CAPITULO 9.
Mientras el coche se movía a una velocidad considerable, el Omega castaño se aferró con fuerza al cuello del alfa pelinegro, quién hacía él intento por llegar vivo al médico.
Ji Min les miraba desde el espejo retrovisor, la noticia de que él Omega sería padre/madre aún le era casi imposible de creer.
—¿Quieres soltarme? Un poco más de fuerza y podrías ir a la cárcel.
El Omega se aferro más al alfa y oculto su rostro entre el cuello ajeno. —Aguántate, fuiste tú quien me saco de la casa.
Yeon Jun solo se atrevió a suspirar, el Omega estaba sentado sobre sus piernas, se dió cuenta que no pesaba y de que estaba un poco delgado, no podía imaginar al castaño con un vientre enorme.
—Buenas tardes —saludo el beta con una amplia sonrisa. —Pensé que no vendrían.
—Si no voy a su casa tenga por seguro que no hubiera venido.
El médico observó al Omega, se acercó y lo miro con comprensión. —Soo Bin, comprendo lo que sucedió, pero ahora debes cuidarte más por tu cachorro, ¿De acuerdo?
—Uh.
—Bien. Súbete a la camilla y levántate la camiseta. ¿Podrías ayudarlo? —Yeon Jun asintió y ambos caminaron hacia la camilla.
El alfa cargo al Omega entre sus brazos y lo depósito en esa "cama" dejándolo acostado, con suavidad le levantó la camisa hasta una altura que ya conocía.
El médico observó aquello, le pareció curioso. Se acercó con una amable sonrisa y comenzó a poner un gel en su vientre.
Soo Bin tembló ligeramente. —¡Está frío!
Yeon Jun le miro el vientre, su pálida piel era hermosa, le daba curiosidad al saber cómo podría verse aquel pequeño ser que estaba adentro formándose.
Las imágenes de un Omega pelirosado llegaron a su cabeza, la vez que aquel Omega que una vez llegó a amar le había dicho que estaba embarazado.
—Aquí está tu bebé —el alfa salió de sus pensamientos y observó la pantalla que estaba en una de las paredes, aún no podía distinguirse nada, solamente reconocía una pequeña mancha grisacea. —Tienes mes y medio de embarazo y todo parece ir bien —el médico le ofreció una servilleta de papel y Soo Bim limpió su vientre. —Por ahora solo me queda recomendarte unas pastillas maternas y usar crema con vitaminas A para evitar la comezón excesiva en el vientre.
—¿La venden aquí?
—Si. ¿Quieres una copia del ultrasonido?
Los ojitos azules del Omega se iluminaron y observaron al doctor un un brillo encantador. —¡¿Me la puede dar?!
—Por supuesto. Pero las imágenes se tardan en ser impresas, pueden ir a dar una pequeña vuelta y regresar.
—Gracias. Pero es mejor que vayamos a casa. —Yeon Jun se acercó al Omega, lo sujeto de las caderas y sin problema alguno lo bajo de aquella camilla.
—Pero quiero las imágenes de mi bebé.
—Esta por llover y dudo mucho que quieras viajar en coche con ese clima. Vamos a casa, te dejaré ahí y yo volveré por el ultrasonido.
Si había oportunidad de evitar el viaje en carretera durante las lluvias haría cualquier cosa. —Bien, muchas gracias doctor.
—Vayan con cuidado.
Ambos salieron de aquella habitación y previamente del hospital, Soo Bin observó el cielo, ciertamente estaba nublado.
—Yeon Jun. —el alfa se detuvo y volteó para ver al Omega. —La verdad es que no me siento seguro, en cualquier momento puede comenzar a llover. Me asusta pensar que lloverá mientras aún estamos en carretera.
El pelinegro pudo ver como el castaño se encogía y las manos le temblaban.
—Todo estará bien. —su mano le acaricio los cabellos al Omega, quién levantó la mirada mostrando sus ojos cristalizados. —Si te enfocas en que las cosas saldrán mal ten por seguro que así será, solamente no pienses en nada negativo y todo estará bien.
—Pero mi casa está lejos.
—¿Tu casa? ¿Quién dijo que iremos a tu casa?
—¿He?
—Por si no lo recuerdas hice una maleta, te llevaré a mi casa y ahí te quedarás.
—¿Pero...?
—Si te dejo solo puede que te descuides. —entrelazó su mano con la pequeña del Omega y se dirigieron al estacionamiento. —Así que vas a vivir en nuestra casa hasta que puedas hacerte responsable de tí.
Soo Bin sonrió sin que el alfa lo mirará, no podía negarse y tampoco lo haría por capricho, no le molestaba ir a la casa del alfa, ahí estaba su amigo Tae Hyun y los padres de ambos, esa casa estaba llena, a comparación de la suya, dónde aún permanecía el recuerdo de su abuelo.
Los adultos miraron con encanto al Omega, Yeon Jun les había llamado e informado que Soo Bin pasaría unos días con ellos, los adultos estaban encantados, amaban que hubiera gente invitada en su casa, y más si se trataba del Omega que cargaba con su primer nieto.
—¡Bienvenido! —la beta de acercó con una enorme sonrisa. —Por favor siéntete como en casa.
El alfa mayor se acercó. —Es un gusto tenerte aquí. Yeon Jun ya nos contó un poco de la situación.
—Muchas gracias por recibirme.
—Hay que subir, te diré cuál es tu habitación.
Antes de poderse alejar, el Omega les dedicó una sonrisa. —Con su permiso.
—Propio.
Omega y beta caminaron tras el alfa pelinegro. —Te quedarás en una habitación de invitados, mi padre dijo que era mejor darte mi habitación, pero entenderás que ahí es donde paso más tiempo y no hay necesitas de usar el perfume oculta feromonas. Mi aroma podría ser molesto o incómodo.
Soo Bin levantó la mirada observando la espalda ancha del alfa, de preguntaba cuál podría ser el aroma de ese hombre, jamás lo había percibido, pues al ser profesor no podía ir soltando su aroma por toda el aula.
—Es aquí. —abrió la puerta y dejo que tanto el Omega como su mayordomo ingresarán primero.
La habitación era grande y hermosa, estaban los muebles necesarios, la cama era grande, el piso era de madera, las paredes tenían un color suave y las cortinas eran blancas, ahí seguramente podría tener un bello amanecer.
Yeon Jun dejo la maleta sobre la cama. —Iré por la copia del ultrasonido, ¿Quieres algo?
Los ojos del Omega se iluminaron. —Una manzana.
—Bien. No me tardo. Si quieres ver a Tae Hyun está en su habitación tratando de terminar un proyecto. —sin decir algo más salió dejando al Omega y al beta.
—¿En verdad está en cinta? —Soo Bin se acercó a la cama y se sentó en ella con la mirada dirigida hacia el piso.
—Lo estoy.
—¿Su abuelo lo sabía?
Negó. —No tuve el valor de decirle. Seguramente hubiera sido triste para él saber que sería bisabuelo y no tendría la oportunidad de conocer a mi bebé.
—¿El padre es ese jóven?
—Lo es. Pero el no me tocó en ningún momento.
—¿Perdón?
—Tenía muchísimo miedo a la soledad, yo había decidido que me haría una inseminación, pasaron algunas cosas y ahora Yeon Jun es el padre de mi cachorro.
Soo Bin espera un regaño por parte del beta, pues este era algo parecido a su padre, siempre había estado ahí para cuidarlo.
Ji Min se le acercó, se arrodilló y le acaricio el plano vientre que aún poseía. —Estoy seguro de que esté bebé tendrá mucho amor.
—Me iré a Inglaterra una vez que termine mis estudios.
—¿El joven lo propuso?
Soo Bin nego. —Soy yo quien ya planeó todo esto.
—No comprendo bien todo esto, pero tienes todo mi apoyo por si necesitas algo.
—Lo sé.
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