Déjame bailar contigo, contando como si la muerte me guiara en tus pasos tristes y sin sentido, me dejaba con las palabras en la boca al mirarlo a los ojos tan rojos como la sangre y bellos como el diamante, venía vestido de traje negro y caro.

- dime, eres estúpido cierto - me miraba con gracia y burla mientras que sus labios formaba una grande sonrisa.
- no hace falta insultarme - estaba molesto con solo mirarlo a él y su sonrisa coqueta.
- lo sé, pero el que estés distraído me hace gracia - se reía otra vez
- ¿qué no tienes otra cosa que hacer? - conteste alejando me dé él
- no, por el momento - me acarició la mejilla y sonrió tiernamente

Era como un niño, un niño enfermo el cual solamente jugaba con los sentimientos de los demás. Era lamentable porque sé que no importa cuánto tiempo pase o cuantas lágrimas derrame si es que solamente podía verlo reír, era triste mi vida, un desastre yo diría si él no estuviera conmigo tal vez hubiera hecho algo que me arrepentiría. Que ingenuo era, quería llorar por todo en la vida, quería amar y ser amado y fui a toparme con una persona de amor efímero. Mi corazón era débil ante el dolor él solamente apareció en mi vida como un sueño echó realidad y con un precio que pagar.

- cállate y solo dame un besó - dije mientras me acercaba a él.
- eso quería oír - volvió a sonreír mientras tomaba mi rostro con esas manos tan perfectas.
- sabes que solo será esta noche, verdad - susurro en mi oído con delicadeza
- si, lo sé - conteste con las lágrimas apuntó de salir y un nudo en mi garganta.
- no llores, mi sweety - me miraba mientras limpiaba mis lágrimas con su pulgar.
- eres un idiota - susurre con odio para después besarlo.
- lo sé...