¿No todo puede ser todo tan malo no? Pues para Jisung si lo era, con tan solo 19 años vivía solo y no tenía a nadie más que sus libros de estudios.

Vivía en un pequeño departamento con una renta aceptable, aún así le costaba pagarlo.

Había regresado de su trabajo, una pequeña cafetería ubicada cerca de dónde él estaba. Su sueldo no era una reliquia pero era lo suficiente para poder pagar su comida y casi la renta.

Conseguir un trabajo formal y con buena paga, era algo difícil para alguien cómo él, ya que precisaba tener una beca y buenas notas. ¿El problema? No tenía plata.

Y ahí se encontraba, comiendo papitas mientras su amigo, Félix, le contaba todos los chismes que se habia enterado el ultimo momento.

—Y entonces creo yo que sale con el profesor. —concluye aún pensando—. Aunque creo que lo hace por beneficios claramente.

—Puede ser, salir con un profesor es peligroso, aunque por las notas Irene mataría.

—mhm es verdad...¿Y como te va con tus notas? Ya se acaba el año y solo les dan becas a los ricos.

—Bueno me va bien, pero no se que hacer..puede que no llegue a conseguir la plata para pagarme una, lo que voy ahorrando se me va con la renta.

—es una mierda está vida..deberían darle también la beca a los que son buenos en notas.

Un suspiro se escapa de los labios de Jisung, no podía negar que lo que decía su amigo era cierto.

De repente, se sobresalta al ver a su amigo con una gran sonrisa y saltando de emoción.

—¡Encontré la solución!

—¿De que hablas? —pregunta el castaño confundido.

—Ya se que y quién te puede ayudar con tu beca.

--¿Enserio?...Dímelo antes de que me arrepienta.

Y sin saberlo esa idea del menor podría cambiar el futuro del mayor.