9
Miles se encontraba recostado en su cama, junto a su gato en brazos, le hasta haciendo mimos mientras escuchaba las canciones de Julia Daniels desde su celular; sin pensarlo, Lianne apareció en su mente, de sólo recordarla e imaginarla a su lado, lo hacía sonreír, ¿era eso algo normal?
Tal vez sí, tal vez no, pero al final no le importaba.
—Creo que estoy enamorado, Marvin—le dijo a su gato, no obtuvo respuesta de su gato. —. Marvin, ¿eso es normal? Dime si es normal esperar toda una semana para verla—como era de esperarse, el gato no volvió a contestar.
Su madre entró a su cuarto y abrió la boca al ver su habitación.
— ¡Pero qué desorden es este! —gritó aterrorizada, volteó a ver a su hijo y le lanzó una almohada para que saliera de su burbuja—. Miles, ya hemos hablado de esto varias veces. Debes limpiar tu cuarto.
—Vale, lo hago luego—le respondió fastidiado, su madre alzó una ceja y se cruzó de brazos.
—Si no lo haces, no irás a la fiesta del sábado.
—No quería ir de todos modos.
—Le diré a Jensen que no puede venir a visitarte.
—El afectado aquí sería él, no yo.
—Nada de teléfono o pc.
—No puedes quitármelo, ¿cómo podría estudiar si no es así?
Su madre suspiró, le echó una mirada al cuarto y luego salió de la habitación; lo dejaría pasar por ese momento, pero tenía Miles que ordenar rápidamente todo para la siguiente vez que entrara.
El castaño volvió a su posición de antes.
A las cuatro y media decidió sentarse frente a su casa a esperar a Lianne. Quería invitarla a salir pero tenía miedo de que lo rechazara. La vio acercarse y la saludó. Se levantó de las escaleras y caminó hacia ella.
—Me han castigado—fue lo primero que ella le dijo, el castaño frunció el ceño. Lianne lo había dicho con una expresión de gracia en el rostro.
— ¿No estás molesta con eso?
—No, me da risa—le comentó—. Uno creería que luego de cumplir cierta edad ya estás como libre de los castigos pero es cuando más lo hacen. Mi papá dice que no soy seria, y yo le dije que nadie era serio a los diecisiete—volvió a reír.
— ¿Tienes diecisiete?
—Sí, ¿tú no?
—Claro—se apresuró a decir, quiso cambiar el tema rápido—. Oye, me preguntaba sí...
—Miles Harris—fue interrumpido por su madre quien se encontraba en la puerta de la casa molesta.
Lianne disimuló su risa, le parecía divertida la situación, de podía notar que su mamá lo había hecho a propósito.
— ¿No te dije que debías acomodar tu cuarto? Ven aquí en este mismo instante.
—Tierra trágame—susurró el menor, miró a la pelirroja y le sonrió—. Nos vemos luego.
Se despidió y caminó hacia su madre quien miraba la escena con cara de pocos amigos.
Definitivamente, todo estaba mejor en su cabeza.
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