
CAPITULO 13.
—¿Regresaras conmigo o con Tae Hyun?
—Si no te molesta me gustaría regresar contigo.
—Me parece bien. —pese a qué el coche ya estaba estacionado, ninguno de los dos pretendía bajarse. —¿Te gustaría ir a algún lugar después del colegio?
—No, pero... —aquella mañana había amanecido con el cielo gris, le asustaba pensar que podía llover mientras viajaban en coche.
—¿Sucede algo?
—Nada, olvídalo.
—Anda dime, puedes confiar en mí.
—En verdad no es nada.
Soo Bin bajo la mirada y Yeon Jun suspiro suavemente. —Confiaré en ti está vez, pero si necesitas algo no dudes en decirme.
—Entiendo.
Huening Kai estaba sentado en un banco de madera frente a aquella enorme mesa del laboratorio, miraba con atención como las pequeñas gotas de lluvia comenzaban a golpear en los ventanales del salón, curioso, dirigió su mirada hacia el castaño, quien estaba con la cabeza pegada a la mesa.
—¿Estás bien? —preguntó, el castaño negó sin levantar la cabeza. —¿Quieres algo de tomar, o algo de comer? —nuevamente una negativa. —No puedes estar así, lo sabes.
El alfa rubio apareció por la puerta del laboratorio, entró al salón y se acercó hasta los omegas. Dibujó una sonrisa mirando al pelirrojo. —Hola.
—Tks. No me hables como si fuéramos amigos.
Soo Bin levantó el rostro con un semblante serio. —Quiero vomitar.
—Tranquilo, seguro es por el embarazo.
El alfa pelinegro apareció, se acercó y coloco su mano sobre la espalda del Omega castaño. —¿Cómo estás?
—Quiero vomitar.
—Ven conmigo, te llevaré a la enfermería. —Soo Bin se levantó, Yeon Jun cargo su mochila y ambos salieron del laboratorio.
Huening Kai fingió mirar su celular, al notar que el rubio no tenía intenciones de irse, decidió presionarlo. —¿No tienes clases?
—Tengo dos horas libres.
—Bien por tí. Mi clase está por empezar así que largo.
Tae Hyun sonrió, se sentó dónde antes estaba el Omega castaño y sonrió ampliamente. —Me quedaré aquí contigo. No tengo nada mejor que hacer, afuera está lloviendo y aquí adentro puedo tomar nota de la clase.
—Has lo que quieras.
Yeon Jun pudo notar los pequeños temblores en el Omega, aquello comenzaba a preocuparlo. —¿Tienes frío?
—Un poco.
Llegaron a la enfermería, la cuál estaba vacía, Yeon Jun cerró por dentro y obligó a que Soo Bin se sentará en el borde de cierta cama.
—Hoy no hay servicio de enfermería, así que por ahora solamente trataremos de hacerte entrar en calor. —se quitó el sacó del traje y con el cubrió al Omega, después lo cubrió con una de las cobijas que había en la enfermería.
—¿Y mis clases?
—No importan ahora. —Yeon Jun subió a la cama, se quedó medio acostado y atrajo al Omega hacía si con suavidad. —Ven aquí.
La posición en sí era un poco comprometedora, el Omega estaba envuelto con un sacó y una cobija entre los brazos y las piernas del alfa.
—Menta.
—¿Qué?
Soo Bin inhaló el aroma. —Hueles a menta.
—Ah, se me terminó el spray que uso para ocultar feromonas.
—¿Tú aroma natural es menta?
—Si.
—Hueles bien. —Yeon Jun sonrió rápidamente mientras abrazaba con más fuerza al Omega.
—¿Sigues teniendo frío?
—No.
Se acercó y con suavidad fue depositando besos en la cabeza del Omega. —Si tienes sueño puedes dormir, yo estaré a tu lado cuando despiertes.
El Omega no podía concentrarse, su profesora estaba dando la clase pero no podía poner atención, pues aquel alfa rubio le sostenía la mano y jugaba con sus dedos suavemente.
Una corriente eléctrica le recorrió el cuerpo en cuanto el alfa entrelazó sus dedos y le beso el dorso de la mano.
—¿Podrías estarte quieto? Quiero concentrarme. —Habló el Omega con las mejillas rosadas.
—Pero no te estoy hablando.
—Pero tus acciones me desestabilizan. —el alfa sonrió ante tal confesión.
—¿Te gusta que tomé tu mano?
—No.
—¿Quieres ver cómo logro romper tu concentración durante todo un día?
—No creo que sea posible. —Eso es lo que decía, pero por dentro sabía que eso era muy fácil de conseguir.
—¿Apostamos? Si yo gano haces lo que yo quiera.
—Vale.
El alfa saco su celular, fue directamente a la cámara y activo el temporizador a tan solo tres segundos. —Mira directo a la cámara. —lo sujeto de la cadera y el Omega retuvo el aire. —Oh, espera, voltea rápido.
—¿Qué? —en cuanto el Omega volteó sus labios fueron apresados por los del alfa.
Sintió como los labios ajenos se movían con suavidad sobre los suyos, y como aquella mano sobre su cadera lo acercaban más al cuerpo del alfa.
—¡Jóvenes! —el fuerte grito los hizo separarse. —Esto es un salón de clase, por favor salgan inmediatamente y vayan a la dirección por un citatorio para sus padres.
Ambos salieron del salón, Huening Kai torció los labios y Tae Hyun iba más que feliz. —Perfecto, el único que va a sufrir son yo porque tú no eres de ese salón.
Tae Hyun camino a la par del Omega y sin pensarlo lo tomo de la mano. —¿No valió la pena?
—Por supuesto que no.
—Auch. Déjame compensarte y llevarte a comer algo después de clases.
—No gracias. Quiero hacer otras cosas.
—¿Cómo cuales?
—No te interesa. —Tae Hyun se detuvo y acorraló al Omega contra la pared.
El pelirrojo enrojeció y aparto la mirada, sus manos seguían entrelazadas. —¿Puedo besarte de nuevo?
—Estamos en el pasillo, si alguien nos ve nos irá peor.
—Nadie puede ser castigado por un beso. —con su mano libre sujeto con dulzura el mentón del Omega. —¿Puedo?
—¿Para qué preguntas si de cualquier manera me vas a besar?
El alfa se acercó lentamente y juntó sus labios con suavidad, los labios del Omega eran suaves y delicados, sonrió al sentir como el Omega reforzaba el agarre de sus manos.
Huening Kai se dejó llevar, tanto así que olvidó su odio por los alfas y se aferró a la camiseta ajena.
Al separarse, ambos se miraron directamente, el Omega estaba rojo hasta las orejas, avergonzado, oculto su rostro en el pecho del alfa, quien solo de limito a sonreir con ternura y acariciarse su rojo cabello.
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