24
Martes nuevamente, pero esa vez, cuando vio por la ventana, no le gustó lo que había. Estaba ese chico otra vez, era el mismo chico que había esperado a Lianne varias semana atrás; Miles lo miró fastidiado, ¿qué hacía allí? Bajó solamente para hablarle, él quería saber qué hacía ahí.
—Hola—lo saludó cuando llegó a su lado. El pelinegro volteó a mirarlo.
—Hola—le respondió sin estar al tanto de todo lo que pasaba por la cabeza del menor.
No entendía por que estaba ahí, Lianne le había dicho que él estaba saliendo con una chica, por lo que ya no tenia oportunidad con el.
— ¿Quién eres?
—¿Disculpa?
—Esta parada sólo la usa Lianne así que debes conocerla, ¿quién eres?
El pelinegro lo miró y pudo reconocerlo, era el mismo chico extraño que se le había acercado la última vez.
—Me llamo Adam y no conozco a ninguna Lianne.
Miles rodó sus ojos ante lo bobo que era.
—Cierto, seguro la conoces como Billie.
—Oh—fue lo único que dijo, se sentia un poco tonto por no saberlo.
—Tú eres ese chico ¿no es así?—le preguntó, Adam lo miró confuso.
— ¿De qué chico hablas?
Miles se cruzó de brazos, estaba harto de la situación en la que se encontraba. Ya se había arrepentido de haber bajado.
—Del idiota que está enamorado de un personaje literario—le dijo sorprendiendo al mayor—. Eres tú. Tú eres el chico que la pone triste, tú pedazo de idiota.
—Wow wow, esperate, okay—lo detuvo—. Vamos a tranquilizarnos un poco, respiremos profundo.
Intentó calmarlo, no lo conocía pero podía ver como este le tenía cierta rabia.
—No sé qué tienes contra mí, pero no deberías estar así—Miles iba a contestar cuando vio a lo lejos a la pelirroja, esta se acercó corriendo a ellos.
—Chicos—habló Lianne, observó como Miles llevaba una expresión de desagrado, algo que era muy raro en él—. Adam, ¿qué haces aquí?—le preguntó el pelinegro.
—Vine a buscarte— respondió. Señaló al chico frente a él—. ¿Lo conoces?
Lianne volteó a ver a su amigo, Miles relajó su ceño cuando ella le sonrió de manera dulce. Por muy molesto que estuviese, ella le dio un poco de tranquilidad, cosa que no duró mucho, porque luego habló, dejándolo con sus expectativas hasta el suelo.
—Adam conoce a Miles—le dijo Lianne—. Miles, él es Adam—habló suave—, él es mi novio.
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