Un día, Namjoon llegó a Busan sin previo aviso. Yoongi lo recibió con sorpresa, pero también con gratitud. Sabía que necesitaba a su amigo ahora más que nunca.

― ¿Así que este es el famoso café de Hoseok? ―preguntó Namjoon mientras miraba el lugar.― No está nada mal.

― Él no es solo su café, Namjoon ―bromeó Yoongi, rodando los ojos.― Es mucho más que eso.

Namjoon pasó varios días con Yoongi, ayudándolo a mantener la cabeza fría y dándole consejos sobre cómo podia seguir con sus trabajos, puesto que en su ausencia habian aparecido muchos compradores pero tambien le ayudo en como seguir ganándose a Hoseok. Incluso se tomó el tiempo de hablar con Hoseok directamente.

― Yoongi puede ser un desastre ―le dijo Namjoon a Hoseok mientras tomaban un café juntos.― Pero cuando dice que le importas, lo dice en serio. Nunca lo había visto así con nadie.

Hoseok se mostró reservado, pero Namjoon notó que sus defensas empezaban a ceder.

Durante esos días, Namjoon también animó a Yoongi a mostrarle a Hoseok algo más de sí mismo, algo que realmente conectara con lo que ambos compartían.

― Termina esa pintura ―le sugirió.― Es tu forma de hablar cuando no encuentras las palabras.