capitulo 24
Todo paso tan rápido que cuando Erin vino a reaccionar, ya se encuentraba transpira pesado con su ropa toda sudorosa volviendo a la mansión, sin Luther.
Por más que buscará a los alrededores no podía lograr encontrar al joven de cabello blanco, no le quedó de otra que ir por más ayuda porque el solo no lograría absolutamente nada.
Este horrible momento le traería severos recuerdos aterradores a Erin, recuerdos de cuando se trataron de robar a Luther, cuándo tan solo era un bebé, o ese día cuando perdieron un miembro valioso de la familia, (su tío) Así de ansioso, aterrado, se siente en este instante con sus manos todas temblorosas.
Los nervios atacaban su cuerpo como nunca se hubiese imaginado, tanto que ni siquiera podía sostener el celular en sus manos. Quería llamar a Luther pero su celular se resbala de sus manos por la angustia de que le pase algo a su hermanito en el estado que salió, desorientado y sin rumbo alguno.
La expresión en el rostro de Luther era algo que Erin, no podía ni podrá olvidar jamás, está tan presente esa mirada desesperada y la asfixia apretado todo a su paso, fue preocupante de ver.
—Erin, ¿por qué gritabas?—Un sudor helado penetró sus huesos al ver la aparecía de su gemelo.—¿Por qué gritabas el nombre de lut con tanto desesperó?—Tuvo un mal presentimiento.
Eren baja las escaleras con su ropa toda desordena, sin zapatos. Iba saliendo de la ducha cuando escucho los gritos de su gemelo.
—H-Hermano...Él...—No podía decir ni una palabra sin sentir el nudo en su garganta, apretado con fuerza.—Se fue.—Logro decir con dificulta y su mirada empañada de tantas emociones como temores.
—Erin.—Sonríe rígido.—¿Dónde está Luther?
Esa presión en su pecho lo fue sofocado de a poco, solo le bastó ver la expresión en su gemelo para que las alarmas se dispararán.
—¡¿Qué le sucedió a nuestro hermanito?!—Su reacción fue sacudir de los hombros a su hermano, no sabía que más hacer para intentar averiguar lo que estába pasaba.—¡Habla maldición!
Estoy se sienten tan malditamente familiar, como si haya viví una situación como está y no tiene nada relacionado con la muerte de mi tío, o esa vez que internaron secuestrar a Luther de niño. No, esto que estoy sintiendo, este miedo se debe a algo más espeluznante...
—¡Erin!—Tuve que darle una palmadita en la mejilla para que reaccioné.
—¡¡No...No lo sé!!—Retiro con fuerza las manos de su hermano mayor, de sus hombros.—Él...Él se veía tan mal, Eren.—Ahora es él quién se aferra de la camisa de su gemelo.—Debemos encontrarlo, tengo miedo.—Confesó aterrado.—¡Tengo miedo de que cometa una locura en su estado!—Exclama horrorizado.
Nunca lo había visto tan pálido, asustado, confundido. Su expresión era la de una persona que podría cometer algo de lo cual podría arrepentirse después.
—No sé que le pasó.—La cristalización en sus ojos se hizo presente.—Él solo salió de la habitación, traté de alcanzarlo pero ya había desaparecido de mis ojos, ¿qué hacemos? Debí ser más rápido.
—¿Ya lo llamaste?—¿Qué causó que Lut se pusiera en ese estado? ¿Lander? ¿Charles?
El solo pensar en eso Eren enfureció al punto en que su rostro se ve distorsionando de a poco, pensado en hacer una completa locura si los culpables son esas dos personas.
—Ya lo hice y no responde.—Me envía al buzón de voz luego de tres pitidos.
—Vuelve a llamarle hasta que responda, ¿Diell? ¿Llamá a Diell?—Demando, como su guardaespaldas tiene el deber y la responsabilidad de estar siempre al pendiente de su joven maestro.—Él debe de saber dónde se encuentra.
Eren apretó sus dientes controlado su preocupación en este momento perder la cabeza no es lo ideal, tiene que mantenerse sereno para poder encontrar a Luther, es lo más importante en este instante.
—¿Que le pasó a Luther?—Preguntan.
La palidez en sus rostros es muy evidente esperando que nada grave este o haya pasado como para que Erin, gritará de esa manera y tuviera esa apariencia preocupante.
—¿Eren, Erin?—Sus padres los ven con esa mirada asustada y a la vez de interrogatorio.
—Escuchamos sus gritos, ¿qué pasa?—Pregunto Harold.
—¿Luther?—Elek perdió todo color en su rostro, quedando solo una palidez de una persona muerta.—¿Qué la pasó a Luther?—Mira hacia a todos lados.—¡Luther, Luther!-—Se dirige a las escaleras.—No, no, a mi pequeño no le puede estar pasando nada...
—¡Mamá!
—¡Esposa!
Todos se asustaron al verlo tropezar intentado subir las escaleras, tuvieron que sentarlo y pedir a los empleados algo para calmar sus nervios. En su estado no podría hacer nada si sigue así, temblando.
—Jovenes maestro, señores Astier...—Con sudoración en su cuerpo y cansancio en su voz, Diell había entrado a la mansión.—Yo, lo lamento...lo perdí al cruzar la carretera.—Informó.—Fue tanta su rapidez que no parecía la de una persona normal, no es excusa, solo que es la primera vez que veo algo así durante mi vida.
Arrodillado en el piso se encuentra Diell, esperando su castigo. Se merecía eso por su negligencia al no poder cuidar bien de su joven maestro.
—¡Levántate y vé a buscarlo maldición!—Ordenó Eren.—Si llevo su celular y no se encuentra apagado entonces, trata de rastrear su ubicación.
‹Maldita sea...Lut, por favor mantente a salvo y no hagas nada que ponga en peligro tu vida. Iremos por ti, por favor.› Suplicaba Eren con desesperación.
—Sí.—Diell salio a obedecer órdenes.
—Esposo.—En su mirada solo puedes ver miedo.— Encuéntralo...por favor encuéntralo.
Ya perdí a mi único hermano en accidente turbio que le costó su vida y la de su esposo, un accidente que hasta el día de ahora sigue sin haberse resultó pero estoy seguro que la familia por parte de su esposo, fueron los culpables.
Él nunca nos dijo a qué familia pertenecía su esposo, era un tema delicado del cuál no le gustaba hablar y nosotros no queríamos incomodar. Fuimos demasiados compresivos con ellos, en ese momento tampoco éramos una familia adinerada cómo lo somos ahora, no teníamos el poder para investigar más afondo.
Y esa carta dejada para nosotros dónde nos dice no investigar sus muertes, es como si desde un principio estuvieran consciente que eso iba a suceder.
—Lo traeremos sano y salvo a la casa ya lo verás.—La expresión en su rostro se oscureció.—Envia a los sabuesos. [Un grupo de diez personas que se especializa en la búsqueda, no solo Dean tenía algo como eso]—Ordenó fríamente.
—Ya lo hice.—Respondió Eren.—Ya se encuentran buscado su paradero mientras tanto Erin y yo, iremos a buscarlo en los lugares que él sabe frecuentar.
Mientras ellos ponen toda la ciudad de cabeza, Luther se encuentra desorientado con hiperventilación a un nivel peligroso tanto así que, las venas en su cuello y enrojecido rostro te hacen saber lo mucho que está tratando de respirar, pero sigue sintiéndose que se ahoga y no puede salir de esas profundidades.
Sus piernas flaquean obligándolo a sentarse en la cera de la calle, vomitando aunque no salía absolutamente nada de su boca. Y como si eso fuera poco, con toda su fuerza golpea su pecho creyendo que eso destruiría el nudo en su garganta que lo está ahogado.
Tan mal se encuentra que ni siquiera sea percatado de sus pies lastimados, ya ni llevaba las pantuflas solo un par de calcetines rotos por tanto, correr, caminar.
—Coff, Coff.—Era tanto su deseó de respirar un poco de aire sin sentir que se muere que, sus ojos se han enrojecido por la fuerza ejercida.
No puedo respirar trató de hacerlo, pero cada vez que lo hago es como si mis fosas nasales se cerrarán al igual que mi garganta, ni morir se sintió tan aterrador cómo lo es en este momento. Duele demasiado, todo da vueltas y el sudor frío tampoco ayuda mucho, siento esa frialdad como pedazos de hielo desrrientodose en mi cuerpo.
¿Por qué me pasa esto? ¿Qué hizo mal el anterior Luther? Él solo quería vivir su vida, sin manipulación. ¿Qué hice mal, yo? Yo también solo quería vivir una vida sin preocupaciones, ¿estuvo mal desear una vida así, dónde dejará de ser explotado y golpeado?
¿Con que motivo me trajeron a este mundo? ¿Para remplazar un alma que tuvo que irse de tal manera porqué no tenía otra opción? ¿Soy su remplazo? ¿Soy el nuevo títere de esa maldita y maquiavélica voz?
¿También tengo que vivir con el miedo de escucharla en cualquier momento? Qué me obligue a ejercer un maldito papel que ya estoy ejerciendo por voluntad propia.
Soy una horrible persona, soy un bastardo que viví acosta del sufrimiento de alguien más. Mis tíos tenían razón, solo soy un maldito parásito que se alimenta y viví de alguien más.
—¡Aaah!—Grito agonizante mientras sus ojos derraman lágrimas y el termina por ahogarse con sus propias lágrimas, era tan malditamente lamentable de ver esa expresión de agonía.
Sigo sobreviviendo gracias a la muerte de alguien más al igual que sucedió en esa primera vida, mis padres murieron también por mí.
—¡¿Acaso no merezco vivir sin que me lo recuerden a cada rato?!—Gritó.—¡He vívido toda mi vida sabiendo que mate a mis padres!—Golpea su pecho con fiereza.
Me adapte a está vida sin pensarlo mucho, solo juzgué al anterior Luther en base a lo que leí dando lo demás por sentado, para mi todos solo eran simples personajes de una novela hedionda que deje a la mitad.
Solo eso eran para mí, solo personajes. Sin embargo, esas letras escritas en papel con tinta que creí hediondas dañaron de tal manera a una persona real, una persona que luchaba por eso, para que lo tratarán cómo lo que era y no un simple personaje de una novela que solo tenía que morir porque así lo quería el autor, pero ahora...ahora ya no existe.
—¡Coff, Coff!
Luther sostiene su pecho golpeado de vez en cuando para que ese nudo tanto en su corazón como en su estómago se vaya, no quiere sentirse de esa manera.
—¡No...quería venir aquí!—Un triste y muy desgarrador mar se refleja en sus ojos.-Yo...yo no quería vivir la vida de alguien más.-Golpea el suelo.—Solo quería tener un lugar cálido donde dormir sin preocupación alguna...pero no acosta de la vida de otra persona.
Enterarse de que el anterior Luther nunca fue feliz y, que su vida fue prácticamente manipulada estando consciente fue todavía más horroroso, agonizante.
—Yo...yo lo siento.—Frota sus manos con fuerza.—Siento ser un parásito...lo siento.
Su piel ha empezado a enrojecer por la fuerza al momento de frotar sus brazos, Luther se estaba lastimando sin darse cuenta de ello.
—¡Coff...!
La asfixia seguía incrementando y si no se calma en serio, Luther corre el peligro de morir. Las venas resaltan por todo su cuerpo, tanto que parecían un delgado caño de tubería a punto de explotar al no resistir la presión del agua pasando por ese pequeño espacio.
—¿Luther?—Susurró un joven desde el interior de un auto en movimiento.—¿Qué le pasa?
Ese color verde azul se contrajo al verlo en las condiciones que se encuentra, su entrecejo se frunció horriblemente al ver que si no hacia algo Luther terminarían en mal estado.
—¡Detente el maldito auto!—Ordenó.
Desabrochó su cinturón de la manera mas brusca posible, sin dejar de ver a Luther abriendo la puerta del auto. Sin embargo, era tanto el nerviosismo por abrir la puerta que no lograba abrirla.
—¿Joven maestro Turner?—Fue el chófer quién terminó abriendo la puerta desde el asiento delantero.—¿Dónde va? No puedo quedarme estacionado en este lugar, me pondrán multa.
Charles hizo oídos sordos yendo a esa dirección donde se encuentra el joven de ojos celeste, estaba por gritar su nombre y a seis metros de distancia, cuando tres autos negros de lujo vidrios vaporizados rodearon al joven alfa y en proceso la visión de Charles.
El alfa no logró ver nada y mucho menos al hombre imponente que se volvió pálido al ver en las condiciones que se encuentra Luther. Bajando del auto con el corazón en su boca, sin darse cuenta de la expresión distorsionada que tenía en su rostro.
—¡¿Súcubo?!—No había señales de esa fría o desvergonzadas expresión en Dean, solo puedes ver impotencia en él. Ni él mismo sabía que alguien como él también puede sufrir de impotencia.—¡Vamos, mírame!
Sin importarle su apariencia cayó de arrodillas en el suelo y en el proceso raspado un poco sus rodillas. Eso sorprendiendo a su personal e inclusive a Vladi. Luthe ha sido la primer persona que apuesto de rodillas a un hombre despiadado como los Dean Bennet.
—¡Lut, estoy aquí!—No se podía distinguir nigún color en sus ojos al mirar el estado de Luther, ese grisáceo se había perdido en la sofocante oscuridad.
‹¿Alguien me está llamando? ¿Quién? No tengo a nadie en este mundo y en nigún otro que me llame con esa voz a punto de llorar...¿Por qué lo haría? Nadie llorá por los parásitos, es más, prefieren matarlos para que dejen de reproducirse.›
Luther no podía distinguir y mucho menos enfocar su mirada en nada, la hiperventilación lo está torturado obligado a buscar una forma de respirar antes de quedarse sin fuerzas de seguir.
—¡Vamos, respira!—Por primera vez en su vida Dean está experimentado lo que es la desesperación y, no le está gustado absolutamente nada.-Mírame, soy yo.—Sostiene en sus manos el pálido y sudoroso rostro de Luther.—¿No vas a golpearme?—Arruga su entrecejo.
Con una mirada helada y afilada le ordena a su personal que empiecen a crear viento, todos ellos se quitaron sus abrigos para crear brisa mientras los mueven de aquí para allá.
—Soy yo, el doberman desvergonzado.
—Dean...—Susurre con dificulta, ¿qué hace el aquí? ¿Cómo me encontró ni yo sé dónde me encuentro?
La voz de Dean lo estaba sacado de esa desesperación que lo obligaba a seguir con esa hiperventilación, de esa manera su mente se concentraba en otro tema que no fuera en toda esa información que llegó de golpe a su cerebro.
—Sí, estoy aquí.—Frota sus dedos sobre las mejillas de Luther, haciéndole entrar en calor.
—¿Por qué me miras de esa manera?—Fue difícil pero lo logré, logré poner mis manos en su rostro. Lo sostengo para poder enfocar mi mirada borrosa en solo punto, su rostro.
Cálido, su piel se encuentra tibia aunque puedo percibir transpiración en su cuerpo. ¿Corrió? ¿Qué tanto corrió para que su camisa se encuentre así de mojada?
—¿Dónde está esa expresión juguetona y desvergonzada con la que sueles mirarme?—No me gusta ver ese color grisáceo tan apagado.
En vez de ser arrastrado a un hermoso y misterioso abismo como suele ser simple que lo veo, en esta ocasión soy arrastrado a un abismo sin fondo dónde solo puedes percibir desesperación.
—¿No quieres echarle un vistazo a mi "personalidad"—Sonríe rígido.—No me importaría quitarme la camisa para que me vuelvas a morder.—Limpia las gotas de agua deslizarse por el pálido rostro de Luther.
—Ahí está el Doberman desvergonzado que conozco.—El cansancio va dejado mi cuerpo, pero aún sigo sintiendo esa presión en mis pulmones.
—Tal vez no te gusten, pero trata de aceptarlas.—Levanto en sus brazos a Luther, cubriéndolo por completo con sus feromonas.
—Sí no me va a gustar, entonces no lo hagas...
‹Conozco este aroma, es el mismo aroma que percibí cuando lo conocí por primera vez. Debería de ser asqueroso, son las feromonas de otro alfa. Sin embargo, mi mente se va aclarando entre más huelo su olor...mi cuerpo se siente liviano quiero quedarme así y olvidarme de todo.›
Luther cerro sus ojos, sosteniéndose con fuerza de Dean. Al mismo tiempo que escondía su rostro en ese fornido pecho, sin doble intención, nada. Solo quería sentir esa tranquilidad que está sintiendo, como un río sin ninguna turbulencia.
—Manten esas manos quitas o te las cortaré.—Advierto antes de quedarse dormido por el agotamiento.
—¿Súcubo?—Mueve hacia un lado los mechones blancos, quedado absorto en ese hermoso rostro.—¿Te dormiste?—Sonríe levemente.—¿Cómo puedes bajar las defensas frente a este doberman desvergonzado que quiere todo de ti?—Besa la frente de Luther.—Descansa.
Dean cuidadosamente le quitó los calcetines rotos a Luther, controlado sus emociones para no hacerle un hueco al techo de su auto. Pensado en despedazar al culpable de todo esto, le haría pagar de mil maneras y de la forma más dolorosa posible.
—Investiga quién es el culpable de ponerlo en este estado.—Hablo entre dientes, con esa oscuridad y frialdad que solo basta mirarlo para morir congelado y, atravesado con un cuchillo al mismo tiempo.-Quiero para hoy mismo a esa persona o cosa.—Demando.
En estos momentos solo podías ver frialdad en esa mirada tan oscura que daba terror el mirarla, más que cualquier película paranormal.
—¡Asi será!
Vladi llama a Fausto para darle una breve introducción de lo sucedido, esperando llegar lo más rápido al penthouse de su jefe antes de morir por asfixia.
—Busca toda la información de la familia Turner en especial de Charles.—Estoy seguro que ese mocoso tenía la intención de ir por el Súcubo antes de que llegara.—La familia Cooper y Astier.
Para proteger al Súcubo y destruir todo lo que cause malestar en él, debo de estar enterado de todo y preparado para todo.
—Enviare a los chicos.—Comunicó Vladi.—El médico ya se encuentra en el penthouse a la espera de su llegada.
¿Cómo fue qué mi jefe logró encontrar al tercer joven maestro Astier? ¿Cómo supuso qué se encontraba tan perdido?
Cuándo salió del penthouse del maestro Tyr Bennet, él no subió al auto. Solo corrió por diferentes direcciones, subió al auto a una cuadra dónde se encuentra el joven Luther Astier y así poder llegar más rápido.
—No iremos al penthouse, vamos a ese otro lugar.—Ordenó.
—Bien.—Nunca a llevado a nadie a ese lugar, ni a su familia y que su hermano le a rogado que lo lleve a conocer esa propiedad.—La familia Astier debe de estar preocupada, ¿no debería de llamarles e informales?—No creo que haya a salido así y que nadie de su familia lo haya visto en su condición.
—Comunícame con ellos.
En este momento nos conveniente que lo vean, siento que el Súcubo tiene mucho en que pensar cuando despierte y ver a su familia, eso creó que lo podrían en un predicamento.
Es por eso que solo les diré que está bien para que no lo busquen por si están haciendo eso y, así se encuentren más tranquilos.
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