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Capítulo 7

Dipper caminaba a paso rápido por el bosque, intentando ir al ritmo de su hermana y sus tíos.
Intentaba enfocar toda su atención en el camino, para así no pensar en lo ocurrido con el rubio hace tan escasos momentos.

Sus ojos seguían cristalizados, sus mejillas marcadas, mostrando las huellas que aquellas malditas lágrimas habían dejado, y su corazón... su corazón estaba completamente destrozado.

El castaño intentaba despejar su mente fuese como fuese, pero las palabras del Cipher volvían a repetirse una y otra, y otra vez en su cabeza. Pero lo que más lo tormentaba era ese horrible "¿qué hubiese pasado si...?"

¿Qué hubiese pasado si se hubiese quedado?

¿Qué hubiese pasado si hubiese elegido escuchar a Bill?

¿Que hubiese pasado si... si hubiese confiado en él?

Aquellas preguntas no dejaban de resonar en su cabeza, intentando hacerlo dudar de la decisión que había tomado, y que, sin duda, había sido una de las más importantes de su vida, puesto que obviamente marcaría un antes y un después en todo lo que sería su futuro.

Nuevamente dirigió su mirada hacia sus tíos, que caminaban rápidamente delante de él y su hermana. Parecían seguros del camino que estaban tomando, ¿dónde los llevarían?, la verdad, no tenía a ni la más mínima idea, y tampoco se atrevía a preguntar. Y no sólo porque no tuviese una buena relación con ellos, ni el hecho de que no les tuviese mucha confianza, o que temiese ganarse una mirada reprobatoria, sino que era porque desde que se habían juntado fuera del castillo, nadie había emitido ni una sola palabra. Era como si todos hubiesen hecho un pacto de silencio sin haber acordado nada realmente.
Y por supuesto que Dipper no quería ser el primero en romperlo.

Así, pasó lo que para el castaño fue toda una eternidad, evadiendo árboles, manchando sus pantuflas con lodo, y sufriendo de frío cada vez que una ola de viento llegaba a ellos. Maldecía internamente el no haber podido cambiarse de ropa, y el tener que vivir todo esto de manera tan precipitada. Era extraño el pensar que hace tan solo unas horas, se encontraba en su cama, muy cómodo y sin ni un poco de frío, leyendo un libro que realmente lograba desconectarlo de la realidad, fantaseando con ver a su novio al día siguiente. Y sobretodo, que había estado temiendo por un día que al parecer nunca iba a llegar.

El menor de los Pines estuvo a punto de decir algo, cuando de pronto la voz de su tío Ford se le adelantó.
-ya estamos llegando- dijo con algo de alivio en la voz.
-si, definitivamente es por aquí- corroboró su tío Stan.
-¿y hacia dónde se supone que nos estamos dirigiendo?- preguntó Mabel, notablemente cansada, y hasta un poco irritada.

Sus tíos intercambiaron una mirada, mas no respondieron a la pregunta formulada por la castaña.
Después de unos... ¿diez minutos?, los gemelos Stan parecieron encontrar algo, o eso es lo que creía Dipper, a juzgar por esa sonrisa cómplice que sus tíos intercambiaron.

-Mabel... Dipper- dijo su tío Stan- aquí es dónde vamos a quedarnos... indefinidamente.
-bienvenidos a la Cabaña del Misterio- dijo Ford mientras les señalaba una vieja cabaña de madera, que parecía estar algo descuidada.

Dipper se quedó mirando fijamente la infraestructura que su tío le señalaba, sin duda era algo... ¿pequeña?, o al menos lo era para alguien que había vivido en un enorme y bello castillo toda su vida. Sin embargo, no dudaba de que los cuatro iban a poder vivir perfectamente ahí, o al menos esa impresión le daba.

-¿Cabaña del Misterio?- preguntó el castaño con el ceño fruncido- ¿y ése nombre por qué?
-bueno, es una historia antigua- le contestó su tío Stan, con una pequeña sonrisa nostálgicamente el rostro- hace varios años, cuando tu tío y yo éramos sólo unos niños, nuestros padres la construyeron por si alguna vez estábamos en peligro, y necesitáramos escondernos fuera del castillo, qué conveniente, ¿no?

-bueno- continuó su tío Ford- la cosa es que sólo la familia real sabía su ubicación, es decir, nosotros. Pero aunque todos supiésemos el exacto lugar donde se ubicaba, la verdad es que nunca nos dejaron venir a verla, puesto que temían a que alguien nos siguiera, y supiera encontrarla cuando realmente la necesitáramos.

-y como nadie tenía ni la mínima idea acerca de cómo lucía, a Ford y a mí se nos ocurrió la idea de ponerle la "Cabaña del Misterio", porque, tal y como dice el nombre, era un total misterio para nosotros... hasta ahora.

Después de aquello, su tío Stanley se acercó lentamente a un árbol, para luego meter su mano en un hueco que éste poseía. Estuvo así un rato, como intentado sacar algo. Por un momento, su rostro palideció y su cuerpo se tensó, pero después de unos cuantos segundos, se relajó, pues al parecer había podido sentir algo entre sus dedos. Finalmente, logró sacar aquello que había estado buscando: una llave dorada.

Rápidamente, miró hacia los lados, como asegurándose de que no hubiese nadie más que ellos cuatro, y se dirigió hacia la puerta, para luego introducir la llave en la cerradura, y abrir la puerta lentamente.
Dipper y Mabel se acercaron, posicionándose detrás de su tío, intentando ver el interior de la cabaña.

-rápido- les dijo Ford, mirando a su alrededor con desconfianza- entren, antes de que alguien nos vea.
Dipper dudaba que eso fuese a pasar, puesto que la cabaña estaba muy bien escondida, sin embargo, de todas maneras acató la orden que su tío le había dado.

Por dentro, tal y como el castaño había supuesto, la cabaña no era tan grande, pero tenía el espacio suficiente para que todos pudiesen vivir, dejando de lado el hecho de que Dipper y Mabel tendrían que compartir habitación, de lo cual el castaño no estaba muy seguro qué esperar.
Lo importante, es que tenía una chimenea, para que no pasaran frío, y una despensa llena de alimentos no perecederos, que, según lo cálculos de Dipper, les alcanzaría sin problemas para un año entero, tal vez aún más, si se repartían a conciencia.

Pero todo aquello le generaba cierta desconfianza, ¿qué harían después de que los alimentos se acabaran?, ¿de dónde sacarían ropa limpia para ponerse?
Todo era muy... extraño.

-¿cuánto tiempo vamos a quedarnos aquí?- preguntó el menor de los Pines, arqueando una ceja.
-hasta que todo se solucione- respondió Stanley sin prestarle mucha atención.
-¿vamos a esperar a que las cosas simplemente se resuelvan solas?- contestó el castaño con algo de molestia en su voz.
-obviamente no- contestó esta vez Ford algo irritado- tenemos que pensar en cómo solucionar esto... pero la verdad... es que no sé cómo- dijo agachando la cabeza- nunca conocí muy bien al Cipher... no sé qué cosas podrían pasar por su cabeza, ni cómo detenerlo exitosamente, evitando ser capturados. 

El castaño se quedó mirándolo unos segundos con algo de pena, no podía evitar sentirse culpable de todo esto, ya que, sin su ayuda, Bill nunca hubiese tenido la información suficiente como para hacer lo que hizo.
-¿Cipher?- preguntó algo dudoso, con un último atisbo de esperanza- estás diciendo que... ¿Bill Cipher fue el que planeó todo aquello?
-eso me temo...- afirmó su tío.

Todo le quedó mucho más claro... Bill no solamente ayudó a atacar el castillo... sino que había sido el cerebro y líder de todo...
Miró nuevamente a su tío. Su tío Stanford, que siempre había sido un hombre seguro y determinado, ahora se veía sumamente decaído, y también algo patético.
Ahora sí que se sentía culpable.

-yo... creo que yo puedo ayudar.













¡Hoooola!, ¿cómo están?, ¿les gustó el capítulo?, espero que si jejeje.

Aquí les entrego su capítulo semanal, en verdad me esforcé haciéndolo, puesto que es justamente en ésta parte de la historia donde me hace falta inspiración. Pero tranquilos, eso sólo hará que los capítulos tengan un mínimo de uno a la semana, más adelante puede que publique más seguido :3.

Gracias a todas las maravillosas personitas que están leyendo esto, en especial a las que votan y a las que me dejan sus bellos comentarios, ¡las amo a todas! <3

Como siempre agradecería que votaran y en especial que comentaran. Sus comentarios son mi fuente de vidaaaa.





Y bueno, creo que de mi parte eso es todo...












¡Nos leemos luego!

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