•EPÍLOGO•
•••EPÍLOGO: FIEBRE.
Sorbi mi naríz, olfateando el aroma a café recien preparado, al igual que un ladrido, ese debía ser Holly haciendo de la suyas como de costumbre. Regrese mi vista al álbum de fotografías que veía, una sonrisa posó en mi rostro, tantos momentos plasmados en fotos.— Ha pasado tanto tiempo. —No pude evitar sentirme abrumado y triste, mi amado gato El Señor Paleta había fallecido hace un año, me sentia triste sin su presencia pero ahora está en un lugar mejor, no sé qué me depara el futuro ahora, pero sé que no debo preocuparme por eso. Volví a sorber mi nariz, está gripe me había pegado duro.
—El café está listo. —Levante la mirada viendo a mi esposo.
—De verdad necesito tomar esa deliciosa bebida. —el rió divertido y no pude evitar hacerlo también.— Vamos, por favor.
—Cariño, ¿Cuando dejaras de ser tan despistado?. —bufe de mala gana, sentí una caricia en mis hebras oscuras.— No te enojes, lo digo por tu bien.
—Se que lo haces, pero por favor en serio quiero esa bebida. —insisti.
—Esta bien, pero está caliente ten cuidado.
—Esta bien mi amor. —recibi una taza de perros que contenía una deliciosa bebida que calmaria mi malestar.— ¿Que estás viendo?.
—Fotos de la boda.
—Mgh, bien... Volveré a mi trabajo. —no le insistí a que se quedará, sabía que no me haría caso, de verdad se está esforzando mucho por terminar ese papeleo.— Prometo terminar rápido y pasare todo el resto del día contigo.
—Esta bien Hyung, ve y termina tu trabajo, yo seguiré viendo esto. —Mi gruñón esposo asintió con una sonrisa más tranquila, después de todo solo se sentaría a mi lado a escribir en la computadora miéntras yo veía estás tontas fotos que significan tanto para mí.
Seguí con lo mío, la habitación estaba en completo silencio pero era muy cómodo. YoonGi estaba tan concentrado en terminar ese informe que no quice molestarlo. Seguí viendo las fotos viejas de nuestra boda y las de nuestros viajes y fiestas. Pero la que mas me llamó la atención fue la foto de mi Hyung con uniforme escolar. Reí un poco al recordar como empezó todo esto.
••
••
••
••
••
••
••
••
••
••
••
••
••
Esa tarde nevaba mucho y de verdad hacía frío, iba a correr a casa pero me detuve al ver una tienda que tenía un gran poster de Hulk en la entrada, mis ojos brillaron tanto que corrí a la tienda para comprar lo que sea que hubiese de mi super héroe favorito. Aunque realmente resultó ser una tienda que vendía historietas de cómics y trajes de cosplays.
Un amable señor me atendió ese día dándome permiso de usmear por toda la tienda para ver qué me llevaba. Estaba en el rincón más profundo leyendo con desdén y fascinandome con los colores y dibujos de cada personaje, a lo lejos aún puedo recordar cuando la puerta de la tienda se abrió la campanita sonó y un poco de aire se coló por el local.— ¿Historietas del Capitán América?
—Al fondo muchacho.
—Gracias. —Ese día aunque suene raro éramos los únicos ahí. Sentí una mirada en mi, estaba un poco incomodo y no quería levantar la vista, casi siempre me topaba con tontos que solo ocasionaban problemas. Pero, lo hice, vi hacia el frente, ahí había un pálido chico con cabellos verdes y uniforme escolar viéndome con el ceño fruncido. Instintivamente retrocedi asustado, escondí mi cara con la historieta que leía, podía sentir mis mejillas arder y mi corazón later tan alocadamente. Escuchaba como se acercaba, con una lentitud, a tal punto donde senti sus respiración en mi nuca.— Quítate niño, estás enfrente de la historieta que quiero.
—¡Lo siento, no lo sabía!. —No me volteó a ver y yo podía sentir su brazo rozar contra mi hombro. Estaba como tonto parado al lado suyo, sin saber que hacer o decir, pero el no me noto y solo se alejo sin decir nada.— Adiós. —me regañe por haber dicho eso, él se detuvo en medio del pasillo y regreso sobre sus pasos, estaba seguro que me golpearía o insultaria. Cerré mis ojos con tanta fuerza, pero no sentí ningún golpe ni nada. Al abrirlos lo vi parado frente a mi, con una de sus manos metidas en su bolsillo y con expresión de pocos amigos.
—¿Tu nombre?.
—¿He?. —Senti mi corazón acelerarse al escucharlo hablar.
—¿Tu nombre, mocoso?.
—Ah... Ji-JiMin... —Balbusee sin poder evitarlo. Él asintió.
—Bien, entonces adiós JiMin. —y se dio la vuelta sin decir nada más. Dejándome a mi con un paro cardíaco, juraría decir que morí ese día. Sin poder evitarlo seguí sus movimientos hasta que salió de la tienda. Suspiré, suspiré tan audible que incluso el dueño me vio con una sonrisa burlona.
—Siento que mi estómago se revuelve... ¿Es eso a lo que llaman revoloteo de mariposas?. —No lo pude evitar, de verdad que no lo pude. MI ALMA GEMELA, me decía todos lo días cuando iba a la tienda de cómics a verlo a él, que siempre estaba ahí leyendo más de algo o simplemente miraba que comprar, yo siempre me escondía en el rincón del lugar, simulaba leer para poder espiarlo, me sentía como tonto, incluso habían días que lo seguía por las calles hasta llegar a la parada de bus. No me atrevía a hablarle, y el siempre me ignoraba, pero mi Hyung siempre tenía una mirada triste, una expresión molesta y eso me daba miedo.
Recuerdo perfectamente como empecé a hablarle, ese día estaba enfermo pero me obligué a ir a la tienda solo para verle. Tenía fiebre y estaba a punto de caer dormido mientras lo esperaba.— Deberías ir a casa, habrá una tormenta y pareces enfermo. —apenas y pude abrir los ojos, mi Hyung se veía preocupado, aún con esa alta fiebre sentía una rara conexión que me obliga a verlo directamente a los ojos sin poder apartarlos.— ¿Me estás escuchando?.
—Nunca me ha dicho su nombre. —la fiebre me dio la valentía de hablarle, mi Hyung mordió sus labios, nunca supe por qué lo hizo.
—Soy YoonGi. —Me puse a llorar, pereció asustarse— No llores JiMin. —él recordaba mi nombre.— ¿Dije algo que te molesto?. —negue con levedad.
—Es solo que su nombre es muy bonito... Me dan ganas de llorar.
—¿Mi nombre te da ganas de llorar? Vaya, que raro.
—Parece el nombre de un gatito gruñón. —Un gatito muy bonito que le gruñe a las personas para alejarlas y que no lo lastimen.
—La fiebre te pego duro, estás alucinando mocoso.
—Estoy feliz. —susurre. YoonGi Hyung se acercó más a mi, tocando mi frente con delicadeza.
—¿Y qué es lo que te tiene tan feliz JiMin?. —pregunto con ese toque de curiosidad y diversión, pero había algo más, parecía nerviosismo.
—Usted Hyung.
—¿Yo?.
—Encontre la felicidad en usted.
—¿Mgh? —Parecia no comprenderme— Debes ir a casa JiMin, estás ardiendo en fiebre. Estas diciendo incoherencias.
—No es ninguna incoherencia. —Se rió, era una risa agradable que me hacía sonreír más.
—¿Exactamente qué me intentas decir?.
—Mi alma...
—¿Tu alma? —pregunto confundido.
—Eres mi alma...
—Bien fue suficiente debes irte a casa ya mocoso. —murmure en bajo mientras era arrastrado a la salida.
—Dicen que el destino creo hilos que te atan a tu alma predestinada. Lo lei en un libro... Ese hilo está atado a nuestro dedo índice.
—Basta, ya te dije que no entiendo nada de lo que dices JiMin, estás diciendo cosas raras pequeño.
—Y que cuando encuentres a tu predestinado, lo sabrás con tan solo verlo a los ojos.
—¿Verte a los ojos? —era lo único que YoonGi me había entendido, mis párpados casi se cerraban pero lo estaba viendo a lo ojos, esos hermosos iris oscuros, brillaban tan intenso.— Tienes bonitos ojos.
—Tambien usted. —el volvió a reír, parecia estar más animado ese día.
—¿A qué te referías con almas?.
—Hyung, casemonos. —YoonGi Hyung abrió sus ojos al igual que su boca, pero no dijo nada.— casemonos. —de verdad que estaba enfermo esa vez, pero agradezco haberlo estado.
—Esta bien, me casare contigo, pero ahora debes ir a casa o enfermaras más. —Yo parecía un bobo, no recuerdo muy claramente que más le dije pero el parecía divertido.— Muy bien, muy bien, tu autobús llegó, andando.
—Sí Hyung, lo que usted quiera.
—Eres todo un caso.
Antes de subir al autobús lo vi nuevamente, le sonreí y el me sonrió.— Hyung.
—¿Que sucede mocoso?.
Lo señale con mi dedito y después hice un corazón con las manos.— Recuerde esto siempre —uní mis manos, entrelazando mis dedos. Formando una unión. YoonGi Hyung me veía con tanta tranquilidad.— ,usted es mi alma gemela. —YoonGi suspiro. Cerro sus ojos y metió sus manos a los bolsillos. No me vio a los ojos esa vez.
—Si dices eso otra vez... De verdad haré que te cases conmigo mocoso. —la puerta del autobús se cerró, el se dio la vuelta y desaparecio, dejándome a mi con un sinfín de emociones. Se veía tan bonito con ese uniforme escolar.
—Mi Hyung... Sólo... Sólo déjame amarte.
••
••
••
••
••
••
••
••
••
—¿Cariño? —parpadee un par de veces.— ¿JiMin?.
—¿S-Sí amor? —YoonGi estaba abrazándome por la cintura, acurrucado en mi cuello y sus piernas enredadas en mi cintura.— ¿En que momento te pasaste detrás de mi?.
—Hace media hora. —dijo con simpleza— pero ni cuenta te diste, bien pude hacerte el amor y no lo hubieses notado. —mis mejillas ardieron de vergüenza.— Solo bromeó.
—Tonto.
—Solo no quería importunarte. Estabas tan concentrado viendo esa foto vieja que te veías tan tierno. —Me recosté en su pecho dejando que me besara en mis mejillas, sabía que le gustaba hacer eso, incluso las mordía de vez en cuando haciéndome sentir cosquillas.— ¿Tanto te gusta mi yo más joven?.
—En ese entonces eras más guapo.
—Auch.
—Ups.
—Eso fue un golpe bajo mocoso.
—Hyung, ya no soy un mocoso. Tengo veintisiete años. —refunfuñe.
—Para mi siempre vas a ser mi mocoso, entiendes Min JiMin, incluso tienes pijamas de bebés en tu armario.
—Y después dicen que yo soy el inmaduro. —De verdad parecía un niño cuando me hablaba de esa manera, llevábamos tres años casados pero aún así perecia que seguíamos siendo los dos jóvenes que iban aquella tienda solo para verse.
—Mgh, te amo JiMin. —Nunca me iba a acostumbrar a escucharlo decir esas palabras. Siempre me provocaba tantas emociones.
—Yo también te amo. —su agarre se volvió más fuerte. Dejando besos húmedos por todo mi cuello.— Hyung, estoy enfermo.
—Te daré mimos.
—No, tus mimos significan otra cosa.
—Pero igual te terminan gustando.
—¡Hyung!.
—Esta bien, está bien. Pero que conste que después eres tú el que lloriquea porque quiere mis “mimos”
—Madura Hyung.
—No soy fruta para madurar. —rode los ojos.
—Como digas... Ahora déjame dormir.
—Que demandante me saliste mocoso. Incluso dejaste de hablarme con respecto.
—Eres mi esposo. —le aclare para que dejara de molestarme. YoonGi había estado fastidiando con lo mismo desde hace dos años cuando deje de tratarlo con respecto y empecé a tutearlo.— Y sé que te gusta que te trate así.
—Me calienta mucho. —dijo con sus labios pegados a mi cuello.— Y si no hubieses sido necio cuando te dije que no salieras bajo la lluvia ahora mismo estaríamos disfrutando nuestro fin de semana como nos gusta. Ya sabes... Tu debajo de mi cuerpo gimien...
—¡Cállate!.
—Que dramático. Mejor me iré a casa de TaeHyung y JungKook ya que no me quieres.
—Nenito. —le dije.
—Nenito
—YoonGi.
—YoonGi.
—Basta.
—Basta.
—¡Yah Hyung, deja de remedarme! Hoy estás muy molesto.
—¡Yah Hyung, Deja de remedarme! Hoy estás muy molesto. —sabia que no se quedaria quieto hasta obtener lo que quería.
—Esta bien dame de tus mimos.
—JiMin no tienes idea de lo precioso que se escucho eso. —Solo me deje ser, después de todo era el amor de mi vida el que estaba a mi lado. Aunque a veces fuera solo un adulto berrinchudo con complejo de superioridad.
—Hyung... Eres todo un caso. —El amor existe, pero muy pocos lo encuentran.
El amor es lo que tú quieras que sea. Para bien o para mal, siempre existirá.
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
.................................................................(1)....
Después de tres meses estoy otra vez aquí, escribiendo el epílogo de este Fanfic que fue muy bien aceptado por ustedes. Si de por sí era solo uno de los tantos que he escrito se ha vuelto el más importante.
También quería decirles que tendra una adaptación, bueno o eso creo aún no se. Pero si es así espero también les guste, les daré información en mi tablero.
Dedicado para mis dos mejores amigas.
Keny, Paola
Ustedes saben por qué, LAS AMO, aunque sean tan locas y raras, son muy importantes para mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro