10• En la búsqueda
JOAN
Ha pasado un mes desde que Jade se fue de casa, con Tad discutimos al respecto. Me culpó, tuvo razón, no debí tener sexo con ella a solas, traicioné su confianza, pero él se excedió en golpearla. Por primera vez en años nos vimos tan jodidos. Tuvimos miedo al día siguiente, ella parecía decidida a denunciarnos ante las autoridades. No había pruebas de que hubiese estado en casa, solo las cámaras de seguridad y, ante la preocupación, nos deshicimos de todas las cintas.
Fuimos a buscarla a la universidad, mas no la encontramos. Comunicarnos con Joshua fue lo que hicimos, ya que fue el responsable de que la conociéramos en el club, sin embargo, tampoco sabía nada.
"La chica nunca volvió a la universidad, escuché que se transfirió a una de Londres"
Inspeccionamos en su edificio, no había rastros, se fue, desapareció. Cambió su número telefónico, no supimos sobre ella, no pudimos comunicarnos. Con el pasar de los días mi relación con Bennett volvió a la normalidad, estábamos fuera de peligro, las autoridades no se presentaron en la empresa y todo continuó normal.
Conversamos como dos adultos, siendo sincero el uno con el otro, asumiendo que en el fondo ambos sentíamos cosas por Jade; pero no nos hicimos cargo en su momento, desde el principio le mentimos y abusamos de eso. Me duele reconocer que el último día que la vi experimenté algo diferente, quizás lo que necesitaba para aclarar mis ideas sobre el amor, aunque no deja de ser enfermizo.
—¿Puedo pasar? —pregunta Bennett cuando ya se encuentra dentro de la oficina.
—¿Qué pasa?
—Necesito que firmes esto. —Deja unos papeles sobre la mesa tomando asiento después.
—Hoy se cumple 1 mes desde que Jade se fue. —Comento patético.
—Busca a alguien o mastúrbate ¿Por qué me lo dices? ¿Quieres que te penetre o algo?
—¡Deja de ser tan estúpido, Tad! Necesito encontrarla, yo sí asumiré que me interesa.
—A mí también me interesa, me he cansado de buscarla, no logro dar con ella ¡Ya superémosla! Podemos hallar a alguien más.
—¿Se invirtieron los roles? ¡No volveremos a lo mismo, todo saldrá mal! ¡Cada uno por su lado!
—Piénsalo, Grant, hacer un trío y cambiar de chica cada 15 días o un mes. No nos pasará lo mismo que con Jade, con ella nos excedimos y salimos perjudicados.
—¡Es pésima idea! Si alguien se entera de que hacemos eso creerán que somos novios tratando de cubrirlo con mujeres. ¡Que puto asco, Bennet, no quiero que piensen que te toco!
—Joan, si quisiera experimentar con un hombre, no sería contigo. No te creas la gran cosa, las chicas gritan por mí, tú dejas bastante que desear con la mente cerrada que traes.
Algo me alerta de que es una pésima idea, aunque siempre me convence. Ya lo hizo una vez, lo hace siempre, no solo en aspectos profesionales, tiene el don de la persuasión.
—Déjame los papeles y vete, luego yo te los llevo cuando se encuentren firmados.
—Necesito una respuesta, Joan —Exige serio antes de retirarse—. Piénsalo, sé que lo entiendes.
Nada podría empeorar, ya perdimos a Jade sintiéndonos unos completos ineptos. No fue amor, solo costumbre.
Llegar a casa, dejando de lado los problemas, con una linda mujer que pueda complacerme, no me vendría nada mal, extraño eso. Este último mes me he focalizado solo en mi trabajo, en cumplir con los objetivos de la empresa y en gestionar incentivos para los empleados. Pasamos una temporada sobrecargada de tareas, pero ahora las cosas parecen reacomodarse.
Busco la carpeta y añado los papeles que acabo de firmar junto a los recibos del mes. Se los llevaré ahora mismo a Tad dándole mi respuesta, espero no equivocarme.
Intentaremos lo del trío una vez más, con la diferencia de que cambiaremos de mujer cada 15 días. Las mismas reglas estarán incluidas, no obstante, el contrato será real, agregando la confidencialidad.
Hablamos con Brendan Porter, nuestro abogado amigo encargado de la asesoría jurídica y ahora de este tipo de locuras. Al principio se burla de nosotros, pero luego, al saber lo que sucedió con Jade, su semblante cambia por completo.
—¡Ustedes son unos imbéciles! ¿Cuántas veces les he dicho que deben tener cuidado con esas cosas?
—No pensamos que se nos iría de las manos.
—¡Te lo dije desde un principio! —Le reclamo a Tad intentado mantener mi postura—. Insistes con esto otra vez.
—Tomaré cartas en el asunto por si esa chica quiere vengarse—dice Brendan—. Por ahora dejen de ser tan necios, piensen con la cabeza que está encima del cuello la próxima vez.
—Lo intento, Brendan, pero el idiota de Tad me persuade.
—¡Ay, vamos! Fue lo mejor que nos pasó después de la discográfica.
—Qué suerte, porque ustedes son lo peor que le ha pasado a mi carrera —resopla y sus ojos oscuros nos miran con seriedad—. Ahora resulta que verse desnudos les encanta.
—No es eso —niega Bennett —. No sé cómo explicar la satisfacción de tenerla, saber que llegaría a casa y me esperaría—Hace una pausa—. Solo quiero asegurarme de que no es ella, solo la experiencia.
Lo que menciona es muy similar a lo que pienso. ¿Y si solo es costumbre? No pierdo nada con intentarlo otra vez, sexo es sexo.
Brendan se compromete a ayudarnos, no está de acuerdo con esto, pero muy a su pesar, nos quedamos tranquilos al tener un respaldo. Temo que Jade aparezca de la nada y quiera chantajearnos, aunque lo dudo mucho, no parece ser de esa clase de mujeres, ni siquiera nos ha exigido el dinero.
—Armaré el contrato y se los traeré en un rato así lo leen.
Ladea su cabeza jugando con su lengua dentro de la boca, como si pensara las palabras justas. Parece leer con detenimiento las anotaciones que ha tomado durante nuestro relato y pedido extravagante, no muy convencido, por cierto.
—¿Están seguros de esto?
—Sí, Porter —asiento.
—Hazlo como sea conveniente —espeta Tad.
—Entonces, 15 días, un pago, 10 reglas, confidencialidad, ¿verdad?
—Sí.
—Ok, cada uno con sus morbos—ríe arreglando su traje al ponerse de pie—. Los veo en un rato.
Solucionado lo del contrato, nuestra búsqueda inicia hoy mismo.
JADE
Me quedé en casa de mis padres durante dos semanas aproximadas, sabía que mi departamento sería el primer lugar donde me buscarían. Joshua se comunicó conmigo en cuanto ellos lo llamaron, siguiendo mis instrucciones al pie de la letra.
Me aclaré el pelo, a mis amigas les encantó el cambio y Payne entendió el por qué lo hacía. Si iban a la universidad no me reconocerían a la distancia.
He estado pensando mucho, quiero vengarme de aquellos dos por mentirme, por golpearme, por utilizarme. A pesar de ello, mi interior sigue debatiéndose si es correcto hacerlo o no, porque los extraño. La voz gruesa de Tad, aquel hombre de cabello castaño claro y ojos verdes preciosos. Sus palabras dulces en voz alta, sus incansables recitaciones sucias al oído. Joan, con su abdomen trabajado y brazos robustos levantándome del suelo para enredar mis piernas a su alrededor, tirándome del pelo, besándome suave y delicado.
El tiempo pasa y no sé cómo afrontarlo, no sé qué hacer. Temo arruinarlo, pero debo reponerme de esto, no puede vencerme el recuerdo, tiene que ganar la realidad.
Terminamos con los trabajos pendientes; ahora al fin nos divertiremos. No tomaré alcohol, evitaré ponerme ebria y cometer una locura. Estoy usando un vestido corto pegado al cuerpo, mi maquillaje está algo cargado, oscurecí mis ojos y me coloqué pestañas postizas, soy toda una muñeca, después de días logré sonreír al mirarme al espejo.
Con Ema y Alison vamos directo a la barra por unos tragos antes de ir a la pista de baile. Dije que no bebería, sin embargo, una copa no estará nada mal.
Joshua se acerca a hacernos compañía, las cosas con él no se encuentran bien, pero frente a las chicas tenemos que disimular, además, me sirve tenerlo cerca y controlado. Hacía mucho que no salíamos los cuatro juntos, tras el desenlace de hace seis meses creí que jamás volvería a bailar y relacionarme con el mundo; no obstante, mis amigas insistieron, objetaron que durante mi estadía en Italia había salido mucho con mis otros amigos, y aunque no es cierto, tengo que hacerme cargo de la cantidad de mentiras que dijo Payne.
Cuando pensé que nada podía salir mal esta noche, veo a mis dos maestros del sexo observando a las chicas del lugar. Joan se halla sentado sobre una de las butacas afirmado sobre la barra, vestido de negro, con una camisa que desprende los primeros botones y deja a relucir parte de su pecho. A su lado se encuentra Tad, de pie y con un trago en la mano, lo que aparenta ser un Martini o especie de bebida blanca. Luce jodidamente atractivo, con un pantalón negro y un ligero sweater marrón leonado haciendo juego con sus zapatos, destacando sin lugar a duda entre tanto hombre mortal que baila a mi alrededor.
Hablan entre ellos sin quitar la vista de la pista y de las mujeres que tienen en cercanía. Uno evidencia seguridad con un porte dominante y decido, en tanto el otro, bebe para matar el tiempo.
—¡Allá están Tad y Joan, no dejes que me vean! —anuncio desesperada tomando del brazo a Joshua—. Averigua que hacen aquí.
—Calma, Jade, no te harán daño —contesta quitando mi mano de su brazo— Mantente de espalda y todo estará bien, ya regreso.
Acepto el consejo del rubio sintiéndome incómoda de todas maneras, quiero salir de aquí cuanto antes.
Mis planes cambian cuando tres chicos nos invitan a bailar. Pensaba rechazarlos, pero mis amigas aceptan encantadas y no me queda otra que acceder a estar con uno de ellos que, para mi grata sorpresa, es Kurt Riley, el vampiro sexy de la fiesta.
—Hola, preciosa, ¿bailamos?
Él ni siquiera me recuerda, nunca me quité el antifaz y tenía lentillas de gato; más allá de eso, me besó de una forma increíble, yo no me olvido. El solo recordarlo me vuela la tapa de los sesos, la abstinencia ya me está perjudicando hasta las neuronas.
—Deja de jugar con tus labios o me veré obligado a probarlos—bromea en mi oído.
—¿Hoy también tienes sed? —Indago divertida para que intente recordarme.
—¿Nos hemos visto antes? Lo dudo, porque lo recordaría.
—Parece que siempre le dices eso a todas las chicas, porque ya te olvidaste de mí —Hago un leve puchero.
—¿Cómo te llamas? —Sonríe.
—¿Qué tal si te lo recuerdo de otra manera?
No sé qué ha pasado conmigo, no era así de atrevida. ¿Estoy siendo muy fácil al principio de la noche? Como sea, no puedo evitarlo ¡me encanta Kurt Riley!
El beso es lento como aquella noche en la fiesta. Pensé que era solo mi imaginación, bajo los efectos del alcohol, creer que los labios de Kurt besaban tan bien; pero ahora, estando sobria, porque mi bebida todavía continúa en el vaso, puedo asegurar que sus labios y su lengua son una exquisita combinación.
Acaricia mi mejilla con dulzura, como adolescentes torpes que se besan por primera vez y no quieren arruinar el momento. Una de mis manos juega con su cabello mientras la otra se apoya en su hombro izquierdo para sujetar mí trago, es perfecto.
Al separarnos sonríe mirándome a los ojos y, cual película romántica, dice mi nombre. Bueno, al menos el que conoce.
—¡Selina! Esto sonará extraño—ríe—. Nunca he besado a alguien como te he besado a ti. Aquel día en la fiesta, lo disfruté tanto, que me arrepentí de no haber pedido tu número; ahora me doy cuenta de que no estaba tan ebrio, realmente besas bien.
—Pensé lo mismo —Confieso un poco más animada ante su declaración—. Debo admitir que por momentos deduje que este era tu estilo para besar.
—No me molestaría ponerlo en práctica contigo a partir de ahora.
Me gusta que sus propuestas sean indiscretas con un trasfondo tranquilo. Es posible que Kurt tantee el terreno, o que solo comience a atraerme con el par de ojos azules hermosos que porta.
Comenzamos a hablar un poco. Besarnos durante horas no estaría nada mal, sin embargo, hay muchas personas como para brindar un espectáculo. Dialogamos sobre nuestras vidas y cosas triviales, la noche marcha bien, quien sabe, quizás mi abstinencia culmine.
Joshua aparece arruinando la cercanía con el sexy chico que tengo en frente, entonces, recuerdo la presencia de los otros desde la barra a mis espaldas y el miedo regresa.
—Hey, Payne, ¿cómo estás?
—¿Kurt? —inquiere confundido— ¿Conoces a mi amiga?
—Sí, hace unos días—Intervengo antes de que meta la pata—. No sabía que se conocían, nunca me lo presentaste.
—¿Son amigos? Joshua, deja de esconderlas y preséntalas a tiempo.
—Selina, debemos irnos—dice al momento de tomar mi mano.
¿Me acaba de llamar Selina? ¿Y él cómo lo sabe?
—¡No molestes, Payne! Acabamos de reencontrarnos después de un mes —reclama mi acompañante.
—¡Anota su número y no jodas, Riley! Vamos, Selina, apúrate, debemos irnos.
Si no fuese un motivo importante no me despegaría de mi futuro amor, lo ignoraría, mas tengo que obedecer ante la obstinación del insoportable de Joshua.
Pienso que haríamos una excelente pareja con Riley, besa bien, tiene unos ojos maravillosos, huele bien, viste bien, ¡es un gran partido! Intercambiamos números, quedamos en vernos pronto para continuar con nuestra plática y, por qué no, una sesión de besos prolongados.
—Si ves a alguien que conozcamos en común, por favor, no menciones que me viste —Sugiero con picardía—. Estoy evitando a algunas personas.
—Nadie sabrá que estuviste aquí, preciosa, solo yo —guiña el ojo— ¡Te llamaré!
¡Ojalá que sea pronto!
TAD
Logré convencer a Joan de que lo mejor será olvidarnos de Jade a partir de ahora y reiniciar nuestras vidas. Sé que va a costarme, ella realmente me gusta, soy consciente de que nunca había tenido la necesidad de buscar tanto a alguien. El día de la fiesta lo hice y en este último mes también lo intenté, aunque no obtuve resultados. Estoy desesperado porque aparezca, a pesar de saber que no podemos esperar algo que de antemano no funcionará, uno de los tres saldrá lastimado.
Ingresamos al club en el que conocimos a Jade aquella noche. La barra es nuestro primer objetivo, el pretexto para pedir un trago y mirar con precisión a las mujeres que se encuentran a nuestro alrededor. Ninguna llama nuestra atención a la primera, ninguna es Jade y eso no lo entendemos.
—¡No, Bennett, mejor vámonos! Esto es pésima idea, nada saldrá bien.
—¡Relájate! —Lo detengo sin llamar la atención—. Acabamos de llegar, observa un poco más.
Una hermosa mujer vestida de negro baila junto a otras dos en medio de la pista, son lo suficientemente atractivas como para elegir a cualquiera; no obstante, realizo mi evaluación a la distancia de cuerpo, cabello y movimiento. Ella tiene tres de tres.
Joshua Payne se encuentra a su lado, ella lo toma del brazo susurrándole algo al oído por el volumen de la música, e inmediatamente él se retira. ¿Será una señal? Tal vez la chica quiere un trago, puedo implementar una gran estrategia para acercarme.
Lo veo aproximarse hacia nosotros, Payne no pierde esa típica sonrisa compradora llamando la atención de las féminas que pasan a su alrededor. Su cabello rubio se ve bien hoy, también la camisa de jean encima de su remera blanca, es como un artista joven, uno en bancarrota.
—Bennett; Grant —Estrecha su mano— ¿Qué hacen por aquí?
—Necesitamos otra chica, Payne —Dictamina mi socio, mirando hacia la pista y bebiendo de su Martini.
—¿Qué hay de esas 3 con las que estás? La castaña de vestido negro me interesa.
—¡No! ¡Ellas no! —Responde nervioso—. Son mis amigas, las quiero fuera de esto. La de vestido negro mucho más que lejos.
—¿Te gusta? —ríe Joan—. Que lástima, te la están robando.
—¡Oh mierda! ¿Quién es él? —Duda el rubio observando la intromisión de otra persona.
Está de espaldas, no nos deja divisar su rostro con facilidad, no obstante, a leguas se nota que es hermosa. Baila con un tipo que le habla al oído, la cercanía que tienen es ínfima, él parece saber lo que hace y no tardará nada en obtener más que un beso.
—¿Kurt? —decimos al unísono en cuanto gira.
—Todas caen con él, es bueno con las mujeres, siempre lo fue.
—¿Cómo puede ser que ella se bese con él si apenas lo conoce? —Se cuestiona.
—¿Recuerdas la chica, Joshua? Jade... en la fiesta de Halloween también se besó con Kurt —menciona el pelinegro con el ceño fruncido.
—Sí, mintió en su nombre, le dijo que se llamaba Selina —prosigo.
—¿Selina? ¿Por qué?
—Solo quiso ocultar su identidad tras el antifaz que llevaba puesto —Me apresuro a decir.
Grant tiene en la mira a Kurt, no sé si por curiosidad o porque el recuerdo todavía le carcome el cráneo, mas no parece estar interesado en lo que realmente nos concierne. Joshua me habla de cualquier otra cosa, ignorando la situación que resulta indiferente para nosotros.
—¿Qué problema tiene Kurt con esos besos que duran horas? ¿No tuvo suficiente en la secundaria?
—¿Siguen besándose? ¿Quieren lograr un récord Guinness?
—Payne—Corto sus observaciones—. Vamos a lo importante, ¿vas a conseguirnos a una nueva chica o no?
—No serán mis amigas, busquen en otra parte. Ni siquiera sé que hacen con las mujeres, nadie sabe qué pasó con Jade, incluso hay rumores horribles circulando en la universidad.
—¿De qué hablas? —Se preocupa Grant levantándose de su asiento— ¿Qué clase de rumores?
—Dicen que se suicidó, nadie sabe el motivo —Agrega encogiéndose de hombros.
—¿De qué hablas, Joshua? ¡Mierda! Nosotros no tenemos nada que ver con eso, nunca le hicimos nada.
—Solo les comento lo que llegó a mis oídos, ahora debo irme ¡Salvaré a mi amiga de las garras de Kurt y me la llevaré lejos de aquí!
Guardamos silencio, bebiendo nuestro trago y siguiendo la secuencia de Joshua intercambiando palabras con Riley. Cumple su palabra de llevarse a su amiga y esta cubre su cara en tanto arregla su cabello, impidiendo que podamos verla.
—Si ella se hizo daño no voy a perdonármelo nunca, Tad.
—Son rumores, Joan, nadie sabe nada. —Pretendo hacerme el fuerte, aunque por dentro estoy temblando.
Se me eriza la piel con solo pensar que ella pudo haberse lastimado de alguna manera, incluso provocarse la muerte después de salir de casa. Es solo una niña ante mis ojos y soy culpable de lastimarla.
Bailamos con diferentes mujeres, ninguna logra capturarnos como aquella vez, pero al menos la distracción ayuda. Kurt nos saluda al pasar por nuestro lado y aprovechamos para bromear respecto a su beso con la amiga de Joshua.
—¿La vieron?
—¡De lejos! Veo que te gustan los besos largos, con nuestra amiga Selina fue igual.
—Ah sí, la gatúbela—ríen—. Ya saben, a veces hay que ser pasional. ¿Qué saben de ella?
—No sabemos nada, parece que se fue a vivir a Londres —Miento.
—¡Qué lástima! Viajaré a buscarla —ironiza—. Nos vemos pronto, que se diviertan.
Continuamos en la búsqueda hasta dar con el blanco. Rubia, facciones finas, delgada, figura saliente, una belleza. Se encuentra con un grupo de amigas con una alta probabilidad de que esté ebria, aun así, aquí vamos de nuevo.
—Es muy linda, pero no podemos hacer esto otra vez. ¡Tiene un vaso en la mano, seguro está ebria, Tad!
—Grant, ¡cierra la boca! saldrá bien, seremos sinceros desde el principio, solo hay que ir despacio.
Sin más tiempo que perder, nos acercamos a hablarle. Sonríe denotando su grado de alcohol en sangre, aunque no fuera de sí como para olvidarse al día siguiente, de eso estoy seguro.
Una charla sugestiva comienza a formarse, su voz seductora responde sin problema a mis preguntas, y el atrayente vestido con transparencia es casi una provocación. La melena dorada se acomoda a un costado de su hombro, siendo acariciada por sus manos delicadas y desenredada con las uñas rojas. Nos escucha con atención, como si le contáramos un cuento de princesas a una pequeña niña antes de dormir. Le brillan los ojos con la idea, porque nadie puede resistirse a una propuesta interesante y con buena presentación.
Sus amigas se alejan; no obstante, ella se queda sin problema, el entusiasmo le sale por los poros, creo que dimos con la indicada.
Seida Scott no es virgen, al contrario, es activa y con ganas de incursionar en diferentes prácticas. Actualmente busca empleo, se dedica al modelaje y cualidades le sobran. Quizás el negocio salga redondo esta vez.
Los beneficios son compartidos, ella obtiene dinero, el tiempo es limitado, y luego de eso, aquí no pasó nada; no hay lugar a reclamos posteriores, nunca nos vimos.
La cifra estimada es tentadora para quien busca empleo o solo pasar el rato, no hay mucho que pensar. Soy bueno para los negocios, para entablar tratos con terceros, entonces, lo aplico a mi vida. Me visualizo como una empresa en donde tengo que aumentar mi desempeño y la única alternativa lógica es aprovechando las oportunidades que se me presentan, pero reduciendo los riesgos.
Seida busca empleo, su profesión como modelo depende de una intachable reputación para ser contratada por una buena agencia, ¿por qué se arriesgaría a contraatacarnos después? Ella tiene más que perder que nosotros. Es la diferencia entre hacer negocios, y ser la empresa.
—Puedes leer el contrato, lo tenemos en el auto.
—Vayamos entonces —Toma mi mano con confianza.
Grant no ha dicho ni una sola palabra. A diferencia con Jade, que no dejó de molestarla con su cara de pocos amigos, esta vez se muestra calmado al saber que Seida comprende al pie de la letra.
Salimos del club con el fin de subir al auto y que la rubia lea el contrato en conjunto con las diez reglas. Cada una de ellas sufrió modificaciones al pasar por la revisión de Brendan, pero sustancialmente siguen siendo iguales.
Joan abre la puerta del auto dejando que la chica ingrese en la parte trasera. No pierde oportunidad de saborearse los labios por el contorneo adrede de las caderas gateando por el asiento. Ambos reímos por el atrevimiento sintiéndonos tranquilos, esta vez no habrá semana de adaptación, una ventaja enorme.
Seida lee mordisqueando la punta de mi lapicera, mas no me importa si es el precio que debo pagar para que esa boca muerda otras partes de mi cuerpo después. Joan se pierde en su escote, en tanto yo no puedo dejar de mirarle las piernas y la forma descarada de sentarse dejando que su muslo se asome.
Firma sin problema una vez que termina de leer y hacer las preguntas necesarias. Agenda su número en mi celular con un emoji de diablito al lado, riendo como si fuese una picardía. Los datos restantes, como dirección y número de cuenta bancaria, quedan reflejados en el contrato principal, dejándolo asentado.
—Recuerda que esto es confidencial, no puedes contarles a tus amigas.
—No hay problema con eso —replica jugando con su labio—. No soy de las que da explicaciones de lo que hace.
—Entonces mañana pasamos por ti—Prosigue Joan.
—Voy a estar ansiosa.
Antes de bajar del auto y regresar al club, besa nuestras mejillas marcándonos con rouge, embriagándonos con su perfume y dejándonos con ganas de que esto comience.
Salió mejor de lo que esperábamos.
JADE
Joshua me sacó del club con prisa, trayéndome al auto para contarme lo que pudo averiguar. No es mucho, solo le comentaron que estaban en busca de una chica y que esta vez será diferente.
¿Lo habían hecho antes? ¿No fui la primera? Cuestionamientos innecesarios, no deja de ser pervertido y totalmente asqueroso, solo ha pasado un mes, ¿tan rápido se olvidaron de mí? ¡Los odio, malditos imbéciles!
Estamos dentro del coche hablando de cualquier cosa para no aburrirnos. Alison y Ema siguen divirtiéndose, debemos esperarlas.
Payne me pregunta por Kurt y mi cambio de identidad frente a él. No sé qué responderle, quizás también se encuentre involucrado en este tipo de cosas. Para ser sincera, Kurt Riley me parece un hombre atractivo con el don de besar hasta dejarte sin aliento.
—¿Qué sabes de Kurt? ¿Es igual que los otros?
—Él es un buen tipo, no creo que esté metido en nada raro. Sé que son amigos hace tiempo, nada más. ¿Te gusta? ¿Por eso lo besaste?
—Si, mucho—asiento—. Creo que también le gusto, pero quiero asegurarme de que no sea un completo idiota.
Quisiera poder hablar con soltura como en los viejos tiempos, no obstante, desconfío de lo que pueda salir de mi boca, siendo utilizado a su favor.
—Joshua, tú y yo somos amigos hace años —Inicio mi discurso—. Me traicionaste de la peor forma, te consideraba un hermano, ¿sabías? Ahora estás en deuda conmigo.
—Haré lo que me pidas siempre que esté a mi alcance y no cometas locuras. Nunca quise esto para ti, Jade, lo sabes —Explica afirmado al volante—. Incluso ahora ellos te querían de nuevo, o a Ema y Alison. Les dije que no entregaría a mis amigas, sin embargo, contigo lo hice —exhala fastidioso—. Perdóname, por favor.
—No soy la misma de antes —Hago una pausa y pienso en las palabras correctas—. Estoy enferma, Joshua, quiero vengarme de ellos por lo que me hicieron y a la vez...
—¿Y a la vez qué? ¿Tienes miedo de denunciarlos? Te ayudaré a hacerlo.
—¡No voy a denunciarlos, no quiero que nada malo les pase! Olvídalo, colabora en lo que te pido y no cuestiones mis decisiones.
Salen del club hacia el auto con una chica rubia. Ella camina de la mano con Tad, en tanto Joan lo hace a su lado sin dejar de observar la limpidez de su vestido rojo.
—Hallaron a tu reemplazo —Satiriza el bobo de Joshua.
—Cierra la boca—murmuro— ¿Me conseguiste lo que te pedí hace un mes? No voy a esperar más.
—Sí, lo hice—Abre la gaveta dejando entrever un arma— Por favor, no cometas una locura, Jadie, ¿sabes manejar esto? ¡Ten mucho cuidado!
—¡Que cierres la boca, claro que sé usarla! —La guardo en mi cartera—. Tengo entrenamiento, por si no lo recuerdas.
El Mercedes Benz negro se pone en marcha una vez que la rubia desciende e ingresa al club, alejándose sin dejar rastros, más que un sabor amargo, el de sentirme traicionada.
Mañana será un día agitado. ¡Estoy preparada!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro