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VI

Ari vivía su cuento de hadas con una familia que lo protegía y estaba al pendiente de él, pero X, desde el primer día, ya tenía dificultades con su superior.

Timbalosky se dedicaba a entrenar niños y algunos adolescentes para que continuaran lo que él consideraba su "legado".
Iniciaban con ejercicios físicos, pues era lo indispensable para que obtuvieran una mejor resistencia.

Muchas de estas actividades lograban agotar de forma extrema a los menores, debido a que no fueron acostumbrados antes. Ellos únicamente usaban los juegos que había en el patio del orfanato y no eran tan seguido.

Tras finalizar el entrenamiento físico, pasaban al mental, donde literal les daban clases teóricas sobre diversos temas.

Al final del día, de una manera muy lamentable, los mandaban a dormir a las celdas deplorables en las que los retuvieron por primera vez. Cada quien ya estaba asignado y, por fortuna, a X lo pasaron con sus amigos.

—¿Están bien? —les preguntó Hacker a los otros dos.

—Sí —contestaron sin emoción.

—Yo sé que esto no es la vida que juramos tener, pero...

—Ya sabemos, Hacker —le interrumpió el de ojos morados—, tenemos que seguir adelante sin importar qué.

El pelinegro soltó un suspiro.

Luego de varios días, empezó el cambio de X, quien pasó de ser un niño muy comprensivo y amable, a un delincuente de sangre fría, que solo pensaba en los mandatos que Timbalosky hacía; se convirtió en su "obra maestra", el más competente de todos.

[...]

Existe el lado bueno y el lado malo. Ari compartía vivienda con el primero y X aprendía del segundo.

[...]

¿Cuántos años puede darte la vida para que vuelvas a reunirte con tus seres especiales o destinados?
En este caso, fueron 16 largos años los que transcurrieron y cada vez era más imposible complacer los caprichos de los tutores.

Con el paso del tiempo, Raptor se fastidiaba de la profesión de su padre y como este quería impartirla sobre él. Además de lo agobiante que era, hubo un pequeño trauma de por medio, ya que al tratar de enseñarle a disparar, una bala acabó en un lugar equivocado.

—Entonces, hijo, mantén una posición firme, ¿De acuerdo? —aconsejó Víctor.

—Sí, lo sé, papá —suspiró—. Agradecería que no me desconcentres.

—Lo siento. Ya me aparto.

Dicho y hecho, el mayor se alejó unos pasos. Gracias a eso, el menor logró 4 disparos precisos a unas latas que había de apoyo.

—¡Perfecto! —aplaudió y volvió a acercarse—. Me alegra saber que escuchas mis lecciones.

—Obviamente; no quiero provocar un accidente.

Por la espalda, sin que ninguno se diera cuenta, Mayo junto con Sparta caminaban en dirección de ellos dos. El último mencionado, más cerca de su amigo, tuvo la magnífica idea de asustarlo y esto ocasionó lo que menos se deseaba.

Debido a la impresión, el de ojos heterocromáticos tiró del gatillo mientras giraba su cuerpo a todos lados y de las 3 balas que salieron de la pistola, una impactó en el estómago de su otro padre adoptivo.

—¡Mayo! —gritó el castaño mayor y desesperado fue con su pareja—. ¿¡Estás bien!? Cariño, respira, por favor —pidió aplicando presión en la herida.

—Agh —respiraba rápidamente—, Víctor... E-esto duele mucho.

—Tranquilo, tranquilo. ¡Ari llama a una ambulancia! —ordenó bastante alterado.

El nombrado hizo caso y el vehículo de auxilio llegó deprisa, acomodando el cuerpo del herido sobre una camilla.

—¡Ari, ve a casa y avísale a los demás! —dijo y subió con el pelimorado

—P-pero...

—¡Rápido, por favor! ¡Yo te llamo para darte la dirección del hospital al que vamos!

Dicho eso, partieron a la clínica para que el afectado recibiera atención médica.

Por su parte, el par de amigos corrieron hacia su hogar y dieron la noticia del accidente.

Desde ese momento, al castaño oscuro le dió miedo tocar un arma de nuevo y más estando cerca de sus familiares.

[...]

Otra cosa que odiaba, eran los arrestos, debido a que las personas se aferraban a lo contrario y todo le provocaba dolor de cabeza.

Ser un oficial de policía es mucho más difícil de lo que uno ve en las series de televisión.
El espectador lo ve como una profesión con aventuras geniales: Acabar con los criminales, castigar, enfrentarse al mal, usar armas, un uniforme genial, ser respetado, etcétera, pero la realidad es muy diferente.

Raptor buscaba algo que hacer con su vida que fuera más emocionante, sin embargo, se encontraba estancado en la carrera que su padre tenía. Ya contaba con 24 años y todavía no tenía decisión propia.

[...]

Con X. Él igual cumplió 24 años de edad, con la diferencia de que su dedicación iba en contra de las leyes.

Timbalosky financiaba sus proyectos gracias a una actividad ilegal conocida como narcotráfico, que es la distribución ilícita de drogas y sustancias nocivas para la salud. Esta puede ser nacional o internacional.

Como el científico era instructor de los niños que secuestró, prácticamente les enseñó la manera de seguir negociando con la mercancía.

A los novatos y menores que seguía reclutando no les mostraba las "grandes ligas", más bien los preparaba para que se dedicaran al narcomenudeo, que se trata de la misma distribución de drogas con la diferencia de que solo sucede en colonias o localidades pequeñas.

Tal cual se mencionó antes, el de ojos morados se convirtió en el mejor trabajador del peliazul y, decían por ahí, que sería su sucesor. Ya no era un niño, así que se adueñó de un mejor apodo: Señor X.

Debido al tiempo dedicado en exceso a cumplir las exigencias de su superior, el anterior se había aislado de sus amigos y ya solo los veía como simples empleados. Su amistad persistía, sí, pero ya no de la misma forma que antes.

Un día de tantos en ese lugar, Timbalosky estaba hablando con el castaño, mostrándole los caminos próximos para repartir.

—Mira, aquí no hemos pisado —decía y señalaba un mapa.

—No creo que sea buena idea, jefe —se opuso el otro—. Esta es de las zonas más protegidas de la colonia y los nuevos no serán capaces de hacerlo.

—Mmm, tienes razón. Carajo —se quejó—. Necesitamos empezar a vigilar para que el negocio prospere y también tengamos controlada esa parte de la ciudad.

—¿Quiere que vaya? —inquirió.

—¡Por supuesto que sí, muchacho! —afirmó contento y poniendo su mano sobre el hombro ajeno—. Eres mi mano derecha, entonces sería extraño si no vas.

—Entendido. ¿A qué hora quiere que parta?

—2 horas —ordenó y se fue de ahí.

El menor se quedó observando el plano un poco más y tras memorizarlo, fue a lo que ahora era una habitación de verdad.

[...]

22:00.

—¡Olvídalo, Víctor! ¡Mi hijo no va a hacer patrulla de noche! —regañaba Mayo a su pareja.

—¡No le va a pasar nada, tranquilo!

—¿¡Quién lo garantiza!? ¿¡Tú!? Además, él no quiere ir.

Narrador
-Ari/Raptor-

Papá Mayo siempre me apoyó en lo que yo decidiera y justo ahora peleaba con mi otro papá por el hecho de que las guardias nocturnas no eran de mi agrado.

La última vez que regresé de una, fue herido de un brazo por culpa de unos ladrones.

—¡Vamos, Mayo! ¿Planeas que mi hijo siempre esté pegado a ti?

—Claro que no, pero tampoco quiero que muera siendo tan joven.

—Agh, ¿Sabes qué, pa'? Iré con él —me metí en su conversación.

—¿Seguro, mi niño? No te dejes llevar por tu papá.

—Seguro —accedí—, con la excepción de que NO tocaré armas —elevé la voz.

—Bien, bien; tendrás que cuidarte, entonces.

Bajé y subí mi cabeza en símbolo de afirmación y a mi lado escuché a Mayito suspirar.

—Ay, cuídate, cielo... —vió a su pareja—. Cuídense los dos —corrigió su frase.

[...]

22:37.

A esta hora, Víctor y yo nos encontrábamos en nuestra ruta.

—Vale, tienes una radio, así que avísame si pasa algo raro —me dió la instrucción y se dirigió a unas calles algo lejos.

—Y el premio al padre del año se lo gana... Víctor —dije de modo sarcástico y empecé a caminar.

Todo a mi alrededor estaba oscuro y debo admitir que eso me daba un poco de miedo.

Seguí avanzando y casi en cada esquina me topaba con alguno de mis compañeros, hasta que en un punto, no ví a nadie rondando.

—Ehh, qué extraño. Se supone que aquí debería haber alguien.

Continué con la ruta y de la nada, oí un ruido, para luego sentir como una persona se abalanzaba en mi espalda.

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¡¡¡Bye!!!

-AshleyHgoRdz

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