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[Capítulo 37]

Se detuvieron delante de la puerta de la habitación en la que se hallaba Grady antes de lo esperado.

Biel miró hacia Adam, observando cómo el hombre no se lo pensó demasiado antes de dejarse caer sobre la banca que había en el pasillo.

-Entren ustedes -se limitó a decir, sacando su celular y encendiéndolo para revisarlo-, ni siquiera sé si el chico está despierto... Igual debo esperar a que su padre llegue.

Los jóvenes le restaron importancia al comentario y se centraron en entrar al interior del cuarto. La habitación del hospital era bastante amplia y grande, lo que cabía esperar de la zona VIP.

Biel se cruzó de brazos al observar la cama en el centro en la que yacía recostado Grady. No se veía físicamente mal como uno pensaría dentro de su imaginación ansiosa y negativa, pero tampoco era la epítome de la salud; su piel estaba pálida como la cera, su pecho subía y bajaba muy lentamente por su respiración y había un par de grandes ojeras marcando su rostro. No daba señales de que despertaría pronto.

Verlo bajo ese estado lo inquietó un poco y miró su reloj, observando que ya casi daban las cuatro de la tarde... Habían perdido bastante tiempo en el tráfico.

Abrió la boca para decir que se iría, siendo que sobraba en ese sitio, pero Nahomi le interrumpió antes, diciendo:

-Iré a la tienda de obsequios para ver si le consigo algo para comer... Quizá quiera chocolates o algo...

Cloe la miró, asintiendo con la cabeza.

-Te acompaño -se limitó a agregar, yendo detrás de la chica cuando ella abandonó la habitación.

Dejaron a Biel solo sin siquiera preguntarle o decirle algo más. Él frunció el ceño, sopesando la idea de irse sin decirles nada o esperar a que volvieran para avisarles que se marchaba.

Sin embargo, una voz intervino sus pensamientos e irrumpió su indecisión.

-¿Ellas ya se fueron?

Biel se sobresaltó en respuesta, mirando hacia la cama del hospital y notando que era Grady quien acababa de hablar. Parpadeó varias veces, algo perplejo, ladeando la cabeza y pasando una mano por su cuello.

-Eh, sí... -contestó vacilante. Acto seguido, arrugó la frente y agregó-: Espera, tú... ¿Estabas fingiendo que seguías inconsciente para no hablar con Nahomi y Cloe?

Grady rodó los ojos, incorporándose en la cama y curvando sus labios en una mueca de desagrado.

-No quiero hablar con ninguna -expresó fríamente, dirigiendo su mirada hacia Biel y fijando sus ojos en los suyos-, tampoco quiero hablar contigo, pero eres mejor que ellas dos.

-Oh, vaya, no necesitas halagarme tanto -ironizó Biel, suspirando con exasperación y cruzándose de brazos-. ¿Y puedo saber qué sucedió para que acabaras aquí? No es que lucieras previamente sano allá en la sala de música, pero no creí que fueras a desmayarte...

-No es de tu incumbencia. -Grady miró a su alrededor, frunciendo el ceño y bajando la cabeza-. ¿Sabes si mi padre ya está aquí?

Biel sacudió la cabeza en negación, señalando hacia la puerta cerrada.

-Solo sé que Adam está allá afuera y vino contigo en la ambulancia -contestó.

-De acuerdo. Dile que no llame a mi padre y que, si lo hizo, que se retracte. Él no tiene por qué saber acerca de esto.

-¿Eh? ¿Que no tiene que saberlo? -repitió Biel perplejo, apoyando sus manos sobre su cintura y alzando las cejas-. Es tu padre... Aunque según lo que oí y vi de él, no es de los mejores. -Soltó un suspiro sin poder ocultar su nerviosismo acerca del tema-. A lo que quiero llegar es que este tipo de cosas solo puedes atravesarlas con ayuda de otros... Sin embargo, para encontrar esa ayuda lo principal es aceptar que la necesitas, ¿sabes? Los psicólogos y psiquiatras no son adivinos...

Esto pareció enfurecer a Grady, que alzó la cabeza como si alguien le hubiera clavado una aguja al cuello.

-¿De qué diablos estás hablando? -espetó molesto-. Solo lárgate de aquí y pásate a decirle a Adam lo que acabo de decirte... Y tampoco se te ocurra decirle a Nahomi y Cloe que estoy despierto. Realmente no quiero lidiar con ellas.

Biel sopesó sus opciones. Podía hacerle caso o, por el contrario, podía hacer adrede justo lo opuesto para fastidiarlo. No obstante, tampoco era malvado... Sabía entender cuando alguien solo no estaba de humor para las personas.

-Hum, son muchas peticiones -murmuró con fingido dramatismo, apoyando su índice sobre su mentón-, no sé si alguien como yo pueda cumplirlas al pie de la letra...

-¿Qué es lo que quieres? -Grady no se fue con rodeos y hasta hubo cierto matiz de irritación que tiñó su tono de voz.

-Olvidé mencionarte acerca de un trabajo de Química que debemos hacer -contestó Biel, sacando su celular y entregándoselo-. Dame tu número para darte los detalles, porque tendremos que juntarnos para hacerlo y quizá vuelva a olvidarme de hablarte de esto...

-¿No aceptarías hacerlo todo por tu cuenta y que solo te pague por ello? -El chico no lució serio al preguntarlo; se veía más bien como si quisiera ofrecerle eso para descartar esa probabilidad de que pudiera aceptar.

-Podría hacerlo... Pero no soy precisamente inteligente y, bueno, podría arruinar el proyecto, y no pareces como el tipo de persona que quiere un 6 en su boleta de calificaciones...

Grady chasqueó la lengua en frustración, tomando el celular de Biel para agendar su número en él con innecesaria fuerza.

-Eres insufrible -murmuró con ademán de fastidio, volvéndole a entregar el aparato al cabo de unos momentos.

-Yo también te quiero -se burló Biel con una sonrisa, guardando su celular y haciendo amago de marcharse-. Por cierto, sé que no soy quién para decirte algo respecto a cómo manejar tu vida y eso... Pero creo que deberías conseguir ayuda. Estoy seguro de que hay más personas que quieren ayudarte de las que tú crees.

-Si crees eso es porque eres más ingenuo y estúpido de lo que pensé, lunático. -Grady volvió a recostarse sobre la cama, girándose hacia el lado opuesto de donde lo veía Biel.

-Sí, tal vez -murmuró el chico, volviendo a suspirar y abandonando la habitación.

Le pasó el mensaje de Grady a Adam, que no pareció sorprendido al oírlo. También se encontró con Nahomi y Cloe en el elevador y se despidió de ambas con una media sonrisa; las chicas se veían como si a ambas les acabaran de quitar un gran peso de encima y, definitivamente, al menos ya no querían estrangularse, lo que era un gran paso para los dos.

Biel ya no supo qué sucedió una vez que se fue, mas tuvo esta fuerte sospecha de que Grady no "despertó" mientras Nahomi y Cloe estaban en la habitación del hospital.

Al final, se marchó de ahí directo al centro comercial.

.

El día siguiente todavía tenía rastros de la lluvia del día anterior, lo que le quedó claro por el intenso tráfico que había en las calles y que casi le hizo llegar tarde a la escuela. No obstante, consiguió arribar por muy poco a la hora justa al salón de clases y pasó a sentarse junto a Cloe en el lugar de siempre.

Respiró agitado al dejarse caer sobre la silla, pasando una mano por su cuello y notando que el profesor de la primera hora aún no llegaba. Al mirar hacia atrás vio a Grady sentado en su lugar usual de siempre, lo que le hizo preguntarse si tanta era su terquedad de negar su problema que ni siquiera se molestó en quedarse otro día en el hospital... ¿Qué chico raro no aprovechaba la oportunidad para quedarse sin hacer nada un par de horas? Le decía lunático a él, pero el verdadero demente era Grady... Vaya, ni siquiera le había respondido los mensajes que le había enviado durante la noche.

-¿Pudiste hablar con él en el hospital? -inquirió Biel hacia Cloe de forma vaga, viendo que el profesor en cuestión ya había llegado y pasó a sentarse tras el escritorio mientras dictaba una página del libro a la que debían dirigirse.

Cloe meneó la cabeza.

-No, seguía inconsciente... Nahomi y yo solo nos quedamos una media hora más y nos fuimos -relató la chica, encogiéndose de hombros y viendo de soslayo la banca que ocupaba Grady a sus espaldas-. Ya te cuento en el receso con detalle lo que sucedió...

Y, en realidad, así lo hizo.

Llegaron a la cafetería apenas cuando Cloe lo estaba poniendo al corriente respecto a los eventos que habían sucedido en el almacén. Biel solo pasó rápido a comprar su desayuno antes de que se dirigieran hacia su mesa habitual, a la que Nathan solo tardó unos minutos en unirse a ellos y enterarse también de la historia.

-... y así que creo que ahora Nahomi y yo estamos en una especie de tregua o algo así -suspiró Cloe como punto final, reclinándose sobre el respaldo de su asiento y cruzándose de brazos-. ¿Pueden creerlo? La chica pasó dos años enteros humillándome e insultándome cada vez que podía en los pasillos y ahora resulta que haberle gritado como lo hice bastó para que me dejara en paz... Es que no puedo creerlo. De haber sabido que eso funcionaría, lo habría hecho desde el principio...

-Hum, tal vez el que ambas estén relacionadas con Biel ayudó a ese proceso -teorizó de pronto Nathan, inclinándose un poco hacia delante-. Los amigos en común siempre son una ayuda para estrechar lazos.

-¿Que yo qué? -Biel tenía la boca llena de los fideos instantáneos que había comprado. Tardó un poco en pasarlos por la garganta y, solo así, agregó-: Bueno, de todas formas y sea cual haya sido la razón, me alegró que siquiera Nahomi ya no quiera lanzarse encima de ti como un perro rabioso.

Cloe se rio entre dientes, pasando una mano por su cuello y desviando la mirada.

-La verdad me gustaría hablar con Grady para aclararle todo lo que en un inicio debí haberle dicho -exhaló vacilante-, pero tengo el mal presentimiento de que no va a querer oírme... O quizá solo estoy exagerando y ni siquiera le importó en lo más mínimo... -Bajó la mirada y se mordió el labio inferior-. ¿Saben? Me pasé todo este tiempo convenciéndome de que era un idiota, que lo odiaba y que ya había superado lo que pasó... Sin embargo, creo que no es tan fácil como solo desearlo y ya.

Nathan y Biel se miraron el uno al otro, algo incómodos. Ninguno tenía experiencia en saber qué responder ante ese tipo de situación. ¿Alguna respuesta inspiradora o amable? Simplemente nada se sentía correcto cuando ninguno sabía de mano propia el contexto de todo lo que había detrás.

-La única forma en que puedes averiguarlo es hablando con él -dijo Nathan con suavidad, apoyando su mano sobre el hombro de Cloe y dándole una mirada a Biel para que también agregara algo.

-Eh, sí... Grady podrá parecer que no siente nada y que solo se interesa por sus concursos, mas estoy seguro que muy en el fondo debe seguir deseando esa conversación que ambos nunca tuvieron -aseveró Biel con una media sonrisa que se sintió algo falsa.

El problema era que no podía hablar abiertamente, porque la cosa era que, en realidad, no conocía a Grady como correspondía... A veces sentía que tampoco conocía a Cloe por el hecho de llevar menos de un mes de haberse presentado con ella.

Pero el tiempo no siempre estaba relacionado. Había días en los que sentía que no conocía a su padre, y otros en los que estaba seguro de no conocerse a sí mismo.

Y es que cuando tu propia mente te oculta cosas, es difícil discernir a quiénes conoces de verdad. Esos problemas empeoran cuando sabes que, en el fondo, solo estás engañando a todos.

Así que Biel al final se quedó en silencio y dejó que fuera Nathan quien añadiera más comentarios de consuelo.

No sabía qué había traído a colocación esos pensamientos.

Sabía que eran desagradables y, sobre todo, ciertos.

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