CAPITULO 6.
Alfa y médico llegaron a dónde se suponía que debía estar el Omega, pero no lo encontraron ahí.
—¿Soo Bin?
—Se fue a las incubadoras minutos después de que ustedes se fueron.
—Muy bien. Gracias —la chica entró de nuevo a la habitación, el médico observó al alfa. —Por aquí.
A Yeon Jun le parecía curioso ese lugar, claramente tenía muchas secciones, habían llegado del lado donde estaba la clínica de inseminación, pero habían ingresado un poco más adentro y ahora estaban dentro del lado del hospital.
Un suave toque le hizo detenerse, volteo a ver al médico, pero este tenía la mirada hacia enfrente, también levantó la mirada, encontrando una escena que a cualquiera le causaría ternura.
El Omega castaño vestía un traje azul y guantes blancos, en sus brazos se encontraba un pequeño cachorro recién nacido, a quien Soo Bin miraba con amor.
—Sabes —hablo el médico. —Hubo un tiempo en el que Soo Bin quiso estudiar pediatría, su abuelo es dueño de este y muchos otros hospitales, Soo Bin creció visitando de ves en cuando estás salas, de niño se acercaba para admirar a los recién nacidos.
Ese Omega sonriente y de carácter tranquilo estaba demasiado roto, no le extrañaba que nadie pensara que por dentro estaba sufriendo, las personas son tan simples que al ver una sonrisa en un rostro ajeno, piensan que las cosas para esa persona están bien.
—Gracias.
Yeon Jun dirigió su mirada curiosa al medico. —¿Por qué?
—Por darle luz a Soo Bin, aunque no era tu intención ayudarlo.
El Omega salió de aquella habitación mientras se quitaba la bata azul que le habían prestado. —¿Todo listo?
—Si. Le realice los exámenes que necesitaba, la próxima semana te daré los resultados.
Ambos salieron de aquella clínica, Soo Bin se detuvo solamente para admirar el cielo gris sobre la ciudad, sus días de tormento llegarían más rápido de lo que pensaba.
—Vamos. Te llevaré a casa —hablo el alfa dirigiéndose al estacionamiento.
—No hace falta. Regresaré caminando.
—Pero está por llover.
—Con más razón debo ir caminando. Gracias por venir y realizarte los análisis, ya no hace falta que nos veamos si no es para las clases escolares.
—No planeaba estar al pendiente de esta locura —ambos se dirigieron al estacionamiento, pero el alfa se detuvo con el seño fruncido. —¿No dijiste que te irías caminando?
—Necesito mi mochila.
—Cierto —el alfa abrió la puerta trasera, dejando que el Omega entrara por su mochila, sin darse cuenta, dejó caer su cartera.
—Muchas gracias por todo profesor, nos vemos en el colegio.
Soo Bin estaba más que feliz, al terminar de ducharse, se miro al espejo admirando solo una cosa, su vientre, anhelaba ver los cambios; lo enorme que se pondría, los movimientos por dentro que experimentaría, etc.
—Por favor, que el tiempo pase rápido.
Cuatro días después Soo Bin tenía clases con Yeon Jun, entró como siempre lo había hecho, el hecho de que su profesor fuera el padre de su hijo no iba a cambiar nada.
—¿Cómo estás? —preguntó su amigo Omega.
Soo Bin se recargo en la mesa y se sentó junto a su amigo pelirrojo. —Un poco cansado, aunque no logro entender el porqué.
—Supongo que es normal, te dije desde un principio que el embarazo no era un juego —le regaño. —Solo tienes 19, ¿No pudiste haber esperado un poco más? ¿Embarazarte de alguien que consideraras tu pareja y no de algún extraño?
—Sabes que odio ese tipo de relaciones. Además, mi bebé no iba a ser de un extraño.
—No tienes remedio.
—Me duele la cabeza.
— ¿Mucho? —antes de poder responder, el pelirrojo vió como su amigo cerraba los ojos y casi caía de la silla. Se había desmayado. —¡Soo Bin!
Aquel par de ojos azulados se abrieron un poco desorientados, la luz de la habitación le incómodo un poco al principio, pero termino por acostumbrarse.
Se quedó acostado tratando de asimilar lo que pasaba, sabía que estaba en la enfermería del colegio, lo sabía por el olor a medicamento y por la cortina rosada que rodeaba la cama, lo que no sabía era sí estaba solo.
Pudo ver sus cosas sobre la silla que estaba a un lado de la cama, se acercó solo para sacar su teléfono, al ver la hora, se dió cuenta que las clases aún no terminaban.
La cortina se abrió para dar paso a su profesor pelinegro, quien llegó con su típica cara sin expresión. —¿Cómo te sientes?
—Un poco mareado.
Nuevamente la cortina se abrió, está vez dando paso a una chica beta con bata blanca. —Hola Soo Bin —saludó. Necesito hacerte unas preguntas para saber si estás bien o necesitas ir a un médico, ¿De acuerdo?
—Bien —Soo Bin miro a su profesor tratando de descifrar a qué hora se iría, la doctora noto aquello y sonrió para tranquilizar al Omega.
—Por el profesor no te preocupes. Necesita estar aquí ya que él es quien estuvo presente durante tu desmayo, es necesario que esté al pendiente.
—Okey.
—Muy bien, comencémos. ¿Sufres alguna enfermedad de la que necesites estar frecuentando el hospital?
—No.
—¿Alergias?
—Ninguna.
—¿Estás embarazado?
—Si —la doctora inmediatamente miro al chico, después volvió a anotar algo en el expediente del chico.
—Muy bien. ¿Cuánto tienes?
—Solamente semanas. Dos.
—Poco tiempo. La próxima pregunta puede que te incomode pero debo hacerla ya que al ser Omega se tiende a suceder accidentes o incluso violaciones —el castaño asintió. —¿Sabes quién es el padre?-
Yeon Jun miro al Omega con curiosidad, en cambio Soo Bin asintió. —Si. Pero no diré su nombre.
—No hace falta que lo hagas, descuida. ¿Es alfa o beta?
—Alfa. Es alfa pura sangre.
—Entiendo. ¿Viven juntos?
—No.
—¿Está al pendiente de ti?
—La verdad es que e decidido llevar esto solo.
—Muy bien. —la doctora termino de anotar, hizo a un lado su diagnóstico y observó al Omega. —Analizando tus respuestas he llegado a una conclusión. Lo que sucede es que al estar en cinta de un alfa pura sangre necesitas estar cerca de él. Tal vez tú no lo creas necesario, pero las hormonas y tú Omega interno necesitan de su presencia ya que el feto también es parte del alfa.
—¿Es necesario que estemos juntos?
—Si habláramos de un alfa normal, omega x alfa, no. Pero al ser un alfa pura sangre es un poco más complicado ya que ni siquiera son destinados, pues durante el sexo entre destinados es muy normal que el alfa no dude ni tarde en marcar y reclamar a su Omega.
Inconscientemente el Omega llevo sus manos a su vientre. —¿Y si no estoy con él puede afectar a mi bebé?
—Técnicamente no, porque si te mantienes alejado y no recibes afecto de tú alfa, el bebé no sabrá de su padre, no reconocerá ni su voz ni su aroma, no va a necesitar de él si están alejados y solo tú estás al pendiente. El que tal vez sufra un poco serás tú.
—¿Por qué?
—Un Omega embarazado requiere la atención de su alfa, por lo general no podrás ingerir alimentos ni bebidas saborizantes de otras personas que no sea tú alfa, tú organismo las rechazará complicando que puedas comer comida ajena a tu alfa.
—¿Y como se puedo arreglar eso? —preguntó el alfa, quién por primera vez habló.
—Hay un medicamento especial para eso. —la chica anoto algo en un pequeño papel y se lo entrego al Omega. —Se vende en píldoras o en polvo. Pero no te recomiendo consumirlo aún, deberás visitar a tú médico de cabecera para que te autorice tomarlo.
—Muy bien. Ire hoy mismo.
La chica se acercó al pequeño estante junto a la cama, sacó unos papeles y de los entrego. —Por reglas escolares y de gobierno me veo obligada a entregarte esto. Son folletos que necesariamente tengo que darle a los omegas embarazados. Cómo sabes la sociedad ha avanzado, pero aún así hay personas que abusan de los omegas en celo.
—¿Son clínicas para abortar?
La beta asintió. —No te imaginas la cantidad de omegas que abortan porque han sido tomados en contra de su voluntad.
—Se lo agradezco, pero no los necesito.
—Llevatelos. Algúna persona podría necesitarlos.
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