Capitulo 12
Su nueva semana había comenzado y ella no se sentía preparada. Sabía que hoy era el día en que Derek llegaría a la empresa y lo tendría que ver muy a menudo, eso implicaba esconderse de él o en el peor de todos los casos, convivir con él.
Muy dentro de su corazón, pedía que hubiese rechazado la oferta y se regresara a donde estuvo todos estos seis años. Todos estos años había estado muy bien sin él que no podía permitirse dejarlo entrar.
-Mamá buenos días. – Dijo en su ritual mañanera.
-Buenos días, hija. Daniel está lavándose los dientes, creo que está más emocionado que tu esta mañana.
-No a todos nos va bien, ¿Dónde esta....?
Sin terminar la frase una alegre Cristina entro al comedor.
-Buenos días. – Dijo alargando las palabras. - ¿Cómo amaneció mi familia favorita?
Aún se encontraba en pijamas con la bata medio cerrada. Amelie la miró como si no la conociera.
-¿Aún estas en pijama? – Hizo una pregunta obvia.
-¿Has escogido el atuendo para el jefe ardiente o para el ex novio sexy? – Preguntó robándole una tostada de mantequilla.
-Es mi uniforme del trabajo.
-Si claro. Las puti-faldas también las ocupo cuando deseo tirarme a alguien. Las medias un clásico.
Carolina contuvo la risa.
-¿Te estas escuchando?
-Al cien por ciento.
-Me voy, con ustedes no se puede. – Miró a su madre y a su mejor amiga.
-¿Qué? No he dicho nada – Dijo su mamá.
-Tu silencio dice que estas de parte de Cristina.
Tomó su bolso y su chaqueta. Le gritó a Daniel para llevarlo al colegio. El pequeño regresó corriendo al comedor y recogió sus cosas sin olvidar el beso para las dos mujeres restantes.
-No deberías enfadarte solo estoy bromeando.
-Me marcho, hablamos en la tarde.
Cerró la puerta principal y comenzó su trayecto del día.
Subió al elevador con las manos ocupadas, en una su bolsa con la chaqueta y en la otra un vaso de café recién hecho, a ver si le podía quitar el mal humor.
Su jefe le había dejado una nota sobre el escritorio.
Entra a mi oficina ahora.
Aquello fue una orden, tenia dos opciones, la iban a despedir o peor aún, su jefe ya sabia su pasado y vida nocturna. Entró corriendo a la puerta continua y olvidó la Tablet para tomar apuntes.
-¿Señor? ¿Quería verme? Lamento sí...
-¿La viste?
Amelie se quedó sorprendida.
-¿Ver? ¿Si vi a quien, señor?
-A ella... a... a... - quería decirle a la mujer misteriosa con quien compartía cama la mayoría de sus noches – a la esposa de mi amigo, ¿La viste llegar?
Amelie supo a quien se dirigía.
-A... a ella, recuerdo que llegó, pero lamentablemente no pude quedarme a su lado, ¿recuerda que me pidió mantenerme cerca?
-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me avisaste? – Parecía ser un hombre desesperado.
-Lo lamento, ella dijo que estaba bien si la dejaba sola un momento.
-¿Y la volviste a ver? – Se acerco tanto a ella que sintió su aliento.
-No... si... - titubeó. Él la miro con cara de pocos amigos. – Eh... creo que sí, la vi al finalizar, casi antes de irme.
-¿Te dijo algo?
Amelie trago con dificultad, su jefe se dio la vuelta y se quedó de pie ante los ventanales.
-Solo que... que... se pondría en contacto con usted. – Dejo salir el aire.
-¿Te dio un número telefónico?
-No, no... ¿Su amigo tiene su número no?
Él reaccionó enseguida.
-Si, si... perdón lo olvide.
-¿Era tan importante que estuviera a su lado?
-Solo le estaba haciendo un favor a un amigo. – No la miro mientras le respondió, cambio la postura de las manos en los bolsillos del pantalón. – Solo que es muy cercano a la familia y siempre mantenemos lazos laborales. Me conoces como soy de respetuoso con quienes hago trabajo.
-Lo sé. Disculpe si la pregunta fue muy personal.
Estiro el cuello para poder encontrar otra señal de que él estaba más que interesado por ella. Amelie se preguntó internamente si verdaderamente su jefe sentía algo por su personalidad nocturna o ella estaba comprendiendo todo de una manera diferente.
-Si no desea algo más ¿Puedo marcharme?
Él no contestó y ella sintió que estaba procesando la información que le acaba de dar, posiblemente no le creería. Ella misma sospecho de sus palabras.
-¿A qué hora llegará la nueva propuesta para comenzar nuestra campaña de marketing?
Su cambio de tema tomó por sorpresa a Amelie. Se sintió desubicada un momento.
-A... a las diez, señor apenas son las ocho y cuarto.
-¿No se agendo para primera hora de la mañana? – Su humor se volvió seco.
-Si, pero el agente prefirió que fuera a las diez de la mañana, ellos acordaron la hora, usted les otorgó ese beneficio.
-Cuando lleguen no los entretengas y que pasen a mi oficina, debemos ir a checar las instalaciones y firmar contratos.
-Sobre eso... - Hizo una pausa. – En la agenda aparece como a las nueve de la mañana, la apertura de ese espacio, su padre está dentro de los asistentes.
-¡Mierda! – Colocó los brazos en jarra.
La puerta inmediatamente se abrió y el señor Kent apareció sonriente con los brazos abiertos.
-¡Aquí estas!
Abrazo a Amelie al verla, ella asombrada respondió.
-¿Puedo ayudarlo en algo? – Pregunto confundida.
-¡Felicidades! ¿Te lo ha dicho ya? – Ella lo miró confundida. - ¡Oh vamos! No seas tímida, te lo has ganado. – Aplaudió – Felicidades a nuestra nueva gerente de publicidad.
Amelie abrió los ojos y la boca. No entendía aquello. ¿Ella? ¿En qué momento? Si nadie le había notificado sobre eso.
-¡Mierda! – Exclamo su jefe.
William miro ambas caras y no entendía lo que pasaba.
-¿Se lo dijiste verdad?
-Papá, yo... - Patrick estaba muy tenso.
-Oh muchacha. ¿No te lo dijo verdad?
-Lo lamento señor, pero sigo sin comprender.
-La gerencia de la publicidad era un puesto para ti, pero al ver que mi hijo no te lo dijo, creo que no será posible... a menos que lo desees.
Amelie miró a su exjefe y a su jefe. Patrick tenia la frente fruncida en espera de la respuesta.
-Señor, yo no... no me esperaba esto. – El corazón de Amelie palpitaba a toda prisa, aquello era la oportunidad de su vida, ya no solo estaría bajo la sombra de su jefe, sino que ahora se haría notar.
-Lo sé, al parecer a mi hijo se le olvidó o simplemente no quería perderte por lo buena y eficiente que eres. – William miró mal a su hijo. – Pero ahora que me he adelantado creo que tendremos malas noticias, porque el jefe no puede quedarse sin su secretaria y la apertura de la publicidad tampoco sin un gerente.
-Papá, sabes que puedo hacerme cargo del puesto mientras encontramos a alguien o... la señorita Stone se decide.
Stone... le había dicho su apellido y el solo recurría a ello cuando estaba enfadado.
-Eso no habíamos quedado Patrick.
-Lo lamento fue mi error. Tuvimos muchos eventos últimamente que se me paso por la cabeza.
-Te avise antes.
-¿Podemos discutirlo en otro momento? Si quieres podemos hacer la apertura del departamento y a la prensa decir que el nombramiento del nuevo personal se nombrara el viernes.
-¿Y pretendes hacer venir a la prensa, a los socios y a nuestra nueva imagen el viernes?
-Padre, aun no se firma el contrato, no podemos llamarlo nuestra imagen y además es mi empresa, así que si se me ocurre mandar a traerlos todos los días lo puedo hacer.
La voz de Patrick era tan dura que los tres sentían el ambiente tenso. Amelie abrió la boca dos veces, pero no se atrevió a interrumpirlos.
-Amelie si no puedes tomar una decisión ahora mismo, no te preocupes, tienes hasta el viernes, de todas formas, nunca fuiste descartable para el puesto. – William le sonrió cálidamente.
-Gracias señor Kent. Lo pensaré. Me retiro. Con permiso.
Salió de aquel ambiente tenso porque no quería ver como padre e hijo terminaban con todo. Se recargo sobre la puerta cerrada y el aire de sus pulmones lo dejó afuera. De nuevo tenia que tomar una decisión importante, pero no tenia idea de como hacerlo. Esta vez debía checar muy bien sus ventajas y desventajas. Estaba en juego su estabilidad económica y laboral.
-¿Qué te pasa? – William le hizo frente a su hijo, una vez que Amelie se fue.
-Nada, no tengo nada.... Únicamente mucho trabajo. – Ocupo su gran silla y miro al ordenador sin mantenerse enfocado.
-¿Por qué no se lo dijiste? Tu ya sabias mis planes con ese departamento y que Amelie lo llevara me dejaba muy tranquilo.
-¡No tuve tiempo! – explotó.
-Tuviste tiempo, todo el tiempo. ¿Qué carajos sucede contigo? ¿No quieres que se supere acaso? ¿Qué se jubile hasta que tu decidas dejar el puesto como yo?
-¡No papá! No soy tan egoísta como parece.
-Pues no lo parece.
-De todas maneras, se lo has dicho ya, es probable que ahora mismo este buscando a la candidata para ocupar su puesto a partir de mañana.
-No te noto convencido.
-Nadie sabrá llevar mi agenda como lo hace ella, ella conoce todo y sabe cuando estoy de humor, cuando no, cuando no le doy explicaciones ella solo hace todo y siempre es muy buena en su trabajo, no estoy con ánimos de instruir a una nueva secretaria para que haga bien su trabajo.
-Pues si eres amable, le puedes pedir a Amelie que se haga cargo de capacitarla mientras ella toma su puesto. Tendrá cinco días, si ella acepta el puesto mañana.
-Espero que no. – susurro para sí mismo.
-¿Has dicho algo?
-Que debemos ir a inaugurar el departamento. – sonrió forzadamente y se puso de pie.
Caminaron hacia la segunda planta donde el departamento se había renovado para ser exclusivamente las oficinas de marketing. Amelie los acompañó y ante lo que parecían ser los cubículos personalizados se pusieron detrás de una cinta roja con los medios por delante, expectantes de lo que llegase a acontecer.
William fue el primero en llamar la atención de todos, como cabeza principal de Kent aun imponía su presencia en actos de gran magnitud.
-Quiero darles la bienvenida y las gracias por estar aquí, sé que para muchos puede ser algo sorprendente, pero esto es una realidad del cual hemos trabajado durante mucho tiempo, le doy a mi hijo las gracias por continuar con el proyecto y tenerlo listo a días de celebrar un aniversario más de la empresa.
>>Este departamento significa mucho, expansión, reconocimiento y por supuesto años y años de trabajo, Kent, no solo es una empresa de renombre, sino que significa mucho esfuerzo a lo largo de los años, hemos sobrevivido a catástrofes a nuevas exigencias en el mercado y por supuesto aun seguimos con la mente enfocada en continuar con nuestras responsabilidades sociales.
>>Sin duda, compartir este momento con mi hijo y el personal de mi plena confianza – Miró a Amelie – No solo es un éxito más, sino que es una señal de que seguimos de pie y esto nos dejará muchos frutos por delante. No les quito más el tiempo e hijo mío. – Miro a Patrick – Haznos los honores. – Le sonrió y todos aplaudieron.
Patrick se abotonó el saco color marrón y se puso de pie detrás de un micrófono. Leyó sus notas por ultima vez y su padre lo miró orgulloso después de aquella terrible mañana. Carraspeó y todos le prestaron atención. Las cámaras comenzaron a grabar el momento.
-Buenos días a todos, Kent Holdings les da las gracias por asistir a nuestro nuevo evento, esta vez no se trata de una fiesta, sino que queremos darles a conocer a todos que seguimos creciendo.
>>Hoy estamos inaugurando un nuevo departamento que, aunque no lo parezca hemos invertido tiempo y mucho esfuerzo. Delante de ustedes tienen lo que hoy en día será nuestro departamento de publicidad y relaciones públicas – Todos aplaudieron – Nos estamos renovando y este nuevo capitulo estoy por seguro que nos traerá muchos beneficios. – Sonrió ante todos – Por el momento es todo lo que puedo decirles, en el plazo de la semana se seguirán compartiendo noticias sobre el nuevo proyecto. Nuevamente muchas gracias a todos por estar aquí y su tiempo brindado.
Los reporteros levantaron la mano para bombardear preguntas.
-Adelante. – Le concedió el permiso a la primera reportera.
-Ha dicho que darán más avances del proyecto en esta semana, ¿Se refiere al personal del departamento o está enfocado a algo más grande?
-El personal aún no ha sido dictaminado – Miró de reojo a Amelie. - porque se están haciendo exhaustivas investigaciones del candidato ejemplar, así que por el momento puedo decir que seré el encargado del puesto de gerente y por supuesto seguiré al tanto de todas las operaciones empresariales. En cuanto al proyecto, sí tenemos algo en mente que aun no queremos dar a conocer.
-¿Por qué tanto misterio con el personal? – Dijo otro.
-Nos tomamos muy en serio quienes cubrirán los puestos de alto mando, el viernes serán publicados en nuestra pagina oficial el nuevo tablero de colaboradores.
-La pagina ha estado desactivada desde el aniversario de la empresa, ¿Eso quiere decir nuevas sorpresas?
-Nos estamos renovando y todo se actualizará pronto.
-¿Es cierto que ha comenzado una campaña para escoger a los mejores actores de la ciudad?
-Solo puedo decir que no hemos contactado a actores de nombre internacional, hemos optado por la oportunidad aquellos que comienzan a sobresalir.
-¿Por qué arriesgarse con alguien sin público?
-Nos gustan los retos y estamos seguros de que adoraran la nueva imagen.
-¿Es acaso una mujer?
-Nuestra plantilla esta llena de mujeres exitosas.
-¿El nuevo proyecto tiene que ver con un nuevo romance señor Kent?
Todos quedaron asombrados por la pregunta del reportero fuera del lugar.
-Como saben mi vida personal y laboral no son una sola y el día que me complazca anunciarla serán por términos propios, no beneficiarios para obtener promoción.... Es todo por hoy. Gracias.
Sin más caminó hacia el elevador y Amelie lo siguió de prisa. William dijo unas ultimas palabras y se unió a los dos en el elevador.
-¿Puedo preguntar por qué ese áspero cambio de humor?
-No es el momento padre.
-Al parecer nunca es el momento.
-¿Necesitas algo más? Creo que es todo en la agenda de hoy.
-Patrick, soy tu padre y como fundador de este imperio, te prohíbo que me digas que hacer y que no hacer.
-Excelente puedes quedarte, pero no te quiero en mi oficina.
Dijo cortante y al abrirse las puertas caminó rumbo a su oficina para cerra de un golpe. Amelie miró a William y en segundos bajó la mirada.
-Te admiro Amelie, lo soportas hasta en sus peores momentos.
-Es mi trabajo jefe... perdón, señor.
-No hay problema, ¿Sabes? A veces hasta extraño estar aquí, al llegar a casa es raro, se siente...
-¿Cómo si no tuviera algo que hacer? ¿Perdido?
-Exacto. – La miró. – No es que no quiera estar en casa, pero es que le he dedicado mucho tiempo a esto que no estar al frente me parece nostálgico... ¿Te apetece ir por un café? Creo que nos irá bien a ambos, pensaba decírselo a Pat, pero no está de humor.
-Señor... yo... - Lo miró unos segundos. – Por supuesto que acepto su invitación. – sonrió cálidamente.
Amelie aceptó aquello, no porque prefiriese evitar a su jefe, sino que sintió la tristeza de su antiguo jefe al no poder celebrar un buen día con su hijo, sino que ambos estaban casi agrietando una parte de su vida.
-Eres buena Amelie, eres lo que no se merece Pat, tal vez no te eche de menos.
-Eso espero señor. – Sonrió risueña.
Si Patrick decidía salir en algún momento de su oficina, ella esperaba que no fuese en su busca, porque podría ser que estuviera despedida al regresar.
Llegaron a la habitual cafetería de la esquina, que dentro de pocas horas estaría abarrotada de empleados con traje, aprovechando su hora de almuerzo.
-¿Y bien? ¿Lo has pensado?
Dijo sin titubeos el señor Kent, después de pedir dos cafés cargados con una canastilla de pan. Amelie agradeció internamente.
-No, aún no señor, creo que debo pensarlo con calma, bueno de aquí al viernes. – Miró nerviosa a la mesa.
-¿Estas pensando en no aceptarlo?
-No... no. – Dijo no segura. – solo que...
-Estas pensando en mi hijo. - Se asombró por su respuesta, lo dejo continuar. – Amelie... como sabes o te imaginaras, yo te puse en la lista de personas capaces de llevar a cabo el cargo de director en el departamento, porque se que eres muy lista y de esto tienes formación, también porque eres la persona de confianza que necesitamos.
>>En algún punto pensé, si soy sincero que no lo pensarías y solo aceptarías, aunque ahora me cuesta creerlo. ¿Es por qué te gusta mi hijo?
Ella abrió los ojos como platos y respondió.
-¡No! Claro que no... señor, entre su hijo y yo solamente hay una relación laboral.
-Me disculpo por ello entonces, aunque si quieres saber mi pensar, siempre he pedido que seas la elegida. – Ella lo miró sin entender. – Me agradas y siento que podrías con mi hijo, si algún día decide sentar cabeza, me gustaría que fueses mi nuera.
-Señor, pero...
-Ya lo sé, sé que no existe nada entre los dos. Hacen un buen equipo trabajando, eso a veces suma puntos.
Amelie no entendía hacia donde se dirigía todo esto.
-Si quiere saber mi respuesta, la verdad no he aceptado ni he rechazado esta oferta de trabajo porque siempre hago una inspección de las ventajas y desventajas. Así como también sé que al aceptar estaré dejando a la deriva a su hijo y ambos sabemos que eso será un caos, le debo mi lealtad a usted y por ello no creo que abandonar a su hijo abruptamente sea buena idea.
-Tienes razón, pero mi hijo es mayor y ya lleva muchos años bajo la empresa, ya debe saber como resolverlo, no lo hagas por él, ni por mí. Hazlo por ti, si deseas tener un lugar que no sea solo de secretaria, acepta y si crees que aun no estas preparada, entonces no lo hagas. Pero piensa bien, estas oportunidades no vuelven dos veces a la vida.
-Lo agradezco señor, pero mi respuesta será correcta, dependiendo lo que llegue a suceder, se lo aseguro.
-No me queda la menor duda.
El sonido de la alarma de Amelie le recordó que la reunión del contrato estaba próxima y debía presentarse en su espacio.
-Señor, me tengo que ir, el trabajo me espera.
-Lo sé Amelie, puedes marcharte, fue un gusto mantener una platica de nuevo.
-No fue nada señor.
Caminó de prisa a la empresa y con suerte el elevador estaba vacío. Una mano interrumpió al casi cerrarse las puertas.
-¡Vaya! Pero miren a quien hemos encontrado. – Rachel invadió el espacio de Amelie.
-¿Se te ofrece algo?
-Escuché que hay vacantes para el nuevo departamento.
-¿A si?
-Que raro querida, que no sepas aún y eso que eres la mano derecha del jefe. Me postulare para ser la nueva directora. – Dijo con aires de superioridad.
-Felicidades.
-¿Si sabes donde nos ubica eso? Yo en la línea de mando arriba de las secretarias.
-Creo que aun no entiendes como funcionan los organigramas Rachel. – sonrió con indiferencia. – Siempre me encontraré al lado del jefe, mientras que tú serás inferior.
Las puertas se volvieron abrir y esta vez Rachel debía marcharse antes.
-Ya lo veremos querida, ya veremos quien es la inferior.
Salió meneando la larga melena y Amelie solo respiró de alivio.
-Has llegado tarde, ¿Dónde estabas?
Su jefe estaba al otro lado de las puertas del elevador. Furioso.
-Fui a... estuve preparando todo para la firma del contrato.
-Espero que sean puntuales, sino buscaremos una nueva imagen. – Presionó el botón un piso menos y Amelie se quedo callada.
Caminaron hacia las puertas de la sala de juntas.
Dos figuras que reconocieron ya se encontraban de pie ahí esperándolos con otra secretaria.
-Señores... - Saludó Patrick. – Espero que les hayan atendido correctamente. – Miró a la secretaria y esta se sintió intimidada.
-Todo muy bien señor.
-Amelie, un gusto volver a verte. – Derek fue directamente a ella y la abrazó.
Patrick y el mánager con la secretaría quedaron viendo la escena.
-Señor Spencer, ¿Podemos ingresar?
Derek la miró incrédulo.
-Si, por supuesto, perdona.
Patrick dejó pasar a los invitados y a Amelie la miró intrigado.
-Bueno creo que no hace falta volver a presentarnos, claramente nos conocemos. – Patrick continuo con el tono de voz serio. – Si lo desean podemos pasar a la aclaración de las clausulas del contrato o si desean hacer alguna pregunta adelante. Sentémonos.
Patrick ocupó el asiento contrario a Derek y su mánager. Amelie se quedó al lado de la mesa de los refrigerios. Derek volteo a verla.
-Señorita Stone, acompáñenos por favor. – Patrick le cedió el asiento al lado de él.
Amelie estaba tan incomoda con la situación que si se negaba podría ser peor.
Comenzaron con las primeras preguntas y respuestas sobre el contrato. Los únicos que parecían estar interesados en todo aquello eran Patrick y el mánager, porque Amelie y Derek solo se limitaban a verse ellos mismos.
Por la cabeza de Amelie pasaban infinidades de preguntas que Derek no había formulado, así como respuestas tan incoherentes que podría darle.
El tiempo transcurrió y todo pasó tan rápido que Amelie reaccionó cuando ya se estaban dando los apretones de mano, dando por entendido que el contrato se había firmado con éxito.
Se levantó sonriendo y esperando que la tierra se la tragase y escupiese en una isla desierta. A partir de mañana diría que estaba enferma de un virus muy contagioso y que tal vez necesitaría incapacitación por un año. Así podría pensar como librarse de Derek.
-Entonces ya que trabajaremos juntos, ¿Por qué no les mostramos las instalaciones del lugar?
-Un gusto.
Amelie seguía sin moverse y Patrick tuvo que tocarle la espalda, para que ella reaccionara de un salto.
-A... si.... Por supuesto.... Adelante.
Caminó rápidamente a la salida y pulsó para llamar al elevador. Los tres hombres entraron y ella se quedó esperando a que cerraran. Patrick la miró confuso.
-¿No nos acompaña Amelie?
-Estem... he... señor yo...
-Usted también es parte del proyecto.
-Si, lo siento.
A regañadientes compartió espacio con los dos hombres que le ponían los nervios de punta.
Llegaron al piso renovado y Patrick hizo un buen trabajo mostrándoles todo. Derek se quedó detrás con Amelie.
-¿Podemos hablar terminando aquí?
-Estoy en mis horas laborales y mi turno es hasta la noche.
-¿Sigues evadiéndome?
-Estoy trabajando, en el trabajo no mezclo mi vida social.
-No lo parece.
-¿Qué insinúas?
-Señor Spencer, ¿Qué le parece? – Patrick se detuvo y colocó su mano en la espalda baja de Amelie.
Derek vio perderse la mano de Patrick y continuo con indiferencia.
-Todo está muy bien equipado señor, puedo decir que su decorador de interiores hizo un buen trabajo.
-Gracias, también nos gusta mantener una buena imagen por dentro.
-Ya veo. – No despegó los ojos de Amelie. - ¿Continuamos?
-Perfecto... por aquí.
Ahora Patrick se encontraba entusiasmado por mostrar el área específica donde se llevaría a cabo todo el trabajo de crear y armar la publicidad.
Una hora más tarde cuando terminó el recorrido, todos fueron a la recepción y Patrick con el mánager realizaron los últimos retoques del contrato. Para suerte de Derek este era su momento a solas con Amelie.
La tomó del brazo y la alejó un poco de los dos hombres.
-Ten mi tarjeta, es en donde me estoy hospedando, puedes preguntar por mí, espero que vayas, ya que es el único lugar donde podemos hablar sin que nos interrumpan y sin estar en tu entorno laboral.
-Derek, no tenemos nada de que hablar, esto solo es una coincidencia.
-No es coincidencia Amelie. Ahora trabajaremos juntos y antes de que eso suceda, me gustaría que arregláramos algunas cosas. Puede ser en el restaurante del hotel o en alguna otra parte, puedes decidirlo.
-Yo... Derek...
-¿Está todo bien? – Patrick se incorporó a ellos.
-He felicitado a la señorita Stone por su gran trabajo en la gala, nos enteramos de que ella fue la organizadora, por supuesto que felicidades a usted también, tiene un personal tan eficiente.
-Gracias señor Spencer, espero que nuestro acuerdo nos una en futuros proyectos exitosos.
-Espero lo mismo. Nos retiramos aún nos falta comprobar algunas cosas. Un gusto de nuevo señorita Stone. – Se estrecharon las manos y él se la besó. – Señor. – Se dieron un apretón y un abrazo.
-Que tengan buen día.
Ambos hombres salieron de Kent Holding y Amelie sintió caerse.
-¿Estás bien? ¿Puedo saber como es que se conocen?
-Se lo he dicho antes señor, éramos amigos, en un pueblo pequeño.
-Parecía estar feliz de verte.
-A ayudado con la firma del contrato ¿Cierto?
-Tienes razón, parece que ahora eres como mi amuleto de la suerte.
Ella sonrió sin simpatía.
-¿Me necesita para algo más?
-No, puedes ir a tu hora de almuerzo.
-Prefiero quedarme, me he ausentado toda la mañana, no es buena idea seguir postergando el trabajo.
-Tómatelo como un descanso merecido.
-Ya... entonces lo tomaré en la sala de descanso aquí adentro.
Patrick la miró confundido.
-¿Estas tomando una decisión respecto a lo de esta mañana?
-No señor, aún no. Prefiero ir con calma, solo que hoy si estoy enfocada en el trabajo.
-Como lo desees. Tengo una comida con un amigo. Regresaré tarde. Si necesitas que firme algo o se presenta algún problema avísame al celular.
-Si señor, tengo que enviar copias del contrato que se ha firmado por el momento.
-Hazlo después de tu hora de descanso.
-Así será.
-Nos vemos Amelie.
-Buen día señor.
Ambos tomaron caminos diferentes y por primera vez en el día Amelie se sintió aliviada. Llego a la sala de descanso y se tomó la mitad de un bote de agua en un solo trago.
-Llegó, ¿quién creo que es?
Por segunda vez en el día se encontró a Rachel.
-No tengo ni idea de a quien viste y no me interesa.
-Claro que, si lo sabes, era Derek Spencer, ¿Verdad? El de esta revista.
Por primera vez Amelie tenia curiosidad de lo que le mostraba Rachel, en la revista aparecía un Derek bronceado sin camisa, solo calzoncillos y con las manos detrás de la cabeza, recargado en una pared que parecía ser el fondo de la revista promocionando un perfume que salía de lo profundo de un pequeño charco.
-No es tan guapo como lo parece. – Amelie quiso restarle importancia a la entusiasmada Rachel.
-Pero ¿Qué dices? Si se ha posicionado como uno de los mejores modelos de triunfo de este año, muchos dicen que va en ascenso, aunque no se note.
-Bueno, pues obviamente va a saltar a la fama con nuestra ayuda.
-¡No puedo creer que lo tendremos aquí todos los días! Es posible que se pasee por el departamento sin camisa, apuesto por ver eso.
-Lo lamento, por si no lo sabias, no habrá pase para otras personas que no sean del área de marketing.
-Obviamente que yo estaré ahí diario.
-¿Te has postulado ya?
-Claro, ¿Tú que crees? Ya hablé con mi jefe y le dije que puede ir buscando otra secretaria, que estaré en marketing.
-Pero no te han aceptado.
-Lo harán, escuché al jefe decir que el viernes estará la plantilla y obviamente está leyendo mi curriculum ahora, aunque no hace falta, he trabajado aquí por años.
-No creo que esté leyendo precisamente el tuyo.
-Ya te lo dije una vez, estaré ahí como directora general y tú seguirás siendo una asistente más.
Amelie rodó los ojos y dejó que siguiera fantaseando.
Tomó un par de fruta cortada y subió a su sitio de trabajo, no estaba interesada en compartir su ambiente con sus colegas, a veces muchos le tenían envidia porque era la mano derecha del jefe y eso le daba poder absoluto sobre muchas cosas.
Revisó el contrato que se habían firmado horas antes. Su celular interrumpió con el tono de llamada entrante.
-Stone, Kent Holding, ¿Con quién tengo el gusto?
-¡Soy yo Cristina! ¿Estas en tu papel de secretaria?
-Estoy trabajando, ¿Tienes una urgencia?
-No, no... solo quería saber ¿Tuvo efecto tu falda?
-¡Cristina! Yo nunca sería ese tipo de persona.
-Amelie, tu jefe está igual a los dioses del olimpo, ¿Por qué no aprovecharlo un rato?
-Porque no se mezcla el trabajo, además no me gusta.
-Si claro, a otro perro con ese hueso.
-¿Vas a comenzar a dudar de mi palabra?
-No, pero tampoco creo que no tengas sueños húmedos con él. Si tiene un hermano dile que estoy disponible.
-Puedes ir por él tu sola. No me interesa.
-No, lo he visto y es solo tuyo, no planeo meterme.
-¿Iras por Daniel hoy? – Cambió el tema.
-Te prometí que sí. Envíame la ubicación, no desesperes si llego tarde, he salido y creo que me he perdido.
-¿Has salido sola? ¿Por qué no me avisaste? Pude pedirte un taxi y un guía.
-Amelie, no es para tanto, no soy tan boba como para perderme en esta ciudad y no llegar a tiempo por Daniel, puedo arreglármelas sola.
-¿Estas segura? Escucho mucho ruido a tu alrededor, ¿Dónde estás?
-No lo sé, pero sí estoy lejos de casa.
-Quédate ahí, enviaré a alguien por ti.
-No, no... he dicho que puedo sola, además tenía que conocer la ciudad por mí sola. Ir acompañada, me recuerda cuando mi madre me cuidaba.
-No es molestia, lo hago con gusto es para que tengas una estadía agradable.
-Bueno, me la estoy pasando bien con tu lío de vida amorosa. ¿Has visto a Derek hoy?
-En la mañana, y pretendo esquivarlo toda la semana.
-Vaya, creo que compraré dulces antes de volver a casa, parece ser un día de drama.
-No te burles, esto no es gracioso.
-Pero es entretenido, te complicas todo tú sola, estoy esperando con ansias saber que hiciste hoy.
-No ayudas.
-Vamos Amelie, ¿Apoco no es divertido?
-No, para nada... me siento confusa.
-¿Por no aceptar que aún lo amas y deseas decirle que es el padre de tu hijo?
-Soy su padre y su madre, no le hace falta una figura paterna.
-Di lo que quieres escuchar, pero todos sabemos que un niño de seis años necesita saber la verdad sobre su padre.
-Sabe lo que tiene que saber y está bien con que mi padre es su padre y está cuidándole desde el cielo.
-Algún día se sabrá todo.
-Espero que sea cuando esté tres metros bajo tierra.
-¿Entonces me lo contaras todo?
-No.
Su jefe caminó a pasos apresurados a su oficina, Amelie lo miró detenidamente sin decir nada y supo que estaba enfadado.
-Aún así compraré palomitas. ¿Quieres algo?
-Solo pasa por Daniel, ¿Sí?... Tengo que irme, ha llegado mi jefe.
-¿El jefe sexy?
-¡Cristina!... Es mi jefe solo mi jefe.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro