32. Volver a comenzar [Capítulo final]
Planear una boda no es fácil, sobretodo cuando las fechas y los familiares no coinciden. Victoria y Cameron pasaron tres meses planeando su boda, tres meses en los que no fue nada fácil organizar a su familia con todo lo que tenían planeado anteriormente pero ellos querían casarse lo antes posible así que hicieron llamadas a sus familiares y amigos más cercanos. Fue algo espontáneo, sin invitaciones, de todas maneras iban a casarse en un salón que el edificio tenía para las fiestas en planta baja y Victoria debía desfilar con su lindo vestido hecho a la medida por el pasillo hasta el ascensor, pasando por el lugar donde se habían conocido hasta la parte trasera del edificio. No era nada ostentoso pero era lo suficientemente significativo para nunca olvidarlo.
—Okay, una vez más ¿Segura que quieres hacer esto? —preguntaba su madre mientras arreglaba su vestido en la parte posterior.
—Sí, mamá, ya basta de tantas preguntas —Victoria sonrió mirando su reflejo en el espejo de su habitación.
No era un gran vestido. Era corto, de tirantes y muy simple, de color blanco impecable pero con su cabello recogido en un dulce moño, no se veía para nada mal. Estaba orgullosa de sí misma por lucir de esa manera, se sentía como la chica más hermosa y siempre le pareció cursi que las mujeres se sintieran así el día de su boda pero era todo lo que sentía en ese momento.
Era tan nostálgico el ver el toda su habitación como antes y verse a sí misma en ella con un vestido de novia. Era como si el tiempo hubiese pasado en un instante. Su madre no dejaba de llorar y de preguntarle si estaba segura de lo que estaba haciendo. Oriana estaba feliz por ellos pero ver a su hija casarse y luego irse no es algo muy fácil.
—Me voy a tener que maquillar por tercera vez —el labio de Oriana tembló mientras comenzaba a sollozar de nuevo—. Te ves tan hermosa.
—Mamá, ya, es mi boda y estás más sentimental que yo —Victoria se acercó para abrazarla.
—Dame muchos nietos —le pidió entre lágrimas—. Pero no dejes que quieran a la mamá de Cameron más que a mí, ¡Ay, cada vez que pienso que ella estará allá y yo no me quiero ir también! Mis nietos no me van a conocer.
—Mamá, deja de exagerar, haré que te llamen todos los días en caso de que no puedas ir todos los años —ella besó su frente para calmarla.
César entró entonces abriendo la puerta con una sonrisa, la cual se borró cuando miró a Oriana llorando en los brazos de Victoria. Rodó los ojos pero sonrió y entró en la habitación.
—¿Otra vez llorando? Llevas dos horas viéndola en el vestido y aun lloras —le reclamó poniendo sus manos sobre los hombres de Oriana.
—¿Tú sabes lo que me costó parirla? ¡Esto me está doliendo! —ella lo intentó golpear—. Ya no tendré a mi bebé cerca.
—Todavía me tienes a mí —dijo él sonriendo.
—Payaso —Oriana bufó.
—Todavía pueden tener otro bebé —argumentó Victoria como quien no quiere la cosa mientras se arreglaba algunos mechones que caían sobre su frente.
Su madre le envió una mirada severa. Victoria sonrió. Era el día de su boda, no podía reprenderla el día de su boda y aprovechándose de eso ella tomaría la oportunidad de empujar a sus padres el uno hacia el otro con la esperanza de una reconciliación, porque si algo sabía era que ninguno de los dos había superado al otro y que probablemente aún se preguntaban que sería de ambos si siguieran juntos.
Sin embargo, aun estaba concentrada en su boda. El hombre que la esperaba abajo no dejaba de enviarle mensajes que solo decían lo emocionado que estaba. Victoria estaba tan emocionada que ni siquiera podía escribir. Solo esperaba la señal de que todo estaba listo para poder bajar. Repasó mil veces las cosas que sabía que debía hacer, sólo era cuestión de firmar un papel pero era mucho más que eso en todos los sentidos.
Cuando Eliana se asomó a decirle que ya era hora, Victoria sonrió hacia ella como nunca le había sonreído. Su amiga casi derramó algunas lágrimas mientras se veían la una a la otra a través del espejo.
Mientras caminaba al lugar donde se encontraría con Cameron pensó que sentiría miedo, era inevitable pensarlo pero solo se encontró a sí misma cada vez más anciosa porque los números del ascensor fueran más rápido, era toda una aventura.
Allí se encontraban todos; sus padres, sus amigos, su abuela, las tías y el tío de Cameron que habían logrado llegar, los amigos de Cameron, Francisco, inclsuo Beatríz y Carlos y por supuesto algunos de sus familiares de parte de su padre, incluyendo a la carismática Anita que se notaba muy emocionada. Por su puesto que Victoria no había invitado a Alma pero dudó el hacerlo, en parte quería mostrarle lo que equivocada que había estado pero en ese hermoso momento no cabían personas que no querían estar allí.
Fue algo simple y rápido pero totalmente especial, para todo el mundo. Ambos estarían juntos por mucho tiempo y había un papel que constataba que eran familia del otro y que su familia ahora era una sola.
Los testigos habían sido Eliana, Miguel, Francisco y Dustin. Solo podían escoger a cuatro así que habían escogido a aquellos que los habían apoyado más que nadie en su relación.
Luego de la pequeña ceremonia ambos pasaron la noche en una habitación de hotel que había sido un regalo de parte de los padres de Cameron. La luna de miel estaba pospuesta porque de momento ya habían gastado demasiado dinero pero él estar casados era regalo suficiente para ambos.
En su noche de bodas ninguno de los dos pudo dormir, ni siquiera después de haber consumado su matrimonio. Ambos se hacían preguntas pero a partir de ahí todo lo que harían, lo harían juntos, como un equipo y nada sería imposible... al menos no la mayoría de las cosas. Victoria entendió rápido que ya no solo debía pensar por sí misma y eso era algo importante.
El descanso terminó más rápido de lo que pensaban. Habían acordado irse dos semanas después de la boda y ese tiempo no era suficiente para despedirse de su país y de todo lo que había conocido desde niña. Se sentía nostálgica pero algo dentro de ella no la dejaba estar triste del todo, el solo saber que había lugares que nunca había visto y que deseaba ver a donde iba la consolaba, sobretodo porque Cameron estaba allí.
—Ya todo está empacado —se dijo Victoria mirando alrededor la noche antes del vuelo, eran tal vez demasiadas maletas, pero ellos se las arreglarían.
Cameron se paró detrás de ella y puso sus manos sobre sus hombros.
—¿Lista? —preguntó él.
Victoria sonrió.
—Completamente lista —ella asintió y se giró para verlo—. ¿Sabes una cosa? Pensé que esto dolería más, pero solo estoy emocionada por todo lo que nos espera... tal vez nuestra vida sea difícil en algunos momentos pero también será una luna de miel en otros, entonces... sólo vamos a disfrutarlo.
—El matrimonio le sienta bien, señora Lawrence —él besó su frente—. Sabes... volviendo a la primera vez que te vi... lo recuerdas ¿no?
—¿Como olvidarlo? Ni siquiera hablabas español y todo lo que decías te hacía parecer un indio —dijo ella, ambos se sentaron en el sofá.
—Sí, es cierto... pero piensalo ¿Se te ocurrió en esa fracción de segundo en la que tu me miraste y yo te miré que estaríamos aquí hoy, casados?
—Ahora que lo pienso... no, solo pensé que estabas muy bueno... pero es algo bueno que pensar de tu futuro esposo, supongo.
—Bueno, yo estaba preocupado —él quitó un mechón de pelo que caía sobre la frente de Victoria—. Es decir... solo pensé que tenía que seguir viéndote, por eso estaba afuera el segundo día que nos vimos... sí tenía calor, pero también ganas de verte.
—Y me lo dices ahora que eres mi esposo —susurró ella tomando su mano.
—No tengo secretos que contarte ya, contando ese lo sabes absolutamente todo —alegó él asintiendo.
—Es casi aterrador como alguien puede saber todo de ti pero al mismo tiempo siento que tengo algo que nadie más tiene —Victoria lo miró—. Me siento afortunada.
—Tanto como yo... —Él de levantó y le tendió la mano para ayudarla a levantarse también—. Vamos a dormir, mañana tenemos que levantarnos temprano para poder despedirnos correctamente.
Ella lo siguió hasta la habitación con una sonrisa. Esa noche casi no pudo dormir tampoco, de todas maneras si se quedaba dormida en el avión se preocuparía menos, no quería admitir que le aterraban un poco los aviones pero así era.
Al despertar ese día se sintió mejor de lo que esperaba; estaba emocionada por llegar, nerviosa también pero era un nerviosismo gustoso.
Sus familiares y amigos se reunieron todos en la planta baja del edificio como la última vez que alguien iba a irse del país. No hubieron lágrimas, solo risas y abrazos, deseos de buena suerte y sobretodo consejos, al estar casados más que regalos habían recibido consejos. Algunos verdaderamente muy útiles, otros no tanto.
—Mamá deja de amenazar a Cameron —le pidió Victoria a Oriana mirando la hora en su reloj.
Su madre estaba abrazada a Cameron con la excusa de una despedida amistosa cuando en realidad susurraba en su oído amenazas. Victoria sabía que ella solo deseaba su bien, Cameron también lo sabía por lo que ambos se divertían respecto a sus amenazas, aunque nunca dudaban de ellas.
—Me estoy despidiendo de él solamente, es que lo voy a extrañar —dijo Oriana separándose de Cameron, le palmeó la mejilla y le sonrió—. Cuidate, Camarón.
—Lo haré —él asintió.
—Y cuida a mi hija —ella levantó un dedo.
—Con mi vida —Cameron sonrió hacia Victoria.
Victoria sintió los fuertes brazos de Miguel a su alrededor y luego los delgados de Eliana aferrarse a ella sobre los de él. Rió y se dejó abrazar muy fuerte por sus amigos.
—Quiero que sepas que no te vas a librar de nosotros tan fácil —le advirtió Miguel sin soltarla—. Ya estamos ahorrando para ir a visitarte en vacaciones, nos vas a tener allá fastidiándote ¿Oíste?
—No sé donde nos vas a meter pero eso es lo de menos, si tienes comida nos damos por satisfechos —agregó Eliana.
—Quiero que llegue ese día pronto, muy pronto —Victoria los apretó muy fuerte.
Fue difícil la despedida definitiva pero al momento de subir al avión solo podía sentirse emocionada. Suspiró tranquila y tomó la mano de Cameron, lo miró y sonrió. El avión se sacudió un poco y ella rió pero aun así aferró su mano a la de él.
—Es normal —él la tranquilizó pellizcando su mejilla—. ¿Emocionada? —preguntó con una sonrisa.
—Mucho —asintió sonriendo—. Es como volver a comenzar.
—Excuse me, miss... I love you —él besó el dorso de su mano.
(Disculpe, señorita... la amo)
—Yo también te amo, Camarón —ella besó su frente.
Cuando Victoria y Cameron se conocieron no pudieron entenderse con palabras pero ambos sabían que había algo más profundo entre ellos, algo que no hacía falta explicar en voz alta. Por eso ambos continuaron hasta llegar a ese momento, porque aunque tal vez para personas como ellos no hayan muchos finales felices... siempre vale la pena arriesgarse.
Fin.
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N/A: Obviamente a lo que le refería con que probablemente a algunos no les gustaría en final es que jeje... ese es el final. No hay más. Es todo. No habrá epílogo. Si siguieron juntos, se divorciaron, ella regreso, él se quedó... no sabemos.
O no sabremos hasta que escriba el extra que planeo escribir pero me tomó literalmente un mes escribir este capítulo... no sé si tendré ganas de hacerlo, últimamente ya no tengo ganas de escribir, no sé por qué :/ estoy perdiendo el toque, chicos.
Si empiezo a hacer bien los ejercicios de matemáticas tendremos un verdadero problema.
En fin, espero que hayan disfrutado la historia tanto como yo disfruté escribiéndola, los quiero, gracias por leer.
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