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¡De nadie Más!

En el castillo del rey Asgore, dos de sus mejores guardias estaban mostrando sus habilidades en el gran jardín, la capitana Undyne luchaba ferozmente contra su segundo al mando, el terrorífico Papyrus.

Sentado sobre una cómoda silla mientras tomaba una taza de té, observaba minuciosamente a ambos, sobre todo al segundo al mando, desde hace tiempo quedó fascinado con lo determinado, cruel y sádico que podía llegar a ser, sin duda alguna llegará el día en que supere a Undyne e incluso, puede llegar a superarle, no por nada jamás le ha fallado en alguna misión, sobre todo cuando se trataba de recolectar almas.

Aunque dejaron de hacer aquello desde que el humano cambió sus vidas, la barrera ya estaba rota pero no subían por una sola razón, no aceptan la estúpida regla de ser "buenos" ellos ya estaban acostumbrados a matar, violar, golpear, etc... así que apegarse a sus reglas no estaba en los planes de nadie en underfell, es por ello que decidieron seguir abajo, tal vez los que quieran cambiar tienen las puertas a la superficie abierta.

De todas formas a nadie le interesa si se quedan o se van, al menos la mayoría decidieron quedarse con su rey.

Y regresando con el soberano, sonrió de lado mientras lamía sensualmente sus labios, hasta ahora nota lo bien que se ve papyrus en esa ropa rota y ajustada, sobre todo cuando usa su traje de batalla, de cierta forma le recordaba a la antigua Reina, tan agresivo e intimidante... Una mueca amarga se instaló en su rostro al recordarla, maldecía la llegada del primer humano y maldecía la debilidad de la reina, a estas alturas querer "cuidar" de otro que no sea su pareja o familia es estúpido, al menos fue satisfactorio haber robado la primera alma para romper la barrera...

Salió de sus retorcidos pensamientos una vez más al notar que el entrenamiento había acabado... Sin apuro se levantó de su asiento para estar junto a ellos.

-lo hicieron muy bien, sobre todo tú papyrus, me sorprende mucho lo poderoso que te vuelves cada día- halagó mientras apoyaba su mano sobre el hombro del esqueleto a modo de aprobación.

Esta acción sorprendió por escasos segundos al mencionado, no está muy acostumbrado a que nadie lo toque, sobre todo si se trata del mismo rey quién se tome esas libertades... Pero no debe haber ningún problema ¿Verdad?, al contrario, debería estar agradecido ya que esos tratos tienen sus ventajas, como la consideración a convertirse en el nuevo líder de la guardia real y entrenar en el castillo así evitando buscar lugares solitarios para su cometido.

Curiosamente ésta rara manera de darles muchas libertades a sus dos guardias comenzó hace algunas semanas...

-es un honor que me permitas a mí y a éste intento de guardia entrenar en el jardín su majestad- hizo una reverencia la capitana frente al rey.

Papyrus chasqueo suavemente ante la humillación de esa tonta pez... Un día de estos se reirá en su cara cuando al fin lo nombren líder de la guardia real, lo primero que le hará hacer es limpiar los baños a esa estúpida, aún la soporta sólo porque es su superior (y porque a pesar de todo, la considera una amiga).

-es una recompensa por el buen trabajo que hacen día a día, pueden volver cuando quieran- finalizó mientras sacaba una pequeña regadera de quién sabe dónde.

Undyne en respuesta hizo una suave reverencia, papyrus le imitó de igual manera... Evitaba hablar directamente con el rey porque se podría decir que es la primera vez que lo tiene frente a frente, fue contadas las veces que pudo apreciarlo desde lejos y no puede evitar sentirse algo intimidado.

-lo tendremos en mente su majestad, vámonos papyrus, dejemos al rey hacer sus cosas- llamó la chica pez a su subordinado.

Ambos estaban a punto de abandonar el castillo, pero las nuevas palabras de Asgore los detuvieron, bueno... Solo a uno.

-espera papyrus, necesito hablar contigo- en todo momento el rey evitó observarlos mientras ponía atención a las flores que estaba regando.

Tanto Undyne como el mencionado quedaron sorprendidos, su majestad nunca pedía hablar con soldados que no sea de primera clase, en pocas palabras, al único que se dignaba a hablarle era a la capitana.

Esta vez pedía hablar con el segundo al mando...

Un golpe algo brusco en su espalda lo sacó de su reciente shock, esa pez le sonreía mientras apretaba con fuerza su hombro, se le notaba entre "alegre" y enojada.

No lo vayas a arruinar enano... Esto no quiere decir que me desplazarás saco de huesos, primero te hago comer el suelo antes que tomes mi lugar

Ante aquellos susurros sólo mostró su mejor sonrisa de superioridad...

-lo que usted diga majestad- le respondió al rey mientras estiraba su mano hacia la salida está vez dirigiéndose a su compañera -la salida está por allá undyne- señaló con total descaro.

A pesar de sentirse enojada por la osadía de ese esqueleto, sonrió mostrándole el dedo del medio, deseándole "suerte" y saliendo del castillo.

Una vez que la capitana desapareció, aún con nervios, papyrus se acercó al rey esperando lo que le fuera a decir.

Sin dejar de regar esas flores amarillas que siempre crecen en su castillos, decidió hablar.

-sabes... Estaba pensando en hacerte una propuesta... Te va a beneficiar mucho-

Su acompañante sonrió internamente imaginando que al fin el rey se dió cuenta de su potencial y de seguro le pediría tomar el liderazgo de la guardia.

Toda alegría cambió a desconcierto en cuando sintió la mirada del rey posada sobre él... Sin poder evitarlo se incómodo demasiado al sentir cómo Asgore posaba su grande mano sobre su pómulo regalandole una caricia, también el hecho de que su otra mano descansaba sobre su espalda baja y se acercaba de a poco invadiendo su espacio personal... ¿Qué estaba pasando?

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La puerta se abrió apresuradamente dejando entrar al segundo al mando...

Red quién se había escapado de su trabajo más temprano de lo usual, se alarmó al verlo tan pronto en casa... Sin duda alguna recibiría una paliza por dejar su puesto aunque en el fondo hace esto a propósito solo para ser dañado por su hermano, le exitaba mucho las torturas de su jefe.

-¡hola jefe! Regresó temprano de su práctica... yo lo siento, se que no debería estar aquí pero... ¿Jefe?- preguntó al aire al ser ignorado de esa manera.

¿En verdad no recibiría ni un castigo? ¿Ningún insulto o grito?

Sin importarle nada, siguió de largo escaleras arriba, entró a su habitación encerrandose de inmediato.

Un silenció sepulcral inundó toda la casa, red no salía aún de su asombro, llegó antes a casa dejando abandonado el trabajo y su jefe... ¿No le hizo nada?

Mientras el hermano mayor intentaba entender qué había sucedido, el menor lanzó con furia su bufanda mientras se sentaba en la cama, sus manos apretaban con fuerza su cráneo tratando de asimilar lo que le había propuesto el rey hace una hora atrás...

-esto es un mierda...- se quejó de mala manera.

Se acostó sobre su cama y miró fijamente el techo, su enojo no se iba y tenía que pensar en algo rápido.

-¡jefe! ¿Ocurrió algo en su entrenamiento? ¡Jefe! ¿Fue la perra de Undyne? ¿Quiere que le rompan la cara por usted?- se escuchaba al otro lado de su puerta.

Sin olvidar los golpes constantes sobre la madera...

Con molestia se dió la vuelta ignorando los llamados de su hermano... ¿Cómo carajos puede concentrarse si el idiota de red gritaba peor que vendedor ambulante? Aveces pensaba seriamente si hacía un bien a todos matandolo de una vez por todas.

Intentó ignorarlo esta vez poniéndose una almohada sobre su cráneo...

-¡Jefeeeeeee! ¿Está bien? ¡Responda!... Si no se siente bien... Lo dejaré descansar, haré la cena para los dos- fue lo último que oyó antes de sumergirse nuevamente en el silencio.

Y con esas simples palabras se levantó como un rayo, corrió escaleras abajo hasta llegar a la cocina asustando al pobre esqueleto viejo que en cuando escuchó lo que parecía una estampida en su casa, sacó muchos huesos rojos a modo de defensa.

Lo único que pudo notar papyrus era a red con una olla sobre sus manos y usando un delantal, en otro momento le hubiera molestado diciéndole que se veía como un marica, pero necesitaba ver que su lugar sagrado siga como lo dejó ésta mañana.

Y sí, al corroborar que su cocina seguía intacta suspiró aliviado... Nunca olvidará la última vez que dejó a su hermano usar su cocina, sólo basta decir que hasta el techo tenía colgando lasaña y mostaza ¡Qué asco!.

Los huesos aún seguían flotando alrededor de papyrus, sólo bastó una severa mirada para que red las desapareciera de inmediato.

-lo-lo siento jefe, yo creí...- intentó disculparse.

Prefirió ignorarlo como siempre, sin delicadeza apartó al de menor tamaño mientras se colocaba otro delantal y se ponía manos a la obra no sin antes hacer que haga algo productivo el bueno para nada de su hermano.

-cállate sans, haz algo útil por una vez... Cierra la maldita boca y pon la mesa para cenar- ordenó lanzándole su peor mirada.

-¡De inmediato!- respondió mientras se apuraba en obedecer.

La cena estuvo lista en 30 minutos exactos, agradecía que ese huesos flojos no le haya preguntado nada en todo ese tiempo, observando de reojo mientras terminaba de servir, notó que red estaba quieto mirándolo fijamente, cómo lo odiaba... Era molesto ver su cara de idiota, más si es eso posible con aquella expresión tan desagradable, jadeando mal disimulado, sonrojado hasta la médula, babeando mientras murmuraba incoherencias...

No pudo evitar sonrojarse, aún no sabe cómo carajos terminó enamorado de ese pervertido bueno para nada.

Tosiendo fuertemente, llamó la atención de red quién de inmediato salió de sus fantasías más eróticas en la que participaban ambos y se ponía nervioso, se sentó esperando su plato de lasaña.

Una vez servido todo, al fin pudo sentarse a comer de su deliciosa comida casera... Comieron en silencio por algunos minutos hasta qué, como es costumbre, sans comenzó a hacer sus típicos juegos de palabras cabreando peligrosamente a su hermano.

Viendo que la paciencia de paps estaba en su límite, cambió de estrategia...

-jajajaja debió haberlo visto jefe, el flamitas morado sueña con metérsela a la lata con patas, lo que no sabe es que su pobre presente terminó en el basurero- se burló a todo pulmón.

En otro momento lo hubiera mandado a callar o simplemente se iría a hacer algo de provecho, pero como mencionó a ese bartender de pacotilla no pudo evitar sonreír por lo mal que le va en el "amor", aún recuerda cómo intentó quitarle a su mascota hace tiempo pero por supuesto, el terrorífico Papyrus le dejó en claro que nadie toca sus cosas.

-no me sorprende que Mettaton lo rechazara, ese imbécil sólo lo quiere usar para hacer crecer su negocio, además Mett no tiene horribles gustos- defendió a su ídolo.

Escuchar ese diminutivo hizo que la sonrisa de red disminuyera hasta quedar completamente serio, usando todo su autocontrol, evitó hacer cualquier comentario innecesario, al menos el jefe está participando en una conversación...

-de seguro jefe, pero todos recordarán el rechazo que sufrió en público, solo a grillby se le ocurre declararse en pleno programa jajajajja- volvió a sonreír sin dejar de burlarse de su amigo.

-¡PATÉTICO!-

Volvieron a estallar en risas, una más escandalosa que la otra, red viendo que el ambiente era mucho más relajado, decidió preguntar por lo ocurrido minutos atrás.

-por cierto jefe... ¿Por qué se encerró en su habitación?- preguntó algo inseguro.

Mala idea, la leve sonrisa de paps se convirtió en una neutral, justo cuando se había olvidado del asunto, viene a recordárselo...

-nada... Solo calla y termina de comer- ordenó secamente.

Siguieron comiendo está vez en absoluto silencio, un poco incómodo para el esqueleto de menor tamaño... Observó minuciosamente a su hermano, se le notaba muy, pero muy molesto... ¿Qué le había ocurrido?

No... No podía dejar las cosas así, tiene que saber qué le había sucedido... Si alguien le hizo algo... Matará a ese hijo de puta.

Una vez terminada la comida, no perdió el tiempo y a pesar de que su conciencia le pedía que no dijera nada o empeoraría las cosas, decidió ignorarla y no quedarse callado.

-lo siento por ser algo molesto jefe pero en realidad, si alguien le hizo algo... Yo...-

Un golpe estridente en la mesa le hizo estremecerse mientras guardaba silencio, gotas de sudor resbalaba por su cráneo, con algo de miedo observaba la mirada sádica que le dedicaba su preciado hermano.

A pesar de que en verdad quería moler a palos a éste inútil saco de huesos perezoso, cambió de opinión al notar que intentaba ocultar algo entre sus pantalones cortos, maldito pervertido...

-¡maldita sea sans! ¿Es tan difícil mantenerte callado por 5 minutos?... Oh... Ya veo, lo que quieres es que te castigue duro ¿Verdad?- sonrió con lujuria.

Obtuvo su respuesta de inmediato, red comenzó a salivar mientras jadeaba sin pena alguna olvidándose por completo de su supuesto interrogatorio, se movía incómodo al tratar de ocultar su creciente erección, era gracioso verlo tan necesitado.

Sin esperar más, colocó la otra parte de la correa que descansaba en el cuello del esqueleto más viejo y a jalones lo llevó hasta su habitación, hoy no le apetecía amanecer en ese asqueroso colchón sin sábanas ni nada, otro día le dará otro tipo de castigo por no ser más ordenado y limpio.

En cuando logró meter primero a red, lo agarró bruscamente del cuello mientras lo azotaba contra la puerta que minutos atrás había sido cerrada con llave, el mencionado tuvo que acostumbrarse a la sensación de asfixie que le proporcionaba paps.

-bien... Bien... ¿Que tenemos aquí? Por lo menos has podido estar 2 minutos en silencio... ¿Qué pasó sans? ¿Los ratones te comieron la lengua?- bromeó mientras habría lentamente su propia "boca".

Red soltó un ronco gemido al ver una larga y roja lengua hecha de magia, su erección comenzó a doler más al imaginar cosas muy obscenas con ella.

La sensación viscosa que le brindó esa lengua al pasar por todo su rostros sólo lo descontroló más... Quería a su jefe, lo quería a él... Todo de él...

-¡je-jefe! Hágalo... Lo... Lo necesito- suplicó mandando a la mierda lo poco de dignidad que poseía.

¿A quién engañaba? Desde que se dejaba hacer esto por papyrus perdió su dignidad hace muuuucho tiempo...

¿Por qué no se defiende?... No lo hace porque no le entra la puta gana...

Siempre fue uno de los monstruos más fuertes, temidos y poderosos pero con todo ello no puede contra su hermano, no se atreve a contradecirlo ni mucho menos lastimarlo.

¿Cuando empezó todo esto?... No lo recuerda pero tampoco le importa...

¿Acaso disfruta del dolor?... Sólo si viene de su jefe, en su puta vida dejaría que otro hiciera lo mismo, es de uso exclusivo de su boss...

La relación que llevan no era así desde que tiene memoria pero un evento en específico cambió todo haciendo que sean como son, un evento que marcó para siempre a papyrus y el motivo por el cual sans dejó todo para entregarse completamente a su hermano.

-eres una maldita zorra necesitada... ¿Pero sabes? Eso me gusta- ronroneo mientras se desabrochaba los pantalones.

No perdió el tiempo y dejó caer nuevamente al suelo al esqueleto mayor quién soltó un quejido adolorido por el golpe.

Esto en vez de molestarle, le hizo sonreír más, se relamió sus puntiagudos dientes al tener frente a él ese delicioso, grande y jugoso miembro...

-solo tuyo jefe... Soy TÚ zorra- bromeó con sorna mientras comenzaba a masajear ese largo y duro falo entre sus manos.

Ya estaba ansioso por probarlo, le exitaba mucho ver cómo sus caricias hacían temblar al menor, sobre todo ver las primeras gotas que resbalaban por sus dedos, tan pegajoso y caliente.

-bien... Veamos si ésta vez puedes permanecer más tiempo en silencio-

Sin aviso alguno metió todo su miembro en la boca de un asombrado red quién tuvo que acostumbrarse y decirse así mismo que era imaginario las ganas de vomitar por tan brusco acto... No tardó mucho en seguir el ritmo y disfrutar de su sabor, tan adictivo y delicioso, le importaba un comino sentir que se moría en ese momento... ¡Joder! No pararía a su jefe por nada del mundo ¡Que lo destroce de una maldita vez! Lo estaba disfrutando de lo grande con ese pedazo atravesado en lo más profundo de su garganta...

Papyrus sonrió al ver el desastre en que se había convertido su hermano, sus cuencas llorosas mostrando la leve incomodidad de ser ahogado por su gran miembro, el fuerte rubor que adornaba sus mejillas mientras se movía algo inquieto, de seguro por algo de aire... Aunque suene algo incoherente pero su especie también necesita del aire para vivir, en fin... Estaba gozando de lo lindo con las atenciones de red, para sentir más gozo empujó la cabeza de su hermano hacía él haciendo que trague toda su longitud, con exitación observó la mirada lasciva que le dedicó... Simplemente hermoso y perfecto.

Cuando sintió que estaba lo suficientemente húmedo y su orgasmo se aproximaba a pasos agigantados, se apartó de red... El esqueleto más viejo de inmediato empezó a toser recuperando el aire perdido mientras le dedicaba a su hermano menor una mirada fulminante, no le había gustado que se alejara sin terminar en su boca.

Ante las pataletas del saco de huesos lo alzó en el aire por unos segundos antes de azotarlo nuevamente contra la puerta, estando a su misma altura, con una sola mano lo mantuvo suspendido del cuello mientras la otra la usaba para arrancarle los pantalones cortos y tirarlos por ahí, dejando la pelvis de su hermano desnuda.

Sintiendo nuevamente que le cortaban el aire, red se removió inquieto no por querer liberarse, si no que estaba desesperado por ser follado por su jefe.

-¡jefe! Por favooooor- suplicó algo adoloridos, no aguantaba más su hinchada erección.

Papyrus hizo como que no le había escuchado, se dedicó en sacarse uno de sus guantes mientras dirigía sus dedos hacia la pelvis, con orgullo notó como la entrada de red goteaba incesantemente, sin delicadeza metió dos dedos, no era necesaria una gentil preparación, el cuerpo de su hermano ya estaba acostumbrado a las agresivas caricias que le daba... No se debía preocupar por nada...

Y no se equivocaba, el saco de huesos perezoso al sentir la intromisión agresiva de su hermano, sonrió exitado mientras sin pena alguna sacaba su lengua gimiendo sin parar y soltando palabras vulgares dirigidas a papyrus.

-¡Joder! ¡Mierda! no pare jefe... ¡Follame duro!- gritaba descaradamente.

-jejejeje... Tan zorra, apenas son mis dedos sans, aún no te la he metido maldito masoquista- coqueteó descaradamente mientras metía con más fuerza sus dedos, sintiendo como eran empapados de un líquido rojo brillante.

El rudo juego duró algunos minutos más hasta que al fin paps se cansó y decidió ir a la mejor parte, retirando sus dedos de su entrada, volvió a ahorcar a sans mientras lo acomodaba mejor contra la madera para lo que seguía, red gritó de dolor y alegría al ser penetrado con violencia... Dolía mucho pero eso estaba bien, jodidamente bien porque se sentía vivo, podía sentir que su jefe disfrutaba de su cuerpo...

-¡Mierda! Eres tan apretado hermano...- siseó muy sonrojado, lo estaba disfrutando como nunca antes.

Para mayor comodidad papyrus agarró cada pierna de red y las subió hacia sus hombros, de esta manera aunque el huesos flojos esté encorvado y en mala posición, penetraría mejor aquella entrada... De paso que podría morder su clavícula, lamer sus lágrimas y chocar sus dientes las veces que se le antoje...

¿Y sans? Bueno, el disfrutaría de tener contacto, abrazarlo por el cuello mientras se embriaga con el aroma del menor.

-¡Muévete! ¡Joder! ¡Muévete!... ¡Maldita sea jefe! ¡Hazlo más rápido!- exigió entre molesto y exitado.

Era desagradable lo que le hacía, torturándolo con un lento vaivén, no lo quería así... Lo que deseaba con toda su alma era sentir dolor... Dolor y placer como sólo su jefe sabe darle, sólo así puede sentir que en verdad le ama porque ser tratado de esa forma significa que su hermano disfruta de todo su ser y que lo escogió entre cualquier mounstro del inframundo...

El ver sus huesos llenos de cicatrices le da una satisfacción única dejándole en claro a quienes se atrevan a tocarlo que ya tiene dueño... No le bastaba con solo llevar con orgullo aquel collar que descansaba sobre su cuello, no... No era suficiente, necesitaba huellas para recordar que cada una fue hecha por sus manos y uno que otro "juguete".

¡Por la santa mierda! Lo amaba... Estaba loco por él...

Mientras el esqueleto regordete luchaba para que paps se moviera más rápido, papyrus seguía con aquel suave, raro y lento vaivén, lo hace sólo para molestarlo, para que no se le olvide que el que pone las reglas era él y no la mascota... Disfrutó de ver a su hermano sufriendo un rato más hasta que notó algo extraño en su rostro... Mejor dicho sus cuencas...

¿Acaso era eso posible? Muy aparte de ver la magia fluir de uno de sus "ojos", pudo notar que las "pupilas" siempre blancas de sans ahora eran completamente rojas (cosa que aparecía extrañamente cuando estaban en batalla o tenían sexo)y no solo eso, tenían una extraña forma de corazón.

Red estaba completamente perdido en el placer, dejó de luchar en cuando sintió que una de las lentas embestidas de su jefe tocó el lugar correcto, ese el cuál le hacía temblar, gritar y retorcerse pero ésta vez lo único que sintió fue que estaba perdiendo la conciencia, relajándose al borde de quedarse dormido... Papyrus sonrió con burla... Ni loco va a permitir que se sumerja en un profundo sueño, de inmediato se abrazó más a su hermano para empezar con un vaivén mucho más demandante.

Esto hizo que el de menor estatura recobrara la conciencia y comenzara a gemir y a gritar a toda voz, como pudo logró aferrarse un poco a la puerta para no perder del todo el equilibrio, a pesar de ser cargado por paps, lo que buscaba era algo para arañar y así liberar su desespero... Arañazos quedaron grabados sobre la madera.

-¿Tan rápido te cansaste como para quedarte casi dormido? ¡PATETICO!- siguió burlándose mientras pasaba su larga lengua por todo su cuello, de paso que dejaba una que otras mordidas muy notorias a la vista.

-¡ah! ¡Jefe! ¡Jefeeeeeee!-

-¡ja! Eres demasiado escandaloso... Bueno no te culpo, siempre te gustó mi "hueso"-

Bajó sus piernas de sus hombros para tomarlo por la columna vertebral, logrando dar embestidas más rápidas y profundas, en respuesta red enredó sus piernas en las caderas de su hermano acercándolo más si eso es posible, esto estaba llegando demasiado lejos, si sigue así dejará desmayado al huesos flojos.

-¡Ahhh! Je... Jeje... T-tu sabes que me encanta tu polla, siempre tiene el tamaño exacto, grande y jugoso ¡Mhh!- jadeo sin vergüenza alguna sonrojándose a más no poder y riendo pervertidamente.

Siempre fue un boca suelta cuando se trataba de papyrus...

-¿Qué carajos? ¡Sans!- lo regañó por su osadía.

No pudo evitar sonrojarse violentamente, a pesar que red siempre hace comentarios subidos de tonos, de doble sentido y más... Son muy... Pero muy pocas las veces en que habla tan sucio y esas contadas veces lo hacían sentir avergonzado a más no poder... Cómo ahora.

-lo siento... ¡Ah! Pe-pero soy sincero paps... Amo tu pene... Yo... Yo lo... ¡¿Qué?!... ¡¡Alto!! ¡Ahhggg! ¡Vas muy rápido!... ¡No! ¡Ah! ¡Ahhh! ¡Me duele! ¡Mmmm! ¡¡¡Jefeeeeeee!!!- lloró al sentir que las embestidas se volvieron demasiado violentas, impidiéndole seguir hablar.

Sus cuencas llorosas le impedía ver con claridad, no sabía si su hermano estaba molesto por algo que dijo o solo quería acabar de una vez.

Se abrazó atrayendo al menor lo más cerca posible mientras buscaba la lengua del otro... Sin una orden estaba besando a papyrus y aunque en otro momento lo hubiera castigado por tomarse esas libertades, se lo permitió porque papyrus también lo quería... Deseaba los besos de sans...

Comenzó a llorar como nunca, el acto dolía mucho pero también sentía mucho placer... Olvidó por completo lo que quería decirle al menor... Simplemente se dejó arrastrar, dejó que paps inundara todos sus sentido.

El segundo al mando había cambiado el ritmo drásticamente al casi escuchar la confesión de su hermano... No le importó mucho si lo lástimaba o no, de todas formas puede curarlo.

No... No lo quería escuchar... Es imposible... No pueden... Simplemente no pueden... Si los demás descubren su debilidad o la de sans... ¡estaban perdidos!.

Una última embestida junto a una profunda mordida en la clavícula fue suficiente para acabar dentro del mayor... Sans soltó un grito agudo al terminar también, sintiendo su entrada llena, era tanto que se escurría por sus piernas dándole una relajante sensación... Se estaba quedando dormido nuevamente...

Observando cómo había dejado al huesos flojo, se compadeció y decidió llevarlo a su cama para que ambos descansaran no sin antes limpiarlo bien, usando unas de sus playeras a modo de piyama para su hermano, lo acomodo en la cama mientras apagaba las luces, estaba muy cansado.

Sintió cómo sans se acomodaba abrazándolo y restregando su rostro contra él, observó cómo lo miraba algo adormilado...

-jefe... Gracias por permitirme quedarme en su habitación... Yo... ¿Está molesto por algo que dije o hice?- preguntó algo preocupado.

No era un idiota... Había algo diferente en él, se dió cuenta en cuando tuvieron sexo, a pesar de lo bien que se había sentido, red notó como si papyrus algunas veces se distraía y su mirada se notaba enojada, muy enojada... Nunca antes había actuado así, ni siquiera cuando lo castigaba.

Paps se mantuvo en silencio por algunos segundos antes de separarse un poco y darle la espalda para dormir, no estaba de humor para hablar...

Esto le supo muy mal para el de menor estatura... Creyendo que había agotado su paciencia, se acercó un poco más, juntando su pelvis contra la de paps mientras le abrazaba por la espalda... Estaba muy sensible y lo único que quería era su afecto... Lo que sea.

-solo tuve un mal día ¿Ok? Deja de hacerte ideas estúpidas... Antes que me olvide, quiero la puerta de mi habitación muy limpia, la ensuciaste con tus caricias- advirtió sin cambiar de posición.

Red soltó una mueca de molestia... Su jefe aveces era un hijo de puta, si la puerta estaba así era por su culpa, lo hubieran hecho en la cama... Pero si lo pensamos mejor, si hubiera sido sobre el colchón el pobre esqueleto estaría lavando sábanas al otro día... Se maldijo por tener trabajo extra mañana.

-ok jefe- se resignó.

Cuando ya estaba cerrando las cuencas para dormir plácidamente junto a su hermano, escuchó que paps volvía a hablarle.

-... Y también, desde mañana llegaré tarde... Tengo asuntos que resolver con el rey- informó algo incómodo.

-¿El rey Asgore? ¿Lo van a ascender jefe?- preguntó sans emocionado.

Esta vez no supo qué responder, pensó rápidamente en alguna respuesta para que no empezara a sospechar.

-no es tu asunto... Espero no enterarme que te escapas de tu trabajo para ir a ese bar de mala muerte, que yo me entere sans... ¡Juro que te dejare en el sótano encadenado en lo que resta de tu miserable vida! Y de paso voy a desaparecer toda esa mierda de mostaza de la alacena... Estás advertido-

Más claro no podía ser, no tolerará mantener a un vago... A la primera que se entere y lo hecha a su suerte.

-¡No! ¡Me costó mucho tener mi almacén de mi querida mostaza!- se alarmó al imaginarse su alacena vacía.

-sans...-

-¡Digo! Está bien jefe, no saldré de la casa hasta que vuelva... Disculpe la pregunta pero... ¿Hasta cuándo?- estaba sospechando de la palabra de papyrus.

Entiende que su hermano se esforzó mucho para llegar hasta dónde está, siendo ahora el segundo al mando de la guardia real... ¿No se supone que deberían volverlo de una vez el líder?... No duda de las cualidades de esa perra pez pero, su paps es mejor que ella, es mejor que cualquier idiota que se considere valiente, fuerte, cruel y despiadado.

Para red era demasiado raro que Asgore quiera a su hermano... A solas.

El rey siempre trata asuntos del Reino con la capitana Undyne... ¿Para qué necesita a su jefe?

La maraña de preguntas en su mente fue cortada por su hermano...

-¡Sans! Duérmete de una maldita vez o me queda claro que estás con suficiente energía como para que te largues a tu propia habitación- amenazó ya cansado de tanta "charla".

-¡Buenas noches jefe!- fue lo último que dijo antes de cerrar sus cuencas y dormir.

Durmió plácidamente, estar cerca de paps, sentir sus almas latir al unisolo era agradable y reconfortante... Rápidamente cayó rendido en un profundo sueño.

Papyrus esperó hasta que se durmiera profundamente, una vez que comenzó a escuchar los ronquidos de su hermano se acomodó bien en la cama, su mirada estaba perdida en el techo, no sabía qué hacer con la propuesta que le había hecho el soberano del inframundo...

Esta vez observó a sans con algo de melancolía... Se acercó y lo abrazó igual a como lo hacía cuando era un niño... un niño que no sabía lo que era la violencia ni el dolor...

Prefirió dormir y no seguir pensando, por el momento averiguará bien que es lo que el rey Asgore quiere de él...

A la mañana siguiente sólo estaba un esqueleto en la cama, aún seguía profundamente dormido sin saber lo que su hermano le estaba ocultando.

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-y bien inútil... ¿Qué quiso el rey con un saco de huesos bueno para nada como tú?- quiso saber Undyne.

Y sí, papyrus ya sabía que a la mañana siguiente tendría a la molestosa capitana preguntando por lo sucedido ayer...

-je... Me dijo que ya no sirves así que seré el nuevo líder- sonrió con prepotencia al ver como Undyne cambiaba su sonrisa a una mueca.

El tranquilo entrenamiento que suelen tener cada mañana se volvió un poco más salvaje, las lanzas de la chica pez querían sí o sí perforar a su subordinado.

Para el segundo al mando no le sorprendía, así es como se tratan desde que tiene memoria... Con facilidad usó una barrera de huesos deteniendo el ataque sin ningún problema.

-jajajaja sigue soñando, no te darán jamás mi puesto- se burló del otro.

-no contaría con eso, sabes que soy mejor que tú-

Jamás se sentirá inferior, sabe que es mucho mejor que cualquiera...

-vaya... Lo dice el señor "tengo un hueso atravesado en el culo, por eso mi cara de estreñido"- rió mucho más fuerte para molestarlo.

Y la batalla se volvió más reñida, ahora sí era personal...

El rey los observaba desde su silla mientras tomaba un té con galletas, otra vez los tenía en el jardín del castillo a sus dos mejores al mando, no tenía ningún problema en que siguieran viniendo... Al menos así podía apreciar más al esqueleto, le atraía mucho ese aire de superioridad...

Cuando el entrenamiento por fin terminó, la capitana se despidió del rey y partió a seguir vigilando snowdin dejando sólo nuevamente a su subordinado, por su parte, papyrus notó como el rey se acercaba a él...

-eres increíble... Por poco y derrotas a Undyne- felicitó una vez que estaba de frente al esqueleto.

A pesar que era un gran halago, no demostró emoción alguna, en su mente seguía todavía aquella propuesta... Esa... Que tenía que responder...

-se lo agradezco mi rey pero debo seguir perfeccionando mis ataques... Todavía no tienen el daño que deseo causar-

Esta vez papyrus se sobresaltó al sentir que su mandíbula era sujetada por unos peludos dedos... Asgore había tomado del rostro del esqueleto para tener toda su atención y de paso también poder apreciarlo mejor.

-no digas tonterías... Eres perfecto- musitó con suavidad mientras le regalaba suaves caricias.

Petrificado y sin poder comprender muy bien qué estaba pasando, el segundo al mando se alejó con prudencia... Lo hizo justo a tiempo en cuando sintió que era jalado y guiado hacía el rostro del rey.

-gracias mi rey p-pero debo volver a mi trabajo... Con permiso- tartamudeo levemente mientras se alejaba hacia la salida con toda la intención de escapar lo más rápido posible de ahí.

No se sentía bien...

Pero no contó con un fuerte agarre de su muñeca, algo intrigado observó que a pesar de ser sujetado por el rey, éste no le dirigía la mirada y el ambiente estaba demasiado tenso.

-estoy siendo muy paciente contigo papyrus... te estoy dando privilegios que otros en tu lugar no desaprovecharían... ¿Y qué es lo que haces?...- preguntó enojado.

Se había cansado de esperar, su respuesta debió ser de inmediato pero decidió esperarlo por un día, Asgore creyó que hoy mismo se lo diría pero el esqueleto simplemente huye sin decir nada.

-... Yo ...-

¿Que más podía decir? ¡Por todos los cielos! Lo que le propone es algo demasiado retorcido y descabellado...

¡¿Cómo mierda iba a ser su amante?!

¡¿Cómo carajos se volvería la "reina" del inframundo?!

¡Bien!... ¡¡¡¡Está bien!!!!... Entiende que es una gran oportunidad, no sería mal ser la pareja del rey si pudieras obtener el poder absoluto... pero...

Pero...

¿Y sans?

No... No solo se trata por llevar aquella relación incestuosa, no... Definitivamente no se negará sólo porque "siente" algo por aquel saco de mierda perezosa... No...

Lo hará para no dejar indefenso al inútil de su hermano, para jamás perderlo de vista, para que nunca le vuelva a suceder algo malo...

Juró hacerse fuerte para mantenerlo a salvo...

El ver que no decía nada sólo incrementaba más el fastidio del rey... ¿Tanto le costaba decir que "sí"? No cree que sea tan estúpido como para rechazarlo...

Debió imaginar que hasta papyrus podía llegar a ser algo idiota...

-no... No puedo... No soy digno de su atención- vaya manera de usar esas palabras a su favor, a pesar de que sonara algo cursi y cliché, por el momento debe ser suficiente para salir de aquella bizarra situación.

La risa muy estridente del soberano lo intrigó un poco, no cree haber dicho algo gracioso, lo que dijo era cursi pero no era gracioso.

-jajajaja... Cuando te lo propones puedes llegar a ser algo bromista papyrus...-

Drásticamente aquella risa desapareció y en su lugar tenía una mirada muy peligrosa sobre él.

-no soy ciego y no me trates como si no supiera nada de mi gente... Sé muy bien que no aceptas mi oferta porque está de por medio aquel bueno para nada de tu hermano- le recordó para que no se olvide que no puede mentirle.

Paps maldijo en silencio... Todo este tiempo creyendo que había ocultado muy bien su relación incestuosa con sans, Jamás imaginó que el mismo rey estaría enterado de su vida personal. Esto sólo empeoró más las cosas, estaba acorralado y ya no sabía que más hacer...

-...- no tenía palabras, cualquier tonta excusa no valdría para librarse del rey Asgore.

A pesar que al inicio estaba muy fastidiado y molesto por la poca atención que su guardia favorito mostraba hacía su persona, dejó pasarlo por alto sólo por el simple hecho de que encontró el punto débil del esqueleto, si bien sabía que era muy unido a su único familiar... Él no era para nada despistado, cuando conoció por primera vez a papyrus, con el tiempo comenzó a ver algo raro entre ambos... Marcas de propiedad, celos, odio y un sin fin de emociones que ellos transmiten, lo que más le llamó la atención fué ver unas extrañas marcas sobre las vértebras del guardia, una fila de cicatrices puntiagudas y no hay que ser un genio para no saber que se trataba de fuertes e intensas mordidas.

Todos saben que el terrorífico papyrus no siente "amor" por nadie, jamás se le vió con alguna hembra o algún macho, ni siquiera para sastifacer sus necesidades íntimas, entonces... ¿de donde obtuvo esas marcas?

La respuesta era obvia... ¿Quién más vivía en aquella casa?

Lo que haya "vivido" con ese inútil no le interesaba para nada a Asgore, lo que en verdad le importa era tener a papyrus sólo para él y si la única manera era usando justamente a ese bueno para nada, que así sea.

-veo que no dices nada... Yo no soy paciente papyrus, nunca nadie me ha rechazado y tú no eres la excepción así que lo pondré de esta manera... si no eres mío porque prefieres a ese saco de huesos, entonces lo haré polvo para que no tengas que "pensarlo tanto"- sonrió son sorna sin dejar de ver aquella aterrada mirada.

No... Eso no... ¡Eso NO!

Ya no había ninguna salida, si no accedía... Éste bastardo iría contra sans...

Sintiéndose completamente acorralado... Asintió dando su respuesta, ya no había marcha atrás, por nada del mundo dejará que lastimen a su hermano.

Viendo que todo había salido como quería, sin ningún impedimento, Asgore se volvió a acercar al joven guardia mientras tomaba de su rostro para que se mirarán cara a cara, se acercó con suavidad mientras cerraba los ojos, sin duda alguna iba a disfrutar y a gozar del cuerpo de papyrus... Por fin lo tenía entre sus manos.

A pesar de que no quería hacer aquello con él, sólo desvío la mirada hacia cualquier punto del jardín, esto era horrible pero de nada servía arrepentirse, ya había vendido su alma al diablo.

'Esto es un puto infierno' pensó mientras seguía el exigente beso que el rey le daba, ni siquiera notó cuando una lágrima descendió por su cuenca izquierda perdiéndose entre sus ropas...

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Habían pasado algunas semanas desde esa vez que tuvo sexo con papyrus, después de ese día hasta ahora no lo veía por la casa, llegaba tarde y se iba muy temprano, ni siquiera se aparecía por su estación para asegurarse de que no estaba durmiendo... Nada.

Totalmente de mal humor, sans se fué de su puesto de centinela, le importaba ya un comino lo que hiciera ese tonto cabeza huesudo.

Estaba molesto porque su jefe no quería decirle que diablos le ocurriría, por más que lo presionó o persuadió, el menor se negaba a hablar... ¡Carajo! ¿Acaso no se daba cuenta que se preocupaba por él? Odiaba el hecho de no verlo, de no escuchar su voz así sea para gritarle, lo extrañaba mucho... Lo necesitaba mucho...

Ahora sí se podía decir que eran unos completos extraños, las poquísimas veces que se veían por algunos minutos, no se dirigían ni la mirada, no decían ni una sola palabra, cada uno se iba por su lado, cada uno con sus propios problemas.

-¡joder! He intentado de todo para poder hablar con él... Y el idiota sólo me ignora- se quejó de mala manera.

Por fin estaba en casa, con pereza se sacó los tenis y las medias dejándolas tiradas por donde sea, total... A papyrus ya no le importa ver la casa desordenada, lo único que hace es encerrarse en su habitación y no sale a menos que sea para hacer la comida, entrenar o...

La cabeza ya no le daba para más, hasta un fuerte dolor se había instalado en su agrietado cráneo.

-ya estoy hasta la mierda de ésta situación... Juro que llegaré hasta el fondo de esto- habló consigo mismo.

Se tiró sobre el sofá mientras sacaba de su chaqueta una botella de mostaza y comenzaba a beberlo en grandes sorbos, sus ánimos estaban por los suelos, de por sí es un mounstro depresivo pero con este nuevo problema se sentía demasiado solo y afligido... Papyrus era su único ancla que le permitía al menos sentir algo de paz con solo tenerlo cerca, pero él ya no estaba y su salud mental estaba decayendo.

Justo es ese momento la puerta principal se abrió dejando ver al segundo al mando, este iba absorto en sus pensamientos sin notar a su hermano...

-¡Ja! Hasta que el terrorífico papyrus se deja ver por ésta pocilga, parece que recordaste que tenías un "hogar"- la ironía en sus palabras era muy clara y de esto papyrus se dió cuenta de inmediato.

Sinceramente no tenía ganas de discutir con ese huesos flojos en este momento, llevaba mucha prisa...

-¡Hmp! por lo que veo sigues flojeando como de costumbre... Y lo que haga no es de tu incumbencia, métete en tus propios asuntos y trata de hacer algo de provecho- le aconsejó mientras subía a su propia habitación.

Red hizo una mueca de disgusto, sus ojos siguieron el camino por donde pasó su hermano... Con enojo siguió bebiendo de su amada mostaza sin importarle que por la manera tosca en que lo tomaba, estaba ensuciando el sofá.

Pudo escuchar pasos nuevamente por la escalera, sabía muy bien lo que significaba...

-¿De nuevo?- preguntó sin siquiera mirarlo, concentrado en mirar fijamente la botella que tenía entre sus huesudos dedos.

Ante aquella pregunta papyrus suspiró con pesadez...

-ya sabes mi respuesta- le recordó con fastidio.

Como el otro no decía nada, optó por acomodar una pequeña mochila que llevaba en sus manos sobre su hombro y comenzó a caminar hacia la salida.

-tu respuesta es una mierda- respondió furioso.

Ésta forma irrespetuosa de hablarle le hizo crispar sus huesos del enojo y aunque quiso voltear, ir hacia él para darle su merecido, no hizo nada y sólamente se contuvo.

-lo mismo pienso de tí... De una vez te aviso que no vendré a dormir así que por mí vete a dónde te plazca... Incluso si quieres puedes irte con ese bartender de cuarta, yo pienso alcanzar mis metas- sonrió con malicia y sin esperar alguna respuesta salió por la puerta principal.

A pesar de que cualquiera que viera así de tranquilo al esqueleto por lo escuchado pensará que ya no le importaba su hermano, pero la verdad era que por más tranquilo que se mirase, su mano había aplastado con fuerza la botella de mostaza vacía haciendo un estridente sonido, la tensión se podía ver en cada hueso se su ser, su cuencas completamente abiertas y oscuras y su sonrisa... Más parecía que quería aguantar un tremendo grito de frustración.

Por largos minutos se mantuvo quieto en su lugar, pero mientras pensaba en la infinitas posibilidades que significa esa manera de dejarlo "libre", no pudo aguantarlo más...

Había permitido que llegara tan tarde, había permitido que no se hablaran, había permitido que no se miraran, había permitido que no se dejara tocar, había permitido muchas cosas...

Apretó con fuerza sus puntiagudos dientes mientras su ojo izquierdo se iluminaba de un intenso brillo rojizo reflejando la magia acumulada que amenazaba con estallar en cualquier momento.

'De una vez te aviso que no vendré a dormir así que por mí vete a dónde te plazca...'

'Incluso si quieres puedes irte con ese bartender de cuarta'

'Yo pienso alcanzar mis metas...'

De esas tres frases... una hizo click en su cabeza... ¡Joder! Eso sí que no... ¡ESO SÍ QUE NO! esto había llegado demasiado lejos... No perdió el tiempo y decidió acabar con el asunto de una vez por todas.

Colocándose de nuevo sus tenis, salió por la puerta principal dejando su hogar.

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Por los grande y amplios pasillos del castillo del rey, papyrus caminaba tranquilo sin prestarle atención a los demás guardias que estaban custodiando el lugar, uno de ellos le abrió la puerta de una de las habitaciones y lo dejó pasar.

Todos sabían el porque de la presencia del segundo al mando en el palacio, el mismo rey Asgore dejó en claro a toda la guardia que de ahora en adelante el esqueleto sería tratado como uno más de la realeza y por lo tanto debían tratarlo con el mayor de los respetos sin preguntar nada.

Dentro de aquella habitación, paps comenzaba a quitar su traje de batalla y en su lugar comenzó a vestir una simple bata blanca, sin nada más que cubra sus huesos... Usando la mochila que llevaba consigo, guardo su antigua ropa y lo dejaba en alguna esquina de aquel amplio lugar, dirigiendo su neutra mirada sobre la salida, suspiró con fuerza antes de mostrar un rostro totalmente serio y seguidamente salió de aquella habitación con dirección a los aposentos del rey.

No le sorprendió no ver a los demás guardias en cuando salió y volvía a caminar por los pasillos, de seguro el rey les avisó de dejar todo el camino hacia su habitación a solas...

-insisto... Ésto es una completa mierda...- y sí que lo era.

Tuvo que soportar ser tratado como una "dama" cada vez que se quedaba a solas con el rey y ahora... Ahora después de semanas que llevaban en pie aquel "acuerdo" entre ambos... Ahora resulta que ésta noche pasaría su "luna de miel" anticipado y todo porque ese bastardo estaba tan ocupado como para "tomarlo", sin duda alguna hoy va a pasar un muy mal rato.

Y lo que más le molestaba es que a pesar de que sabe que ya no hay marcha atrás, tuvo la pequeña esperanza de que Sans le detuviera... Pero no... Ese hijo de puta le importó un comino si se iba o si estaba a punto de revolcarse con otro mounstro, por un momento bajó la mirada con algo de vergüenza y tristeza... ¿Qué tanto le reclama? Si el mismo acepto todo esto, ya daba igual lo que le sucediera, solo quería que pasara y se terminara.

Largo minutos transcurrieron hasta que por fin había llegado... Frente a él estaban aquellas gigantes puertas, tocó sin cuidado y esperó alguna respuesta.

-adelante- se oyó del otro lado.

Entró de inmediato mientras cerraba las puertas a su espalda, se quedó quieto en su lugar esperando la siguiente orden.

-desnudate y ven hacía mí...- pidió mientras le extendía la mano, invitándolo a unirse con él.

Acató sus órdenes y comenzó a deslizar aquella bata por sus hombro, costillas, caderas hasta quedar tirado en el suelo, a pasos lentos comenzó a avanzar...

Je... Ya eres libre huesos flojos...

La mirada excitada y lasciva del soberano cambio a una de interrogación... Segundos después se convirtió en una de completo terror.

Incluso trató de levantarse de la cama para poder tomar su tridente que descansaba cerca...

Papyrus no entendía que estaba pasando, de porqué Asgore lo veía como si fuera la mayor amenaza que podía existir... sólo por seguridad retrocedió dos pasos... ¿Qué diablos estaba pasando?

-hola su majestad... Lamento aparecerme tan tarde pero vine por algo que me pertenece...- siseó una voz peligrosamente.

Esa tercera voz que se hizo presente... Papyrus la reconoció de inmediato ¿Qué estaba haciendo él aquí?... Sintió un fuerte jalón que lo hizo caer sentado en el suelo, no podía creer lo que estaba viendo...

Sans... Su hermano... Ese saco de mierda estaba envuelto completamente en magia, su cuenca izquierda brillaba en su máximo esplendor y no iba solo, una cabeza flotante de animal permanecía a su lado... Gruñendo enojado...

¡Jamás había visto tal cantidad de poder y magia! ¿Cómo lo hizo?... Solo por curiosidad papyrus miró hacia atrás... Había una cantidad algo exagerada de montículos de polvo ¿Eran los guardias? Con razón nadie vino por el gran estruendo que se oía en los aposentos del rey.

Y volviendo con Asgore, al fin tenía entre sus manos su tridente y estaba dispuesto en pelear con sans... ¿Qué debía hacer?

-jejeje... Hasta que apareces comediante, creí que estarías revolcandote con ese bartender al cual visitas mucho... No tienes derecho a interrumpirnos, estábamos pasándola muy bien ¿No papyrus?- preguntó con orgullo al esqueleto menor.

El mencionado no dijo nada y simplemente mantuvo la mirada en el suelo, no se atrevía a ver directamente a su hermano...

De un momento a otro la habitación se iluminó de un fuerte resplandor rojizo, alarmando al rey quién decidió protegerse con su tridente esperando cualquier ataque... Que todavía no llegaba.

Por su parte, sans estaba como una bestia rabiosa, su hermanos... Su amado hermanos estaba expuesto ante ese maldito, aparte de que le hacía falsas acusaciones, él jamás traicionaría de esa manera a quién más ama... Porqué sí, ama a papyrus sin importarle que éste le odie... Lo ama con locura y jamás permitiría que alguien se aproveche de él... ¡Nadie, absolutamente nadie puede tocarlo!.

-si vamos por las cosas graciosas, su historia va a ser una de ellas... ¡Va a sabe lo que es estar hasta los huesos!- gritó sumamente enojado.

Una simple chasquido fue suficiente para que aquella cabeza flotante lanzara su mejor ataque contra el rey quién gritó sin poder creer que todo terminaría así... Tal vez nunca debió subestimar a ese flojo.

En menos de un segundo lo único que había quedado sobre aquella cama que milagrosamente seguía intacta, era un gran montículo de polvo junto a una corona y un tridente... Sin apuro sans se acercó y sacudió las sábanas apartando todo el polvo, tomó la corona y el tridente que se hallaban en el suelo y se dirigió hacía su hermano.

El menor no se atrevía a verlo, seguía concentrado en mantener su mirada sobre el suelo, de seguro era el siguiente en la lista de su venganza.

-levántate-

A pesar que lo escuchó no lo obedeció, quería morir en ese momento...

-¡Dije que te levantes!-

No se esperó ser agarrado con violencia y ser levantado del suelo... Sans estaba usando magia azul, su cuerpo fué arrastrado hasta aquella inmensa cama, a pesar de querer seguir perdido en sus pensamientos y creer que todo era una turbia pesadilla, sentirlo sobre él mientras le agarraban la barbilla y ver aquella molesta mirada le dió a entender que nada era un sueño, tenía a un furioso saco de huesos que lo fulminaba con sus ahora oscuras cuencas.

-Maldita sea... ¡Maldita sea jefe! ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué?- preguntó indignado.

No entendió a que se refería, ¿no se supone que era el próximo que terminaría hecho polvo?... Se sorprendió mucho de ver que a pesar de la furia que mostraba su hermano, de un momento a otro comenzó a llorando... Y en el fondo de su agrietada alma le dolió verlo así.

Bueno... Si se volvía polvo en manos de éste idiota... Al menos podría atormentarlo en su forma de ¿Fantasma? Je... No sé perdería por nada del mundo la cara aterrada qué pondría al saber que nunca lo dejará libre... Sí, se merece eso y mucho más.

Sin importarle nada y tentando a su suerte, acarició suavemente la mejilla del esqueleto más viejo... No pensó que esa simple acción detendría el escandaloso llanto de su hermano.

-escucha... Estaba entre la espada y la pared ¿Ok?... Si no accedía... Si no lo hacía... Él... Él... Él jamás me subiría de cargo...- finalizó.

Por nada del mundo le diría que lo hizo para protegerlo, que se joda...

El tic en la cuenca izquierda de sans denotaba que estaba completamente cabreado... Su querido hermano se iba a acostar con ese asqueroso solo ¿para subir de cargo? ¿Qué mierda?

No... Debe haber algo más, no le cree... Esta pequeña mierda oculta algo más, lo presiente... Espera... ¿Como no se dió cuenta antes?

Claro... Es obvio... Lo escuchó de la loca cabra de las ruinas, el rey ya había posado sus ojos en una posible pareja y había rumores de que si ese alguien se negaba, lo pagaría muy caro sus seres más cercanos... Ahora todo tiene sentido.

Muy aparte de que su querido jefe jamás toma los caminos más cortos, el llegó hasta donde está por su duro esfuerzo, no es cómo los demás...

Papyrus se preocupó un poco al no ver ninguna reacción en ese huesos flojos, se sobresaltó al sentir que su mano (que aún seguía descansando en la mejilla de red) era tomado entre las manos de sans mientras le dirigía una mirada intensa.

-sigues siendo muy malo mintiendo jefe, a mí no me engañas, estoy furioso porque te dejaste tocar por ese imbécil... ¿Cuántas veces debo recordarte que sólo eres mío?- preguntó divertido.

En repuesta, Pap lo empujó tratando de salir de su alcance... ¿Quién se cree que es para llamarlo "su propiedad"?

-¡Jódete sans! Yo no te pertenezco y mucho cuidado cómo me hablas, eres un simple saco de mierda... ¡Gracias a mí sigues vivo!- le recordó mientras seguía luchando por salir de entre sus brazos.

Por más que luchó no pudo moverlo ni un centímetro, iba a optar por usar la fuerza pero no contó con que el gordinflon empleara la magia azul nuevamente para tenerlo inmóvil, Pap comenzó a enojarse...

-lo siento jefe... Pero ahora el que va a ser jodido... Es usted- amenazó con burla.

Y lo peor fué cuando sans, no conforme con tenerlo así... Lo acomodó con su magia dejándolo en cuatro sobre la cama en donde estaban mientras admiraba toda tu columna vertebral y juguetón acarició la cola de la pelvis.

-¡Sans¡ Te lo advierto... ¡Para con esta mierda! O de lo contrario te voy a dar una paliza de la cual jamás te olvides- amenazó firmemente.

Como respuesta recibió una fuerte mordida en sus vértebras, soltó una leve queja por el ardiente dolor mezclado con placer, es inútil engañar al huesos flojos... también estaba acostumbrado a la violenta forma de amar que le muestra sans.

¿Amar?... ¿Pensó en esa palabra?

Por su parte, red estaba disfrutando como nunca volver, después de mucho tiempo, a tener el control sobre su adorado hermano... No... No va a dejar pasar esta única oportunidad, quería devorarlo por completo.

Después de saborear sus huesos, miró con orgullo las nuevas marcas que había dejado, no conforme con eso pasó su rojiza lengua haciendo al menor estremecer del gusto... ¡Cielos! Había extrañado tenerlo así... No siempre su jefe se deja follar, incluso los puede contar con sus dedos y eso que paps siempre le dan pistas cuando desea tener sexo pero ya se había acostumbrado a ser siempre el que recibe, de una u otra formas ser el activo o el pasivo es satisfactorio, todo este tiempo siempre fué el pasivo y lo adoraba pero también desea fervientemente darle duro a su jefe, romper esa faceta frívola y dejar libre aquella cara lasciva que solo muestra su hermano cuando está atrapado en el placer.

Haciendo oídos sordos a sus protestas, comenzó a quitarse toda prenda que le estorbaba, dejando como único accesorio su correa que siempre lleva en el cuello.

Observando que su lindo y querido hermano no podía luchar contra la magia azul, decidió comenzar a "devorarlo" bajando hasta su pelvis y deleitarse con la magia que inconscientemente papyrus había invocado, formándose una masa suave que cubría toda su zona baja, creando una pequeña y deliciosa entrada que comenzaba a escurrir un líquido rojizo por sus largas piernas.

-¡Mierda! Sans.... ¡Para!- chilló de sorpresa al sentir la lengua del huesos flojo dentro de él.

Red podía sentir cómo las paredes de aquella entrada apretaban su lengua, muestra clara de que el cuerpo de paps estaba respondiendo a sus atenciones, degustó un poco más a su jefe antes de salir de su interior y acomodarse entre sus piernas, tomando firmemente de su columna para tener mejor control para lo que se venía.

Mientras sans hacía de las suyas, papyrus no se rindió y siguió luchando para separarse... Pero se detuvo de inmediato al sentir cómo todo su cuerpo se había tensado, de su garganta salió un agudo gemido mientras sus cuencas se humedecían por el ardiente dolor que le invadió... ¡Ese desgraciado había entrado en él sin su permiso! ¡Lo va a matar en cuando pueda liberarse!

Cómo pudo se aferró de las sábanas, la cabeza le dolía así que tuvo que ocultar su rostro no solo por el vergonzoso sonrojo que de seguro había aparecido en su rostro, si no que también lo hizo para evitar que sans vea sus lágrimas, no pensaba mostrarse así con ese inútil... varios gruñidos eran amortiguados con la almohada que usaba para ocultarse.

Esto no pasó desapercibido para sans, aguantó las ganas de darle a su jefe como cajón que no cierra para preocuparse por el estado del menor, sabe muy bien que a pasado mucho tiempo desde la últimas vez que lo hicieron de ésta forma, con sumo cuidado lo abrazo por el pecho para levantarlo y separar su rostro del colchón, al principio paps le dió pelea pero con una simple embestida fue suficiente para debilitarlo, ahora podía apreciarlo mejor.

No supo si ya estaba más enfermo de lo que está pero esa carita sufriente le puso más duro y de esto paps lo sintió pues se removió incómodo porque su entrada se había estirado más para adaptarse a la creciente erección de sans.

Salió de aquel cálido lugar sólo para acomodar a su hermano boca arriba y estar frente a frente, así no se ocultará más... Tal vez otro día pueda tenerlo en cuatro y darle con todas sus fuerzas hasta que ambos terminen desmayado, no suena mal pero por ahora solo quiere hacer el amor como corresponde con el ser que tanto ama.

Paps gimió al sentirse lleno nuevamente, a pesar de las inmensas ganas que tenía de golpearlo prefirió esconder su rostro de sans pero el huesos flojo usó una de sus manos para obligarlo a no dejar de mirarse, con un poco de fuerza comenzó a embestirlo mientras se deleitaba con sus gestos, sus lascivos y sensuales gestos que lo enloquecían, de un momento a otro el mayor sintió un ardiente dolor y era porque el menor había clavado sus afiliados dedos en los omóplatos de red dejando arañazos en la superficie del hueso.

-jefe... J-jefe... Ahhh... - gimió desesperado.

-D-detente... Sans... O voy a matarte- amenazó al otro.

Las protestas del segundo al mando que en un inicio eran constantes fueron muriendo conforme pasaban los minutos... No supo ni siquiera porqué le permitió todo esto a sans, tampoco le dió mucha importancia ya que de todas formas, en cuando todo acabe lo castigará.

Y hablando de sans, en un arrebato de pasión alzó las piernas de papyrus sobre sus hombros, en un inició el menor lo pateó para que lo dejara en paz pero de nada sirvió, apretó con violencia las sábanas al punto de romperlas y gritó con fuerza mientras lloraba intensamente... su hermano había encontrado su punto más sensible, todo su cuerpo comenzó a temblar... Estaba por correrse...

-¡nyeh! ¡No! ¡Ah!... ¡D-déjame!- gimió intentando alejarlo.

Sans hizo todo lo contrario, entró más profundo...

-vamos jefe... Sé que te gusta ¡Ah! ¡Joder! ¡Deberíamos hacerlo más seguido!- sonrió excitado de solo imaginar repetirlo.

La molestia del menor aumentó con aquella sugerencia... Usando las pocas fuerzas que le quedaba, sujetó a ese esqueleto gordo de la clavícula para acercarlo a su rostro mientras le dedicaba su peor mirada.

-no pienses que vas a salir libre de esto sans... En cuando termines voy a destrozar tu culo y vas a desear estar muerto...-

En vez de sentir miedo o algo por el estilo, teniendo una mente ya muy retorcidas, aquella amenaza sólo le hizo reír... No sé estaba burlando ni nada por el estilo... Pero imaginar que su jefe lo partía en dos, le excitaba.

Sorpresivamente... Paps recibió un dulce beso de parte de red...

-no me importa jefe... Te amo demasiado y siempre voy a aceptar cualquier cosa de tí... Mi alma es tuya... Incluso si me conviertes en polvo... Mientras seas tú para mí está bien- murmuró un poco triste.

No quería estar lejos de él... Sans no tenía miedo a la muerte, lo que le aterraba era estar solo... Sin papyrus, sin darse cuenta se había vuelto muy dependiente del menor, lo necesitaba cerca para sentir que seguía vivo, sin él no le interesaba continuar.

Esperó cualquier cosa, una burla o un golpe por lo que dijo... Lo que sea, pero lo único que obtuvo fue un fuerte tirón y la lengua de su jefe lamiendo sus puntiagudos dientes, en respuesta sacó su propia lengua para entregarla con la de papyrus.

Se separaron algo agitados, antes de que red reinicie las embestidas, papyrus iba a aclarar algunas cosas que parece que ese tonto huesos flojos no se daba cuenta.

-deja de decir estupideces, aún me debes mucho como para volverte polvo tan rápido... yo también- lo que dijo dejó algo confundido al mayor.

-¿Que?- preguntó sin entender.

¿A qué se refería con ese "yo también? ¿Por qué nunca hacía las cosas más fáciles?

Papyrus chasqueo sus indientes molesto, no pensó que el inteligente sans... En verdad sea un completo idiota...

-¿Tengo que explicartelo todo? ¡No seas idiota!-

Y ahí iban de nuevo, era hasta gracioso como podían ser sentimentales y de un momento a otro se insultan como si nada.

-¿ah? ¡Tú eres el que siempre habla a medias! ¡Maldito renacuajo! ¡Sé claro por una vez en tu vida!... No sé diferenciar entre tus malditos juegos, bien puedes decir cualquier mierda... Cualquier cosa... ¡Joder!- comenzó nuevamente a llorar.

¿Y quién lo puede culpar? Puede que en este preciso momento su hermano solo se esté burlando y aunque el diga que no le importa, en el fondo... En su agrietada alma ¡duele como un carajo!... Parece que nunca escuchará los verdaderos sentimientos de papyrus...

Sentir las tibias lágrimas del mayor sólo hizo sentir peor al segundo al mando... Ya fue suficiente de seguir lastimandolo de esa manera... Solo por esta vez.

Usando sus manos para limpiar las lágrimas que continuaban cayendo de aquel redondo rostro, acarició sus pómulos mientras lo acercaba nuevamente... Estando a poco centímetros el uno del otro.

-sans... Sólo por esta vez... Más te vale que lo escuches bien porque no lo pienso repetir, ni eres sordo pues te jodes... Yo también te amo- pronunció algo nervioso y avergonzado.

El mencionado quedó en blanco pero a los pocos segundo comenzó a reír de una manera tierna haciendo que paps se sonroje y enamoré más.

Abrazó con fuerzas al menor mientras no dejaba de dar coches en todo su cráneo, repitiendo una y otra y otra vez lo mucho que lo amaba.

-¡Te amo!... ¡Lo amo mucho jefe! ¡Lo amo!- repitió varias veces sin dejar de "besarlo"

No estando tan acostumbrado a los gestos de sans, decidió permitir que hiciera lo que quisiera, tampoco le incomodaba mucho, es más... Podría acostumbrarse... Abrazó de vuelta a ese perezoso.

-te amo sans... ¡Ya es suficiente! ¡Muévete de una maldita vez o me iré y te dejaré para que te masturbes tú solo- amenazó ya cansado de tanta melosidad.

Ese era el jefe que tanto amaba... Por nada del mundo lo dejaría...

-¡Sí jefe!-


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Un nuevo amanecer empezó, era un bonito día afuera, los pájaros cantaban y...

-pero... ¿Qué mierdas pasó?- pregunta la capitana de la guardia real.

Ni bien Undyne había entrado al castillo para dejar su reporte al rey, encontró a los supuestos otros guardia hecho polvo, literalmente... Siguió el rastro hacía el trono del rey mientras invoca una lanza para defenderse de lo que sea que hizo esto... Abrió veloz las grandes puertas preparándose para la batalla.

Grande fue su sorpresa al ver a solo su subordinado junto al huesos flojos... Esperen... ¿Que hacen ahí? Y ¿Por qué papyrus estaba usando la corona y el tridente del rey? ¿Por qué sans estaba sentado sobres sus piernas mientras lo elogiaba?

-te ves increíble jefe... Siempre supe que tú debías ser el rey- halagó con cariño.

Es lindo ver cómo tu hermanito alcanzó sus sueños ¿?¿?¿?

-lo sé sans... Nunca mas vas a tener miedo, te protegeré de todo huesos flojos- prometió entrelazando su mano con la del mayor.

-paps... <3- se sonrojó por la acción del menor.

-nyehehhe-

Con mucho cariño unieron sus cráneos mientras sonreían felices y enamorado... Siendo observados por una traumada Undyne que prefirió no preguntar, ya encontró al antiguo rey hecho un montículo de polvo al lado de ellos...

'no puedo creer que ahora tengo que servir a este par de degenerados' se lamentó mientras se iba, no pensaba presenciar más a ese par de maricas.

Fin :v
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¿Qué estoy haciendo con mi vida?... 10794 palabras... Wow.

Holis holis... ¿Cómo están? Yo bien aunque algo agotada, este OneShot se me ocurrió de madrugada y como hoy es día del trabajador pues se me antojo escribirlo pero creo que me pasé con la cantidad de palabras jejejej.

Sé que muchos esperan actualizaciones de mis otras historias pero tengo una especie de bloqueo mental, no grave como para aburrirme de escribir pero sí me estoy tomando mi largo tiempo, espero me entiendan, no es fácil concentrarse en escribir mientras tu jefe te llena y llena de trabajo.

De vez en cuando traeré este tipo de trabajos, historias de un único capítulo sea sontails, pico x bf o fontcest para al menor dejarles algo nuevo para leer.

Muchas gracias por su paciencia, les doy la bienvenida a los nuevos seguidores, cada vez aumentan más XD

Nos vemos en una nueva historia o continuación...

Usagi2233 se despide.... ¡Hasta la próxima!

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