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CAPITULO V LA PRIMERA CITA

El día había concluido, Freddy se apresuró a llegar a casa y terminar sus deberes para poder tener el resto de la tarde libre, no era un super genio, pero cumplía con lo necesario para cumplir y pasar el semestre, decir que el chico estaba nervioso era decir poco, era la primera vez que tenía una salida con una chica, Ann si bien convivía con él, casi todas las veces que salían eran acompañados por los demás.

Por su parte Mai, estaba más que emocionada, era la primera vez que tenía una cita, no tenía muchos amigos por su personalidad extrovertida, Puppet miró la actitud de su hermana y se alegró por ella.

Mientras tanto en otra parte de la ciudad, una mujer de pelo castaño con un traje estaba en la sala de espera de un tribunal, sentada en la parte de la fiscalía, un caso que llevaba trabajando hace unos meses, y estaba preparando su alegato final.

—Damas y caballeros del jurado, la fiscalía sostiene que mi cliente deber ser penalizado a la máxima sentencia cuando cometió un error, pero debo preguntar ¿Cuántas veces no hemos hecho algo mal y el miedo se apoderó de nosotros?, esto se trata de una artimaña de la fiscalía por usar a un chivo expiatorio como ejemplo... y en ustedes está que eso no suceda— dijo el abogado defensor.

La mujer se puso de pie y encaró al jurado.

—El miedo... la defensa argumenta que fue el miedo lo hizo actuar imprudentemente; el acusado atropelló a una persona y escapó... sí tuvo miedo... pero no llamó a la policía... al contrario escondió su vehículo y simuló un robo... le mintió a los detectives y mintió sobre que no estaba ebrio al momento del accidente con la intensión de librarse de la responsabilidad... eso sólo dice una cosa CULPABLE— dijo la mujer.

Sólo había pasado una hora, el veredicto, culpable por homicidio imprudencial, conducción temeraria, conducción en estado de ebriedad y obstrucción a la justicia, aquella mujer quedó satisfecha, por lo que optó por ir a celebrar a un bar que no quedaba lejos, una vez sentada en la barra pidió un burbon y comenzó a beberlo, no pasó mucho tiempo para que llegara otro hombre con traje

—¿Celebrando tu victoria Elizabeth?— preguntó aquel hombre, era el abogado defensor.

—Cuando obtienes una victoria hay que celebrarlo— dijo la mujer sin mirarlo.

—Oh vamos Elizabeth... tu tienes tu trabajo y yo tengo el mío— dijo el abogado, pero la mujer lo ignoró.

La tarde empezaba a caer y Freddy terminó de alistarse para su cita; cuando se percató que se le estaba haciendo tarde, salió lo más rápido que pudo; igualmente Mai terminaba de alistarse y una vez que estuvo DI-VI-NA salió de su casa y fue a encontrarse con Freddy en donde acordaron, Freddy miraba su reloj nervioso pensando que Mai se cansó de esperarlo y se fue, hasta que la voz de la albina llamó su atención.

—Hola Freddy— saludó Mai muy alegre.

—Uh h-hola Mai— contestó Freddy nerviosamente, la belleza de la albina lo había deslumbrado —T-Te vez m-muy linda

—¿De verdad piensas que soy linda?— preguntó Mai a lo cual Freddy asintió.

Los dos partieron de allí y fueron a un carnaval que estaban en las cercanías de la zona, se divertían pasando por las atracciones y entraban en las que les parecía que podían divertirse, absortos en su diversión no se percataron que la noche comenzaba a cubrir el cielo; podemos ver a nuestra pareja protagonista en la cima de la rueda de la fortuna, ambos se miraron y al cruzar su miradas se sonrojaron y como si una fuerza invisible se hubiera apoderado de ellos, comenzaron a acercarse al otro hasta que sus labios se fundieron en un tierno beso, ninguno de los dos puso resistencia alguna y sólo se dejaron llevar por aquel maravilloso primer beso; al menos para Mai ya que como todos lo sabemos el primer beso de Freddy fue con Fox.

El resto de la noche fue peculiar... los dos no sabían que decir, viendo que se hacía tarde el castaño acompañó a la albina a su casa, cuando pasaban por las cercanías de la zona peligrosa los Nightmares aparecieron.

—Ya se la saben, celular y cartera— dijo un joven de pelo castaño más oscuro.

Freddy y Mai se asustaron, el castaño estaba por darle un puñetazo al otro.

—¡¡¡DEUZ!!!— gritó una voz masculina.

—Este no es asunto tuyo Fred— dijo el líder de la banda.

—Lo es... él es mi hermano menor— dijo el pelinegro.

—Está bien... lamento la confusión— dijo y chasqueó los dedos y se fue junto con sus esbirros.

—Dios mío Freddy... ¿Qué haces por aquí?— dijo Fred —si caminas por este barrio a estas horas te arriesgas a que te disparen.

—O asalten— dijo el castaño.

—Bueno ahora que ya saben que eres mi hermano no tendrás problemas— dijo el pelinegro.

—Descuida si mamá pregunta no te he visto— dijo y cada uno continuó con su camino.

Finalmente el castaño dejó a su amiga en la casa de esta se despidieron y él retomó el camino de regreso a casa, distraído por el bello momento que pasó con la albina estaba cruzando por el área designada cuando un auto de lujo de aspecto clásico casi lo atropella; el auto se detuvo a unos centímetros de él dejando escuchar un fuerte chirrido el cual regresó a la realidad del castaño.

—Oiga cuidado estoy caminando por aquí— dijo molesto y le dio un manotazo al cofre del vehículo.

Del interior del vehículo salió un hombre alto de cabello rubio, Freddy se asustó un poco el aura de aquel sujeto era amenazador como la de alguna especie de mafioso, antes de que el chico pudiera decir algo El hombre la agarró por la camisa y lo azotó contra el cofre del auto, estaba a punto de darle un golpe.

—Vaya vaya vaya me alegra saber que los viejos hábitos nunca mueren— dijo una voz masculina.

Aquel hombre volteó a donde había escuchado la voz para toparse con alguien vestido con un sombrero fedorra de color café y un abrigo del mismo color.

—Mmmm no deberías meterte en este asunto después de todo estás muy lejos de tu jurisdicción— dijo aquel hombre.

—Pero nunca lejos del deber— dijo e hizo un movimiento con su mano llevándola a la cintura y moviendo su abrigo revelando un arma.

El rubio no dijo nada solo soltó al chico y le permitió alejarse del auto, por su parte aquel misterioso hombre solo subió a su auto y se fue de ahí.

—¿Estás bien chico?— preguntó aquel hombre misterioso.

—Si... Muchas gracias— agradeció Freddy por la intervención de ese buen samaritano.

—Te daré un buen consejo hijo ten cuidado en el futuro... Gente como ellos piensan que pueden hacer su voluntad a como dé lugar y no sufrir consecuencias... Lo mejor que puedes hacer es evitarlos lo mejor que puedas— dijo para después mover ligeramente su sombrero parcialmente en un gesto de despedida.

Freddy solamente se quedó mirando confundido, era algo extraño siendo sinceros como sacado de una película de policías y mafiosos y algo en el fondo le decía que algo malo podría llegar a suceder.


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