3. Pablito clavó un clavito.
—Empanada* de carne mechada —le dijo Victoria a Cameron tendiéndole un plato.
Cameron miró el plato con la empanada en él y entrecerró los ojos con curiosidad. Ya llevaba dos semanas en Venezuela y no había comido empanadas, Victoria conseguía eso algo inconcebible por lo que el día siguiente a que él le explicara que no había comido empanadas ella estuvo en su puerta a un cuarto para las seis de la mañana, luego lo arrastró hasta el puesto de empanadas de Don José en la esquina, hizo su pedido y sentó al gringo en una de las sillas altas como si fuera un niño pequeño.
—No seas pendejo, come —ella le empujó el hombro, él se rió—. Toma —Victoria tomó dos servilletas y envolvió la empanada, tomó la mano del gringo y la puso en su mano—. Apúrate que tengo que llegar al liceo*, ya son las seis, tengo que entrar antes de las siete —le explicó.
Cameron le dio un mordisco vacilante a la punta de la empanada y la saboreó. Se encogió de hombros, como si no hubiese comido nada en realidad.
—No has llegado a la mejor parte —le dijo ella y tomó uno de los envases con aderezos de la barra, tomó la mano de Cameron y exprimió el envase sobre la empanada, él se le quedó mirando con los ojos muy abiertos mientras ella llenaba el centro del manjar de salsa de ajo—. Listo, ahora muérdela, ¡Pero como un hombre! —apremió luego de dejar el envase abajo, Cameron acercó el empanada a su boca abriéndola levemente—. ¡Abre grande! —Victoria hizo muecas raras.
Cameron se echó a reír y Victoria lo llamó "pendejo" una vez más, pero él hizo lo que ella le indicó y mordió una gran parte de la empanada, llenándose la boca con el aderezo. Victoria inmediatamente tomó una servilleta y limpió las comisuras de su boca mientras Cameron masticaba con los ojos bien abiertos y hacia soniditos de satisfacción. Devoró esa empanada como Victoria sabía que lo haría y pidió otras tres para llevar. Luego acompañó a Victoria hasta la puerta de su liceo.
—Victoria estudia here —ella apuntó hacia la reja metálica y la gran institución detrás de ella.
Cameron rió.
—Tu escuela —dijo él.
Ambos estaban aprendiendo mucho acerca del idioma del otro, y no era para menos si pasaban prácticamente todos los días juntos, más que todo en la tarde si Victoria no tenía tareas importantes que hacer o Cameron no iba a salir con su primo o su padre, ella le enseñaba cosas típicas de su país y él le enseñaba inglés.
—Sí, mi escuela —ella sonrió, miró hacia el Ford Fiesta que venía llegando—. Mira, al fin te voy a presentar a Eliana, Eliana es mi amiga —le dijo con detenimiento, Cameron asintió.
—¡Victoria! —una chica pequeña y pálida con gafas y una trenza colgando sobre su hombro, usando el mismo uniforme de camisa beige y pantalones azul marino que Victoria salió del Ford Fiesta y cerró la puerta detrás de ella, acercándose—. Ay virgen, ¿este es el gringo? —le preguntó al subir la mirada hacia el chico rubio que sonreía—. Es como los de la televisión, Victoria —susurró Eliana completamente hipnotizada.
—¿Viste? Yo te dije —Victoria rió—. Eliana, te presento a Camarón, Camarón, ella es Eliana Gonzales —dijo ella sonriente.
Eliana le estrechó la mano.
—¿No se llama Cameron? —interrogó Eliana intrigada.
—Sí, pero yo le puse Camarón —Victoria se encogió de hombros.
—Es un gusto conocerte, Eliana —le dijo Cameron arrastrando las palabras como siempre—. Mi nombre es Cameron Lawrence.
—Ay pero si no se te entiende nada, que lindo —Eliana se rió.
—Sí, yo sé —Victoria lo miró—. Oye, me voy... ¡Mira! Suena el timbre ¡Ring, ring! Me tengo que ir —se encogió de hombros—. Te veo cuando salga, ya conoces el camino ¿Ok? ¡Derechito para el edificio, camina rápido y no saludes a nadie, si te piden la hora CORRE! ¿Entendiste? —interrogó Victoria totalmente esperando una respuesta.
Cameron asintió, Eliana se adelantó a entrar y Victoria iba a seguirla pero Cameron tiró de su mano y la hizo mirarlo, Victoria frunció el ceño y movió las manos como si preguntara "¿Qué quieres?".
—¿A qué hora sales hoy? —eso sí lo sabía decir muy bien.
Cameron había aprendido que Victoria tenía un horario muy voluble, algunos días se quedaba en el liceo hasta las cinco, otros salía muy temprano, pero a veces tenía que volver, Cameron odiaba esos cambios, por eso siempre estaba preguntando a qué hora salía y Victoria le había ofrecido hacerle una copia de su horario de clases, aunque había sido una broma, él se lo había tomado en serio y se sintió algo decepcionado cuando ella dijo que no era cierto.
—Ya te dije; el jueves siempre a las cuatro, me tengo que quedar para química.
—Me voy a aburrir —él resopló—. No... papá no... en casa, hasta tarde, no llega —balbuceó Cameron torpemente—. Fran en... universidad, aburrido.
—Yo sé, aburrido, aburrido... —Victoria rodó los ojos—. Pero tengo que quedarme hasta esa hora —hizo una mueca y se puso de puntillas para besarle la mejilla—. Me tengo que ir, ve televisión, practica el español, todavía se te dificultan las frases grandes, así que practica y quiero ya digas "Pablito clavó un clavito" para cuando llegue a la casa ¿Ok?
Cameron rió mientras asentía.
—Ok, Vic —la soltó y Victoria comenzó a caminar hacia la puerta, pero él dijo—: Te extraño.
Ella se volteó.
—¿Ah? —le preguntó, no creía haber escuchado bien.
—Am... te extraño... tú vas, yo... i'm gonna miss you (te voy a extrañar)—se encogió de hombros.
—Ah ¿Me vas a extrañar? —Victoria se rió—. Necesitas trabajar en los verbos —susurró—. No seas pendejo, te veo en la tarde, no tienes que extrañarme, escríbeme, pero en español.
Cameron asintió y la despidió con la mano cuando ella a fin corrió dentro, él miró hacia atrás y volvió a casa.
Victoria alcanzó a Eliana y se colgó de brazo con una cara de preocupación.
—Cameron dijo que me iba extrañar —le contó mientras ambas entraban por la puerta principal y se dirigían hacia las escaleras, evitando los empujones de los demás, estaban llegando tarde pero la de matemáticas siempre llegaba quince minutos después, así que probablemente no estaba ahí todavía.
—Ay yo lo sabía —dijo Eliana y se puso una mano sobre la frente—. Yo lo sabía, yo lo presentí, yo supe que esto iba a pasar.
—¿Qué te pasa, loca? —Victoria le dio un fuerte golpe en el brazo—. Deja la brujería.
—¡No es que yo lo sabía! —Eliana negó con la cabeza—. ¡Te vas a enamorar del gringo, ya lo vi todo, Victoria!
—¡No, ¿Qué te pasa? Loca de rancho, claro que no! —reclamó Victoria en voz alta—. Yo no me voy a enamorar de nadie, no seas ridícula, Eliana, nada más estoy preocupada por él... es que no sé, es que yo a ti no te digo que te extraño, eso no lo hacen los amigos normales ¿Crees que se diga mucho allá en los Estados Unidos?
—Bueno, creo que sí, a lo mejor es eso —Eliana la miró—. A lo mejor te preocupas por nada.
—¿Por qué nos tenemos que preocupar? —interrogó Miguel cuando las dos llegaron a la fila de al lado frente a la puerta del salón, Eliana y Victoria lo miraron pero no dijeron nada—. No, bueno, no me digan, total a mí nunca me dicen nada, fino pues —se encogió de hombros fingiendo indiferencia—. Después dicen "Miguel, hazme la cola*, cómprame tal cosa", ahora se lo compran solas, si es que alguien las ve de tan chiquitas que son.
Miguel, junto a Eliana era uno de los amigos más antiguos y duraderos de Victoria, ellos tres habían sido amigos desde el primer año de bachillerato y tenían la suerte de haber quedado en el mismo salón todos los siguientes años, excepto tercero. Todos tenían claro que para donde fuera alguno de los tres, los demás lo seguían, aunque Miguel las acusase de excluirlo todo el tiempo.
—Ay, deja el show —Eliana rodó los ojos—. Exagerado.
—Ajá ¿De qué se preocupa Victoria? —preguntó de nuevo.
—Del gringo que vive en su edificio —Eliana le golpeó el hombro—. Le dijo que la iba a extrañar.
—Chamo*, yo ya lo vi todo —Miguel se rió.
—¡Que no es eso! —exclamó Victoria—. Ay, yo no sé para que les cuento, ustedes no ayudan en nada.
Así fue como Victoria empezó el día de escuela con mal pie y como las horas empezaron a parecerle mucho más agobiantes y eternas que antes. Ella también extrañaba a Cameron, estar con él era mucho más divertido que estudiar. Bueno, a ella todo excepto la iglesia le parecía más divertido que estudiar pero aun así, estaba a mano con el gringo porque ella también lo extrañaba. Pero las cuatro de la tarde llegaron, después de una jornada de estudia larga y tediosa pero ahí estaban y Victoria se apresuró a llegar a casa, solo para encontrarse a Cameron oyendo lo que doña Cristina, la señora del piso ocho con el french poddle que era como si hijo estaba diciendo acerca del pelo del animal mientras Cameron lo sostenía entre sus brazos mientras la ayudaba a bajar los escalones. Victoria siempre se preguntaba, ¿Por qué una señora que casi no podía caminar vivía en un departamento en el piso ocho? Eso era masoquismo y ganas de morir un poco más rápido, según su punto de vista.
—Buenas tardes, doña Cristina —dijo Victoria en cuanto los vio bajar los escalones por fin—. Hola Cachito —saludó al perro acariciándole la cabeza—. Hola Camarón —saludó al chico con el mismo gesto que al perro.
—Hey, Vic —Cameron se inclinó y besó su mejilla, Victoria retrocedió luego instintivamente, él nunca hacia eso.
—Buenas tardes, Victoria —dijo la señora—. Gracias, muchacho, baja a Cachito, por favor —le pidió sonriéndole al chico, él puso al perro sobre el suelo y soltó el brazo de la señora para entonces tomar el de Victoria.
Ya no le hacía falta que lo arrastrara pero a Cameron parecía habérsele hecho una costumbre.
—¿Estará bien? —preguntó Cameron torpemente.
Doña Cristina asintió y levantó su bastón.
—Yes, yes ¡Very good! —se rió antes de dejar que Cachito caminase en frente de ella.
—Hasta la vieja sabe inglés, que bochorno —Victoria negó con la cabeza, luego miró a Cameron—. Ya llegué, no me extrañes más ¡Victoria is here! (Victoria está aquí) —ella abrió los brazos.
En realidad, ella no pensaba abrazarlo, pero Cameron entendió que eso era lo que quería hacer y la abrazó, envolviendo sus brazos sobre sus hombros y pegando la cara de Victoria sobre su pecho, sus labios contra su frente en un beso cariñoso. Victoria terminó riendo y lo empujó con ambas manos, sintiéndose incómoda y acalorada de pronto. Tragó saliva y subió su bolso sobre su hombro un poco más.
—Pablito... clavó... un clavito —le dijo Cameron de pronto, le quitó la mochila del hombro y se la colgó sobre el suyo—. Pablito clavó un clavito —dijo un poco más rápido, luego se colocó un dedo contra la frente y lo golpeó varias veces—. Ya lo sé —dijo.
—¡Muy bien! —Victoria aplaudió—. Mañana aprenderás a decir "erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido corren los carros por los rieles del ferrocarril" ¿Ok?
—Am... ok —él asintió sin mucha convicción.
—Muy bien ¿Sabes si mi abuela llegó? —interrogó ella mientras subía los escalones y Cameron la seguía.
—Ah... tu abuela, llega hace... hora... sí, una hora —balbuceó él.
—Gracias, Camarón.
Ambos entraron en el ascensor, las puestas se cerraron frente a ellos y ambos esperaron. Esa vez, Victoria se sintió diferente, como con ganas de gritar y reír, estaba sonriendo y sabía que Cameron la estaba mirando porque podía sentirlo mirarla y de pronto, él tomó su mano, sigilosamente tocando sus dedos primero y luego entrelazándola por completo como si esperara que ella no se diese cuenta de lo que estaba haciendo. Victoria quiso decir algo pero no lo hizo, lo que ella quería decirle, seguro no lo iba a entender.
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Recomendación: Vengan aquí antes de leer el cap *guiño*
Empanada*: plato típico venezolano preparado con masa de maíz molido o harina de maíz precocido; no son como las de Argentina, España, México, blablaba ¡GOOGLE!
Liceo*: Instituto, secundaria, preparatoria, escuela, acá se le dice así.
Hazme la cola*: Entiendo que en algunos países esto se pueda malentender, pero aquí es una expresión que significa "haz la fila por mí". "Dame la cola" puede ser bien o "Déjame avanzar en la fila" o a alguien que tiene un auto "llévame hasta tal parte" ¿Ok? ok.
Chamo*: (esto olvidé ponerlo la otra vez) sirve para referirse a los jóvenes, es como "chico" o "muchacho".
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N/A: Hola :D
Bueno, acá está otro cap, espero que les guste (esta novela ha tenido muy buena recepción, estoy impresionada). Para quienes han estado preguntando; sí, vivo en Maracay, no, no soy de ahí, en realidad nací en Guárico, como Victoria pero en Calabozo (no, no es un calabozo de verdad, solo se llama así, es un pueblo).
PD: Opté por poner fecha para que no se pierdan en el tiempo.
PD2: los quiero.
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