-Profesora, esperó que pueda entenderlo. Me he fijado bastante en él y el director me ha dicho que sus notas están entre las diz mejores de todo Japón. Le juro que allí le aplicaremos mejor, estoy seguro que su futuro mejorará si me lo llevó allí conmigo.

  -Oh, señor titiritero...

  -Mejor llamemé Jigyaku.

  -Si, Jigyaku, pero... no sé. Se me hace duro despedirse de un alumno tan querido como Ningyo...

  -Le prometo que lo cuidaré bien. Se lo de su familia así que, seré como un hermano mayor para él.

  -Bueno...está bien. Confio en usted señor Jigyaku. Le dejo a cargo de Ningyo, por favor, cuida de él. Ahora mismo buscaré sus archivos, ven a buscarme después de las clases y lo tendrá listo.

  -De acuerdo, mientras iré al baño.

¡¿Queeeeeeeeeeeeeeeeee!?

 ¿A que se refiere? ¿Donde me llevarán? ¿Eh? Viene hacia aquí, ¿que debo hacer?

Me fui corriendo a esconderme al baño, adelantándome antes de que él llegara. Ya allí dentro, escondido en un diminuto cuartito de baño intenté relajarme. ¡Pero no podía! Mi corazón iva a mil por hora, tenía sudores por partes que ni me imaginaba, temblaba demasiado... Voy a desmayarme...

¡CLOP!

Es él, el titiritero. 

¡Glup! Tragé saliba e intenté no hacer ruido, al menos hasta que se vaya.

... 

¡Esta tardando mucho! No he oído ningún paso más, nadie que saliera ni entrara. ¿Que está haciendo? ¿No estará tramando nada, verdad? ¡Aaaaahhh! No sé pero me estoy desesperando mucho y pronto sonará el timbre para volver a clase. ...Tengo miedo.

 ¿Y si sabe que estoy aqui escondiéndome? ¿Me estará esperando? Basta ya Ningyo, tienes que ser fuerte...  Me estoy volviendo loco, hablo conmigo mismo dentro de mis subconsciente. Jajajaja Que estúpido soy.

¡¡PEEEEEEEEEP¡¡

¿Que? ¿Ya sonó? Aaarrggggg.... Buufff... ¡Adelante Ningyo!

Salí del cuartito y, por mi sorpresa, lo vi. Estaba allí plantado como si nada, apoyado en la pared como si estuviera reflexionando. Me preguntó en que estará pensando. 

Con cara de estupefacción me fui de allí improvisadamente.

  -¿Eh? 

  -¡Espéra!

Cogíó mi bazo para detenerme y me asusté aún más. Si antes mi corazón iva a mil por hora, ¡ahora va a cien mil por hora!

  -Tengo que decirte algo.

  -Di-dime... -balbuceaba de los nervios, ¡que vergüenza!

  -He visto tus ficha académica y estás entre los primeros de japón, tu notas son altísimas y de verdad que me han impresionado. -dijo con tono serio.- Quiero proponerte entrar en la universidad más prestigiosa que dirigo aquí en Japón. 

  -¿De verdad? -le contesté sorprendido y un poco más relajado.

  -Sí. El único problema es que está bastante lejos de aqui, en Kohana, pero creó que será un paso muy importante para ti que te marcará en el futuro.

  -¿¡Queeee!? Pe-pero... no puedo dejar la casa que me han dejado mis tíos.

  -No te preocupes, eso no es problema. Yo mismo me encargaré.

  -Un momento... ¿Tú no eras titiritero?

  -Si, es una afición que tengo. Ya que dirigo una universidad, les doy también una pequeña educación a los alumnos más principiantes de otras escuelas.- Se acercó un poco más a mí- Pero, que de verdad que me encanta... manipular a mis títeres...

De repente se le cambio la cara, ahora si que me daba miedo su expresión.

  -¿Que me dices?

  -Eeeeemmm... de acuerdo -acepté, pero sólo lo hago por mi familia, tendré un buen futuro por ellos-.

  -¡Bien!

  -Aunque... ¿Donde voy a vivir entonces?

  -Te puedes hospedar en mi apartamento aunque sea por unos días antes de que encuentres algún piso.

  -¡Entendido!

  -Será mejor que te des prisa o llegarás tarde a clase.

  -¡Ah! ¡Sí!

  -Jejejeje...

Las clases acabaron y me fui para descansar del día tan agotador de hoy. Ahora lo único que deseo es tumbarme en la cama dejando escapar un gran bostezo y sumergiéndome en un gran sueño.

Mientras tanto...

-Muchas gracias, profesora.

-No hay de qué señor Jigyaku, todo sea por Ningyo. Esperó que tenga una mejor vida, que siga así en sus estudios y sobre todo, que haga muy buenos amigos. -Dijó con una sonrisa en la cara-.

-¡Humm! -asintió con la cabeza.

Al día siguiente...

-¡Ningyo!

-¿Eh? 

-Soy yo de nuevo. Lo siento, ayer no me presenté correctamente, mi nombre es Jigyaku. Lo tengo todo preparado para poder marchar. En una semana volaremos a Kohana, será mejor que te prepares bien las maletas, te espera una nueva vida así que prepárate.

-De acuerdo, Jigyaku.

Una semana después...

  -Señor Jigyaku, ya estoy listo.

  -Bien, vámonos.

Y nos fuimos al aeropuerto de rumbo a kohana. El viaje fue largo y algo cansado, por no decir aburrido. Jigyaku estaba todo el rato junto a mí, observandome re reojo como si fuera mi espía.  Me intimidaba un poco, aunque lo prefiero así y no que me ignorara y pasará de mí como de comer mierda. A veces incluso se apega mucho a mi y me pongo nervioso casi como si me sobre protegiera de cualquiera que pasara por el pasillo del avión.

Ya llegamos a nuestro destino. Jigyaku me llevó a su apartamento y, ¡¡wooooowww!! ¡Era inmenso! ¿Como puede vivir aquí él sólo? ¡Debe de estar forrado! (Ya despúes de unos minutos de asombración y estupefacción) Me guío hasta mi habitación y, como no, era tan impresionante como el resto del apartamento. Sacando las cosas de la maleta , entró Jigyaku de repente y me dijo:

-Ningyo... ¿Tienes un minuto? -Dijo en tono serio-.

-Eeemmm.. Sí. -Dije confundido y sin saber de lo que se trataba-.

¡Se acercó demasiado a mi! Podía oirle respirar, como si quisiera susurrarme al oído. No dijo nada más. Estaba nervioso y no podía moverme. Tardó unos segundos así hasta que me empujó encima de la cama apresándome cogido por las muñecas. Y entonces si que me susurro sensualmente al oido:

-Desde ahora serás mi marioneta...

CONTINUARÁ...