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La puerta de la habitación de Ink se abrió bruscamente asustando a la propietaria. Del susto hizo que se levantara de la cama de un brinco dirigiendo la mirada al responsable de aquel acto. Obviamente era Nightmare, que tenía una mirada muy enojada además de que la miraba con odio. -Dónde Está?- dijo apenas cruzaron miradas, y lo de la pregunta, Ink no se lo iba a decir, por lo que se hizo la que no entendía que le preguntaba. Y eso llegó a que se enojara. -DONDE MIERDA ESTÁ DREAM!- le gritó, no lidiará con rodeos, estaba desesperado por encontrarla, y esa desesperación crecía cada segundo.

-En verdad, no sé de qué me estás hab-AHH!!- no la dejo terminar que la había tomado del cuello, de una forma que casi la estaba ahorcando, o mejor dicho, la estaba ahorcando.

-Si No Me Vas A Decir Mejor Cállate!- la soltó, dejando que respire, unos segundos porque de inmediato la agarró del brazo para después empezar a arrastrarla. La llevó hasta lo que sería su sala del trono, y la dejó ahí encerrada. Un lugar que no tenía ventanas, por lo que no entraba ni un rayo de luz, y que tampoco tenía ninguna vela, haciendo que no pudiera ver ni sus manos. -Quédate aquí, luego vendré por ti- le dijo Nightmare y sin perder más tiempo se fue, escuchando a Ink gritar desesperadamente detrás de aquellas grandes puerta.

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Lleva unos cuantos minutos caminando por aquel bosque, daba pasos cuidadosos para no caer por alguna roca, rama u otra cosa que estuviera en el piso y no viera. Mientras tanto, buscaba con la mirada a alguien que estuviera allí, buscándola también, Dust o Berry. Pero ni un rastro había, tampoco quería gritar ni hacer ruidos altos por precaución de que alguien que no quisiera la escuchara. Y por suerte los bebés seguían dormidos plácidamente, desde que se durmieron antes de salir no despertaron, y por eso no llorarán ni nada, y le daría ventaja ahora que no quería hacer el mínimo ruido.

Caminaba tranquilamente, pero escuchó unas pisadas. De inmediato se escondió detrás de unas rocas y un árbol. Sabía que no era a las personas que buscaba porque el ruido venía de detrás suyo, y ellos vendrían por delante. Se sentó en el suelo mientras acomodaba a los niños, apoyó su cabeza entra las dos cabecitas de ambos bebé. Largó un suspiro por la tensión que se estaba produciendo en el ambiente. Para calmarse un poco empezó a acariciar a los bebés, de manera muy delicada. Después de unos segundos tomó valor y se levantó del piso, mirando entre las rocas para ver si veía al responsable de los ruidos. No lo vio, y eso la asustó un poco, ya que eso significaba que la estaban persiguiendo, sabía que pasaría, pero no tan temprano. Se fijó a sus costados si no había nadie, y al comprobarlo se fue lo más rápido que podía de ahí. Pero ella sabía que no estaba sola.

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