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[Capítulo 43]

—Vamos, no quiero que se pierdan ninguna de las actividades del día que planeé para esto —presionó Nahomi con una amplia sonrisa mientras abandonaban el interior de la camioneta. Habían llegado a un parque algo alejado de la escuela, que era enorme y estaba rodeado de vallas oscuras que impedían el acceso a no ser que fuera por la entrada principal.

Los árboles y el césped eran verdes y llenos de vida; el cielo y la luz del sol los rodeaban y daban color a todo. La tierra desprendía un leve olor a humedad que resultaba satisfactorio de alguna forma, y había ciertos senderos trazados tanto para autos como para personas.

—Yo no accedí a esto voluntariamente —murmuró Grady con tono molesto, cruzándose de brazos.

Nahomi pasó un brazo por sus hombros, ladeando la cabeza. La sonrisa en sus labios pareció hacerse más grande, si es que acaso eso tenía sentido.

—¡Sí, pero ya estás aquí, así que no seas amargado! —exclamó, haciendo un exagerado ademán al aire—. Además, toma en cuenta que estoy haciendo este picnic por el bien del club.

Grady frunció el ceño.

—¿Cómo es esto por el bien del club? —indagó algo confundido, aunque también se veía como si no quisiera oír realmente la respuesta.

—Ya sabes, no es posible crear una banda musical sin conocer a los miembros —contestó Nahomi como si fuera lo más obvio del mundo—, necesitamos crear lazos entre nosotros si queremos tener armonía y coordinación en nuestros sonidos... —Señaló hacia Olivia y Jack, que caminaban rezagados en el grupo—. Por ejemplo, comencemos con ustedes. ¿Cuál es su cosa favorita en el mundo?

Los mellizos se quedaron perplejos, evidentemente habiendo sido tomados por sorpresa con aquella pregunta.

Y, a la vez, respondieron:

—Olivia.

—El dinero.

Ambos se miraron entre sí, frunciendo el entrecejo. Nahomi soltó una carcajada.

—¿Ya ves, Grady? —dijo hacia el chico, golpeándolo en el pecho mientras él la veía con fastidio—, uno conoce a las personas conviviendo con ellas y no esperando a que todo se solucione desde las sombras...

Biel, Nathan y Cloe iban por delante del grupo, así que no oyeron cuando Grady se acercó a Nahomi y le dijo:

—Pero se supone que solo estamos los miembros del club, ¿cierto?

Nahomi arqueó una ceja.

—Sí, así es —contestó intrigada.

—Entonces... ¿Qué hace ella aquí? —Grady no lo preguntó con rencor ni odio, sino que había simple curiosidad en su tono de voz—. Pensaba que la odiabas o algo así.

—¿Extrañas que la odie por ti?

—¿Acaso la odiabas por mí? —El chico la miró con notable confusión que hizo que Nahomi volviera a reírse. Grady sacudió la cabeza, suspirando y añadiendo—: No me malentiendas. No es que me importe si está ella aquí o no.

—Hum, ajá. —Nahomi no se lo creyó en lo absoluto y amainó su paso solo para alargar un poco más su conversación y mantenerse un tanto alejados del resto.

Grady la miró, ofendido.

—¿No me crees? —cuestionó, cruzándose de brazos y bufando—. Superé a Cloe hace tiempo, ¿qué esperabas que sucediera si lo que pasó entre ella y yo fue en primero? Sinceramente, es lo último en lo que pienso estos días.

Nahomi no pudo evitar notar que estaba algo a la defensiva.

—Si ya lo superaste, quizá deberías hablar con ella —sugirió, encogiéndose de hombros con falsa indiferencia—. Hace poco hablamos las dos y me di cuenta que había estado equivocada acerca de muchas cosas... Es una persona muy genial cuando hablas con ella. Nos hemos estado mensajeando últimamente y guarda memes muy divertidos... —Meneó la cabeza, como dándose cuenta de que estaba divagando—. Bueno, mi punto es que, incluso si dices ya haberlo superado, creo que no habrá un cierre hasta que tú decidas darlo en persona.

Grady no contestó, soltando un hondo suspiro y zanjando la conversación ahí. Ya no agregó nada más y, afortunadamente, Nahomi tampoco.

.

—A ver, la primera actividad que planeé para esto es... ¡Partido de fútbol! —reveló Nahomi, aplaudiendo aun si nadie la imitó. Se habían sentado al borde de un grueso roble que les proporcionaba gran sombra, así que nadie quería moverse realmente de ahí.

—De acuerdo, pero yo quiero estar en el mismo equipo que Nathan —contestó Biel, inclinándose un poco hacia delante y apoyando sus codos sobre sus rodillas.

—Hey, eso no es justo —intervino Cloe, frunciendo el ceño—, Nathan estaba en el club de fútbol...

—Y justo por eso yo también iré en su equipo —completó Nahomi, dirigiéndose hacia Biel y Nathan.

—¡Pero yo soy su amiga! —se quejó Cloe. Todos se levantaron con notable resignación del suelo, soltando múltiples suspiros que resonaron en el sitio.

—Ajá, pero yo elegí primero... Y eso te deja a ti, Grady, Olivia y a Jack en el otro equipo.

—Seríamos cuatro contra tres —puntualizó Olivia con el ceño fruncido—. No parece justo.

—Nathan vale por dos —dijo Biel con una sonrisa.

—Oye... —murmuró Nathan.

—En el buen sentido.

Nahomi rodeó el árbol, deteniéndose detrás de él por unos momentos. Al volver al lugar de antes, lo hizo con una pelota de fútbol en manos y una gran sonrisa tirando de su rostro.

—El equipo que gane debe servirle la comida al otro —anunció, corriendo hacia el amplio espacio que se ubicaba delante de ellos. Era una zona grande con el césped recortado y podado de forma pulcra, los árboles que les rodeaban no cedían mucha sombra, pero tampoco el sol era demasiado intenso, así que no era del todo fatal.

Así que los jóvenes se acercaron también y comenzaron a jugar.

.

Habían perdido.

Biel frunció sus ojos al recostarse sobre el césped y mirar de mala gana a Nathan.

—¡Estabas en el club de fútbol y perdimos! —exclamó, meneando la cabeza y apoyando su antebrazo sobre su frente. No solía hacer esa cantidad de actividad física al día, por lo que ahora se sentía bastante cansado y su corazón latía como loco.

—Yo sé jugar fútbol, pero eso no me vuelve en la clave para ganar —contestó Nathan ofuscado, recostado contiguo a Biel—, ¡en especial cuando a nuestra portera se le iban todos los goles!

—¡Eso les pasa por dejarme en la portería cuando yo quería jugar! —musitó Nahomi entre dientes, sentada delante de ambos y con sus brazos cruzados como una niña pequeña a media rabieta.

—Vaya, vaya... Creía que estaban bastante confiados teniendo a Nathan de su lado —se burló Cloe, de pie y con una sonrisa de oreja a oreja.

—No ganamos gracias a ti —interrumpió Olivia, alzando una ceja—, sino gracias a Jack... Jack, ¿qué estás haciendo?

—¡Celebrando mi gol ganador! —Quién sabía el momento en que el chico se había subido al roble que les protegía del sol y ahora colgaba boca abajo de una de sus ramas.

—Todos son unos idiotas —murmuró Grady, algo alejado de los demás y con su espalda apoyada contra el tronco del roble. Sus ojos estaban cerrados y su respiración era agitada.

—Puedes decir eso, pero vi que estabas por lanzarle una silla a Biel cuando metió ese segundo gol —se rio Nahomi, ladeando la cabeza—. Te metiste en el papel de jugador...

—No, solo soy muy competitivo.

—¡¿Cuándo nos van a servir nuestra comida?! —Jack parecía a punto de caerse de la rama de la que colgaba, aunque nadie le dijo nada y muy apenas lo miraron de reojo.

—Es verdad —concordó Cloe, apoyando sus manos sobre su cintura—. Lo prometido es deuda, ¿no creen?

—No quiero hacer nada, solo déjenme morir aquí —dijo Biel, girándose sobre su espalda y apoyando su mejilla contra el frío césped, quedando frente a frente a Nathan, quien le miraba con cierto toque de intriga.

—¿En serio te cansaste con esto? —inquirió Nathan, sonando entre burlón y curioso.

Biel soltó un hondo suspiro, frunciendo el ceño.

—No soy atlético, ¿y qué? Eso no es un crimen —murmuró, torciendo sus labios en una mueca—. No me gusta hacer ejercicio si no debo hacerlo.

Nathan se rio en respuesta.

Aunque al final, se levantaron del suelo y cumplieron con la apuesta que habían hecho (o que Nahomi había hecho, mejor dicho). Comieron pizza que la chica había traído, así que no hubo mucho qué servir parcialmente más allá del refresco y la comida chatarra extra.

Cerca de las cinco de la tarde, Nahomi ahora cambió la actividad y sacó un par de tarjetas que había sacado del interior de su uniforme. Parecía tener muy ensayado todo lo que iba a hacer a juzgar por la cantidad de cosas que había preparado, así que Biel ya no se sorprendió a estas alturas.

—Juguemos verdad o reto —animó Nahomi con esa sonrisa de diversión que había tenido en su rostro todo el tiempo. Simplemente no parecía cansarse de sonreír de esa forma.

—Oh, no, eso nunca sale bien —contestó Cloe, alzando las cejas y dándole un trago a su vaso de refresco.

—No pueden rechazar el plan que hice... El plan es superior, ¿de acuerdo? No pueden ser groseros con el plan.

Nahomi tomó una de las botellas vacías que habían dejado sobre el suelo, colocándola en posición vertical y alineada y, acto seguido, girándola sobre la tierra. Giró solo por la fuerza que ella le había aplicado, y la boca de la botella se detuvo sobre Nathan.

—Oh, está bien, tenemos a nuestra primera víctima —dijo Nahomi, revisando las tarjetas que había traído—, veamos, ¿verdad o reto...?

—¿No debería preguntarme la persona del otro extremo de la botella? —inquirió Nathan, siendo que esta persona en cuestión era Cloe.

—Oye, yo no hice las reglas...

—Apuesto a que tú las hiciste —murmuró Olivia.

—... y no puedes reclamarle al plan —finalizó Nahomi, alzando sus tarjetas como si eso lo explicara todo—. ¿Verdad o reto?

Nathan pasó una mano por su cabello, sopesando una respuesta por unos momentos.

—Reto —dijo finalmente—, me asusta lo que puedas preguntarme en verdad...

—De acuerdo. —Los ojos de Nahomi brillaron cuando agregó—: Te reto a que me digas cuándo y con quién fue tu primer beso.

—¡Eso es trampa! Es como preguntarme por verdad —refunfuñó Nathan, soltando un largo suspiro y cruzándose de brazos. El color rojo inundó su rostro cuando los demás se le quedaron viendo con curiosidad—. Yo, hum, bueno... En realidad no he tenido... Ya saben...

Nahomi lo miró fascinada.

—¡Eso es adorable! —contestó, apoyando su mentón sobre el dorso de su mano—, aunque también muy raro.

Biel se atragantó con la bebida que estaba tomando.

—¿En serio creen que es raro? —inquirió algo vacilante.

—Espera, ¿tú tampoco has dado tu primer beso? —preguntó Cloe, aunque no señalando, sino solo cuestionando con genuina intriga—. Pero han estado interesados en alguien antes, ¿cierto?

Nathan y Biel respondieron respectivamente a la vez:

—Por supuesto.

—Ni de cerca.

Biel se dio cuenta que estaba quedando como una especie de bicho raro, así que carraspeó con la garganta y miró al suelo, preguntándose cómo cambiar el tema de conversación.

—No hay nada de malo en eso —salió a defenderlo de pronto Olivia, ladeando la cabeza—. Quizá es algo peculiar viviendo en una época con adolescentes que actualmente se enrrollan y se besan con quién sea... Pero tampoco es algo del otro mundo.

—No quiero ofenderte, pero, ¿en serio jamás te ha gustado nadie? —preguntó ahora Jack notablemente intrigado por el tema—, quiero decir, ¿ni siquiera has visto a una chica en la televisión y pensado "vaya, ella tiene muy buenas..."?

—¡Jack! —se exaltó Olivia, golpeándolo en el hombro y viéndolo con enfado—, no seas vulgar.

—Hum, no —contestó Biel, frunciendo el ceño y comenzando a incomodarse—, creo que simplemente ese tipo de temas nunca me han llamado la atención... Creo que nunca he pensado en nadie de esa forma.

Le gustaba pensar que estaba mintiendo al decir esto, aunque también le gustaría mentir y decir lo opuesto, porque la mirada que le estaban dedicando los demás era de "¿Es eso posible?".

Sí, tal vez había hablado más de lo que debía. Igual no era importante... o al menos no para él.

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