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17• Más que un impulso.


JADE

Fin de semana con ganas de quedarme en casa, al menos estoy libre de trabajo, es un gran alivio. El timbre se escucha y finjo no estar para no recibir visitas, pero de un minuto a otro la puerta se abre dejando que alguien se acerque a paso firme hasta mi dormitorio.

—¿Qué haces aquí? —digo enojada.

—¿Por qué no abrías? —pregunta de brazos cruzados en el marco de la puerta—. Te he dicho que no hagas eso porque me preocupo.

—Joshua, no quiero ver a nadie ¡menos a ti!

—Sé que me he comportado mal contigo, pero ¿nunca vas a poder perdonarme? —Se sienta a un lado de mi cama para continuar hablando—. Eres como una hermana.

—Una hermana que vendiste al mejor postor.

—¡No fue así! Por favor, perdóname.

—Si vas por helado.

—Está sobre la mesa —Sonríe.

—Mejor quiero chocolate.

—También está sobre la mesa.

—¿De verdad trajiste chocolates y helado?

—Sí. —Confirma con un movimiento de su cabeza quedando expectante.

—¿Y por qué sigues sentado aquí como idiota? ¡Ve a buscarlo y trae cucharas!

Joshua es un tonto, pero es mi mejor amigo y siempre me ha cuidado. Los primeros días después de enterarme de la verdad lo traté pésimo, luego intenté mantenerlo alejado, no obstante, hizo de todo para acercarse. Ahora viene con helado, a pesar de que hacen como 7° y yo no puedo contenerme. Sabe mi gusto favorito y lo mucho que me fascinan los chocolates aireados; si no fuera como mi hermano sería un gran partido.

—¿Estás pensando en que sería un gran partido? —Me pasa una cuchara acomodándose a mi lado.

—Sí, lástima que eres feo.

—Lo mismo digo. —Se ríe—. Mamá siempre pregunta por ti, cree que no me doy cuenta de que sus indirectas son muy directas.

—Tu madre es un amor, sería una gran suegra —Admito—. Pero tú y yo ni en miles de años, Payne.

—¡Oye! ¡Como si yo quisiera algo contigo —bufa— ¡Ni estás tan buena! Tienes un carácter de los mil demonios y, como si fuera poco, me mandoneas todo el tiempo.

—¡Cierra la boca, yo no te mandoneo!

Al final, pasar tiempo con Joshua no ha variado tanto, siempre acostumbra a hacerme reír. Detrás de nuestro maltrato constante, que siempre fue mutuo, hay una relación linda, o bueno, eso creo, porque ahora es diferente.

—Cuéntame que pasó con los otros dos.

—Lo mismo, Joan me dejó y solo está Tad.

—¿Y ahora ya no quieres a Tad sino a Joan?

—Los quiero a los dos, ¿por qué nadie puede entenderme?

—No sé, ¿quizás porque es irracional y altamente estúpido? Jadie, piensa un poco, la gente hablaría de ti si se entera de esto. ¿Qué diría tu familia? ¡Tu padre!

—Entonces, ¿tú no crees que ambos me amen? ¿Están jugando conmigo?

—Es difícil saberlo —Suspira—.Es posible que los dos te amen porque son diferentes personas, pero tú... no puedes amar a los dos, en el fondo hay uno al que quieres más, o tal vez ninguno de ellos sea quien despierte un sentimiento genuino.

—¿Y cómo puedo saberlo? ¿Cómo sé que estoy enamorada de alguien?

—¿Te acuerdas de Jackson Lander, el chico que te gustaba hace años atrás?

—Sí, como olvidarlo... era guapo.

—Quizás lo sigue siendo, no se ha muerto —reímos—. Como sea, tú decías estar enamorada de él.

—Porque era una adolescente hormonal. Y sí, Jackson despertaba mis mejores fantasías —Muerdo mi labio mirando con lujuria a mi amigo obteniendo una mueca de asco de su parte.

—¿Y dónde está la parte del amor? ¡Siempre estás caliente!

—Ya, en serio, con Jackson fue distinto. —Corto la diversión—. Era el primer chico que me gustaba, todo lo que hacía era lindo, se veía bien, era gracioso. Yo era muy tímida para hablarle, pero me latía el corazón fortísimo cuando se acercaba.

—El amor es otra cosa, Jade. —Interrumpe mi relato—. Dime, ¿por qué crees estar enamorada de los dos?

—Porque siempre estoy pendiente de ellos, de los dos por igual.

—Eso puede ser considerado acoso también. —Satiriza.

—Me preocupa hacerlos sufrir, los extraño mucho. —expreso llevándome una cucharada de helado a la boca.

—¿Y no te preocupa sufrir tú?

—No realmente.

—El amor empieza por uno mismo. Si tú no te valoras, no podrás hacerlo.

—¡Deja de hacerme de psicólogo y dame una solución, Payne!

—¿Dónde está Bennett ahora? ¿Por qué no está aquí contigo?

—No lo sé, no hemos hablado. No he vuelto a llamarlo y él tampoco lo ha hecho.

—¿Y por qué? ¿No se supone que te ama y se preocupa por ti?

Silencio. Es posible que tenga razón y,  viniendo de Payne, me hace sentir humillada. No he llamado a Tad; sin embargo, él tampoco ha venido a verme, ni siquiera me envió un mensaje.

—¿Tal vez está esperando que yo lo llame? —indago confundida dejando la punta de la cuchara sobre mi labio.

—Quien te quiere te busca, Jade.

—Entonces yo debería buscarlo.

—¡No, tonta! Aah ¿Por qué eres así? ¡Tienes que olvidarte de los dos! —Cierra sus ojos, inhala y exhala llevando sus manos hacia los costados—. No quiero ser grosero contigo, menos ahora que me has perdonado, pero... son mayores que tú, quizás ahora estén...

—No digas que están con otras mujeres—interrumpo— porque no serían capaces de hacerme algo así.

—Jeffers, ¿no comprendes? ¡Joan te dejó! Él puede follarse a quien quiera; Bennett no lo sé, dijo que estaría contigo, aunque yo no lo veo aquí.

Han pasado cuatro días desde la última vez que hablamos, dijo que descansara, que lo llamara si necesitaba algo y solo se marchó. No lo he buscado, tampoco creo que pensar tanto como lo hice en estos días sea considerado descanso, pero estoy bien ahora. Lo conozco demasiado, sé que me está dando espacio, realmente lo aprecio.

Mis exámenes se aproximan, debo concentrarme, no queda nada para que el cursado finalice. Después de eso, me encargaré con mayor claridad.

—¿Subimos una foto por nuestra reconciliación?

—Payne, estoy en pijama, ni siquiera me he peinado.

—Para que la gente vea a la verdadera Jadie, la que no se baña.

—¡Sí me baño! —Paso la cuchara con helado por su cara y sonrío al notar su repentino enojo.

Hace lo mismo conmigo, entonces, en estas pésimas condiciones, tomamos varias fotos para subir a las redes sociales. Abrazados, besándonos en las mejillas, haciendo caras; con Joshua nunca se sabe.

Una hora después decide irse, cuando el helado se termina y la noche congela. Tomo un baño caliente para quitarme lo meloso de la cara intentando relajarme hasta calmar mi ansiedad. Tal vez esta bañera no es igual a la otra con hidromasaje, pese a ello, reduce la fatiga de mi cerebro de igual manera.

Me siento mejor, la compañía de Payne me ha aliviado, me hizo olvidar de lo confundido y lastimado que tengo el corazón. El método predilecto es hacerme ver mis errores con comida de por medio y una conversación profunda tras banalidad oculta.

Salgo del baño, me visto solo con una remera holgada y enciendo la calefacción. Papá diría que es contraproducente, de todas maneras, solo se vive una vez, me gusta andar con poca ropa en un ambiente cálido.

Con la toalla todavía en mi cabeza me siento a ver las redes desde el celular. Joshua ya subió una foto a Facebook adjuntando un mensaje "Hoy fui a visitar a esta persona; ella ni siquiera se baña para recibirme".

Sonrío por el comentario tomando una foto a cara lavada para responderle "Aquí, impecable después de que te fuiste, gran estorbo, gracias".

La foto ha recibido algunos Likes, al revisarlos, me encuentro con el perfil de Kurt Riley. No lo tengo en mi lista de amigos, aunque igual entro a verlo y me robo una foto para tener en mi teléfono, es lindo.

Nunca se me dio por revisar el perfil de Payne, quien sabe la cantidad de amigos lindos que tiene fuera del equipo universitario. A penas termine de peinarme lo haré, no tengo nada más interesante que hacer este sábado por la noche.



JOAN

Mi mañana de sábado fue rutinaria, entrenamiento y algo de organización semanal anticipada; es un hábito que no logro mejorar en su totalidad, pero lo intento.

Tad permaneció aquí, no puedo estar seguro de qué es lo que ha hecho, aunque sin duda logra ser más productivo. Admiro su capacidad de adaptarse a los cambios en diferentes ámbitos de su vida sin interponerse a sus propósitos. Por mi parte, intento sobrellevarlo.

Ahora me encuentro recostado en el sofá de la sala con el televisor en una película de acción que no estoy viendo. Saco el celular del bolsillo y entro a las redes sociales a perder tiempo, entretenerme viendo a los demás. Payne acaba de subir una foto con Jadie, los dos están en la cama; ella en pijama y cubierta de helado. Sonrío al imaginarla en esas condiciones melosas. Ya van cuatro días que no he tenido noticias, intento estar al pendiente de sus movimientos, me conformo con saber que está bien.

Los sábados eran divertidos, siempre encontrábamos algo para hacer los tres juntos cuando no se reunía con sus amigas; ahora no hay ningún tipo de plan.

Tad habló conmigo hace unos días argumentando que lo mejor era distanciarnos de ella, ya que nuestra presencia podría afectarle. Eso nos llevó a una larga discusión porque no era lo que tuve en mente antes de salirme del trio. Si hubiese anticipado que Bennett sería tan estúpido como para dejarla ir, entonces yo me habría quedado.

La foto con Joshua capta mi atención en la pantalla del móvil, la amplio para ver detalles, la analizo y, a pesar de saber que solo son amigos, me invaden los celos. A la par, me carcome la culpa, Jade podría estar sintiéndose mal en estos momentos y ninguno de nosotros estaría al tanto.

Tomo un vaso de whisky de un solo sorbo y exhalo con fuerza al intentar controlar mis pensamientos esta vez. Quiero verla, pero le aseguré a Tad que la dejaríamos en paz de ahora en más, no perturbaríamos su vida.

Un nuevo mensaje se interpone en la pantalla evitando que pueda reaccionar a la publicación. Brendan.


Porter- No olviden comprar cerveza.

✔✔


¡Mierda! Lo había olvidado.

Bennett baja por las escaleras listo para salir, se queda viéndome con recriminación al notar que no estoy haciendo nada.

—¿No vas a lo de Brendan? —La manera de hablarme suena a reclamo.

—No tengo ganas de salir ahora, quizás más tarde.

—Bueno, como quieras—bufa—. Pasaré a comprar alcohol, Riley también estará allí, actúa normal, ¿quieres?

—¡Ya vete a la mierda, Bennett! ¡No me des indicaciones!

Ates de levantarme del sofá aguardo a que el auto salga del garaje para que Tad no esté jodiéndome desde la puerta en cuanto se me ocurra salir. No entiendo donde tengo la cabeza, quedamos en juntarnos en casa de Brendan tan solo finalizar la jornada de trabajo, no han pasado ni 24 horas y he perdido la noción.

Arreglo mi cabello en cuanto paso frente al espejo y noto que soy un desastre. Tengo puesta ropa deportiva, no pienso cambiarme para salir de aquí, al fin y al cabo, solo nos reuniremos a beber los cuatro.

Busco un abrigo, las llaves del auto y salgo rumbo fijo a comprar cervezas como lo indicó Porter. Si llego con las manos vacías me va a demandar o me echará en cara asuntos del pasado que tuvo que resolver, sin contar lo del contrato y nuestro pensamiento estrafalario.

Mis manos se aferran al volante, en mi cabeza peleo con mis propios demonios. Estoy ansiando desviarme del camino, aparecer en el departamento de Jadie, aunque no tenga ganas de verme y siga considerándome como a un exnovio al que tanto detesta.

Bajo del coche en busca de las cervezas y, por qué no, algo más fuerte para enfrentar el frío y reforzar la valentía. Un vodka, ron, wishky, lo que sea con tal de mermar la insensatez. Nunca me arrepiento de ver a mis amigos, menos de gastar en alcohol para pasar el rato y ponernos al día.

—Una gran noche —ironiza el vendedor al notar las botellas.

—Eso espero, al menos tendré con que entretenerme —reímos.

Pago, salgo de la tienda y saco el celular para ver la hora y avisar que voy en camino; no obstante, decido guardarlo, haré mi aparición súbita. Tengo las manos llenas, pretendo convidarles, no se pueden quejar.

Mis instintos me juegan una pésima pasada, tironeo entre el bien y el mal al circular por la calle del departamento de Jade, hasta estacionar a pocos metros de la entrada al edificio. Esto no es justo, ni para ella, ni para mí, mucho menos para Tad.

Aprieto mis sienes con los dedos tratando de inducirme en el camino correcto, haciéndome la idea de que todo saldrá bien con el paso del tiempo, pero soy un maldito sádico y no me puedo quedar con las ganas, a pesar de que termine mal otra vez.

Decido bajar del vehículo, necesito verla, no quiero dejarla. Abrigado, con una chaqueta negra y las manos dentro de los bolsillos, camino tranquilo hacia el edificio. En mi cabeza una voz me pide que me detenga, sin embargo, otra más déspota me propicia a golpear la puerta logrando convencerme.

Jade abre, la tomo de la cintura y pego mis labios ingresando con su cuerpo unido al mío.

—¿Qué haces? —dice asustada, creo que fue tan repentino que no pudo darse cuenta de quien se trataba. — ¿Joan? ¡Idiota, déjame!

—Lo siento ¡Lo siento! —Vuelvo a besarla y esta vez sus labios me reciben—. No quiero dejarte, por favor, no me dejes.

—Yo nunca te dejé, Grant. —Se separa de mí apoyando las manos contra mi pecho.

No hay algo nuevo que decir, ya sabe todo, me sinceré hace días. Sus piernas rodean mi cadera al momento en que la levanto con fuerza del suelo. El beso sigue, estoy enceguecido, no estoy pensando correctamente.

Su dormitorio es la primera estación, donde la cama la acoge a la espera de mi compañía.

—Espera, Joan... no... no...

—¿Qué pasa? —pregunto a una corta distancia de su rostro—. Por favor, bésame.

—Tú me dejaste, ya no querías esto, ahora solo esta Tad—Demanda desde su posición— ¿Dónde está él?

—Está en casa de un amigo, en un rato iré con ellos.

—Entonces, ¿vienes a sacarte las ganas conmigo y luego te vas con tus amigos? ¿Es eso?

—No, Jadie, te juro que no es así.

—¡Explícame! —Se sienta obligándome a ponerme de pie— ¿Crees que puedes venir a mi casa de la nada y acostarte conmigo?

No soy bueno con las palabras, pero sí lo soy con las acciones. Me siento a su lado acariciando su rostro para que se tranquilice, no vengo a discutir.

—Hay cosas que no puedo explicar, como haberme enamorado de una niña caprichosa como tú.

—No soy una niña.

—¿No lo eres? ¿Segura? —Sonrío—. Tengo 10 años más que tú.

—Pero son 10 años mentales menos —afirma con el ceño fruncido.

—Sí, puede ser, aun así, te amo, estoy loco de amor por ti. No sé qué hiciste conmigo, Jade Jeffers —susurro hundiendo mi rostro en su cuello—. Por favor, déjame hacerte el amor una vez más.

—Vas a dejarme otra vez —musita—. No es justo.

—No voy a dejarte, me quedaré hasta que tú me lo pidas.

Aguardo una respuesta, una que confirme mis sospechas, de que ella sigue amándome y no pretende olvidarme ahora.

—No quiero ser tu exnovio, Jade.

—Tampoco quiero ser tu juguete.

—No lo eres. —Niego mirándola a los ojos—. Por favor, pídeme lo que quieras, déjame volver contigo.

—¿Joan? ¿Eres tú? ¡Ya, imbécil! No tienes que actuar para acostarte conmigo.

—¡Deja de ser tan idiota, niña! ¿No estás oyendo que te amo?

Llevo sus brazos por encima de su cabeza aprisionándola con fuerza contra el colchón.

—¿No lo entiendes? ¿Mmh? —hablo cerca de su oído—. Te Amo, estoy jodidamente loco ¡Jodido de la cabeza!

—Ya estabas así antes de conocerme. —Persiste en mantener un carácter arisco.

—Está bien—asiento—. Intenté ser paciente y tierno contigo, pero no funciona; ahora verás con quien te metiste. Siempre obtengo lo que quiero, aunque tenga que ser rudo para ello.

Puedo ver el pánico en sus ojos ante mis palabras, no fueron las indicadas, aunque ya no hay vuelta atrás, estoy aquí para que me perdone.

Aprovecho la posición y aspiro el perfume de su piel escuchando un quejido delicado de su parte. Libero sus muñecas de mi agarre demostrando que no voy a lastimarla, vengo en son de paz.

Ella trae una remera holgada y un short para dormir, a pesar de que afuera el frío congela. No tardo en quitarle las prendas haciendo lo mismo conmigo. Jade está temblando, espera mis movimientos para saber cómo actuar, y al comprenderlo, me siento una completa basura.

—Jadie, no voy a lastimarte.

—Dijiste que...

—Sí, dije que me traes completamente loco.

Noto como se destensa, como su respiración se calma debajo de mi cuerpo al tenerla en una sensación única. Las expresiones de su cara con cada una de mis embestidas son una delicia elevando mi libido de un momento a otro.

Me agito y el ritmo se incrementa, nuestras pieles rozan y no dejo de besarla, de succionar sus pezones como tanto le gusta. Ella cierra sus ojos, se traslada a un mundo donde solo nosotros podemos estar, sin intromisiones, sin culpas.

Le pido que me monte como una jinete experta donde su culo cabalga sobre mi falo firme y deseoso. Las manos pequeñas reposan en mí observando el lobo, el bosque; frente a ella soy como un ciervo pequeño, quiero que me devore.

Sus pechos se mueven de arriba hacia abajo a compás de su intimidad abrazando mi longitud, puedo sentir su humedad, nuestros sexos uniéndose otra vez en un galope profundo de cuatro tiempos. Es irresistible verla sobre mí, con el cabello castaño sacudiéndose y los labios siendo apresados por sus dientes. En consecuencia, regresamos a la posición inicial, en la que soy dominante y tomo las riendas. Sus piernas se aprehenden a mi cintura para darme acceso, la escucho gemir en mi oído cuando tira de mis cabellos y no puedo sostenerlo por más que lo intente.

—Voy a correrme ahora ¡Pídemelo! Me gusta oírte.

Me atrae hacia su rostro con fuerza mordiendo mi cuello sin la suficiente presión como para marcarme. Su voz agitada es la clave para mi culminación. "Lléname de ti, ensúciame".

Salgo de su interior, mi esencia desemboca en su vientre y parte de su entre pierna. No me doy tiempo a recuperarme, entonces prosigo, porque todavía me falta complacerla.

—Chúpame los dedos como si se tratara de mi polla —ordeno al notar su lengua empapando mis dígitos.

Su clítoris permanece hinchado, está excitada y en el punto justo. Mis dedos frotan los laterales en un movimiento armonioso atendiendo a sus expresiones, compenetrándome en su mirada, percibiendo lo que le gusta y cuando debo hacer un cambio.

Los ojos de Jade se cierran y sus manos tocan sus pechos, es una imagen tan sensual que espero no se me olvide.

—¡Joan, mete los dedos de una vez, por favor!

Mi trabajo manual se eleva puesto que mis dedos se inmiscuyen en su interior bombeando a paso medio. Beso sus muslos palpando el averno de sus piernas, acentuando la fricción para llevarla a la cima y coronar el orgasmo.

Lamo uno de sus pechos viéndola retorcerse por el disfrute que todavía persevera, está sensible, acalorada, con un rubor en sus mejillas evidente. Tomo unas toallas húmedas del cajón de la mesa de noche y limpio el enchastre que le he causado, pese a que fue ella misma quien lo sugirió.

—Que hermosa te ves gimiendo—murmuro al terminar de asearla—. Preciosa al correrte en mis dedos.

—Deja de hablarme así.

—Lo siento —digo al darme cuenta de que no es el rol que yo ocupo para ella—. Jade, yo también puedo hablarte sucio como te gusta.

No contesta. Se acomoda en mi pecho para recobrar el aire en un extenso silencio.

—Tienes que irte con tus amigos —dice en un tono firme.

—¿Me estás corriendo? —reímos—. Me iré, pero antes quiero que hablemos con seriedad.

—Dime —asiente dispuesta a hablar conmigo.

—Esto tiene que ser un secreto, Tad no puede enterarse de nada. 




Último capitulo de esta semana ¿Qué les ha parecido?

Espero que la historia les este gustando, GRACIAS a quienes votan y comentan capítulo a capítulo, me hace muy feliz y me motiva a seguir interactuando un poco más. 

Nos leemos el viernes!! Buena semana para todos ♥

GRACIAS POR TANTO AMOR 💜 JK 


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