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13. Almas gemelas.

La familia de Cameron y Victoria se unió un fin de semana de tantos para ir a la playa. Victoria jamás creyó que su abuela tuviese el atrevimiento de proponer un viaje "familia" pero por lo visto, aun no conocía todos los límites de esa mujer. Pero en vez de quejarse, disfrutó el viaje con Cameron. También les ofreció ir a Miguel y Eliana, de todas maneras, ellos necesitaban un lugar para estar y disfrutar de su nueva relación, ya que la madre de Eliana estaba formando escándalos y formando una alianza con la madre de Miguel para separarlos, cosa que aunque los tenía sin cuidado, los fastidiaba bastante pues pocas veces podían estar juntos sin interrupciones o conseguir un regaño.

-¿Qué tal? -preguntó Victoria apoyando su mentón sobre una de sus manos en la mesa que habían escogido, Cameron estaba frente a ella mirando el mar y sonriendo, apenas habían llegado y estaban instalándose-. ¿Qué te parece?

-Hermoso -Cameron sonrió ampliamente hacia ella-. Mucha gente.

-Ya sé... ¿Trajiste bloqueador? Te vas a quemar mucho, tu piel es muy blanca -le advirtió.

Cameron sacó de su mochila un envase de bloqueador y lo puso sobre la mesa.

-¡Menos mal! -exclamó Eliana al verlo-. Yo me olvidé del mío, me lo prestas ¿No?

Cameron asintió.

-Yo te lo pongo -dijo Miguel sonriendo a su lado, Eliana se sonrojó.

-Calenturientos -los acusó Victoria en voz baja.

-¿Me lo quieres poner también? -le preguntó Cameron alzando la botella de bloqueador.

-Sí... -Victoria asintió reprimiendo una sonrisa.

-Me siento solo -murmuró Francisco resoplando, reclinándose en su silla, miró hacia un lado, un grupo de muchachas lo miraba sin disimularlo, él sonrió y alzó sus lentes para mirarlas por debajo-. Bueno, no es tan malo.

Victoria agradecía que su abuela y el padre de Cameron estaban unos metros más allá hablando con un hombre sobre el alquiler de su sitio. Eliana fue la primera en ver dirigirse al mar, no sin antes deshacerse de su lindo vestido parecido al de Victoria pero en rosa. En cuanto reveló su traje de baño de dos piezas Miguel echó un vistazo hacia Francisco y Cameron con el ceño fruncido, quienes desviaron la mirada rápidamente de Eliana. Victoria sí la miró, porque en el fondo estaba un poco celosa de Eliana, ella tenía las mismas curvas que Alma, no era rubia pero tenía un cabello castaño precioso y un buen busto aunque era pequeña de estatura, tal vez esas cosas no se notaban a primera vista y no era lo que realmente importaba, pero Victoria no podía evitar sentirse en desventaja. Porque era tonto pensarlo pero ¿Qué tal si a Cameron no le gustaba lo que veía debajo de la ropa? Ella era muy delgada, tenía algo de busto pero no demasiado, sus compañeros de clase se habían cansado de llamarla plana desde el primer año hasta el cuarto, sobretodo en una fiesta donde tuvo que usar un traje de baño pues había una piscina... no sabía por qué se torturaba a sí misma con esos pensamientos pero no podía evitar hacerlo, estando rodeada de mujeres con curvas, no solo Eliana.

-Ay Dios... -murmuró Victoria aferrando las manos al borde de su ancho vestido.

-¿Estás bien? -preguntó Cameron curiosamente.

Por suerte no tuvo que contestar porque inmediatamente apareció su abuela diciéndole que se pusiera el protector solar. Victoria escapó a un lugar más delante de su sitio entre las personas, un lugar en donde su abuela no alcanzaba a verla y se sentó con Cameron ahí, llevó el bloqueador luego de prestárselo a Eliana y Miguel que en ese momento ya estaban dentro del mar, Francisco les siguió, Gabriel y Virginia se habían quedado charlando debajo de la sombrilla.

-¿Quieres que lo haga primero? -preguntó la voz de Cameron mientras Victoria estaba metida en sus pensamientos-. ¿Vic? -él picó su mejilla con su dedo, ella reaccionó y lo miró como si hubiese interrumpido algo importante-. No estás bien, yo sé... -le dijo él frunciendo el ceño.

-Cállate, estoy bien -dijo Victoria-. Quítate la camisa para ponerte el bloqueador -le dio una palmadita en el hombro.

-Bien -Cameron se encogió de hombros, se sentó sobre sus talones y jaló el cuello de su camiseta hacia arriba para sacarla, la lanzó al lado de Victoria, ella se volteó a mirarlo y su cara se llenó color y calor, no precisamente por el sol.

Él ya era precioso con la ropa puesta pero su visión de su pecho sin la camiseta era como la de sus sueños mejor. La hacía sonrojar, su corazón latía muy rápido por él... lo sentía. Todo el mundo podía verlo ahí, claro, todas podían comérselo con los ojos pero solo ella lo sentía. Él podría estar a kilómetros de distancia de ella y aun así lo sentiría.

-¿Qué pasa? -preguntó Cameron frunciendo el ceño hacia ella.

Victoria sacudió la cabeza.

-Nada -suspiró Victoria y abrió la botella de bloqueador, se echó un poco la mano y le hizo una seña-. Date vuelta, Camarón.

Cameron le hizo caso con una gran sonrisa que ella ya había visto. Victoria se acercó a él y puso sus manos sobre sus hombros; sus hombros tenían dulces pecas color café claro, su piel era pálida y suave y estaba tibia. Victoria tragó el nudo de su garganta y continuó tocándolo. Se mordió el labio y miró hacia los lados para confirmar que nadie estuviese mirándola emocionarse por eso, todo estaba en orden. Frotó sus hombros con movimientos circulares y recorrió sus brazos hacia abajo, luego continuó con su espalda, que era ancha y fuerte. Ella tuvo que relamerse los labios. Le dijo que volteara y él hizo caso, ahí fue cuando ella miró sus ojos y sus labios... tal parecía que su toque también tenía un efecto en él.

-Ten... -ella le pasó la botella del bloqueador-. Ponme a mí también -le sonrió mientras continuaba con su trabajo, tocando sus músculos y su cara, sus mejillas sobre todo y su nariz perfilada.

-El vestido... ¿No... no te lo vas a quitar? -interrogó Cameron, sus mejillas estaban calientes, Victoria quería creer que el sol tenía algo que ver-. Para... el bloq... bloq... uh...

Ella tomó su mentón entre sus dedos y lo sujetó cerca de ella, miró sus labios atentamente por un segundo y le indicó-: Blo... que... a... dor... -repitió las sílabas lentamente, lo sintió tragar.

-Bloq... bloqueador -repitió él.

-Muy bien, Camarón -ella se alejó-. Mmh... me voy a quitar el vestido -dijo mirando la botella en la mano de Cameron como si fuera más importante-. Así... así me puedes poner bloqueador ¿Sí?

-Ok -él asintió.

Victoria suspiró y tomó los bordes de su vestido y tiró de él hacia arriba, vacilando, pero sacándolo al fin. Apretó los labios fuertemente y miró sus piernas descubiertas para no tener que mirar la reacción de Cameron todavía. Ella se puso de espaldas sin mirarlo y se levantó el cabello, sosteniéndolo con una mano sobre su cabeza. Pasaron unos largos minutos antes de que Cameron pusiese sus manos cubiertas de bloqueador sobre ella. El toque de sus manos la afectó mucho, trató de mantenerse calmada y con los ojos cerrados, pero sus ojos cerrados le permitían olvidar en donde estaba y la transportaba en algún lugar donde eran solo ella y Cameron y esos eran pensamientos peligrosos.

-I wish it was just you and me (desearía que solo fuéramos tú y yo) -susurró él en su oído, de alguna manera ella lo entendía-. I want you so fucking much (te deseo tan jodidamente mucho) -continuó.

La piel de Victoria se erizó por completo.

-Mmh... ya te dije, solo español -murmuró, como si no lo hubiese entendido.

-I will not say it again, Victoria, I know that you know what I said (No lo diré de nuevo, Victoria, sé que sabes lo que dije) -él quitó sus manos de los hombros de ella-. Te quiero, Victoria.

Ella sonrió y se inclinó hacia atrás, cayendo contra la espalda de Cameron y suspirando, cerrando los ojos mientras él la envolvía en sus brazos con gentileza. Ya no estaba preocupada por nada, no tenía por qué. Ella lo había escuchado, él la quería. A ella.

-I love you too -contestó.

Él bajó su boca a su cuello y dejó un beso ahí.

-¿El mar? -apuntó hacia él-. ¿O aquí? -la apretó más fuerte.

-Mmh... -ella levantó la mirada hacia él-. Ambos.

Él no la soltó mientras ambos probaban el mar, disfrutaron en los brazos del otro tanto como pudieron. La gran altura del chico jugaba a favor para Victoria ya que nunca podía llegar a lo más profundo permitido por las cuerdas de seguridad, así que se había agarrado a la espalda de Cameron y él la había cargado hasta allá. Se divirtió como nunca con Cameron, sobre todo cuando la comida llegó, él estaba impresionado por cada nuevo sabor. A Cameron le fascinaba la comida venezolana, eso era seguro. Ella sintió un pequeño soplo de esperanza cuando él le dijo que se quedaría en Venezuela por la comida, pero desde luego él estaba bromeando.

Ambos escaparon cuando solo faltaba media hora para volver a casa, se sentaron frente al mar en un lugar donde no había casi nadie y lo miraron en silencio por un buen rato. El silencio entre ambos siempre era tan pacífico, para nada incómodo, el silencio significaba que aunque los dos podrían hablar de cualquier cosa en el mundo también podían no hablar y todo estaría bien.

Victoria se preguntaba por qué nunca antes había sentido ese tipo de conexión con alguien más.

-Cameron... -ella susurró.

Él volteó a verla.

-Cameron, no Camarón... es serio -murmuró él con una sonrisa sin embargo.

Ella rió.

-Pendejo -le empujó el hombro, luego se quitó el pelo de la cara y volvió la vista al mar-. Tú... ¿Crees en las almas gemelas? -ella se arrepintió de hacer la pregunta en cuanto la hizo, era tonta, una pregunta tonta-. No es que yo... bueno, tal vez... es decir, quiero que sea real, quiero creerlo... porque es algo muy bonito ¿Entiendes? Sería bueno, por las personas del mundo y así pero no... bueno yo...

-Sí creo... -Cameron la cortó de pronto-. Sí creo... pero tú lo eliges cuando... quieres estar con alguien haces todo ¿Sabes? Todo eso, tú lo sientes y entonces haces todo... almas gemelas porque se siente igual, se entienden... cuando me dijiste que aquí no hay nadie para ti, que no sentías eso yo... lo supe, porque tú eres para mí.

-¿Soy... soy...? -ella tartamudeó, no pudo evitarlo.

-Mi alma gemela -él se encogió de hombros-. Porque yo lo quiero así... siempre.

-¿Siempre? -Victoria rió a su pesar y miró sus manos-. ¿Eso no te parece apresurado?

-No -Cameron sacudió la cabeza-. Te quiero para siempre ¿Me quieres tú?

-Yo... sí -ella lo miró-. Pero...

-Si me quieres no hay peros -le dijo-. Pero me voy, pero te quedas ¡No importa! Volveré por ti... o volveré a quedarme... lo que sea ¿Ok? o tal vez vamos a otra parte... no voy a dejarte, yo te digo que es una promesa ¿Sí?

-Yo te creo, te creo, juro que lo hago pero... -Victoria se mordió el labio, luego lo soltó lentamente, ella quería llorar-. No sé, ¿Qué vamos a hacer?

Él miró hacia el mar y sonrió.

-Seal the deal (sellar el trato) -dijo.

Ella frunció el ceño. Cameron movió la cabeza y miró alrededor en busca de algo, cuando por fin lo encontró alzó una mano y gritó-: ¡Oigaaaa, aquíiii! -estaba llamando a un vendedor ambulante de manualidades que hacían en la playa, quien estaba tratando de venderles a algunas personas a unos metros de ellos, Victoria frunció el ceño aún más mientras el hombre se acercaba.

-¿Qué haces, Cameron? -preguntó Victoria.

-Tranquila -susurró él.

-¿En qué puedo ayudarlos, jóvenes? -el hombre puso la mercancía que vendía frente a ellos y sonrió mirándolos, tenía una camisa playera y no traía zapatos, sus grandes rastas caían sobre sobre sus hombros y estaba lleno de pulseras y tobilleras-. ¿Algún regalo para la señorita, caballero? -preguntó hacia Cameron.

-Para los dos -dijo Cameron-. ¿Tiene anillos?

-¿Qué? ¿Anillos? -Victoria se levantó rápidamente.

-Sí, anillos -dijo Cameron y le guiñó un ojo-. ¿Tiene? -preguntó al hombre.

-Aquí -él señaló un punto en la gran cosa de tela y madera sobre llevaba la mercancía, habían anillos de todos los tamaños y colores-. Estos son para las señoritas -señaló los adornados con conchas y otras cosas marinas- y estos para los caballeros -señaló los plateados grabados con dibujos en los bordes-. Son únicos, porque los hago yo mismo, así que no conseguirán otro diseño igual -aseguró el sujeto con una mano en su bolsillo.

-Perfecto... -Cameron miró a Victoria-. Escoge el mío, yo el tuyo ¿Sí?-Um... sí -ella asintió y miró los anillos.

-Tú primero -dijo él.

Victoria no dudó demasiado, los anillos para los hombres eran todos muy simples pero había uno en especial que tenía escrito «Let it be» en una hermosa letra cursiva, como la canción de The Beatles, ella sabía que a él le encantaba esa banda, así que por eso lo escogió. Él sonrió para ella y procedió a elegir el suyo. No le tomó demasiado tampoco, escogió uno hermoso, el primero que ella había mirado para ser sincera; era dorado y tenía una pequeña cocha de mar color rosado pálido adherida a él. Victoria lo amó un poco más por conocerla tan bien.

-¿Se van a casar o algo? -preguntó el hombre sonriente.

-No oficialmente -contestó Cameron-. Es una promesa... de que voy a volver y de que me va a esperar ¿Verdad? -Victoria asintió sonriente-. Es como matrimonio pero... mejor -él se encogió de hombros.

-Bueno, van a necesitar alguien que oficie la falsa boda ¿No? -el hombre se arregló la cabeza y sonrió-. Yo me ofrezco. Victoria y Cameron se miraron y sonrieron entre sí.

-Está bien -ambos dijeron al mismo tiempo.

-Okay, bueno, estamos aquí reunidos hoy para unir en... sagrada promesa a... -paró de repente y se rió-. ¿Cuáles son sus nombres?

-Victoria Sandoval y Cameron Lawrence -contestó ella amablemente.

-Victoria Sandoval y Cameron Lawrence -repitió-. Si alguien que se oponga que hable ahora o calle para siempre ¿No? ¿Nadie? ¿En serio? Bueno, continuemos... ¿Quieren decir algunas palabras, votos? -interrogó el sujeto.

-Sí.

Cameron tomó la mano de Victoria, el corazón de la chica se aceleró con anticipación, corría como loco ante lo que estaba haciendo porque ese era probablemente el mejor momento de su vida, con él, su mejor momento. Estaba tan feliz que quería gritar como se sentía, a toda la playa. En ese momento, no había nada más correcto que eso.

-¿Te molesta si lo hago en inglés? -le preguntó Cameron.

-No -ella negó con la cabeza-. Amo cuando hablas inglés.

-And I love you, Victoria -él continuó-: I am sure that from the first time I saw you, I felt different... it was not the time change or the weather because since I got off the plane I felt good ... but when I saw you, with your wet hair by the rain, I felt dizzy, almost hypnotized... Have you been told that you have the most beautiful brown eyes that have ever existed? Well... I'll tell you know, I love your eyes... and by those eyes i'm going to be back, for you, Victoria... I don't care what people say, I don't care if takes us a really long time... I'll come back for you and then... we're gonna be happy together, because we are soulmates, Victoria... I love you, and always will.

(Estoy seguro que desde la primera vez que te vi, me sentí diferente... no era el cambio de horario o el clima porque desde que me bajé del avión me sentí bien... pero cuando te con tu cabello mojado por la lluvia, me sentí mareado, casi hipnotizado... ¿Te han dicho que tienes los ojos café más hermosos que jamás han existido? Bueno... te lo diré ahora, amo tus ojos... y por esos ojos estaré de vuelta, por ti, Victoria... no me importa lo que la gente diga, no me importa si nos lleva un tiempo muy largo... volveré por ti entonces... vamos a ser felices juntos, porque somos almas gemelas, Victoria... te amo y siempre lo haré)

Victoria ya estaba llorando... practicar había valido la pena. Ella lo entendía, entendía cada palabras por separado y todo el significado que su corazón le daba a su discurso. Se tambaleó sobre sus piernas pero se mantuvo en pie mirándolo como si fuese la cosa más hermosa en el mundo. Porque para ella lo era.

-¿Victoria...? -el sujeto la llamó-. ¿Votos? -interrogó con una sonrisa.

-Sí... yo... eh, Cameron... mi querido Camarón -el sujeto no evitó su risa, ella tampoco-. Quiero sepas que cuando te vi solo pensé: Dios, él está muy bueno... pero ¿Sabes una cosa? Yo nunca sentí como mi corazón se aceleraba de esa manera antes de conocerte, nunca sentí la conexión y la confianza inmediata que tenía contigo... nunca sentí ganas de proteger a alguien o de invitarlo a mi casa a beber jugo de parchita así como así... nunca sentí ganas de amar a alguien de la manera en que te amo a ti... solo lo hice, solo te amé. Así, nada más. Yo... me entrego a ti, en todos los sentidos, sobre todo te doy mi confianza y mi amor incondicional... porque aunque no vuelvas, yo te voy a seguir amando y... aunque eso me destruya, no voy a dejar de hacerlo.

-Esto es romántico, digno de una novela -susurró el sujeto limpiándose un par de lágrimas con la cabeza-. Ahora ¿Los anillos?

-Oh... -Cameron suspiró, se había perdido en la mirada de Victoria mientras hablaba, tanto como ella estaba perdida en la suya-. Te amo -murmuró él mientras deslizaba el anillo en su dedo anular.

-I love you too -susurró ella, repitiendo el proceso con él.

-Y ahora, por el poder que me confiere la licencia que no tengo para vender en esta playa, los declaro... eh ¿Qué los declaro?

-Almas gemelas -susurró Victoria.

-¡Los declaro almas gemelas! Camaroncín, puedes besar a la novia, primo.

Cameron atrajo la cintura de Victoria hacia él y descansó sus manos en ella mientras su boca dejaba un suave beso sobre sus labios, que ella correspondió con todo el gusto de su corazón, colocando sus manos en su cuello para hacerlo más bajo. Él presionó y la alzó para que estuviesen a la misma altura mientras el beso seguía. Luego de unos segundos, él la devolvió al suelo y el beso acabó.Ambos se voltearon a ver al hombre que permanecía ahí mirándolos con una sonrisa y algunas lágrimas.

-¿Cuánto es por los anillos? -preguntó Victoria.

-¿Saben qué? -él sacudió la cabeza-. Absolutamente nada.

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