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One :D

El joven de 20 años acostumbraba a estar todo el tiempo en la biblioteca de su mansión, aborrecía tener que salir porque su única realidad, su única obsesión, era perderse en la virtud de poder imaginar dentro de letras y gráficos. Pero esa mañana, le hubo llegado una carta de invitación, muy elegante para tal evento en que el hijo mayor de la familia Escarlata debía buscar esposa. Pero aún no entendía porqué debía de asistir, él no era una mujer y mucho menos se parecía a una aunque le llenaran de maquillaje y vestidos. Su cabello puede que sea largo y puede que se vea más brillante y cuidado que el de una joven con dinero, pero eso era porque ponía gran esfuerzo en cuidar de su cuerpo. Y su cabello formaba parte de este.

-Hermano, entonces que has decidido?.-le cuestionó su único hermano menor, Camus. Un muchacho de quince años que era muy contrario a él, pues le gustaba aventurarse por el mundo y no era demasiado de leer por varias horas como el más mayor.

-No tengo porqué ir. ¿Y tú?.-le regresó la pregunta mientras acomodaba la manga de su camisa.

-Pensaba asistir, quizá podría divertirme, pero si tú no vas, yo tampoco lo haré.

-Si piensas divertirte, entonces no debes faltar.-dijo mirándolo con seriedad, para después tomar y abrir el libro de un escritor que hablaba sobre 'el YO interior'.
Realmente en el fondo, tenía la curiosidad de adentrarse a esa fiesta y divertirse, pero el problema se centraba en que no conocía a nadie del exterior.

-Te lo volveré a preguntar hermano, ¿Vas a ir?

Esta vez tardó unos segundos en responder. Eso significaba que lo estaba pensando con mayor detenimiento.

-Iré. Pero para vigilar que no te metas en problemas. Estás en una edad en que puedes hacer una gran cantidad de travesuras e ignoras concejos.

-y tú estás en la edad de casarte y tener hijos además de tomar el puesto de papá. En cambio aún no lo has hecho.

-No me critiques.-Le lanzó una flor que había sobre la mesa del salón.-No me encuentro preparado para asumir tal responsabilidad.

-Bueno, voy a prepararme.-dijo levantándose de su asiento.- Esta noche quiero hacer nuevas amistades y tal ves, si hay suerte podré enamorarme y continuar con el legado familiar si tú no lo haces.-añadió con una sonrisa,imaginando tal escena y causando que su hermano, soltara un suspiro con algo de pesar, él no quería casarse aún.

-Bien, dile a nuestro padre que asistiremos. Debe de estar en los establos supervisando cómo va el entrenamiento de los caballos, y casi lo olvido, hay dos yeguas que de seguro tienen dificultad al parir, son primerizas.

Su hermano menor lo escuchó y asintió saliendo por la gran puerta que daba al jardín. De allí se dirigía a los establos mirando los cambios que empezaban a realizarse, pues Dégel era el único que aún no se enteraba que su propio padre estaba realizando nueva remodelación, para así invitar a varias mujeres de la realeza y realizar un pronto casamiento, el cual el único personaje principal era el mayor.

La carroza tirada por cuatro caballos blancos, llevó a Dégel y a Camus, ambos bien elegantes y atractivos para la ocasión. Seguramente que atraerían a más de una persona por su porte y elegancia.

Su recorrido duró al menos media hora, en la cual ambos hermanos debatían entre el futuro y los negocios de la familia. Pues pronto su padre, aunque no lo quisieran, dejaría ese mundo por una enfermedad desconocida y que anteriormente había sido algo silenciosa, al menos hasta que los dolores se dieron a conocer y ya era demasiado tarde.

Bajaron de la carroza, echaron un vistazo a los decorativos e ingresaron saludando a los guardias con una sonrisa en modo de respeto. Llamaron la atención de varias mujeres, más de una pretendía acercárseles pero el hermano menor de kardia los interceptó.

-Buenas noches, un placer saber que están aquí para acompañarnos en la elección de la boda próxima de mi hermano mayor. ¿Ustedes son de la familia Celestia?

-Así es.- se adelantó Camus, dejando a Dégel con la mirada reprobatoria sobre él.- ¿Y cuál es su nombre?

-Oh! Perdonen, Soy Milo, segundo hijo de la familia Escarlata. Mi hermano es kardia, pronto lo conocerán.-dijo haciendo una pequeña reverencia.-Debo ocuparme de algo, Con permiso y bienvenidos.

Al retirarse el peliazul, Dégel giró la mirada y notó que los ojos de su hermano menor estaban sobre el joven Milo.

-Ni lo pienses Camus. No es apropiado.

-¿Apropiado qué cosa? Es una gran oportunidad. Lo sabes hermano. No está tan mal, parece haber sido creado por los mismos dioses griegos.-añadió con una expresión no muy propia de él.

En ese momento no pudo detener al menor, quién fue tras el peliazul de Milo, seguramente para conocerlo. Mantendría la calma ante aquello, pues por largo tiempo no importaba que la pareja sea hombre o mujer en la familia, lo que valía, era casarse y seguir manteniendo los negocios. De todas formas podrían adoptar a los niños que eran abandonados en distintos pueblos o quedaban huérfanos por el conflicto bélico del país vecino.

Un joven acompañado de otro se le aproximó bebiendo de una copa, vestidos elegantemente con el cabello suelto.

-¡Hola! De seguro no me conoces, pero yo oí hablar mucho de ti, Dégel. Mi nombre es Ásmita, y él es Aspros. Podemos conocernos más a fondo. Podríamos hablar sobre futuros negocios y exportación de productos fuera del país. Veo que nadie te acompaña, y tu hermano?

-Eh, bueno, mi hermano fue con el hermano menor de Kardia.

-Oh! Quizá ya le echó el ojo encima, es un muchacho demasiado atractivo. Tiene cierto parecido con kardia. ¿Tú qué dices Aspros?

-Opino lo mismo. De hecho es indudable creer que no son hermanos. Además podrían unir fuerzas ante las desgracias que acontecen. Últimamente es preocupante lo que se está dando, demasiadas muertes y el cierre de fronteras nos afectan también a nosotros. Y dime Dégel, para cuándo piensas casarte? Al igual que Ásmita, también escuché tanto de ti, también leí uno de los libros que has escrito. Eres asombroso como has logrado entremezclar la realidad con la ficción.

-Muchas gracias Aspros, fue complicado. Pero logré publicarlo y exportarlo con gran éxito. Y sobre mi boda, pues aún no pienso en eso. De verdad, creo que aún es muy pronto...

-Comprendo, a nosotros nos ha pasado lo mismo, de hecho nos conocimos hace poco y creció algo más que amistad entre ambos. Podrías aprovechar en conocer a alguien en esta noche. Mayormente eso sucede y ¡Pum! Amor a primera vista, futura boda.-sonrió sujetando a Ásmita del brazo.

-Lo intentaré.- dijo escondiendo la incomodidad que le generaba hablar de esos temas. Nunca le gustó nadie, nunca amó como suelen contarse en los libros de romanticismo. Él no creía en el amor a primera vista. Era absurdo. O bueno..justamente cuanto se debatía interiormente sobre ese tema el tal Kardia hizo su aparición entre la multitud. Portando un traje bastante detallado y de color azul con una capa, que extravagante..una capa que le daba el porte de un caballero o un héroe mítico.
Tal fue su expresión que no se percató que había entreabierto los labios y abierto los ojos más de lo normal,aunque no exageradamente.
El corazón se le aceleró y tragó su propia saliva con dificultad. Esa persona que bajaba a paso lento de las escaleras determinadamente le había causado tal impresión que lo cautivó. Esa mirada azulada y la sonrisa extendida lado a lado como si fuese un maldito y sensual depredador y él fuese la presa. Comprendió entonces, la verdadera sensación de estar con las manos temblorosas y las palabras atascadas en el cuello al momento de enamorarse. Claro, puede que por fuera pareciera estar de lo más normal, pero lo cierto era que no lograba acomodar las palabras para poder siquiera saludar.
Ya que el peliazul, se dirigía a él, no sabía por qué, pero era especialmente hacia él que caminaba. Sonriendo de forma suspicaz. Tan genuino..

-Gracias a todos por asistir.-Agradeció mirando cada rostro que estaba presente. Claramente buscaba uno en específico, uno que le llamara la atención y que lo obligara a pedir un baile con esa persona.
El primer bals, era la clave, la pareja perfecta debía de tomarse de las manos e ir a lucirse en cada nota.

Cada persona extendía su reluciente sonrisa en modo de coqueteo. Sea hombre o mujer, el único que llamó su completa atención fue ese peliverde de piel blanca y tersa que de igual manera, tenía la mirada clavada en sus ojos. Parecía ser a primera vista alguien inteligente, estaba parado muy firme, con los brazos a los lados, y esa seriedad que llevaba encima lo volvió loco a la primera, podría ser difícil, pero..lo difícil era lo que él disfrutaba de hacerlo fácil.

Al principio se hizo el desentendido, tomando una copa y una botella del mejor licor de sobre la mesa. El francés aclaró la garganta y los nervios lo asaltaron. Se dió cuenta de que muchos lo miraban, y esas miradas no eran del todo amistosas, excepto de Ásmita y Aspros, lo que más le preocupó en ese instante fue que su hermano y ese tal Milo no se aparecieron para nada.

Pretendía alejarse de ahí cuando fue sujetado de su mano. Realmente quería ir por su hermano y retirarse, pero ese tipo era su obstáculo.

-Te vas sin dirigirme ni siquiera una sola palabra? Que descortéz de tu parte. Dime por lo menos cuál es tu nombre.-dijo pausado, relajado y con la copa servida en una mano.

-Mi nombre es Dégel Celestia.-Habló en un tono frío, soltándose del agarre de ese peliazul.

-Hermoso nombre, va muy de acuerdo con tu personalidad. ¿Una copa?.-ofreció actuando de lo más normal. Debía de ser porque ahí vivía él y estaba de lo más cómodo incomodando al peliverde.

-¿Y porqué no?.-Asintió educadamente, viendo como vertía el licor sobre la copa de cristal, verlo así, con el brillo de las luces reflejadas en sus ojos azules era más embriagador que el propio alcohol.

Tomó entre sus manos la copa, aceptando con gusto, necesitaba algo fuerte para tragarse todos los nervios y el temblor de voz que empezaba a torturarlo.

-Dime, qué edad posees? Podríamos conocernos mejor.-dijo viendo sonriente como se relamía sus labios al sentir el sabor dulce del alcohol.

-Acabo de cumplir mis veinte años.

-Oh, y porqué no fui invitado a su fiesta?

- De hecho, no la hice. No me agradan las multitudes.-espetó buscando con la mirada a su hermano.

-Es una lástima no haberte conocido anteriormente.-se acercó un paso más apoyándose a la mesa.-Me acompañas al jardín? Así quizás podríamos encontrar a esa persona que tanto te empeñas en encontrar desde que te vi.

-No hay problema, pero voy adelantando que no soy tan hablador como los demás, tampoco cuento demasiado de mi vida privada.

- ok, me agradan los tipos como tú, Dégel.-lo siguió mientras se dirigían al jardín, varias mujeres hermosas se discutían por saber cómo alejar a ese peliverde de Kardia.

-No estoy seguro de poder decir lo mismo.-susurró a lo bajo.

- A quién buscas?

- A tu hermano.

-¿El mío? ¿Que te hizo ese muchacho rebelde?

-Llamó la atención de mi hermano. Y vine específicamente para vigilar a mi hermano, no para presenciar la elección de tu futura esposa.-declaró con más seriedad que antes.

-Te noto enfadado mi atractivo Dégel, qué es lo que te ocurre?

-Nada.-mintió evitando mirarlo al rostro. Le dijo atractivo, suficiente para ruborizarlo.

-Es claro que mientes, no es fácil engañarme.-formó una sonrisa de lado. En el jardín, había un gran laberinto en el cual varias parejas se adentraban para hacer cosas traviesas y sucias hasta de la más baja imaginación. De hecho kardia detestaba tener ese laberinto allí pero podría aprovechar ahora que su padre se encontraba dentro de la mansión. Sonrió de manera perversa y lo tomó de un brazo para jalarlo donde nadie los viera. A ese punto, Dégel frunció el ceño teniendo la corazonada que no debía de estar ahí por nada del mundo.

-A donde nos dirigim..

Antes de que terminara de decirlo, lo sujetó del rostro y lo aprisionó contra los arbustos. No se lo esperó ni mucho menos se lo imaginó en toda su vida, pensó que su primer beso sería con una mujer, y que él sería quien se lo robara.

Recibió solo uno, suave y fuerte, uno que le pareció bastante adictivo. Pero no tuvo la oportunidad de corresponderle ya que una de las mujeres que estaban atentas a ambos, había visto todo.

La cara de espanto que colocó Dégel alertó a kardia, quién miró a la mujer y corrió tras ella hasta amenazarla. Al parecer, el lado malo de Kardia le pareció mucho más subliminal que nunca.
Se incorporó y caminó a paso apresurado hasta la salida. No le importaba su hermano, ahora lo que más temía era enamorarse de ese peliazul. Subió al carruaje y ordenó que regresaran a la mansión.
Ante la pregunta de la persona que controlaba a los caballos. Dégel contestó pasando dos de sus dedos sobre sus labios, saboreando el sabor de los labios de Kardia.

-Vamonos, después regresas por mi hermano. De todas formas él al parecer si se estaba divirtiendo.

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¡¡Ya va uno de dos besos corazones!!
La historia solo tendrá unos cuantos capítulos. !Esto lo escribí para mi amiga Liz! 😊
Quién me habló por waatsaap y me preguntó para cuándo una nueva historia en Wattpad, y yo era tipo: eh..me olvidé por completo de ello 😅
¡Y pues aquí está!
!Saludos y..
Cuídense mucho! 🥰

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