parecía que lo habían solucionado.
—Entonces las dejaron solas en casa— Pregunta Juan desde atrás, atónito por la historia mientras barría la habitación.
—Ajá, pero no te preocupes, son de confianza, tengo buen ojo para ello— Sonríe mi madre con gran orgullo.
—¿Entonces cuánto tiempo estarán en casa?— Le pregunto.
—No lo sé, los días que sean necesarios, puede tardar bastante que se resuelva el problema.
—Si es así debes decirle que vengan a visitarme, quiero verlas, no puedo dejar que una chica duerma en el cuarto de mi hermano sin que yo la apruebe— Miro de mala gana a mi madre.
—No te preocupes Hija, les diré, pero dalo por hecho, es una chica bastante linda y amable— Mi madre se acerca y me susurra al oído— ¿Que dices si tu hermano se casa con ella?.
—¡NUNCA!— Suelto un grito, mirando con vergüenza a mi madre— No permitiría eso, mi hermano es solo mío y punto.
—Así es— Mi madre ríe a carcajadas— ¿Qué tal si se casa contigo primero y luego con otra?.
—¡Eso sería infidelidad!— Vuelvo a alzar la voz ante las inagotables bromas de mi madre.
Mi madre se levantó y me ayudó a llevarme al baño entre sus brazos, para lavarme y atrás nos seguía Cersei, acercándose lo suficiente a mi para poder escuchar sus susurros.
—Rin, eres estúpida con los hombres— Me regaña Cersei de repente— Juan me da muy mala espina.
—Es mi amigo— Le reprocho a Cersei, mirando para otro lado para ignorarla.
—¿Tu amigo?, estás hablando con Cersei— Dice mi madre mirando a los lados, pero no veía a nadie.
—Si, me estaba regañando...
—¿Ah si?— Rie mi madre— oh, parece que Cersei me va a quitar el papel de madre, no la dejaré— Mi madre frunce la mirada, con una nueva meta.
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