CAPITULO 2.
—Entonces... Ellos tres son quienes han donado los espermas. —el médico miro a los tres alfas que estaban sumamente incómodos escondidos en un rincón de la habitación.
—¡Si!
El especialista tomó uno de los frascos, lo analizo y asintió. —Esto es mucho semen —el alfa albino enrojeció ante las risas de sus amigos. —¿Cuál quiere que usemos primero? Recuerde que los dos restantes serán usados por si el primero falla. Lo cuál es casi imposible, ya que por su aroma, los tres son alfas.
—Usé el que usted crea más conveniente.
El Omega tenía una bata azul, sin más ropa de por medio, el especialista observó a los alfas, y el que llamo su atención, fue el rubio. —Te noto nervioso? ¿Todo bien?
—S-si.
—¿Cómo te llamas?
—Kang Tae Hyun.
—Kang Tae Hyun. —repitió mientras se colocaba los guantes de látex. —¿Desean quedarse y ser espectadores de la inseminación?
Un escalofrío recorrió a los tres, el Omega les miro con una sonrisa. —Si quieren salir háganlo.
Y como si de eso dependieran, los tres salieron rápidamente de la habitación, dejando al Omega solo con el médico.
Veinte minutos después, un aura de decepción rodeaba a los Alfas.
—Nos vimos como unos cobardes —hablo el albino.
—Somos basura —aseguro el peliazul golpeando su frente con la pared.
—Seguro nos odia. —lo que el rubio recordaba, era la mirada y sonrisa del castaño al verlos salir de la habitación.
La puerta se abrió y el castaño salió con su típica sonrisa. —Muchas gracias, doctor Kim.
—Te espero en un mes.
—¿Cómo te fue? —preguntarón en cuanto el especialista volvió a encerrarse en su consultorio.
—El líquido ya está en mi cuerpo, solo falta ver si hace efecto.
—¿Cuál usaste? —preguntó el rubio señalandose a si mismo y los otros dos.
El Omega sonrió. —No pregunté.
—Idiota. —susurraron los tres al mismo tiempo.
—Debo ir a casa. Gracias por venir.
—Espera, te llevamos nosotros.
—Gracias, pero estoy acostumbrado a viajar en metro. ¡Nos vemos! —el Omega salió corriendo dejando a su amigos, quería llegar a casa lo antes posible.
Las luces de esa habitación estaban apagadas, ya habían pasado dos horas y el Omega seguía con los pies levantados y apoyados en la pared.
Su rostro no reflejaba emoción, aquella sonrisa que era tan característica de él, ahora no existía. Sus ojos no tenían brillo, y de ellos caían unas finas lágrimas de dolor.
Aún recordaba su pasado, uno en el que era feliz sin necesidad de fingir, sin tener que forzar la sonrisa o las carcajadas.
Podía recordar a sus padres dándole todo el amor del mundo, los momentos con ellos y con su abuelo, los días de fiesta y las comidas llenas de historias.
Aún recordaba ese horrible día de lluvia, en dónde el coche en el que viajaban perdió el control debido a la carretera en curva, a las fuertes gotas de lluvia que golpeaban los cristales, y al vapor que se había formado en las ventanillas.
En ese trágico accidente, solo él había sobrevivido. Sobrevivió pero aún tenía traumas, odiaba los días de lluvia, y le asustaba viajar en coche.
La decisión de tener un bebé aún le daba miedo, no estaba 100% seguro. Pero su abuelo estaba por morir, no tenía más familia aparte de su abuelo, y si el moría se quedaría solo, no podía adoptar un cachorro o tener un gato, desde pequeño sabía que su abuelo era alérgico al pelaje de esos hermosos seres vivos, no quería arriesgarlo más.
Si había considerado la idea de adoptar, pero quería saber lo que su madre sintió al tenerlo en el vientre, siempre le decía que era hermoso, y que en un futuro, sería la mayor alegría y bendición.
No quería la soledad, y no estaba dispuesto a experimentar lo que se sentía. Tal ves ese bebé podría darle la felicidad que una vez le fue arrebatada.
Terminó de guardar sus libros en el casillero, y al cerrar la puerta de metal, se sorprendió al ver al alfa que estaba a su lado.
—Me asustaste.
—Lo lamento. —susurro el rubio mirando de manera extraña al omega. —¿Cómo estás? Ya sabes por... Lo del fin de semana.
—Me siento bien. Esperó que funcione, ya compré una prueba de embarazo, planeo hacérmela al terminar esta semana.
Ambos comenzaron a caminar por los pasillos de aquella escuela privada.
El rubio se mordía el labio nervioso, su cuerpo temblaba y sus manos sudaban, dirigió su mirada al Omega, ese castaño de ojos azul claro, que con su hermosa sonrisa, conquistaba a medio mundo aunque él no se diera cuenta.
—Oye. —detuvo al Omega sosteniendolo del brazo, el castaño se sorprendió, tanto así, que lo miro con inseguridad. Tae Hyun lo soltó al darse cuenta de lo que había echo. —Deberías preguntar cuál es el que usaron.
El castaño frunció levemente el seño. —No creo que importe, sea quien sea ya dije que no les daré información, ninguno de ustedes quería ser padre.
—Pero... Es que... Hay algo que debo decirte... El semen que te di no...
La campana sonó interrumpiendo al alfa, quién maldijo para sus adentros.
—Debo irme, me toca artes y el maestro me regaño la vez que llegue tarde a la clase de música. —Soo Bin se acercó al Alfa, le beso la mejilla y lo miro con la ternura de siempre. —Si quieres hablamos después de clases, búscame en el edificio E, sección 2, piso cuatro.
Mientras el Omega se marchaba, el rubio formaba sus manos en puño.
Durante todo el día, Soo Bin puso atención a las clases, no fue hasta la penúltima hora, cuando eso cambio.
El profesor estaba explicando la dinámica, los alumnos tenían su total atención, a excepción de uno.
Soo Bin llevo sus manos a su cabeza, un fuerte mareo se hizo presente, y las ganas de devolver el estómago fueron insoportables.
Se levantó rápidamente, llamando la atención del profesor y sus compañeros. Salió corriendo en dirección al baño, se encerró en un cubículo y finalmente termino vomitando.
No era posible, esos no eran síntomas del celo, eran los de un embarazo... Pero la fecha no concordaba.
El día sábado, sus amigos le llevaron el esperma, esa misma tarde habían ido a que el Omega de realizará la inseminación, el domingo había estado en casa y el día de hoy era lunes.
No era posible quedar embarazado en menos de tres días, sus amigos eran alfas, si, pero ninguno había estado ni estaba en celo, conocía muy bien las fechas del ciclo de celo de sus amigos, además de ellos se encargaban de avisarles sobre esos días, ya que no querían perder el control con el cerca.
Sus amigos eran alfas, y la única posibilidad de quedar embarazado tan rápido, sería por recibir los espermas de un alfa pura sangre, pero ahí estaba el dilema, sus amigos no eran pura sangre, ellos tenían padres y/o madres betas y omegas.
¿Le habrían inseminado con un esperma diferente?
No, el especialista le había mostrado uno de los frascos que ellos habían llevado.
—Hay algo que debo decirte...
Las palabras insistentes de su amigo llegaron a su cabeza.
—Hay algo que debo decirte... El semen que te di...
—No... ¿Qué hiciste Tae Hyun?
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¿Qué les pareció el capitulo? ¿Qué habrá hecho Taehyun? Espero els haya gustado el capitulo!! ❤
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