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CAPITULO 53.

Soo Bin estaba asustado, jamás había visto a ese alfa tan molesto, en todas sus visitas siempre tenía una enorme sonrisa y era muy amable, pese a que siempre le contaba las cosas que le pasaban y lo estresantes que eran aquellas fechas para él.

Yeon Jun siempre hablaba de Eun Ji, provocando una sonrisa nerviosa en el castaño. Conocía a la pequeña gracias a fotos que Ji Min le había mostrado, era bellísima.

Con Ji Min era fácil hablar, tal vez porque su mente si lo recordaba, en cambio con el alfa era muy diferente, le asustaba preguntar cosas respecto a su hija, desconocía el porque.

Yeon Jun le había dicho que si le parecía bien, podía llevar a su hija en una de sus visitas, Soo Bin siempre se negó, no porque no quisiera ver a la pequeña, le asustaba que la bebé lo buscará y él (al no tener conocimiento de lo que hacer) le hiciera algún daño sin querer.

El día que sería dado de alta llegó, Ji Min había ido por el Omega al hospital, llevando a la casa de su abuelo en el coche que le pertenecía a Yoon Gi.

Extrañamente Soo Bin se sentía raro, durante su estancia en el hospital el alfa pelinegro lo visitaba a diario, siempre estaba al pendiente de él, sin embargo aquel día no había una señal del alfa.

Por otro lado, el alfa pelinegro estaba molesto, molestó consigo mismo, se odiaba por hablarle gritado al Omega, se odiaba por no ser lo suficientemente fuerte y aguantar un poco más.

Terminó de tender la ropa de su pequeña, y entro por la puerta trasera dirigiéndose a la sala, donde cierta rubia cargaba a la pequeña pelinegra.

—¿Se durmió? —cuestionó sentándose en el amplio sillón.

—Si. —La chica sonrió encantada mirando a la pequeña que dormía entre sus brazos, pero después miro al alfa, estaba un poco descuidado, su cabello había crecido al igual que su barba. Recordó entonces lo que Demián le había dicho por teléfono. —¿Y cómo te sientes con lo de Soo Bin?

Yeon Jun suspiro agotado. —No pienso seguir insistiendo.

—¿Seguro?

Claro que no.

—Siempre dejaba cosas de por medio por visitar a Soo Bin. Mi hija lloraba cada vez que me marchaba, mis padres cancelaban sus planes por ayudarme. Los exámenes que hice para mis clases tenían tres errores. —Soltó una risa burlona..—Y por más de que me empeñe en ayudar a Soo Bin... Parecía no importarle.

—Debes entenderlo, perdió la memoria.

—Ese no es problema, Chae Won, ni siquiera lo intenta, se conforma con lo le digo, no hace preguntas, no se enfoca en nuestra familia.

—¿Y estáras bien con tu decisión?

Claro que no estaba bien, jamás lo estaría.

Su mirada fue directo a la personita que descansaba en los brazos de su amiga, la razón de que su mundo aún pudiera girar.

—Tengo que ser fuerte, Eun Ji es pequeña, me necesita. No pienso obligar a Soo Bin a hacer algo que no quiere.

Al ver qué el pelinegro comenzaba a llorar, la rubia se acercó y lo abrazo con demasiado cuidado para no despertar ni tirar a la pequeña. —Yo pienso ayudarte en todo lo que necesites.

—Te lo agradezco.

Tae Hyun esperaba a que el pequeño saliera del kinder, había decidido que ese día hablaría con el pequeño, si él se negaba, se daría por vencido y no intentaría ninguna cosa con Beom Gyu.

—¿Cómo te fue? —preguntó en cuanto el pequeño llegó a su lado.

—¡Bien!

El rubio cargo la mochila del pequeño y comenzaron a caminar sobre la acera. —Hoy no traigo coche, quería caminar contigo mientras hablamos de unas cosas.

—¿Qué cosas?

Llegaron a un parque que estaba de paso, ambos caminaban mientras que el clima les favorecía, no era ni frío ni tan caluroso.

—Quiero ser sincero contigo, porque si a ti no te parece, no voy a insistir.

El pequeño miro al rubio con miedo. —¿Nos vas a dejar?

—Por supuesto que no. —Aclaró sonriendo.

El pequeño estaba de pie, mientras que el rubio se arrodilló, quedando a la altura del pequeño. —Escucha, me estoy enamorando de alguien, pero no sé si sea lo correcto.

—¿Enamorando?

—Si.

—¿Y quiéres estar con esa persona? —En sus palabras podía notarse cierta molestia.

—Más que nada.

Eun Sang infló sus mejillas, suspiro y se dio media vuelta, comenzando a alejarse. —Quiero irme a casa.

Tae Hyun estaba nervioso, no sabía si el menor se había molestado. Se puso de pie y camino detrás del menor.

—¿Estás molesto? —pregunto y el menor se detuvo. —¿Eun Sang?

El pequeño se dio vuelta y rápidamente se aferró al rubio, dejando salir sus lágrimas. —No quiero que nos abandones, si te enamoras nos vas a olvidar.

El corazón de Tae Hyun latió con fuerza, cargo al pequeño y lo abrazo con fuerza. —Eun Sang, yo estoy enamorado de Beom Gyu.

—¿De mi papá? —pregunto sin soltarlo.

—¿Qué piensas al respecto? ¿Estás molesto? —De inmediato el pequeño negó.

—Si me gustaría que estuvieran juntos.

Soo Bin miraba la habitación de su abuelo, habían muchos recuerdos, pero la persona con los que los había pasado ahora no estaba, no estaba y no podía recordar nada en absoluto, no podía recordar los últimos días con su abuelo, las últimas palabras, o tan siquiera si su abuelo había sufrido.

Salió de ahí para entrar a su habitación, la cuál era justamente como la recordaba, con excepción de su clóset, el cual estaba vacío. Pero habían dos bolsas grandes en una esquina de la habitación.

En un cajón de su escritorio había unos análisis, mismos que mostraban y describían el proceso de su embarazo, junto a ellos, el primero ultrasonido que se había hecho.

Escucho pasos por el pasillo y rápidamente guardo los papeles, la puerta se abrió dejando ver a la única persona que recordaba.

—Oh. Pensé que estarías en la  habitación de tu abuelo. —Hablo dejando la enorme bolsa que cargaba junto a las otras (que estaban al otro lado de la habitación.)

—Queria descansar un poco.

—Entiendo. Yeon Jun mando tu ropa. Dice que toda esta limpia, pero que lo mejor será lavarla aquí, por el aroma de feromonas que puede haberse impregnado.

—Entiendo.

El beta checo su celular y le sonrió dulcemente al Omega. —¿Te parece si la lavamos mañana? Tengo que ir a una reunión de profesores.

—Ve. Yo lo hago. No te preocupes

—Gracias. Volveré en cuanto termine.

—Tmate tu tiempo.

La habitación quedó vacía, curioso se acercó a las bolsas que contenían su ropa. Al abrirla, rápidamente percibió un ligero aroma a duraznos, recordando que el alfa había dicho que ese olor era el de su pequeña.

Al mirar de nuevo la bolsa, encontró una sudadera envuelta en una pequeña bolsa de plástico, la cuál contenía una nota.

"Se que no recuerdas
mucho, y quiero que sepas
que mi intención no es
incomodarte. Te mando una
prenda mía porque se que mi
aroma te tranquiliza, o al  menos
lo hacía. Úsala cuando
las pesadillas vuelvan, o
cuando sientas que las cosas
no van como planeas"

Llevo la prenda a su nariz y un fuerte aroma a menta invadió sus fosas nasales, inconsciente sonrió.

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