[Capítulo 25]
Biel estaba muy confundido sobre la hostilidad de Nahomi hacia Cloe.
Para empezar, él no tenía ni idea de que ellas se habían conocido antes, así que el tenerlas ahora viéndose mutuamente como dos perros rabiosos a punto de atacarse resultaba de lo más desconcertante.
Cloe alzó la barbilla ante el comentario despectivo de Nahomi, tensando la mandíbula y cruzándose de brazos con notable enfado.
—¿Para qué buscas a Biel? —espetó la chica mientras arqueaba las cejas y pasaba de ser una joven amable y agradable a portar una expresión fría y desalmada—, él no tiene razones para involucrarse con alguien como tú.
—Los asuntos que tenga con él no son de tu incumbencia —musitó Nahomi, dibujando una falsa sonrisa sobre sus labios y dirigiendo su mirada hacia Biel—. ¿Podemos hablar en privado donde nadie que no deba oír nuestra conversación nos escuche? Seguro que tú también apreciarás tener una buena compañía de vez en cuando.
Oh, no. A Biel no le gustaba eso. ¿Lo estaban haciendo elegir? Porque odiaba elegir cuando había dos opciones en las que terminaba mal de una u otra forma. Se mordió ansiosamente el labio inferior, alzando sus manos en gesto de paz.
—Bueno, yo creo... —empezó diciendo, aunque dejó la frase al aire al simplemente verse incapaz de completarla por la incomodidad que lo abrumaba.
Estuvo unos instantes así, medio tartamudeando y medio mirando a Cloe y Nahomi en busca de que alguna retrocediera y diera marcha atrás a esa contienda mental que acababan de iniciar.
Afortunadamente, Biel no tuvo que dar una respuesta en ese momento.
—Cloe, ¿puedo hablar contigo? Es acerca del club —llamó una chica que pasaba por ahí. Biel la reconoció como Susan, una de los miembros del club de Cloe.
La aludida despegó por fin sus ojos de Nahomi, buscando con la mirada a Susan. Su expresión se relajó casi de inmediato al verla, asintiendo con la cabeza aunque no sin antes echar una última mirada irritada hacia Nahomi.
Eso bastó para dejarla a solas a ella y a Biel, que se removió con cierta inquietud sobre el suelo y carraspeó con la garganta. Nahomi no dijo nada al dar media vuelta, lo que Biel interpretó como una señal silenciosa para que la siguiera.
Se detuvieron en una esquina de la cafetería solitaria, por lo que ahora podían hablar con mayor libertad sin miedo a ser oídos.
—Así que, acerca de los detalles de lo que te mencioné por mensaje —dijo Nahomi, alzando una ceja—. Ya lo consulté mejor con mi hermano... ¿Estás disponible las tardes de este fin de semana? Podríamos tomarlo como prueba y, dependiendo de cómo vaya la cosa, podríamos alargar las clases... ¿Está bien la paga de 120 cotarios por clase?
Biel se atragantó con su propia saliva.
—¡¿120?! —repitió, tosiendo en su puño con fuerza y sin poder evitar que el asombro cruzara por sus ojos.
Nahomi lo miró aterrada.
—Lo siento, ¿eso es muy poco? —inquirió, jugueteando con sus pulgares.
—¿Qué? No, no... —se apresuró a aclarar Biel, dibujando una sonrisa incómoda en sus labios—. Más bien pensaba lo contrario.
—Oh, ¿en serio? —Nahomi ladeó la cabeza—. Pues entonces está bien, ¿no?
—Tú... ¿Estás segura? Quiero sonar profesional con esto de las asesorías, pero siento que es mucho.
Riéndose por lo bajo, Nahomi pasó una mano por su cabello con gesto divertido.
—Eres adorable por decir eso —murmuró, mirando hacia el suelo—, la mayoría habría pedido hasta más sin siquiera pensarlo, ¿sabes? —Levantó los ojos una vez más, fijándolos en los de Biel—. Yo digo que esa cantidad es lo necesario, y más teniendo en cuenta que conseguiste entrar al club de música y ya conociste a Hugo... Tampoco creas que me voy a morir de hambre por pagarte eso, ¿eh? Mis padres son médicos, así que tenemos dinero de sobra.
Era cierto, se recordó Biel. Era fácil la rapidez con la que se olvidaba que había ido a parar a un instituto donde el 90% de la población estudiantil era de familias acomodadas y con una buena solvencia económica. No es que él fuera pobre ni nada, pero no se consideraba dentro de ese porcentaje.
—Hum, bueno... —contestó. Lo cierto era que era la primera vez que trabajaba para algo así. No era como en la tienda de Astor que, en realidad, había dejado de tener un sueldo en sí desde el año pasado, así que en realidad no estaba familiarizado con eso de "pon un precio a tu trabajo". Así que solo quedaba esforzarse por estar a la altura de la paga—. Entonces, de momento solo sería sábado y domingo, ¿cierto?
Nahomi asintió.
—¿De cinco a siete de la tarde estaría bien? —inquirió.
—Eso estaría perfecto. —La sonrisa de Biel se tornó algo más auténtica, hundiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón—. Oh, y por cierto... ¿Es posible enterarme sobre qué sucedió entre Cloe y tú?
No quería sonar entrometido. No debería haber preguntado en primer lugar. La curiosidad había matado al gato... Sin embargo, no podía evitar percibir que había una fuerte conexión en todo eso que lo llamaba a ser descubierta. Quizá no era de su incumbencia, mas tampoco podía reprimir en absoluto esa intriga que sentía respecto al tema.
Ya se disculparía con Cloe más tarde.
Los ojos de Nahomi lo escanearon en silencio por unos breves instantes, arrugando ligeramente el entrecejo y apretando sus labios en una fina línea recta. Acto seguido, rehuyó la mirada y dijo:
—Cloe fue una tonta a quien en primer año le gustaba Grady o algo así. Se acercó a él y se hicieron cercanos por unas semanas... Sin embargo, al final resultó que solo quería acercarse por su propio interés. Fue de lo más vergonzoso cuando su propia madre lo dijo y toda la maldita escuela se enteró y empezó a difundir un montón de horribles rumores... Al final Grady se sintió tan avergonzado y mortificado que fingió que nada había pasado. Todos los demás también lo fingimos... Supongo que ahora ya no importa mucho, pero estoy segurísima de que Grady sigue afectado por eso incluso hoy en día.
Lo había soltado así de pronto que Biel tuvo problemas para procesarlo. En primer lugar, no había esperado que en serio fuera a decirle la verdad con solo pedírselo.
Parpadeó varias veces, sopesando sus palabras en silencio.
—No entiendo —confesó vacilante—, ¿qué tienes que ver tú...? —Dejó la frase al aire, no queriendo sonar grosero.
Nahomi se rio.
—No mucho, debo admitir —suspiró, encogiéndose de hombros—. Creo haberlo mencionado antes en el concurso al que fuimos. Grady es alguien muy importante para mí y lo considero como un hermano incluso si él muy apenas se acuerda de mi nombre. Yo no estaba cuando sucedió todo lo de Cloe, pero sí vi a Grady fuera de la escuela bastante deprimido por eso... ¿Y sabes lo difícil que es ver a alguien que nunca exterioriza sus sentimientos así? Verlo desgarrarse, frustrarse por no entender y hasta llorar. Es horrible, Biel. Y podré sonar como una rencorosa, mas lo cierto es que no he perdonado a Cloe por lo que le hizo a Grady.
Biel no contestó, viendo a la chica girarse sobre sus talones y abandonar el escenario con paso pesado y algo indiferente. No la siguió con la mirada y permaneció con sus pupilas clavadas en el suelo.
Recordó que Cloe había mencionado que tenía historia con Grady, pero no se esperó que la "historia" consistiera en eso. Ni siquiera estaba seguro de entenderlo, ¿Cloe había engañado a Grady? ¿Lo había usado para acercarse a él por un interés propio? No se oía como algo que haría ella. Sin embargo, la verdad era que, en realidad, no la conocía del todo.
Tampoco conocía realmente a Nahomi ni a Grady. ¿Eso significaba que no tenía caso depositar sus creencias en un solo lado de la versión? Pasó una mano por su cuello, exasperado por esa confusa situación.
No dijo nada cuando vio a Cloe acercarse hacia él. Al parecer Susan ya había dejado de ocuparla, puesto que ella no estaba a su lado.
Biel también caminó en su dirección, deteniéndose delante de la chica y mirándola a los ojos. No planeaba contarle lo que Nahomi le había dicho, y no es que pensara mentirle, pero es que solo no lo veía necesario. No quería herir por accidente a Cloe al hacerla pensar que elegía creer en la versión de los hechos de Nahomi... Estaba seguro de que debía haber más de una, ¿cierto?
—¿Qué te dijo ella? —cuestionó de forma directa Cloe, frunciendo el ceño y viendo a Biel con cierto recelo.
Eso no estaba dentro de los planes de él, así que no pudo evitar titubear.
—¿Sobre qué? —inquirió, ladeando la cabeza.
—Ella te dijo algo acerca de mí, ¿no es verdad? —insistió Cloe, hundiendo sus hombros y bajando la mirada. De pronto, se escuchó insegura y dubitativa, como si en el fondo no quisiera oír la respuesta.
¿Qué se suponía que debía responder Biel? Ahora si decía que no, entonces sí le estaría mintiendo... Menudo problema. Apretó los labios, soltando un suspiro.
—Eh, tal vez —admitió. Demonios, pensó, si no le hubiera preguntado a Nahomi simplemente no se habría enterado de nada y todo estaría bien—. Pero debes saber que por encima de todo, yo estoy seguro de que tú tienes una explicación al respecto... Aunque eso no significa que debas explicarme algo, ¿sabes? Todavía no nos hemos conocido demasiado, e incluso si fuera así no tienes ninguna responsabilidad de contarme o explicarme nada...
—¿Qué fue lo que te dijo? —le interrumpió Cloe, cambiando el peso de su cuerpo de un pie a otro y rascando nerviosamente la palma de su mano.
Biel se quedó en silencio unos instantes. No quería mentir. Tampoco quería provocar que Cloe se alejara de él.
Incluso bajo este último deseo, decidió que la verdad era lo mejor por lo que podía apostar en ese caso.
Así que tragó saliva y dijo:
—Me contó que habías herido a Grady... Me suena un poco difícil de creerlo... Hum, me imagino que depende de la versión de la historia...
Quería sonar abierto a oír si Cloe quería contarle algo, pero sabía que solo estaba oyéndose extraño y como un tonto. Mordió el interior de su mejilla, maldiciendo por lo bajo por su poca capacidad de dar un verdadero consuelo.
—No, no hay otra versión de la historia —espetó Cloe de pronto con cierta rudeza, lo que sorprendió a Biel de forma inevitable—. Es justo como te lo contó. Lastimé a Grady. Él no ha vuelto a acercarse a mí desde entonces. No hay nada qué justificar o decir de eso.
Biel se quedó en silencio, sorprendido por la violencia con la que Cloe dejó escapar estas palabras de su boca. La observó con cierta duda, entreabriendo sus labios para decir algo, aunque volviéndolos a cerrar casi al instante cuando fue incapaz de escoger las palabras correctas.
Cloe tragó saliva con dificultad, pasando una mano por su rostro, alzando la cabeza y, luego, sonriendo.
—No pasa nada —agregó ella, retorciendo sus dedos con algo de ansiedad—. Al menos eso ya está en el pasado... —Tensó su mandíbula—. Voy al baño. Ya vuelvo.
Biel no consiguió detenerla, puesto que ella ya había desaparecido de su línea de visión para cuando logró reaccionar. Apretó sus puños y chasqueó la lengua molesto.
¿Cómo podía ser así? ¿Cómo podía simplemente dejar ir a Cloe luego de que le hubiera soltado algo así de importante? Se planteó seguirla, pero sabía que no tenía caso si no tenía idea de en dónde estaban los baños de las chicas.
En cambio, retrocedió un paso, miró a su alrededor. Se dio cuenta de que ahí no estaba Nathan como otros días. El resto de los alumnos estaban ya juntados en grupos.
Cloe no volvió pronto, así que Biel se sintió solo.
Por primera vez desde que había llegado al instituto, la cafetería se sintió demasiado grande para él.
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