CAPITULO 43.
El castaño se removió buscando a su pareja, al darse cuenta que estaba solo en la cama, se despertó.
Volteo buscando a su hija pero la cuna estaba vacía, rápidamente se levantó buscando a su pareja.
Al entrar a la sala lo vio, estaba sentado en el sillón y se encontraba arrullando a la pequeña, quien comenzaba a quedarse dormida.
—Hola. —Lo saludo en un susurro el Omega.
—Hola. ¿Qué sucede?
—No los encontré en la habitación. —El castaño observo a su pequeña, quien podría el cabello de su padre y sus ojos verdes. —Es hermosa, no puedo creer que estuvo dentro de mi por nueve meses.
—Deberías creerlo, es igual de hermosa que tú.
—Ojalá mi abuelo la hubiera conocido. —Con melancolía recordó a su abuelo, siempre había estado para él, lo echaba mucho de menos.
Yeon Jun lo miro, se acercó para besarlo suavemente y hablo. —Se que él está orgulloso de ti, y encantado con ella.
Soo Bin sonrió encantado. —Creo que ya está dormida, llévala a la cuna. Se me antojo algo caliente, chocolate tal vez.
Yeon Jun se levantó junto a su pequeña, dirigiéndose a la habitación que compartía con su pareja y su pequeña.
Soo Bin en cambio se dirigió a la cocina, saco una taza y comenzó a preparar su bebida. Así era, hasta que sintió unos brazos rodeándolo desde atrás, mientras unas leves feromonas de menta se esparcian por la cocina.
Sintió unos suaves besos sobre su cuello y como aquellas manos comenzaban a acariciarlo por debajo de su camiseta.
—¿Qué se supone que haces? —pregunto divertido.
—Nada en realidad. —el alfa siguió tocandolo, acariciando su abdomen y bajando a sus caderas.
—Espera... Yeon Jun. —Cuando la mano del alfa se iba a colar en sus pantalones, un llanto desesperado se escuchó de la habitación.
Yeon Jun suspiro, beso la nuca de su pareja y fue directo a la habitación para atender a su pequeña.
Tae Hyun miraba a través del vidrio como aquel pequeño castaño se negaba a jugar con los demás niños.
Después de lo sucedido, Tae Hyun se encargaba de pagar la terapia de Beom Gyu y Eun Sang. Beom Gyu comenzaba a mejorar, pero quién no parecía progresar era Eun Sang, pues el pequeño varias veces le había dicho al psicólogo, que no podía darse el lujo de jugar, que debía madurar lo antes posible y proteger a su madre.
A Tae Hyun se le rompía el corazón, aquel pequeño solamente tenía cuatro años, debía jugar y divertirse, no pensar en cosas que aún no debían estar en su entorno.
Cuando las clases terminaron, el beta recogió sus cosas y se dirigió a la salida de la escuela, siendo detenido por uno de sus compañeros de trabajo.
—Hola, ¿Cómo te fue?
—Bien. Me gusta mi empleo. —respondió sonriendo ampliamente.
—Ne imagino. Quería preguntarte algo.
Al salir del colegio, ambos se quedaron de pie afuera de la institución. —¿Sobre qué?
—¿Que harás el fin de semana?-
—Aún no lo sé. Tal vez visite a mi sobrina.
—¿Te parece si algún día vamos al cine?
—¿Cine?
Un coche negro se estacionó frente a ellos, del vehículo, un alfa pelinegro, bien vestido, y con un enorme ramo de rosas, bajo y se acercó a ellos.
—Yoon Gi. —el beta miraba a su pareja con las mejillas rojas.
Yoon Gi sonrió mientras le entregaba las rosas. —Son para ti. Tambien te compre estos, son tus favoritos. —le entrego una caja de chocolates blancos.
—Gracias. Me encantaron.
—¿Quiéres cenar en casa? ¿O te puedo llevar a un lugar que tengo planeado?
Ji Min sonrió encantado, pero recordó que hace segundos hablaba con su compañero de trabajo.
Volteo notando la cara confusa de su colega. —Yoon Gi. Él es mi compañero de trabajo, Jung Kook.
El alfa pelinegro le extendió la mano en forma de saludo, a lo que el alfa maestro la aceptó. —Mucho gusto, soy el novio de Ji Min. Próximamente su esposo.
El maestro se sorprendió y amablemente alejo su mano de la ajena. —Ji Min no menciono que tuviera pareja.
—Tampoco es como si se pudiera hablar en la sala de profesores, casi no voy para allá más que en las juntas de consejo. —Aclaro el beta.
Yoon Gi sonrió. —Ya habrá tiempo de presumir nuestro noviazgo. —sujeto de la cadera al beta y se dirigió al coche. —Ahora debemos irnos.
—Nos vemos después Jung Kook.
—Nos vemos. —Y ahí quedó el alfa maestro. Solo, con una invitación indirectamente rechazada.
Beom Gyu terminaba de limpiar su cuarto, salió de la habitación y pudo ver a su pequeño y al rubio profundamente dormidos en el sillón, inconscientemente dibujo una tierna sonrisa.
Salió de aquel departamento dispuesto a comprar algo para comer junto a su amigo y su pequeño, aún tenía dinero que hace tiempo había guardado, dinero que el padre de Eun Sang le daba cada semana.
Suspiro rendido al saber que no duraría mucho, y debía conseguir un trabajo, pues no podía depender toda la vida del rubio.
Al salir pudo notar que el cielo estaba nublado, así que trato de apresurarse para hacer las compras.
—Beom Gyu. —su corazón se aceleró, su cuerpo comenzó a temblar, quiso creer que aquello era una mala jugada de su cabeza, pero supo que no era así en cuanto sintió una mano sobre su hombro.
Por instinto, el Omega volteo asustado , mientras retrocedía al ver a aquel alfa padre de su hijo.
—¿Dónde está mi hijo? —El miedo que sentía no lo dejaba hablar, quería que todo aquella fuera una pesadilla. El alfa se acercó y con fuerza tiro de los cabellos del Omega. —¿Estás sordo? Pregunté por Eun Sang.
—Seok Min, escucha...
—Por cierto, fui al departamento y no estaban ni tus cosas, no las de mi hijo. ¿Dónde se están quedando?
—No me lastimes. —La impotencia y el miedo lograron hacer que aquel inocente Omega comenzará a llorar, cosa que no le importo al alfa.
—Entonces contestame.
—Por tus golpes fui a parar al hospital, ahora estoy en...
—Me importa una mierda. Quiero a mi hijo.
Beom Gyu sentía como sus cabellos eran jalfos con fuerza. Sus lágrimas salían y se odiaba por ser débil. —Entiende que no lo voy a poner en riesgo, Seok Min necesitamos arreglar esto. No puedes estar tratandonos así, si continúas de esta manera no te dejaré ver a Eun Sang.
El alfa soltó una carcajada y soltó al Omega. —¿Quién lo impedirá, tu? Por si lo olvidas, cariño, no tienes a nadie en esta ciudad, solamente a mi, no olvides todo lo que tus padres dijeron, ¡Solo me tienes a mi!
—No pondré a mi hijo en riesgo.
—Toma. 'ignorando lo que el Omega había dicho, el alfa le entrego un celular. —Te llamaré mañana para verte en el parque, obvio tiene que ir Eun Sang. —se le acercó amenazante. —Si no me contestas, juro que iré a dónde te estás quedando, cuando aquel rubio estúpido, no esté.
Beom Gyu se sorprendió, tal parece que el padre de su hijo lo había estado siguiendo.
•━━━━━━━━━━•
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro