18. Felices 18 [Parte 2]
—¡Mamá! —Victoria gritó escondiéndose detrás de Cameron cuando la vio venir furiosa hacia ella.
—¡Cameron, no la escondas! —le advirtió Oriana a él.
—No se enoje ¿Sí? —pidió Cameron—. Entienda, escuche ¿Ok? por favor, se lo pido... por favor, Oriana —Cameron acomodó sus manos en un gesto de súplica.
—¿¡Cómo quieres que no me enoje!? ¡Estaban planeando casarse y yo ni enterada! —Oriana gesticulaba con sus manos como loca alzando la voz mientras caminaba en círculos frente a ellos—. ¿¡Pero qué les pasa a ustedes por la cabeza!? No se pueden casar ¡Son niños! No saben nada de la vida y se quieren casar... ni siquiera se conocen del todo ¿¡Pero es que están locos!? —ella miró a Virginia que permanecía muda a su lado—. ¡Y tú mamá! ¿Cómo es que permitiste esto? ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
—Solo pensé que al menos ella se va a casar antes de embarazarse —espetó Virginia cruzada de brazos—. Eso no es algo común en esta familia ¿Verdad?
Oriana la miró con la boca abierta pero la volvió a cerrar, Victoria sabía que no podía argumentar contra eso. Entonces se volteó a ver a Cameron y a Victoria de brazos cruzados. Victoria podría jurar que parecía que sus oídos echaban humo. Pero estaba harta de que todo el mundo se opusiera así que dio un paso adelante dejando a su prometido atrás y se cruzó de brazos adoptando la misma posición que su madre.
—Yo lo amo —sentenció Victoria seriamente.
—Cuantas adolescentes no habrán dicho eso y lo único que han conseguido es un corazón roto y un bebé, Victoria —Oriana dio un paso más cerca de Victoria—. No dejaré que eso te pase, tú no mereces esa vida, yo quiero que vayas a la universidad y seas independiente, que sin importar si estés sola o acompañada seas feliz, no quiero necesites a nadie.
—Pero yo no lo necesito —espetó Victoria.
»Amar no es necesitar a alguien en tu vida, es querer que alguien esté en ella, no es obsesión ciega es admiración, no quiero casarme con él porque soy yo la que necesita tenerlo sino ambos queremos estar juntos ¿¡Puedes por favor entender eso, mamá? ¿¡Puedes!? Nunca te he pedido nada, jamás fui una hija exigente, siempre me esforcé en ser lo que tú querías, me quedé callada cuando necesitabas estudiar para terminar tu carrera porque sentía que te lo debía, jamás pregunté dónde estaba mi papá porque tú nunca hablabas de él, te seguí por el país cuando te mudabas con tus novios, trataba de llevarme bien con cada uno de ellos porque sabía que era importante para ti, jamás te pedí regalos caros o me quejé cuando pasamos momentos difíciles porque sabía que tú hacías lo que podías, me alejé para no causarte problemas con tu último novio porque sabía que tú de verdad lo querías... ahora, lo único que te estoy pidiendo es que, por favor, aceptes que amo a Cameron y que me voy a casar con él, es lo único, mamá... lo único que quiero.
Victoria sintió las manos de Cameron sobre sus hombros y su corazón se apaciguó un poco, ella descansó entre sus brazos mientras veía a su madre llorar frente a ella luego de haberle soltado cada cosa que se había guardado. Su abuela la miraba con una sonrisa como para consolarla pero sabía que había lastimado un poco a su madre, tal vez fue la conmoción pero estaba llorando como si alguien hubiese muerto.
—Dios mío, hija ¿Peor por qué lloras? —le preguntó Virginia a Oriana mientras se acercaba para abrazarla.
—No sé, mamá —Oriana descansó su cabeza en el hombro de Virginia.
—Mamá, perdón pero... —Victoria suspiró bajando los brazos—. Tenía que decírtelo.
Oriana se volteó a mirarla, limpiando sus lágrimas. Inesperadamente abrió los brazos y se acercó para abrazarla, arrancándola de los brazos de Cameron. Victoria rió por alguna razón, no estaba segura de que ella estuviese aceptándolo pero de todas maneras la esperanza crecía cada vez más. Podía esperar cualquier cosa de su madre.
—Ay mi niña, estás loquita pero a partir de hoy legalmente no puedo prohibírtelo —ella pareció llorar más fuerte—. ¿Quieres considerarlo?
—No, no quiero —Victoria negó con la cabeza—. Te lo pido, por favor, acéptalo.
—Pero Victoria... —Oriana se separar para mirarla, su cara era de preocupación pura—. Hija, el matrimonio no es un juego ¿Tú entiendes eso?
—Entiendo que el matrimonio significa comprometer mi vida con la de otra persona para siempre y estoy totalmente segura de hacerlo si se trata de Cameron, mamá... —Victoria suspiró, exahusta de tener que explicarlo de nuevo— sé que suena estúpido y como algo que diría una niña caprichosa pero no lo es... lo hemos planeado todo, desde la fecha, el lugar y lo que haremos después de eso, donde viviremos y lo que haremos... tal vez no todo salga como lo planeamos, tal vez habrá obstáculos, seguramente los habrá... pero no quiero que sea de otra forma si no con él ¿Eso es tan malo?
—Supongo que no —Oriana se limpió las lágrimas una vez más, luego miró a Cameron—. No estoy del todo convencida aun —caminó hasta él y lo tomó del brazo—. Tú y yo vamos a hablar, a solas ¿Okay? Me debes esto y no vas a decir que no, espero que sepas suficiente de español para que entiendas todo lo que voy a decirte.
—Mamá... —Victoria se quejó viendo como se lo llevaba.
—¿Tú te quieres casar? Bueno, aguántate —sentenció y arrastró a Cameron por el pasillo.
Victoria resopló.
Su madres asomó de nuevo por al pasillo y le sonrió—: Ah y feliz cumpleaños, hija —le lanzó un beso y volvió a desaparecer.
Ella se rió y volteó a ver a su abuela, Virginia le regaló un abrazo cariñoso y la obligó a sentarse en la mesa para tomar su desayuno. Victoria esperó cerca de veinte minutos en los que recibió llamadas y muchos mensajes de cumpleaños y a Eliana y Miguel quienes llegaron haciendo escándalo como todos los años con un montón de chucherías, como siempre. Y Cameron y su madre seguía hablando. Victoria ya estaba preocupada de que lo hubiese matado así que fue a revisar, la puerta de la habitación en la que estaban hablando estaba medio abierta y ella podía ver a su mamá sentada en la cama con la cabeza abajo, su cara apoyada sobre sus manos mientras balbuceaba.
—Cameron, ella es todo lo que tengo, lo que más importa, por favor... no la lastimes, trátala bien, ámala mucho porque si vas a llevártela, si vas a quitármela, es mejor que valga la pena... porque si no te juro que voy y te busco en la China si es necesario —Victoria sonrió por alguna razón.
—Yo no la voy a lastimar, yo la amo... como amo a... nadie más ¿Entiende? Es... ¿Usted nunca amó a alguien así? Yo la voy a dejar por un año y eso... es lo más difícil de pensar... imagine hacerlo.
—Sí —Oriana asintió—. Amé a alguien así.
Ella sabía que se refería a su primer novio, del que siempre hablaba, aunque no era el padre de Victoria, ella sabía que su madre lo había amado mucho.
—Siempre le digo a Victoria que el hombre que más amé no era su padre, sino un hombre que conocí cuando era muy joven... y yo amé mucho a ese hombre también pero no lo amé tanto como al papá de Victoria —Victoria se quedó paralizada al instante—. No le vayas a decir esto pero en realidad, amé mucho más a su papá de lo que a cualquier otro hombre... y tuve que dejarlo, eso fue probablemente lo más duro que he hecho en toda mi vida porque desde el momento en que lo hice, sabía que no lo volvería a ver.
—Pero... ella piensa que él las dejó —oyó decir a Cameron.
—No, no, no quería que ella preguntara por él así que hice algo muy malo, Cameron, yo le dije que nos dejó... no quería que quisiera buscarlo así que nunca le dije que era el mejor hombre que jamás conocí.
—¿Y él no sabe de Victoria? —Cameron, por alguna razón, se oía alarmado.
Ella misma se estaba conteniendo para no abrir la puerta de golpe.
—No, jamás se lo dije... pero tengo mis razones —Oriana se irguió y lo miró—. No se lo dirás a Victoria ¿Verdad?
—No puede pedir eso —oyó decir a Cameron y Victoria sonrió por alguna razón—. Será mi esposa... yo no puedo, no puedo mentirle... y sé lo que es eso, pensar que tu papá te dejó... yo tengo que...
—¡No! —Oriana se levantó—. Yo... yo se lo voy a decir, pero por favor, no le digas nada.
—Hoy, dígaselo hoy...
—No puedo, es su cumpleaños.
—Por eso, es ahora o se lo digo yo.
Victoria decidió intervenir antes de que se formara una pelea, ella abrió la puerta y se cruzó de brazos frente a ambos. Quería llorar pero lo reprimió y les dio una media sonrisa. A pesar de que había descubierto que su madre le había mentido prácticamente toda su vida, ella no sabía toda la historia y no podía acusarla tan rápido. Decidió ser compasiva porque su madre lo estaba siendo con ella y Cameron. Pero era obvio que buscaría respuestas a todas las preguntas que se formaban en su cabeza.
—No importa, ya lo sé —Victoria se encogió de hombros.
Cameron caminó hasta ella y besó su frente.
—Espero afuera —susurró antes de salir de la habitación.
Su madre se sentó en la cama y volvió a llorar.
—Vaya cumpleaños estoy teniendo —murmuró Victoria con ironía sentándose a su lado—. Mamá ¿Por qué me mentiste exactamente? ¿Por qué no podía preguntar por él o querer saber quién es?
—Porque... probablemente lo encontrarías, hombres como él no pasan desapercibidos —Oriana negó con la cabeza.
—Pero bueno ¿Y quién es ese hombre, alguien famoso? —preguntó Victoria, en el fondo estaba emocionada.
—No, que va... su familia está llena de doctores prestigiosos y así ¿Entiendes? Él es doctor, debe haberse especializado en ginecología y obstetricia que era lo que él quería, no sé, no quise volver a saber de él... quedé embarazada y me perdí del mapa porque no quería arruinar su carrera.
—¿Y sí podías arruinar la tuya? —Victoria se cruzó de brazos, enojada.
—Yo sí te quería en mi vida y no sabía si él lo hacía, no quería arruinar la imagen de él que tenía y arriesgarme a que dijera cosas horribles del bebé que habíamos procreado juntos —ella se encogió de hombros—. Prefería quedarme contigo y tendría todo lo que necesitaba para recordarlo... nunca te lo dije pero tienes su nariz y sus ojos, eso era suficiente para mí.
—¿Y por qué ahora no lo puedo buscar?
Oriana rió a su pesar, Victoria también.
—No sé, debe estar casado y debe tener otros hijos... estamos mejor así ¿No crees? Siempre hemos sido solo tú y yo.
—Sí —Victoria asintió—. Estoy nerviosa por comenzar mi vida con Cameron pero eso no me detendrá.
—Pues que gusto que estés tan segura porque ni siquiera es mi relación y yo no lo estoy —ambas volvieron a reír—. Bueno... supongo que yo... te apoyo pero no dejo de pensar que estás muy joven.
—Eso no importa —Victoria suspiró—. Es lo que quiero.
—Sí, sí... Dios —Oriana se pasó las manos por la cara retirando todas las lágrimas y llevándose consigo todo su maquillaje—. Okay, ahora lo importante... ¿Has tenido...?
—¡Mamá, no hagas esa pregunta! —Victoria se cubrió los oídos y cerró los ojos echándose de espaldas en la cama y riendo—. No quiero hablar de eso contigo.
—Ah no, Victoria, si eres lo suficientemente grande como hacerlo y para casarte eres lo suficientemente grande como para hablarlo conmigo, así que no seas una cobarde y dímelo, necesito saberlo porque desde mañana estamos yendo para el doctor ¿Me escuchaste? —Oriana le picó las costillas haciendo Victoria rodase lejos de ella.
—No soy una niña, mamá —Victoria se levantó—. Estoy cumpliendo dieciocho hoy y no quiero hablar de eso ¿Sí? Concede este día y mañana te lo digo.
—O sea que sí lo hiciste...
—¡No presiones!
—Bueno, bueno... —Oriana levantó las manos—. Que desde ayer me he llevado unas sorpresas que para que te cuento, es mejor dejarlo así, que hablemos de eso ahora no va a cambiar nada por un día ¿Verdad?
—¿Qué pasó ayer? —preguntó Victoria con curiosidad.
—Dejé a Fernando —suspiró ella—. Me estaba engañando, que sorpresa... yo como que lo sabía pero ayer lo confirmé y bueno, voy a volver a Maracay a vivir con mi mamá, voy a pedir un traslado y todo, de verdad no quiero volver ahí.
—Ah...
Victoria rió nerviosamente ante esa revelación. El que su madre se mudase de nuevo con ella implicaba el hecho de que eso lo robaría tiempo con Cameron pero aun así estaba feliz porque había dejado a su horrible novio, Victoria llevaba esperándolo desde hacía mucho tiempo ya.
—¿Y si le quemamos la casa a Fernando? —preguntó Victoria sonriendo.
—No, aún tengo cosas ahí —murmuró Oriana—. Tal vez cuando las traiga todas.
—Bueno —ambos se dieron una mirada y rieron—. Es mi cumpleaños, mamá, vamos a hacer algo divertido.
—Yo pensé que la querías pasar con tu gringo, vine fue cantarte cumpleaños nada más, quería cantarte las mañanitas pero como siempre él se robó el protagonismo —Oriana hizo un puchero—. Ese usurpador me está empezando a caer mal, te quiere toda para él solo —se cruzó de brazos, Victoria volvió a reír porque sabía que no era cierto.
—Él es un amor —murmuró Victoria, se abrazó a sí misma pensando por un momento en lo que había ocurrido la noche anterior, como un flashback toda la escena vino a su mente, ella se estremeció por un instante.
En todo el día Victoria no pudo separarse de Cameron pero no dejó de lado a su madre y a sus amigos. Todos la consintieron con atención y comida por su cumpleaños pero sobretodo Cameron que se negaba a mirar otra cosa que no fuera ella. Como estuvieron siendo vigilados todo el santo día no hubo oportunidad de escaparse para repetir lo de la noche anterior pero siempre que nadie miraba prácticamente se comían a besos. Hasta que llegó la noche y con ella más gente invitada a celebrar el cumpleaños de Victoria; sus tíos, más amigos, entre ellos Beatriz y Carlos, don Gabriel y Francisco también.
Solo hubo un pequeño momento especial en que ella se escapó de la atención de los demás hacia la cocina y encontró a Cameron recostado del fregadero con expresión pensativa. Ella se cruzó de brazos y se puso frente a él.
—¿Qué pasa? —ladeó la cabeza al preguntar.
—Quería un momento así —respondió él apoyándose en sus dos pies.
—¿Así? —Victoria miró alrededor y no vio a nadie, todos estaban en la sala y la ventana que había en la separación de esta y la sala estaba cerrada, aunque podían escuchar a los demás, ellos no podían verlos—. Ah, ya entiendo —ella se acercó y enredó sus brazos en su cuello.
—No —él la alejó y metió la mano en su bolsillo trasero—. Para tu regalo, Vic.
—¿Mi regalo? —ella rió—. Pensé que mi regalo me lo habías dado anoche.
—Eso me lo diste tú a mí —él sonrió y le mostró una pequeña cajita roja—. No quiero decir que estos significan menos —él señaló el anillo en su dedo que habían conseguido gratis en la playa— pero creo que esto lo hace oficial —Cameron abrió la caja y la dejó ver un lujoso anillo plateado con un pequeño diamante en el centro, él lo sacó de la caja y tomó la mano de Victoria con delicadeza, poniendo el anillo en el dedo anular, sobre el otro, luego alzó su mano y besó el dorso—. I love you so much, Victoria —era la primera vez que él lo decía en su propio idioma.
—También te amo, más de lo que te imaginas.
Se colgó de su cuello sin preguntar ni protestar absolutamente nada y lo besó como un agradecimiento por el anillo pero ni siquiera sus besos iban a poder pagarle todo la felicidad que le estaba otorgando en ese momento, solo podía pagarle haciéndolo igual de feliz. Y se aseguraría de eso.
—¡Ah, que los novios ya se están comiendo la torta! —anunció Fran al entrar y encontrarlos.
—Fuck! —gruñó Cameron y echó la cabeza hacia atrás, Victoria rió—. C'mon (Vamos) —le dijo a Fran al empezar a caminar hacia él, sacándolo de la cocina, Victoria los siguió.
—¿Qué? Pero yo quiero refresco —se quejó Francisco mientras Cameron lo tomaba del brazo y lo dirigía al sofá en donde se encontraban Beatriz, Eliana y otras dos amigas de Victoria, Karina y María José.
—¡Beatriz! —exclamó Cameron al llegar frente a ellas, las cuatro lo miraron extrañado.
—¿Yo? —preguntó Beatriz abriendo mucho los ojos.
—Sí, tú, mira —él señaló a Fran—. Él es mi primo Fran, que dice que eres linda y que quiere hablar contigo.
Beatriz en ese momento era un árbol de navidad encendido.
—¿Qué? No, yo no dije nada —afirmó Fran negando con la cabeza.
—¿Pero no es linda? —preguntó Cameron.
Francisco la miró.
—Bueno, sí, mucho ¡Pero yo no dije eso! —exclamó él.
—Pero te gusta —dijo Cameron.
—¿Pero a ti qué te dio, chamo? —Francisco le empujó el hombro.
—Eliana, ven —Cameron tomó a Eliana del brazo y la levantó del sofá y en su lugar empujó a Francisco—. Hablen, conozcan y así ¿Okay? Nos vemos después —Cameron se alejó junto con Eliana y Victoria hacia la cocina de nuevo.
—¿Eso por qué fue? —rió Victoria al llegar junto a él.
—Porque estoy harto, necesita novia —resopló Cameron.
—Que considerado eres, hablando de novios... ¿Dónde estará el mío? —Eliana se giró hacia la sala de nuevo—. No es posible que se me pierda en un apartamento tan chiquito —ella se alejó y Cameron miró a Victoria con una ceja alzada.
—No te puedes quedar conmigo hoy ¿Verdad? En la noche —él ladeó la cabeza.
—No —ella hizo un puchero—. Mi mamá está aquí y dime ¿Qué excusa pongo?
—Yo te extraño mucho —él removió levemente la manga de su suéter y miró la marca que había dejado en su hombro—. ¿Nadie la vio? —la señaló.
—No —Victoria la cubrió de vuelta—. ¿Nadie vio las tuyas? Sin duda se notan más que las mías, ¿Sabes? —ella le reprochó con una sonrisa.
—No —él se encogió de hombros—. Pero yo podría...
—¡Victoria! —exclamó su abuela entrando abruptamente en la cocina, ella dejó caer su frente contra el pecho de Cameron, gruñendo con exasperación—. Vamos a picar la torta ya ¿Sí? Son las doce, vamos —ondeó su mano hacia la sala, Victoria asintió y le pidió un segundo con un gesto de su mano—. Cuando nos casemos, espero que tengamos mucha privacidad.
—Yo también —él tomó su mano y juntos caminaron fuera de la cocina, él besó su sien y susurró en su oído—: Feliz cumpleaños, Victoria, uno de muchos que pasaremos juntos.
—Mmh... —ella lo miró—. ¿Estuviste practicando esa frase?
Él le guiñó un ojo y dijo—: Tal vez.
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