[Capítulo 24]
Biel llegó a casa a las 7:13 PM.
Se dejó caer sobre el sofá exhausto, soltando un hondo suspiro y pasando una mano por su cabello. Se quedó con Astor un rato en el jardín luego de que Grady se hubiera marchado, por lo que eso había representado también un cierto esfuerzo para él... En conclusión, no se sentía de humor para existir, ¡y eso que todavía debía hacer tareas!
Gruñó por lo bajo al pensar en esto, mirando de soslayo a Taoni, que estaba sentada a su lado observando fijamente la pantalla de la televisión, que mostraba una película de animales parlantes que también eran espías.
Biel sacó su celular de su bolsillo al percibir que vibraba contra él y, al abrir sus notificaciones, se sorprendió un poco de encontrarse con que había un mensaje de alguien inesperado.
Nahomi
7:16 PM| Hey, hola, ¿te acuerdas de mí? 👀
7:17 PM| Me dio gusto verte en el club, espero que logres quedarte en serio las próximas semanas
7:18 PM| Este... ¿Te acuerdas de tu oferta sobre enseñarle a mi hermanito lo inicial de la guitarra? 😓
Durante unos instantes Biel se quedó observando los mensajes, primero con cierta duda y, al final, en comprensión. Su memoria no tardó en hacerle claro ese momento en que se había ofrecido sin quererlo realmente a ser el maestro de música de alguien que ni conocía. Sin embargo, incluso a través de mensaje le resultó amargo negarse, en especial tratándose de algo que era consciente que podía hacer.
Se mordió el labio inferior, optando por responder.
¡Hola! Eh, sí, claro que lo recuerdo |7:20 PM
¿La pregunta viene porque quieres agendar algo? |7:21 PM
Nahomi
7:22 PM| Eso sería bueno de ser posible
7:22 PM| Al cabo ya conociste a Hugo, ¿cierto? Y puede portarse mejor que eso si lo obligo
7:23 PM| ¿Crees que podamos hablarlo más a detalle en la escuela? Es que sí me interesa esto, y a Hugo ya le conté y también parece gustarle la idea ❤️
Claro, claro |7:24 PM
Ya con más calma podemos hablarlo mañana sin problemas|7:24 PM.
—¿Qué significa eso? —La voz de Taoni interrumpió los pensamientos que habían comenzado a rondar por la cabeza de Biel respecto a la reciente conversación.
El chico se sobresaltó un poco, dándose cuenta de que su hermana había estado espiando su celular todo ese rato. La miró con cierta molestia, arrugando las cejas y apagando su celular.
—Sí que eres una entrometida —murmuró, torciendo sus labios en una mueca.
—Espera, espera. —A Taoni no pudo importarle menos lo que Biel había dicho y, en cambio, agregó—: ¿Esa era Nahomi, la hermana de Hugo? ¿Y el Hugo del que hablaban es el Hugo que fue al paintball?
Biel pensó en darle una respuesta mordaz o sarcástica, mas lo cierto era que no estaba tampoco de humor para pensar en algo como eso, por lo que solo asintió con la cabeza y rodó los ojos.
—Sí... Nahomi vino a la tienda de Astor la otra vez y compró una guitarra para su hermano —explicó, aunque no tardó en molestarse consigo mismo por habérselo soltado todo a Taoni en lugar de solo decirle que dejara de husmear en asuntos ajenos. Aprovechando que ya estaba en eso, no le molestó añadir—: Eso fue antes de que yo supiera quién era el hermano de Nahomi... De cualquier forma. La idea general es que le dé clases a Hugo.
Los ojos de Taoni se abrieron de par en par en obvia sorpresa y asombro.
—¡¿Hablas en serio?! —chilló, cubriéndose la boca con las manos y viéndolo como si le acabara de crecer una segunda cabeza. Luego, la rabia cruzó por sus ojos y, tomando un cojín de uno de los costados del sofá, golpeó a Biel en el hombro—. ¡¿Por qué no me dijiste antes?!
Biel estaba muy confundido.
Le arrebató el cojín para que dejara de pegarle, viendo a su hermana con el ceño fruncido.
—Oye, ¿qué te pasa? —indagó, ladeando la cabeza—. No te ofendas, pero, ¿desde cuándo debo contarte este tipo de cosas?
Las mejillas de Taoni se colorearon de un fuerte rojo a la vez que ella bajaba la cabeza y se removía con incomodidad en el sofá.
—Hugo es el niño que te había mencionado antes —soltó ella de un respiro, cerrando sus ojos como si no quisiera ver su reacción.
"¿El niño que había mencionado antes?". Biel trató de hacer memoria. ¿En qué momento Taoni le había hablado acerca de un niño?
Sus labios se entreabrieron unos segundos más tarde cuando finalmente llegó a entender de qué niño estaba hablando ella.
—¿Hablas de ese por quien querías aprender a tocar la guitarra? —inquirió con deje pensativo.
Taoni tomó el cojín que Biel le había arrebatado, hundiendo su rostro en él.
—Sí, es ese —contestó con sus palabras ahogadas a causa del cojín.
Biel esbozó una media sonrisa, titubeando y sintiéndose dubitativo acerca de cómo debía sentirse ante ese descubrimiento. Le parecía de lo más obvio que no estaba feliz por eso, pero tampoco se sentía indiferente... Aunque lo que sí tenía clarísimo era que no entendía por qué a Taoni le gustaba Hugo. Ni siquiera tenía un buen nombre.
Esperen. ¿A su hermana menor le gustaba un niño? ¿Esa era la premisa general de todo ese asunto? Miró hacia el techo, un poco curioso acerca de los pensamientos que debían revolotear por la mente de Taoni justo en ese momento.
Se mordió el labio inferior con cierta duda, bajando una vez más la mirada y enfocándola en su hermana.
—Pareces desesperada por acercarte a él —puntualizó, arqueando las cejas. No pretendía sonar como un ataque, pero lo cierto era que le preocupaba lo que Taoni creyera que estaba bien o no hacer en relación a Hugo.
—Es que tú no entiendes —murmuró ella, jugueteando con sus pulgares y despegando su rostro del cojín, que había quedado marcado sobre la superficie de su piel—, es complicado acercarme mucho a Hugo porque a Johana también le gusta, ¿sabes?
Biel no quería reírse. En serio se lo quería tomar tan en serio como Taoni lo hacía... Sin embargo, ¿es que acaso ese era el guión de una cliché telenovela? Sacudió la cabeza, apoyando su mano sobre la cabeza de su hermana a modo de consuelo incluso si sabía que a ella le molestaba.
—Ah, sí que es un problema —exhaló, notando cómo su hermana no apartaba su mano de su cabeza y solo tenía sus ojos fijos en el suelo—. Pero mira, ¿qué te parece esto? Si acepto esto de ayudar a Hugo, supongo que, dependiendo de cómo funcione la cosa, podrías venir conmigo y podría enseñarte a ti de paso...
Taoni lo miró con sus ojos fluctuando entre la admiración y el asombro.
—¿En serio? —cuestionó emocionada—, ¡te lo agradecería mucho, Biel! ¡De verdad!
Ella procedió a envolverlo en un abrazo que Biel apenas si correspondió por la sorpresa.
—Solo recuerda que, incluso si Hugo te gusta mucho, él no será el primero ni el último que te guste —comentó Biel luego de aquel efímero abrazo—. No te preocupes por cosas que no vayan acordes a tu edad y, por encima de todo, solo recuerda que tu única obligación a los nueve años es pasarla bien, ¿de acuerdo?
Su hermana lo observó con un destello divertido en sus pupilas, y con ello ya no hizo falta responder.
La madrastra de Biel llegó poco rato después de haberse marchado al centro comercial. Taoni y él no se hablaron durante la cena, como usualmente era de esperar en ellos.
Biel se quedó hasta tarde haciendo tarea. Nada del otro mundo ni tampoco algo con lo que no pudiera lidiar.
.
En el segundo día de la semana Biel llegó temprano a clases, siendo las 7:14 AM cuando entró al aula. Ahí se dejó caer sobre su asiento, soltando un suspiro y mirando a su alrededor. Todavía no llegaba Cloe, por lo que debía admitir que se sentía algo solitario sin ella.
—¿Ya oíste que ya se escogieron a los nuevos miembros del club de música? —Unos cuchicheos llamaron la atención de Biel. Por lo general, el resto de los estudiantes seguía tratándolo con una frialdad e indiferencia al grado de que, en ocasiones, ignoraban su existencia... No obstante, eso también involucraba que hablaban a espaldas de otros sin tomar en cuenta que él podía estar oyéndolos—, estos se ven más mediocres que los del año pasado.
Estaban hablando entre sí un par de chicas a unos asientos de distancia. Eran de esas que siempre se subían la falda, se ponían rímel entre clases en lugar de atender la lección y siempre tenían la cabeza en todos lados menos en hacer los deberes.
—¿Verdad que sí? Y hasta creo que son menos guapos —suspiró otra de ellas con tono decepcionado—. Pero, ¿soy yo o Grady se ha puesto más frío que antes? Ya ni hace el intento de unirse a las conversaciones y pareciera que le hace daño tocar a las personas...
—Es verdad —coincidió la de antes, poniendo los ojos en blanco—. Desde lo que pasó con esa tonta de Cloe se rindió con todos. Tú lo ves y hasta pareciera que es un robot.
Esto llamó rápidamente la atención de Biel, que se inclinó de forma inconsciente hacia la conversación que estaba empezando a ser parte de su interés. ¿Lo que había pasado con Cloe? ¿Qué había sido exactamente? Apretó sus labios en una fina línea recta y, de pronto, se sobresaltó cuando el timbre sonó.
Las chicas se dispersaron poco después y Cloe llegó unos cinco minutos más tarde, llegando con demora como ayer gracias a que su chófer seguía indispuesto.
Biel no pudo evitar preguntarse qué era lo que Cloe no le había contado... Es decir, sí, sabía que no era de su incumbencia y que definitivamente no le correspondía preguntar al respecto, pero lo cierto era que tampoco podía evitar sentirse intrigado respecto a lo que había sucedido y que su amiga no le había dicho.
Quizá era muy pronto para descubrirlo.
Ya mientras se repetía esto, sonó esta vez el timbre para el receso. Resultó que las clases se pasaban como un nubarrón cuando tenía sus pensamientos fijos en algo ajeno a lo que el profesor estaba diciendo.
—¿Estás bien? Pareces algo distraído —comentó Cloe cuando llegaron a la cafetería.
Biel no respondió de inmediato, encogiéndose de hombros.
—Eh, sí —contestó, restándole importancia al asunto con un ademán de mano—. Creo que sigo algo cansado por lo de ayer, lo siento...
Cloe alzó una ceja, mirándolo con cierto toque de recelo y duda. Sin embargo, no lo interrogó una segunda vez y aguardó por él cuando el turno de Biel para comprar llegó y se consiguió ahora un pan grueso y azucarado que no tenía idea de cómo se llamaba.
—¡Hey, Biel! —Una voz lo hizo girar su cabeza hacia su izquierda, notando que ahí estaba Nahomi, quien no se lo pensó dos veces antes de encaminarse hacia él.
—¿Cómo la conoces? —cuestionó de la nada Cloe a su lado, observando a Biel con una mezcla de confusión, sorpresa y hasta pavor.
—¿Qué? —Biel le habría respondido cómo debía ser de no haber percibido el rencor que marcaba las palabras de Cloe como un fuerte veneno.
Y, al momento de que Nahomi se detuvo frente a ellos, la chica se le quedó mirando primero a Biel con un rastro de alegría, la cual se esfumó en un santiamén al advertir en Cloe.
—Tú... —exhaló Nahomi, arrugando el entrecejo y viéndola de arriba a abajo como un depredador que analiza su siguiente movimiento para cazar a su presa.
Biel de repente se sintió incómodo, dándose cuenta de que Nahomi y Cloe ahora se estaban viendo con un odio que él no creía posible que podía ahondar una simple mirada.
Y, antes de que pudiera decir algo, Nahomi se le adelantó, diciendo:
—Biel, no tenía idea que te gustaba tener de amigas a serpientes hostigadoras.. De haber sabido te habría conseguido una más amigable traída desde el zoológico.
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