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CAPITULO 52.

El rubio se acercó a la mesa de bebidas y trato de pensar lo que más le gustaría a Beom Gyu, pues en la mesa habían tres de las bebidas favoritas de su acompañante, optó por servir dos de las que más le gustaban.

Mientras servía, olfateo un fuerte olor a canela, intento ignorarlo, pero al parecer se habia acercado solo para hablar con él. —Hola.

—Hola. —saludo sin importancia.

—¿Piensas tomar eso? En otras mesas hay cervezas.

—No es que quiera decirte cómo se hace una fiesta, pero no es correcto que haya alcohol en una fiesta de niños, los adultos puede tener una riña en plena fiesta y dañar a los niños.

—Lo tomaré en cuenta, así que guardaré las botellas para nosotros, ¿Tu hermano no se molesta si me acompañas un momento?

El rubio no pudo evitar soltar una enorme carcajada —No es mi hermano, es mi esposo. —Mintió. Sabía cuáles eran las intenciones de aquella mujer y no le llamaba la atención perder el tiempo con mujeres como ella. —Así que si, se molestará demasiado si me voy. Además no es como que quiera ir contigo, vengo con Beom Gyu.

—Podriamos vernos otro día, solo tú y yo.

—Jaja creo que no me estás entendiendo. No pienso perder mi tiempo con alguien que no sea mi esposo, nadie vale más que él y mi hijo, no pienso perderlos por una aventura que francamente no me satisface. —Sin decir más, se dió media vuelta alejándose de esa persona.

Al ver que Beom Gyu no estaba donde antes, comenzó a buscarlo con la mirada, pensó que tal vez había ido al baño, así que se quedó esperándolo un tiempo, pero comenzó a preocuparse cuando no volvió.

Lo busco en las partes permitidas de la casa, pero no estaba, no muy lejos vio a Eun Sang, a quien le pregunto si había visto a su papá, el pequeño asintió señalando la salida.

Pensó que se había ido, pero lo vio recargado en su coche, fue ahí cuando su corazón volvió a la normalidad.

—Pensé que estaban hablando de otra cosa.

—Claro que no. Además, el aroma a Canela no lo tolero demasiado. —con su nariz comenzó a olfatear el cuello del omega. —Me gusta más la vainilla.

Beom Gyu soltó una tierna risa y trato de alejar suavemente al rubio. —Me haces cosquillas.

Tae Hyun pensaba en como debería pedirle ser su pareja, además aún está Eun Sang, y su opinión también era importante, quería saber cómo se sentía el pequeño al respecto.

—Deberiamos entrar. No está bien que dejemos a Eun Sang solo.

Ambos ingresaron y comenzaron a disfrutar de la fiesta, algunos padres de familia se acercaban para hablar con ellos. Tae Hyun en ningún momento soltó la mano o la cadera del omega, no quería que existiera otro mal entendido, ciertamente no eran pareja, pero no deseaba alterar la cabeza del pelinegro.

Yeon Jun subía por el ascensor en dirección a la habitación en donde se encontraba el castaño, suspiro cansado al recordar como su pequeña se había quedado llorando hace unos minutos.

Quería llevar a su hija, pero no sabía cómo lo tomaría el Omega, lo que menos quería era alterar su cabeza y crear un nuevo problema.

Al entrar a la habitación pudo ver la sonrisa de la persona que amaba, una sonrisa que era causada por aquel enfermero castaño.

Las fuertes feromonas que el pelinegro emanaba llamaron la atención del enfermero, quién volteo asustado y decidió marcharse al ver a Yeon Jun.

—¿Estás molesto? —la dulce voz del Omega lo hizo darse cuenta de que estaba desprendiendo unas fuertes y amenazantes feromonas.

—Lo lamento.

El alfa se acercó al sillón de siempre y se sentó tratando de relajarse, estaba demasiado estresado, estaban las visitas al hospital, el cuidado de su pequeña, y las clases que debía impartir.

—¿Te gustan mucho los duraznos?

—¿Qué? —el alfa se olfateo y sonrió ligeramente. —Es el aroma de nuestra hija.

El castaño se removió incómodo, cosa que el alfa noto pero trato de ignorar.

—Entiendo. —La habitación se sumergió en un pequeño silencio incómodo. Soo Bin suspiro y dibujo una pequeña y fina sonrisa. —A propósito, pasado mañana me darán de alta. Y quiero... Quiero ir a la casa en la que vivía con mi abuelo.

—Claro, podemos ir antes de...

—Quiero quedarme ahí un tiempo. —Interrumpio nervioso.

Yeon Jun tamboreo sus dedos en el posa manos del sillón. Asintió sin mirar al Omega. —De acuerdo. Mañana llevaré nuestras cosas, le pediré a Ji Min que nos ayude.

—No estás entendiendo. —el Omega apretó las sábanas y decidió hablar sin mirar al alfa. —Quiero estar solo.

—¿Cómo dices?

—Que yo no...

—Estoy muy cansado para estos juegos. —Interrumpió simulando su molestia.

—No es un juego.

El alfa se levantó y cerró la puerta de la habitación. Se recargo en una de las paredes y se cruzó de brazos. —Te quieres ir a la casa de tu abuelo. ¿Crees que allá estés mejor? Tal vez cómodo. —hablo sarcástico. —No recuerdas ni una mierda y te niegas a recibir ayuda. —susurro.

—Escucha...

—¡No, escucha tu! —Gritó. —Estoy harto de dividirme, tengo las clases, debo cocinar, limpiar, atender a nuestra hija, debo visitarte. Y por más que me empeño en hacer que nos recuerdes no sucede.

—¿Y por qué sigues intentándolo?

—¡Porque te amo! Porque después de que me rompieron el corazón me cerré a la idea de querer a alguien. Te conocí gracias a Tae Hyun, tenemos a nuestra hija gracias al estupido de mi hermanastro.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Yoon Gi, quién ingreso para hablar con su hermano menor.

—Yeon Jun, estas haciendo mucho ruido.

—¿Crees qué me importa? ¡La persona que amo no me recuerda! Lo intento y lo intento pero no puedo. Su memoria no vuelve.

—Te entiendo, no es fácil. Pero tienes que...

—Oh vamos Yoon Gi, no me vengas con esas mierdas ahora.

Yoon Gi estaba sorprendido, Yeon Jun solo hablaba con groserías cuando realmente estaba molesto, lo entendía, tenía tantos deberes y su mente estaba agotada, necesitaba descansar.

Yeon Jun suspiro molestó, tomo sus cosas y se negaba a mirar al castaño. —Tengo que ver a mi hija.

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