CAPITULO 32.
Soo Bin estaba feliz, finalmente comprendió que no quería a ese alfa lejos de su lado, estaba dispuesto a aceptarlo aún con su pasado encima.
En cambio el corazón de Yeon Jun comenzó a latir con fuerza, nuevamente estaba disfrutando de esos besos que tanto lo habían cautivado.
Ambos se dejaron llevar, el beso comenzó a subir de nivel al punto dónde sus lenguas estaban desesperadas por tocarse.
Yeon Jun, al saber que podía perder el control, decidió separarse lentamente mientras observaba el bellísimo rostro del Omega.
—Deberías volver a la cama.
Soo Bin agachó la cabeza y sujeto una de las manos del alfa. —Quédate conmigo.
El corazón de Yeon Jun comenzó a latir como loco. —Vamos entonces.
Ambos se fueron a la habitación, se recostaron de manera en la que ambos se miraban.
—¿Podrías... Abrazarme?
El alfa quedó encantado, se acercó con suavidad y envolvió al menor entre sus brazos. De nuevo podía sentir aquel calor que tanto había echado de menos.
Le beso la cabeza y se aferró a él. —No tienes una idea de cuánto te extrañé.
—También me hiciste falta. —finalmente se atrevió a decir lo que tanto había estado sintiendo pero reprimiendo. Levantó la mirada solamente para observar a aquel alfa. —No me importa si aún sigues pensando en Bum June o en Woo Young, solamente quiero estar contigo.
El alfa soltó un largo suspiro, beso rápidamente al Omega y le dedicó una bella sonrisa. —Al perderte supe que significabas más que ellos.
Soo Bin sonrió ampliamente, se aferró como pudo al alfa y disfruto del aroma que el profesor desprendía. —Pueden quedarse aquí, en esta casa. La verdad es que también extraño a tus padres y a Tae Hyun.
—Mis padres estarían encantados.
—¡Ah! Pero no puedes quedarte, tienes trabajo en el colegio.
—Puedo pedir un traslado.
—O podemos ir todos de regreso a Seúl. La verdad es que casi no me gusta aquí. Sinceramente solamente salgo a mis revisiones prenatales.
—¿No sales para nada más?
—No.
—Eso puede ser malo, necesitas caminar. —muy en el fondo el alfa agradecía que el Omega no saliera de casa, pues eso de que los omegas eran mucho más hermosos durante el embarazo era bastante real.
—Lo hago en el patio.
—Eso no cuenta mucho. Mañana saldremos a un cita, tú, yo, y nuestro cachorro.
—¿Cita? —el alfa asíntio.
—Quiero comenzar bien está vez.
—Eso estaría bien. —Soo Bin lo abrazo por el cuello y lo acercó así sí. Sus labios se unieron y sus lenguas comenzaron a jugar traviesas.
Soo Bin quería sentir a ese alfa, pero le asustaba la idea de pensar que algo podría pasarle a su cachorro. Aún así se atrevió a meter su mano por debajo de la camisa del alfa.
—Espera. —le detuvo el alfa sujetándole la mano. —No los quiero dañar, ni a tí ni al cachorro.
—No nos harás daño. —Yeon Jun sonrió y negó mientras lo besaba con suavidad.
—Déjame investigar si podemos hacerlo, de verdad no me lo perdonaría si algo les pasará.
Bueno, al menos el miedo de que algo sucediera era mutuo.
—Bien. No pasa nada.
Se recostaron nuevamente mientras se abrazaban.
Yeon Jun podía percibir con mucha más fuerza el dulce aroma a flores que el castaño desprendía. —Tu aroma es más intenso que antes.
—Lo que pasa es que he estado usando oculta aroma, con el embarazo mis feromonas son más fuertes, y al estar solo corría el riesgo de que algo me pasará. Por eso tampoco salía mucho.
—Ahora estoy contigo, no tienes que preocuparte por nada.
—Mo sé. —eso era cierto, el Omega estaba más tranquilo con el alfa a su lado.
—Descansa, yo me quedaré a tu lado.
—Nos gusta que estés con nosotros.
—Prometo que no les pasará nada malo.
Huening Kai y Terry entraron entre besos y toqueteos a la casa, sus feromonas eran fuertes y ninguno de los dos notaron que habían entrado en celo.
Rápidamente se quitaron la ropa y llegaron a la habitación con rapidez, el alfa empujó al Omega directamente a la cama, se le tiró encima y comenzó a acariciar al bello Omega que tenía de novio.
Huening Kai solamente se retorcía de placer, las caricias y los besos de ese alfa eran lo mejor que nunca había sentido.
—¡Ah! —gimió con fuerza al sentir la boca de su prometido en su entrada, esa lengua estaba logrando llevarlo al éxtasis al que nunca creyó llegar.
Terry siguió lamiendo y penetrando, tanto con lengua como con dedos, mientras que con la otra mano de encargo de acariciarle su larga y delgada pierna, para después subir un poco más y comenzarlo a masturbar con agilidad.
—¡Ngh! —Huening Kai llegó al orgasmo ensuciando su propio pecho, el alfa sonrió gustoso y se inclino para lamer la esencia del menor.
Se levantó frente al Omega mientras pasaba su propio lengua sobre sus labios. —Eres bellísimo.
Huening Kai se levantó solamente para rodear el cuello del alfa, se acercó a su oído y lo mordió con seducción. —Házme llegar al éxtasis.
El alfa lo empujó a la cama, lo sujeto de los brazos y los subió a su cabeza apresando al Omega contra el colchón.
Se alineó con la entrada del Omega y comenzó a penetrarlo solamente con la punta, quería volver loco al Omega, y lo estaba consiguiendo. Huening Kai se retorcía de placer y ansiaba ser penetrado por el alfa.
—Ngh... Por favor... Rápido.
El alfa se detuvo, miro con diversión al Omega y finalmente lo penetró por completo de una sola estocada.
—¡Ahhh!
Terry comenzó a moverse con rapidez, Huening Kai gemía y disfrutaba del sexo con su alfa, le encantaba ser penetrado por aquel hombre que había robado su corazón.
El Omega pidió que lo soltaran, Terry le soltó de las manos, pero el Omega se aferro al alfa con sus piernas, se levantó y se aferró a los hombros del ruso. Terry le sujeto de los glúteos, mientras los apretaba y disfrutaba de su suavidad.
El alfa se acercó a la pared y pegó a ella la pequeña espalda del Omega, de nuevo le sujeto de las muñecas, pegando sus brazos está vez a la pared.
Se miraron entre el éxtasis, se besaron con deseo y Terry aumentó sus movimientos, frente a él estaba el Omega que tanto amaba, estaba gimiendo su nombre y pidiendo por mas, pero...
Hueninc Kai sintió como el miembro del alfa comenzó a abultarse, podía sentir que interior comenzaba a arder y no soportaba el dolor que comenzaba a sentir.
Teery se dió cuenta de lo que pasaba, notaba la expresión de dolor que su amado novio tenía. La razón comenzó a ganarle a los instintos del celo, comenzaron a recuperar sus sentidos y se dieron cuenta de que habían olvidado el condón.
—¡Me duele! ¡Sácalo!
—Espera... No te muevas. —el alfa comenzó a asustarse por la dura voz de su Omega.
Sabía que si salía del interior, podría lastimar de manera sería y horrible al Omega, pero también sabía que si de quedaban así, el porcentaje de un embarazo seguro era del 99%.
Sin soltar al Omega, se acercó a la cama y se sentó aún con el Omega sobre su cuerpo, le acaricio la espalda con dulzura, le beso las gruesas lágrimas, y trato de tranquilizarlo con sus feromonas.
—Me duele. —sollozo el Omega aferrándose al alfa y llorando en su hombro.
Terry lo abrazo con fuerza y le depositó un beso en el cuello. —Lo se, mi amor. No pasa nada. Estoy aquí.
Soo Bin estaba frente al espejo, de nuevo podía sentir su cuerpo temblando y los nervios dominandolo por completo. Su aspecto no le gustaba, amaba a su cachorro, pero sentía que se miraba mal de la forma en la que debía vestir por el embarazo.
—Soo Bin. —la puerta de la habitación se abrió dejando ver a ese dulce alfa pelinegro. —Te llamé desde hace rato, el almuerzo está listo.
—¿Podemos tener la cita en casa? —preguntó ignorando por completo el regalo del alfa. —Sinceramente no me gusta como me veo.
Yeon Jun sonrió enternecido, se acercó por detrás y lo abrazo reposando sus manos sobre la casa de su cachorro.
—Te miras hermoso. —le beso la mejilla y le sonrió con dulzura. —Vamos a almorzar, ¿Si?
—De acuerdo. Tu ganas.
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Mañana actualizaré las otras historias, nos vemos y gracias por su apoyo! ❤
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