
El inicio.
Onodera sentía que hoy era un gran día. Las aves cantaban, los árboles se mecían con el suave viento y no hacía ni calor ni frío. Era el clima perfecto.
Y él se encontraba rumbo a buscar la casa del demonio Kitsune.
Al parecer el chico era un tanto asocial porque tenía su casa un poco alejada del pueblo. No tanto, pero si lo suficiente como para tener completa privacidad.
Tomó el bus que lo llevaba más cerca. Y empezó a caminar desde ahí. Pudo observar por qué el monstruo se había mudado a ese lugar. Era perfecto. Ni tan lejos del pueblo como para parecer un inadaptado ni tan cerca para mantener un ambiente de paz.
Sumando a eso, el bosque que tenía como patio trasero era espectacular, Ritsu estaba seguro de que cerca habría un lugar que solo se veía en los cuentos. En donde había un lago y hermosas flores brotaban en sus costas. Todas esas tonterías.
Se detuvo y se colocó el campo de fuerza. Este consistía en un pequeño click que colocabas en cualquier parte, en tu ropa, en tu cabello, como quisieras, tendría el mismo efecto. Y empezó a caminar silenciosamente, debía portarse como todo un ninja.
Sabía que el demonio tenía un carro pero que no solía utilizar ya que prefería irse a pie hasta su compañía.-Tal vez, le guste admirar el paisaje-Pensó.
Por fin había llegado. Una magnífica casa se alzaba en mitad de los árboles. No era tan grande como esperaba pero si era de un considerable tamaño, tal vez como una mini-mansión. Se notaba que a la persona que viviera ahí le gustaba tanto lo tradicional como lo nuevo.
Tenía un carro último modelo-Ritsu no estaba seguro, solo sabía que se veía muy lujoso-y pórtico tradicional. Como ese que se veía en la película de Up, pero más bonito. Había flores y otras plantas que no reconoció.
-El monstruo tiene buen gusto.-Aunque nunca lo admitiría en voz alta.
De repente, vio salir al demonio. ¡Kami-sama*! Sintió que el aire le faltaba. Si la belleza fuera un pecado, ese demonio ardería en las llamas del infierno.
Tenía un hermoso pelo negro que combinaba perfecto con su traje y esos ojos avellana que parecían que veían a través del campo de fuerza. Ritsu tuvo que reprimir un suspiro y bajo la cabeza. De alguna forma verlo, lo ponía nervioso.
-¿En serio, solo es un Kitsune de una cola?-Lo dudaba, esos no solían ser tan guapos y menos ser tan inteligentes como para liderar toda una compañía. Pero bien podría ser un híbrido o un caso especial. Quien sabe. Él lo averiguaría.
El demonio empezó a ver a su alrededor y sin previo aviso, para su mirada en Onodera. Ritsu tuvo que reprimir el grito que quería salir de su garganta. ¡Era imposible que lo pudiera ver! Solo fue un segundo pero bastó para que el cazador se diera cuenta de algo.
-Él es especial.-No había duda, escondía algo extraño. Reviso su celular y ahí estaba el nombre del Kitsune.
Takano Masamune
Llevaba un buen rato siguiendo al demonio y este parecía tomarse su tiempo para llegar.-Tal vez, porque él es el jefe.- Onodera no estaba seguro, Takano paraba cierto tiempo porque alguien lo saludaba. No tardaba demasiado, y era cuando mucho, cortante.
Pero a las personas no parecía importarles. Parece que solo les importaba ver su hermoso rostro.-Tsk, demonios.- De esa manera estaba seguro que había conseguido lo que tenía, ¡¿no podía ser guapo e inteligente a la vez, verdad?!
Llegando al edificio, leyó las letras en la entrada: Marukawa Shoten. Vaya nombre ostentoso. Sin duda quedaba bien con alguien tan llamativo como Takano. Lo siguió hasta dentro. El chico sin duda imponía su presencia, todos bajaban la cabeza en señal de respeto y no lo miraban fijamente hasta que sentían que él ya no podía verlos.
Sin duda Onodera también se sentía así. Tenía miedo. El demonio parecía más violento de lo que pensaba que sería. No imaginaba si lo descubría. Seguro y terminaba sepultado o comido.-No pienses de forma pesimista.-Sacudió su cabeza. Debía centrarse.
Utilizando el ascensor logró llegar hasta su oficina. Ahí, su secretaria le informó de las novedades y él entró enseguida. Fue algo extraño sin duda. Parecía que Takano estaba esperando a que alguien más entrara. No importa que fuera ese golpe de suerte, Ritsu lo aprovecharía.
Se sobresaltó al escuchar el portazo detrás de él. Ahora si que estaba solo con ese hombre.-Que miedo-.
El resto del día paso sin ningún inconveniente. Onodera escribiendo en su libreta cada una de sus actitudes y gestos. Y Takano haciendo su trabajo. Más que trabajo, parecía que estaba hecho para gritarle a la gente. Pero debía aceptar que el muchacho tenía buenas estrategias y se notaba que hacía bien su trabajo.-Por algo es el jefe.- El quería ser así.
Aunque Ritsu dijera que quería heredar la compañía, la verdad era que no sentía que fuera la persona adecuada para eso. Pero su padre vivía en la negación insistiendo obstinadamente.
El mayor solo quería lo mejor para su hijo. Pero el solo quería vivir una vida tranquila.
Ya era un tanto tarde y empezaba a oscurecer. Parece que el demonio no sentía hambre ya que no había comido nada desde que estaba con él. Onodera tenía hambre, pero lo soportaría. No podía separarse de él hasta que saliera de la empresa y lo viera durmiendo. Ahí podría ir a comer y dormir un poco, luego volvería otra vez y así haría por el resto de las semanas que vendrían.
Venían caminando de vuelta a la casa de Takano. Antes, él había parado en un restaurante para pedir algo de comida. Ritsu pensó que era demasiado, incluso para un demonio, pero no lo pensaría demasiado.
Ya casi llegaban y todo estaba terriblemente silencioso. Era un buen ambiente, solo se escuchaba los grillos y los demás ruidos de los animales del bosque, estaba seguro que un conejo había saltado a esconderse en los arbustos.
De repente, Takano dio la vuelta. -¡¿Viene hacia mi?!-Sus manos temblaban.-No, es imposible. ¡El no puede verme, cálmate!-Intentó regular su respiración. Si lo oía, sería su fin.
-Ten.- Takano alzó la mano donde llevaba la comida y la puso a la altura de su cara. No había duda, sabía que estaba ahí. Tomo la bolsa con cuidado, no quería tocarlo.
Onodera, algo resignado y por decir lo obvio, asustado, se quitó el click y se dejó ver. -¿Có-cómo e-es que me de-descubriste?.-Perfecto, ahora había quedado como un pendejo frente al demonio. Genial.
-No fue difícil.-Posó su mano libre en sus cabellos y los revolvió un poco. La voz de Takano era muy varonil, te hipnotizaba por completo y más cuando no te estaba gritando ni diciendo todas esas groserías que sabía, estaban en su hablar cotidiano.
Siguió caminando como si nada.-¿Que hago? ¿Me voy?- Detuvo su creciente discusión mental, Takano había volteado a verlo. Le hizo un ademán con la cabeza señalando hacia la casa.-¿Quiere que vaya con el? ¡Seguro me matará!-
¡Cielos! No debía desconfiar tanto. Era bueno con los artefactos pero no tanto con las armas, sin embargo, estaba casi seguro que si él intentaba algo, lograría escapar por lo menos. Debía informar esto, ese zorro es diferente a los otros.
Vio que Takano lo seguía esperando. Bueno, ya no había nada que perder, fracasó en su misión y su última oportunidad de enorgullecer a su padre se destruyó. ¿Que más podría quitarle? Ya ni siquiera pensaba que era digno de seguir portando el apellido de la familia. ¿Y si lo mataba?
Mejor, ya no tendría que hacer frente a sus problema.
*Kami (神?) es la palabra en japonés para aquellas entidades que son adoradas en el sintoísmo. El sintoísmo (神道 Shintō), a veces llamado shintoísmo, es el nombre de la religión nativa en Japón. El sama es en forma de respeto hacia él espíritu.
Cambio y fuera mis amigos. Aquí Todoroki19.
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