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[Capítulo 40]

Olivia y Jack se veían bastante furiosos y confundidos. Biel, por otro lado, estaba preguntándose cómo era posible que volvieran a encontrarse ahí.

—¿Qué haces aquí? —espetó Jack primero, dando un paso hacia delante y cerrando sus manos en puños.

Biel parpadeó varias veces, ladeando la cabeza y titubeando.

—Vine porque estaba ayudando a alguien... Espera, no debo explicarles nada —contestó, arrugando el entrecejo y señalándolos con su índice—. Ustedes tampoco deben explicarme nada... ¿Declaramos esto un empate?

Jack chasqueó la lengua, acercándose otro paso y empujando a Biel por el hombro.

—¿Acaso nos estás siguiendo o algo? —cuestionó, arqueando las cejas y viéndolo con notable enfado.

—No se ofendan, pero no sigo a gente que no me interesa —dijo Biel levantando las manos y encogiéndose de hombres—. Aunque, ahora que lo pienso... ¿Ustedes viven aquí? —Se le encendió la luz de la cabeza y pensó en lo que acababa de decir—. ¿Su madre de casualidad se llama "Martha"?

Olivia empujó a su hermano para acercarse ahora a Biel y verlo con una mezcla de duda y sorpresa.

—¿Cómo sabes eso? —inquirió, frunciendo las cejas hacia abajo.

—Ah, ya... —suspiró Biel, apoyando su puño contra la palma de su mano—. Eso lo explica... Ahora me pregunto yo, ¿cómo es que chicos como ustedes tienen a una madre tan genial? Me sorprende un poco, debo admitir. ¿Será cosa del dicho "Dios le da pan al que no tiene dientes"? Porque eso tiene sentido.

—No sabes nada —contestó Olivia, chasqueando la lengua y bufando.

—¿Nada es saber que aparentemente son un dúo de acosadores que molestan a otras personas? —A Biel en el fondo no le importaba y solo quería irse a casa, pero el hecho de que ambos se hubieran cruzado con él le hacía sentir que era el destino gritando "¡Al fin es tu oportunidad de intervenir!".

Además, también sentía que Martha estaba esforzándose demasiado en ser una buena madre como para que Jack y Olivia no lo valoraran. Oh, vaya, ¿en qué clase telenovela vivía? ¿Por qué se involucraba de nuevo y parecía que seguía sin aprender su lección?

Jack no contestó, entreabriendo la boca y pareciendo querer decir algo; pero al final se quedó callado, quizá dudando acerca de la respuesta. Biel se encogió de hombros y miró el reloj, dándose cuenta que ya faltaban quince minutos para las nueve de la noche.

—De cualquier forma, debería irme —se limitó a decir, abriéndose paso entre los mellizos. Como último comentario, se detuvo y agregó—: Por cierto... Cuando los conocí en el centro comercial, no me parecían el tipo de personas que mintieran acerca de su posición... Porque eso es lo que hacen, ¿cierto? —Giró su cuello y los miró a ambos con los ojos entrecerrados—. Mentir acerca de una vida que no es suya.

Regresó sus ojos hacia el frente e hizo amago de seguir caminando, mas antes Olivia intervino.

—El chico que tú defendiste difundió rumores sobre Jack y yo hace unas semanas —soltó ella en un suspiro—, es un asqueroso idiota que trató que ambos fuéramos a prisión tras acusarnos de ladrones... ¿Esperabas que no hiciéramos nada?

—Olivia... —murmuró Jack a modo de advertencia, claramente sin querer que delatara nada de su vida personal.

Biel frunció el ceño.

Sin embargo, ya no respondió. Sabía que hacerlo alargaría la conversación y en serio debía irse si no deseaba volver a meterse en otro problema con su padre. Por suerte, ni Jack ni Olivia añadieron otra cosa.

Se marchó de ahí tras darle otro sorbo a su chocolate caliente.

.

Llegó a casa para cuando el reloj dio las 9:02 PM.

Para entonces soltó un largo suspiro y dejó su mochila en el suelo. Ya se había acabado el chocolate caliente, así que solo llevaba su vaso vacío.

Se detuvo en la sala al advertir a su padre sentado en el sofá, con su mandíbula tensa y sus ojos fijos en los suyos. Biel titubeó, parpadeando varias veces por la sorpresa y notando que el hombre lucía bastante enojado.

—¿Qué hora es, Biel? —inquirió su padre, volviendo a mirar el televisor que había frente a él. En la cocina se hallaba Taoni coloreando un par de dibujos, de los cuales separó su mirada al notar la tensión del ambiente.

—Hum, bueno... —empezó diciendo el chico, mordiéndose el pulgar con deje ansioso y mirando hacia el techo.

—¡Biel, te dije que me molesta que no respondas ese celular! —se exaltó su padre, levantándose del sofá y viendo al chico con notable molestia.

Biel sacó su celular solo para descubrir que tenía diez mensajes de su padre... Oh, vaya.

—Lo siento —murmuró sin poder disimular la falsedad que había tras esa disculpa.

—No espero una disculpa, Biel —contestó su padre, cruzándose de brazos mientras inhalaba y exhalaba profundamente. Echó un vistazo hacia Taoni con cierto recelo y, en un tono más bajo de voz, agregó—: Por favor, ten consideración. Se han estado poniendo algo feas las cosas en los vecindarios cercanos... Necesito que entiendas que debes responderme cuando te mando mensajes y que no puedes llegar así de tarde.

—¿Qué ha estado sucediendo? —Biel más allá de sentirse asustado, se sintió curioso e intrigado, dando un par de pasos hacia el frente y frunciendo el ceño.

Su padre tragó saliva, desviando sus ojos hacia el suelo.

—Han habido noticias acerca de que un grupo de crimen organizado está haciendo desastre por aquí —murmuró de forma vaga, cambiando el peso de su cuerpo de un pie a otro—. Un grupo que viene de la República Inferior.

Una punzada atacó el pecho de Biel.

No dijo nada cuando se dirigió a las escaleras y comenzó a subirlas de forma rápida.

—¡Biel, aún no termino de hablar contigo! —exclamó su padre desde la sala.

Sin embargo, Biel lo ignoró.

.

—¿Hoy tampoco pudiste dormir bien? —preguntó Cloe al ver entrar a Biel al aula con paso lento y ojos cansados.

El chico se encogió de hombros y se sentó a su lado, hundiendo su rostro entre sus manos y soltando un largo suspiro.

—Algo así —contestó en un volumen bajo, descubriendo su cara y mirando a Cloe con una media sonrisa.

—Deberías ir a una consulta médica y conseguir pastillas para dormir o algo —sugirió la chica, reclinándose sobre el respaldo de la silla y alzando las manos—. Yo odiaría no poder dormir, ¿sabes? Considero que la noche es el mejor momento del día porque solo ahí puedes dormir sin interrupciones.

Biel asintió con la cabeza.

—Tienes razón —concordó—, aunque no lo sé, no me gusta la idea de que un par de pastillas me ayuden a dormir... Ah, supongo que ya veré luego qué sucederá.

Cloe se incorporó de golpe en el asiento, como recordando algo.

—De haber sabido que ayer estabas despierto te habría contado lo que pasó en lugar de esperar hasta hoy —comentó ella y, sin esperar a que Biel respondiera, se apresuró a aclarar—: Mi padre vino de visita ayer en la noche.

Biel sopesó aquella revelación. Cloe le había contado que su madre y su padre se habían divorciado cuando ella tenía alrededor de nueve años y que, en realidad, no había vuelto a ver a su padre desde entonces gracias a lo obsesiva y rencorosa que se volvió su madre en su contra.

—Vaya, ¿en serio? —preguntó Biel asombrado, inclinándose en su dirección para oírla mejor—, ¿qué quería?

—Que me fuera con él —informó Cloe con notable desagrado—, ¿puedes creerlo? El sujeto ni siquiera se molestó en enviarme una carta de felicitación por mi cumpleaños y ahora quiere que vaya a vivir con él después de todo... Quiero decir, mi madre no hacía más fácil nuestros encuentros, ¡pero él pudo esforzarse en lugar de solo resignarse y decir "bueno, ya qué"!

—¿Y tu madre no dijo nada acerca de eso?

—Oh, claro que habría dicho algo de haberlo sabido... Es que mi padre apareció en medio de la noche en nuestro apartamento cuando ella no estaba. Dios, hasta estoy segura que bien podría haber sido así el inicio de una película de terror. No habría abierto la puerta de no haber creído que era mi madre.

Ambos se sobresaltaron cuando el profesor de la hora llegó y los dos se miraron con complicidad, decidiendo dejar el tema para otro rato.

Al final, ese "otro rato" fue hasta que salieron de clases y llegó el receso.

Por supuesto, suspendieron el tema hasta que se detuvieron en la cafetería y se reunieron con Nathan, quien los saludó con el mismo entusiasmo de siempre. A Biel le gustaba mucho el concepto de tener lo que la gente solía denominar como un "grupo de amigos".

A decir verdad, se sentía bastante bien.

—Yo que tú debería tener cuidado con tu padre —advirtió Nathan cuando Cloe volvió a relatarle lo mismo que a Biel, meneando la cabeza con toque de enfado—. He conocido casos de padres extraños que luego de un tiempo quieren volver a entablar lazos con sus hijos que abandonaron, y cuando ellos se rehusan se vuelven algo... Hum, ¿cómo decirlo? Pues "obsesivos" diría yo.

Cloe pestañeó con fuerza, hundiéndose en su asiento y mirando su comida como si hubiera algo mal con ella.

—Oh, gracias, ahora me pregunto si algo malo sucederá si me niego a irme a vivir con él —contestó con sus ojos abiertos de par en par.

Biel golpeó a Nathan en el hombro, sacudiendo su cabeza en desaprobación.

—No hay necesidad de sacar las peores conclusiones —dijo, arqueando las cejas—. Quizá su padre simplemente recibió alguna revelación o algo así y decidió que quería volver a ver a Cloe... No lo sé, a veces la gente hace cosas sin una razón. —Miró a la chica mientras añadía—: Yo creo que no deberías cerrarte del todo a verlo, quiero decir, no deberías aceptar así como así a mudarte con él... Sin embargo, quizá averiguar un poco acerca del motivo de su repentino interés te dé una mejor idea de si quieres seguir viéndolo o no.

Cloe lo pensó por unos momentos.

—Hum, sí, tiene sentido —suspiró, apoyando su mejilla sobre el dorso de su mano y torciendo sus labios en una mueca—. Está bien, entonces eso haré.

Biel observó que a lo lejos Nahomi se acercaba a ellos y la vio detenerse a un lado de Cloe sin que ella se diera cuenta.

—¡Hola, ¿cómo están?! —exclamó Nahomi con una amplia sonrisa y un entusiasmo impropio de ella. Asustó a Cloe al hablar con fuerza y la hizo brincar en su asiento.

—¿Qué sucede, Nahomi? —inquirió Biel con tono de intriga.

Ella se encogió de hombros.

—Venía a invitarlos a un picnic que tendré dentro de poco —comentó con aire distraído—. El picnic será para los miembros de nuestro grupo que fue elegido de momento para participar en el festival, así que están invitados ustedes dos, aunque tú también, Cloe.

La chica se sorprendió.

—Uh, pero yo no soy del club —dijo rápidamente ella, confundida.

—Creo que deberíamos convivir un poco más tú y yo si queremos ser amigas —fue la explicación de Nahomi, apoyando su índice en su mentón y ladeando la cabeza.

—Bueno, aunque yo nunca dije que quisiera que fuéramos ami...

—¿Saben? En realidad solo estoy buscando una excusa para sacar a Grady de su habitación y hacerlo tomar algo de aire fresco —admitió Nahomi de forma algo repentina, cruzándose de brazos y esbozando una mueca en sus labios—. Sé que quizá invitarte no sería la mejor solución, pero también creo que le está haciendo daño guardarse todo para sí mismo... Debería soltar algo de lo que tiene atorado de vez en cuando, y para eso quizá puedas ser de ayuda.

Cloe frunció el ceño.

—¿Quieres que sea una especie de destapacaños de las emociones?

Nahomi soltó una carcajada.

—Eres muy divertida, no sé por qué antes me caías mal —se burló, meneando la cabeza—. Aunque no eres muy buena con las metáforas. En fin, espero verlos el viernes después de la escuela... ¡Nos vemos!

Y, así, Nahomi asumió que ellos tres irían a su picnic.

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