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Lo que resto del día Jos recibió la noticia por su madre de la fecha de la operación, estaba segura de que estaba nervioso, asustado y emocionado, era de esperarse, más tarde después de que Jos estuviera dormido la señora Mariana me pidió ir a la biblioteca con ella, me encontraba sentada frente a ella, me miró y sonrió con lágrimas.
—Me comentaron el sacrificó que harás por mí hijo —Dijo y yo suspiré y miré a la ventana, una tormenta estaba cerca.
—Si, pido que no le informe a Jos nada de esto, no hasta que sea necesario —Dije y ella me miró confundida.
—¿Por qué te vas? —Pregunto y yo me puse de pie y miré a la ventana de la biblioteca.
—No tengo una razón aún, miedo tal vez, Jos compartió parte de su pasado conmigo, se que estuvo comprometido realmente, pero también se que no soy nada comparada con ella, también se que Jos aún la quiere—Dije y ella suspiró.
—No eres nada comparada con ella, pero créeme eres mejor que ella, tus sentimientos son sinceros y aportaste más cosas que ella en años, amas a mi hijo y me doy cuenta, solo hace falta ver cómo lo miras, como sonríes y como estas dando tu vista por el, por quién una vez te arrebato la Luz —Dijo y yo la miré, aún seguía en la misma posición en el sillón del escritorio.
—Respecto a si sigue amando a Sara o no, dudo que la ame y quiera, lo que puede ayudar en Jos es nada, Fernanda me informo lo que hablo con el y créeme que no tengo duda de que mi hijo te ama, siempre tuve miedo de lo que Jos jamás pusiera ver y que se hubiera convertido en un señor amargado y testarudo, tiene su carácter eso sí, pero bien dicen que el caballo más bronco es domado, aprendiste a que Jos cambiará esa actitud tan fea con la gente, mis empleados lo notan, ellos se dan cuenta del cambio y están felices de que Jos vuelva a ser el mismo niño que era antes, feliz y lo es contigo —Dijo y yo suspiré y solté unas lágrimas.
—Mi vida no fue fácil en ningún sentido, a pesar de ser parte de una de las familias más poderosas del mundo, viví un infierno, mis padres trabajaban siempre y jamás les veíamos las caras, en el accidente solo se la pasaban reprochando me que yo tenía la culpa, solo había sido un accidente, me gritaban y insultaban, mi adolescencia no fue la mejor, ya que no carecía de un físico despampanante, con el paso del tiempo me aparte de la gente que me hacía daño y aprendí a defenderme no con golpes si no con mi ingenio y cerebro, más tarde cambié de look y todo el mundo se fijaba en mi cuando verdaderamente jamás me gustó que me vieran, siempre tuve un criterio de mi misma, no soy bonita y tampoco un buen partido, pero la poca gente que me conoce, me aprende a amar y siempre me dicen que estoy mal al pensar así de mi, pero apresar de que perdone a mis padres por todo y que olvide el pasado, algo aún me cuesta confiar que soy una buena mujer para alguien, ahora que tengo a Jos tengo miedo por eso quiero alejarme, quiero irme para no hacerle daño o antes de que el me lo haga a mi, se que estoy perdida por qué se que el daño me lo haré a mi misma al irme y créame que en mi mente solo pienso en eso, en Jos y no querer dejarlo, sin embargo mi hermano también quiere que me vaya, el quiere que termine mis estudios y desde un principio esa era mi meta sin embargo Jos entro en mi camino —Dije y miré a la señora Mariana llorando.
—Hablas muy madura para tu edad —Dijo y yo suspiré.
—Algo que me hizo ser también así fue mi madurez, madure muy temprano, necesitaba hacerlo para poder sacar a mi hermana adelante —Dije y ella asintió y se puso de pie.
—Jos te ama ______, de eso no tengo dudas, eres una niña maravillosa y hermosa deberías de verlo tu misma, abrir tu corazón y ver que lo eres en verdad, un día te dije que si necesitabas hablar aquí estaba y veo que confías en mí como una madre, se que tú pasado no es precisamente uno muy bueno pero al final es un pasado que te marco y aprendiste de el, sin embargo eso no tiene por afectar tu futuro, jamás terminaré de agradecerte por lo que estás haciendo y te quiero mucho pero Jos es mi hijo y no quiero verlo lastimado y a ti tampoco, eres parte de mi familia ahora —Dijo y la miré y sonreí.
—Usted me ha dado las palabras de una madre que no tuve —Dije y ella sonrió.
—Tienes a una madre en casa y si la perdonaste deberías de hablar con ella, no soy tu madre pero confías en mí como si fuera una y agradezco eso, yo confío en ti como si fueras una hija más para mí, sin embargo siento que deberías de hablar con ella y calmar las aguas y dejar todo en claro, no hay mejor consejo que el de tu mamá, tal vez hizo muchas cosas malas que te afectaron pero al final es tu madre y siempre lo será tanto en vida como en muerte, ella te ama y si te pidió perdón fue por qué entendió lo que hizo mal, habla con ella antes de que sea demasiado tarde —Dijo y yo suspiré y asentí.
—Gracias Mariana, gracias por no odiarme —Dije y ella sonrió y negó.
—No lo haría, lo que haces por mí hijo sin ningún precio a cambió es suficiente para amarte más —Dijo y me abrazó.
—Gracias por todo Mariana —Dije y ella sonrió y beso mi cabeza.
Salimos de la biblioteca y fui a la habitación de Jos por mí mochila, tome esta y miré a Jos sobre su cama dormido.
—Jamás tuve un novio, tu eres el primero, fuiste mi primera vez y no me arrepiento se que hice lo correcto, amarte será mi mejor recuerdo, tu serás mi mejor recuerdo Jos siempre lo serás, pero no puedo quedarme contigo, Javier lo prohibiera a toda costa, es un celoso eso lo sé pero sabe que te amo y entiende eso porque el también sabe amar, pero también sabe qué hiciste en el pasado, si Jos yo soy la misma niña que molestaban en la secundaria, la que te llamo la atención y aún sigo sin creerme que este andando contigo muchos años después y no sepas que soy yo, la misma niña que quedó sin protección cuando su mejor amigo se fue a tu grupo de amigos, ninguno de ustedes se acuerda de mí, Alonso, Alan, Freddy y tú Jos, Bryan me recuerda por que soy la tormenta que no superará, se que lo querrás matar cuando sepas que la chica nerd de secundaria fue tu novia, pero no lo hagas el te explicará todo ya me encargaré de eso más tarde, te amo Jos, te amo como nunca había amado a nadie pero tengo que irme de tu vida, antes de que te lastime con la verdad de quién soy realmente y conozcas verdaderamente que fue lo que hice por ti y que tú me dejaste ciega en un accidente, mucho antes nuestros caminos estuvieron juntos, éramos solo unos niños, cuando creí liberarme de tus burlas y sustos te apareces en mi vida nuevamente, no podía odiarte no lo haría jamás ni por lo que pasó ni por el pasado, no tengo derechos cuando yo también no te dije la verdad desde un principio, sin embargo te amo, te amo como nunca imbécil, cuando abras esos ojos hermosos y veas la primera cosa que este enfrente de ti, me iré lejos de ti —Dije y colgué mi mochila en mi hombro derecho y salí de la habitación.
Mis lágrimas resbalaban por mis mejillas, salí de la casa corriendo y miré al deportivo negro enfrente de mi, los recuerdos del accidente viajaron por mi mente, subí y miré a Javier en éste.
—Ya me informó en abuelo de lo que harás, no puedo creerlo, ahora sí te pasaste —Dijo y arrancó el auto a toda prisa.
Sin embargo no quería hablar con el, se que estaba muy enojado y que me reclamaría mi error el resto del transcurso, así fue, diciéndome que estaba loca, enferma y más cosas que al final no entendí muy bien, mis lágrimas salían a mares, miré la ventana y la lluvia empezó a caer fuertemente, estábamos en carretera a casa de los abuelos, no se veía nada, estaba muy mal como para pelear.
—¡Ya cállate la boca!-(grite y Javier me miró molestó)
—¡Estás loca por querer quedarte ciega por el! —Gritó y yo lo miré enojada.
—¡Por qué no estás muerta! —Gritó pero después se calló, se había arrepentido de eso y el sabe lo que me dolían sus palabras.
—¡Si tú estuvieras en esa situación también lo haría estúpido! —Grite muy enojada y Javier me miró mal pero una Luz muy fuerte nos segó.
Grite y por mi mente pasaron lentamente los recuerdos del accidente, la misma noche solo que sin lluvia, Javier giro el volante hacia la orilla de la carretera, pegamos contra algo y nos volteamos, sentí como el agua caía en mi cara, estaba tirada fuera del carro en el pasto, me arrastre hasta dónde estaba Javier no sentía mi cuerpo después de llegar con el, tome su mano y estaba despierto pero ambos muy débiles.
—Perdóname soy un imbécil —Dijo con la poca voz que le quedaba.
Pero no tenía voz yo, sentí un dolor de pecho muy fuerte y perdí el conocimiento.
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