"Un invierno para recordar"

El frío aire de diciembre llenaba las calles de Busan, donde las luces navideñas decoraban cada esquina. El café-hotel donde Hoseok trabajaba había transformado su pequeño espacio en un paraíso invernal. Las mesas estaban adornadas con velas aromáticas, y un árbol de Navidad ocupaba el rincón principal, lleno de adornos cuidadosamente seleccionados por Hoseok.

Esa noche, el lugar estaba tranquilo. Los clientes habituales se habían ido temprano, dejando a Hoseok solo, terminando de organizar el mostrador. Estaba encendiendo la última guirnalda cuando escuchó el tintineo de la campanilla en la puerta.

― Lo siento, ya cerramos ―dijo sin mirar.

― ¿Ni siquiera para tu novio? ―respondió una voz familiar.

Hoseok se giró de inmediato, encontrándose con Yoongi, quien estaba envuelto en una bufanda negra que apenas dejaba ver su rostro. Sostenía una bolsa en una mano y un ramo de flores en la otra.

― ¿Qué haces aquí? ―preguntó Hoseok, sorprendido pero con una sonrisa que no pudo contener.

― Vine a verte. Es Nochebuena, y no quería pasarla sin ti.

Hoseok se quedó en silencio por un momento, su corazón derritiéndose ante las palabras de Yoongi.

― Bueno, ahora que estás aquí, pasa.

Yoongi entró y dejó las flores sobre el mostrador antes de sacar algo de la bolsa. Era una pequeña caja envuelta en papel rojo brillante con un lazo dorado.

― Feliz Navidad, Hoba.

― ¿Qué es esto? ―preguntó Hoseok, tomando la caja con curiosidad.

― Ábrelo y lo sabrás.

Hoseok deshizo el lazo con cuidado y abrió la caja. Dentro había un par de guantes de lana gris, tejidos a mano. Eran cálidos al tacto, pero lo que más llamó su atención fue el pequeño bordado en el interior: una "H" y una "Y", entrelazadas con un corazón.

― Yoonnie... ¿los hiciste tú?

Yoongi asintió, rascándose la nuca con nerviosismo.

― No soy muy bueno con estas cosas, pero quise intentar algo nuevo y especial para ti.

Hoseok lo miró, emocionado.

― Son perfectos.

Antes de que Yoongi pudiera responder, Hoseok cruzó la distancia entre ellos y lo abrazó con fuerza.

― Gracias. Esto es lo más bonito que alguien ha hecho por mí.

― Bueno, tengo algo más ―dijo Yoongi, sacando una segunda caja de la bolsa.

Hoseok lo miró incrédulo.

― ¿Otra?

― Esta es más especial.

Yoongi abrió la caja, revelando un colgante de plata con forma de estrella. En el centro, había una pequeña piedra azul que brillaba bajo las luces del café.

― Quiero que esto te recuerde que siempre eres mi estrella, Hoba. No importa dónde esté o lo que pase, siempre voy a seguir tu luz.

Hoseok sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.

― Yoongi...

― No llores ―dijo Yoongi, riendo suavemente mientras le colocaba el colgante.― ¿No quieres arruinar la Navidad, verdad?

― ¿Cómo podría arruinarse cuando estás aquí?

Esa noche, el café se llenó de risas, besos robados, abrazos y calor. Yoongi y Hoseok compartieron una pequeña cena improvisada, recordando los momentos que los habían llevado hasta ahí.

Mientras afuera la nieve comenzaba a caer, ellos, rodeados de luces navideñas, se prometieron que cada Navidad sería tan especial como esa: sencilla, pero llena de amor.