El día domingo llegó más rápido de lo que ambos hubieran querido, Soo Bin estaba con sus maletas listas fuera de la casa dónde había estado viviendo últimamente, el mayordomo de su abuelo, que ahora trabajaba para él, estaba subiendo las maletas a la camioneta que los transportaría al aeropuerto.

—¿Ya lo pensaste bien? —cuestionó la beta soltando una que otra lágrima.

—Lo pensé todo este tiempo.

El alfa, padre de Yeon Jun, se acercó a su esposa y la rodeó con su brazo. —Si deseas puedes quedarte, si el problema es Yeon Jun podemos echarlo de casa.

El adorable Omega no pudo evitar sonreír con melancolía. —No se preocupe, lamento mucho haber creado vínculos con ustedes sabiendo que me iría. Pero si lo desean pueden visitarme de vez en cuando. Siempre serán bienvenidos.

—Muchisimas gracias, Soo Bin.

La beta rompió en llanto, sin poder evitarlo, se abalanzó al Omega y lo abrazo con fuerza, Soo Bin pudo sentir cierto calor que solamente un familiar podía brindar, y es que esas personas ya formaban parte de su vida, conteniendo el llanto, correspondió el abrazo de la mujer.

—¿Seguro estarás bien?

—No se preocupe, no estaré solo, mi amigo y su prometido irán conmigo, se niegan a dejarme ir solo.

—Eso es bueno.

—Perdón. —Ji Min se acercó haciendo una pequeña reverencia. —Pero si no salimos ahora perderemos el vuelo.

No quería.

—Debes irte.

No estaba seguro.

—Muchas gracias por todo.

Pero no había vuelta atrás.

—Cuidate mucho, si necesitas algo puedes contar con nosotros.

—Se los agradezco.

Soo Bin subió a aquella camioneta con un fuerte dolor en el pecho, esas personas eran la única familia que le quedaba, pero ahora solamente estaba alejándose de ellos.

Yeon Jun estaba decaído, se creía, y era, un idiota. Aquella vez se había molestado porque sabía que Soo Bin tenía razón, amaba y aún estaba aferrado a su pasado.

Los días anteriores se habían evitado por completo, Soo Bin había asistido al colegio en el coche de Tae Hyun. Y el día de la cita con el médico, simplemente se había quedado en el colegio para "checar" los exámenes, mientras que el Omega entraba a aquella clínica solo.

—¡Ahí viene! —susurro Tae Hyun mirando las puerta del aeropuerto.

Yeon Jun volteo rápidamente, a su vista se cruzó aquel hermoso Omega castaño de ojos azules de tono medio.

Su corazón latio con fuerza, su alfa interior quería sujetar a ese Omega, sacarlo del aeropuerto, y encerrarlo en un lugar donde pudieran estar solos, pero su corazón le decía que era mejor dejarlo ir para no hacerle daño.

—Hola. ¿No ha llegado Huening Kai ni Terry? —preguntó acercándose a su amigo rubio.

—Aún no.

Tae Hyun golpeó suavemente a su hermano pelinegro, Yeon Jun tembló en cuanto la bella mirada del Omega se centró en su persona.

Tras tomar valor y soltar un largo suspiro, se acercó al Omega ofreciéndole aquel bellísimo ramo de flores que tenían un moño rojo y una envoltura rosada. —Son para tí.

Soo Bin se sorprendió, pero eso no evitó que sus mejillas enrojecieran haciéndolo ver adorable.

Tomó el ramo y admiro las flores que desprendían un aroma dulce y agradable. —Gracias. N~nunca me habías dado flores.

—Siempre hay una primera vez.

"Lastima que sean de despedida."

–Perdón por la tardanza. —todos voltearon mirando a la pareja recién llegada. Tae Hyun no pudo evitar hacer una mueca de desagrado al ver como el pelirrojo se aferraba a ese ruso. —Me olvide de guardar unas cosas.

—No importa. —respondio Soo Bin sonriendo. —¿Seguros quieren viajar conmigo?

—¡Si!

—No tarda en salir el vuelo. —informó el Ji Min.

Todos fueron a dejar el equipaje, solamente cargaban una maleta en la que llevaban las cosas que podrían ocupar.

Se formaron en la fila correspondiente, Soo Bin decidió ir hasta el último, no quería dejar ese país, no quería dejar a esa familia que lo habías acogido con mucho amor y cariño, no quería dejar a aquel alfa sujeto al pasado.

—Su boleto por favor. —la amable chica, trabajadora del lugar, le sonrió y extendió su mano, Soo Bin entrego el boleto.

Yeon Jun observaba como a cada segundo perdía a ese Omega que llevaba en su vientre a su hijo.

—¡Soo Bin! —el castaño volteo rápidamente.

—¿Si?— "por favor, pídeme que me quedé. Dime qué me quieres y trataremos de avanzar aún con tu pasado de por medio."

"Quédate, por favor Soo Bin... ¡Quédate a mi lado!"

No. No quería ser egoísta. Solamente se atrevió a dibujar una sonrisa melancólica. —Suerte. Espero poder visitarte pronto.

Soo Bin no pudo hacer más que fingir una sonrisa. —Gracias.

Soo Bin subió al avión, compartía asiento con Ji Min, pero aún así se sentía solo.

Sus manos bajaron a su vientre, en su último ultrasonido le habían informado que ya tenía dos meses y medio de embarazo, le habían informado que su cachorro estaba bien.

Ji Min pudo ver al Omega nervioso, comenzó a preocuparse por su embarazo. —¿Joven? ¿Se encuentra bien?

—No quería irme... —susurro llorando mientras se aferraba a aquel ramo de flores. —¡No quiero irme! ¡Quiero quedarme a su lado! Pero si no me alejo el jamás podrá superar su pasado.

Por un instante, Ji Min dejo de ver a aquel adolescente, casi adulto, lo que pudo ver, fue a un niño asustado, llorando de la misma forma en la lloro cuando sus padres murieron.

Su corazón volvió a romperse al ver a ese dulce chico tan frágil.

–Ven aquí. —con sus brazos envolvió al Omega y comenzó a consolarlo. —¿Sabes que es lo que admiro de ti? Siempre estás sonriendo pese al gran dolor que cargas, pero admiro aún más que en cuanto sabes que algo te está haciendo daño, te alejas.

—Pero lo quiero, se que lo quiero.

—Tal vez ahora no es el momento, pero te aseguro, cariño, que se dará cuenta de lo que siente por tí, verás que tarde o temprano volverá a tu lado, los ojos no mienten, Soo Bin, y los ojos del joven Yeon Jun reflejaban amor.

Lo único que Soo Bin pudo hacer fue llorar, trato de desahogarse y sacar todo en ese momento, quería ser una "madre" valiente para su cachorro.

Yeon Jun llegó a su casa, sus padres trataron de no reprochar nada, pues entendían y aceptaban las decisiones de su hijo.

Subió a su habitación y pudo notar un detalle sobre su cama. Se acercó y pudo ver un folder color verde, al abrirlo pudo ver que era el ultrasonido y tenía la fecha del día jueves, el día en el que había estado "trabajando" y había dejado al Omega ir solo.

Pero también había una nota.

"Sinceramente no tengo el valor de decirte esto cara a cara, así que utilizo este papel para decírtelo.

El cachorro está bien, me ha dicho el médico que está estable y a salvó en mi vientre. Pero lo que realmente quiero decirte es esto: me iré a Londres, y en un principio te dije que no debías hacerte cargo si no querías, pero si lo deseas puedes visitar al bebé de vez en cuando, ya hablé con tus padres y les dije que seguiremos en contacto, me duele mucho saber que hice vínculos
con ellos sabiendo que algún día podía alejarme.

No hablaré de nosotros, porque no se si eso existe, pero si necesito decirte que te aprecio, que te quieroaún después de todo. Te dejo el ultrasonido de esta semana, quiero que tengas al menos una "foto" del pequeño o pequeña."

Un suave golpe se escuchó en la puerta de su habitación, limpió sus lágrimas y oculto la nota en su bolsillo.

—Adelante. —la puerta se abrió dejando ver a la pareja de su padre.

—Hola. ¿Te encuentras bien? —la mujer entró y se acercó hasta donde estaba el alfa.

—Si. Estaba viendo el ultrasonido que Soo Bin me dejó.

La beta soltó un suspiro, podía ver el dolor en los ojos de aquel alfa. —Se que no soy quien para hablarte de esto, pero me gustaría saber que es lo que piensas, ¿Qué sientes ahora?

—¿Dónde está mi padre?

—Salió a comprar helado, sabes que tanta tensión lo altera.

No podía esconderse más, quería llorar estaba roto. —Me siento vacío... Lo necesito conmigo.

La mujer pudo ver cómo ese alfa se sentaba en la cama y comenzaba a derramar lágrimas.

—¿Y no crees que eres un poco egoísta? Dijiste que lo necesitas, pero necesitar no es lo mismo que amas. ¿Si no lo amas para que lo quieres a tu lado? ¿Para hacerle daño? ¿Para sentirte completo? Tal vez si Soo Bin se hubiera quedado contigo tú estarías completo, pero posiblemente él no, porque no tendría tu verdadero amor a cambio.

—No se que hacer.

—Trata de aclarar tus ideas, enfrenta tu pasado.

No pudo evitar pensar en su madre, era increíble como la gente podía ser tan diferente, está beta lo apoyaba y trataba de darle consejos, en cambio su madre solamente le hubiera dicho que hiciera lo que creyera mejor.

—Gracias. Se que no he intentado hablar contigo, más sin embargo estás aquí apoyándome.

—Es porque eres mi hijo. —hijo, aquella palabra ahora podía sentirla con calidez. —Se que no puedo reemplazar a tu madre, pero me gustaría apoyarte en los momentos más difíciles por los que estés pasando.

—Te veo a tí como mi mamá en lugar de la mujer que me dió a luz.

—No puedo decir nada si ustedes no se llevan bien.

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