Una de las cosas más complicadas para una persona era poder confesar cómo se sentía, y lo era más saber que existía una gran posibilidad de que la otra persona no se sintiese de la misma manera.

¿Cómo debía empezar? ¿Escribir una carta sería una buena opción para decirle que le gustaba?

No, mejor no.

Sería muy complicado, él era malo con las palabras, tampoco sabía cómo escribir una carta que pudiese llegar a emocionarla.

Podía regalarle un collar de corazón pero se vería muy apresurado. ¿Cómo rayos un chico puede confesar su amor a la chica que le gusta sin quedar como todo un idiota?

—Sierra. —llamó a su hermana quien veía una serie en la sala—. ¿Cómo haces para decirle a alguien que te gusta?

Se sentó al lado de ella, la pelinegra se quitó los lentes que llevaba puestos y miró a su hermano para poder darle una respuesta.

—Le estás haciendo la pregunta a la persona equivocada—respondió, a pesar de que ella fuese muy buena en las citas, no era de las que confesaba primero que le gustaba alguien—. Siempre pensé que era muy fácil, muchos chicos se me han confesado y lo veía tan sencillo, pero cuando tienes a la persona que te gusta al frente las palabras simplemente no te salen. Te entra un temor a lo que pueda pasar, a que te rechacen, ¿no?

Era justo como él se sentía.

—Sí, siento que Lianne me rechazará. Soy un niño a su lado.

—Puedes buscar a otras chicas—le dio otra opción—, quizás no sea ella la indicada.

—Pero yo la quiero a ella.

Ella podía entenderlo, a veces se sentía de esa manera. Por mucho que sus amigos le dijeran que debía buscar a otros chicos, ella solo quería estar con uno.

—Entonces atrévete a ser valiente—le dijo—. Si te rechaza, yo estaré contigo. Y te conseguiré a otra chica.

—Lo dices tan fácil, pero es tan complicado.

—El amor no es complicado Miles, sólo debes aprender a jugar con todas sus reglas.