Incertidumbre

Oscuridad

Silencio

Eso era todo lo que Dipper Pines podía percibir en aquellos momentos, ¿estaré muerto?, era la gran duda que asaltaba su mente.

La verdad, es que sonaba como una pregunta bastante absurda, sobretodo viniendo de una persona a la cual le acababan de disparar una flecha al corazón. Sin embargo... no había sentido el impacto de la flecha en su pecho, y claro, tenía los ojos cerrados, así que podría decirse que existía la posibilidad de que su hermana hubiese fallado... pero también estaba el hecho de que siempre había escuchado que, si tu muerte era rápida, lo más probable era que no fuese algo que sintieras realmente.

Así que si, Dipper Pines no podía afirmar con certeza si estaba muerto o no.

Lo único que podía pensar en esos momentos, era en que no quería morir. No podía morir, y menos de aquella manera... menos ahora que por fin podía vivir feliz junto a Bill, y que, luego de tantos engaños, finalmente podía ver la realidad con claridad.

Se negaba rotundamente a morir así, asesinado por su propia gemela, dándole la satisfacción de verlo morir, y de, más aún, ser la causante de aquello.

¿Pero qué podía hacer al respecto?

Nada... no podía hacer nada.

Se quedó unos segundos inmóvil, sin atreverse a hacer nada, sin atreverse a abrir los ojos para comprobar su estado. Tal vez se debía a que no quería aceptar su posible muerte, tal vez era el miedo de ver lo que había después de la vida terrenal, o tal vez, le desagradaba la posibilidad de que su hermana hubiese fallado, y estuviese esperando a que abriera los ojos para asesinarlo definitivamente.

Fuese como fuese, al final terminó reuniendo algo de valor y, aún con atisbos de inseguridad, se atrevió a abrir los ojos con lentitud.

Eso....

Eso definitivamente no era lo que esperaba ver.

Un silencio sepulcral inundaba la habitación. Mabel, al igual que antes de cerrar los ojos, se encontraba frente a él, aún con el arco en las manos, mirándolo con el ceño fruncido, y ciertamente sorprendida, aunque su rostro demostraba también varias emociones. Confusión. Tristeza. Estupefacción. Algo de enojo también.

Aunque más bien... no lo estaba mirando a él, sino que... a su pecho.

Con lentitud, Dipper bajó la mirada hacia aquel lugar, con un poco de miedo por lo que iba a encontrarse.

Y entonces pudo comprender el por qué de la expresión de su hermana.

La flecha que debió haberle atravesado el pecho, se encontraba flotando frente a él, vibrando de tal manera, que parecía que lo único que deseaba era cumplir su objetivo, y asesinar al chico de una vez por todas.

Pero algo se lo impedía, algo estaba reteniéndola y forzándola a no hacerle daño al castaño.
Y aquella casi imperceptible luz azul que la rodeaba le daba una idea a Dipper acerca de lo que podía ser ese algo.

El menor rápidamente dirigió su mirada hacia la puerta, donde, tal y como sospechaba, se encontraba aquel rubio, con sus bellos ojos ámbar abiertos a más no poder, y con un brazo apuntando hacia la flecha, demostrando así que, obviamente, era él quien estaba deteniéndola.

Dipper se encontraba en estado de shock, sin saber qué hacer, es más, la idea de alejarse de la flecha ni siquiera pasó por su mente.
Y fue en casi una fracción de segundo cuando la flecha retrocedió unos centímetros, dio la media vuelta, y se dirigió rápidamente en otro sentido, clavándose así en el muslo de su gemela, quien inmediatamente dejó salir un pequeño grito de dolor.

Y fue recién entonces cuando el Cipher entró finalmente a la habitación, mirando a la castaña con indignación.

-realmente no creí que tuvieras tanto valor como para hacer aquello.

La chica, que había caído al piso por causa del dolor, le devolvió la mirada al rubio, sin dejarse intimidar.

-pues entonces deberías dejar de subestimarme, Cipher- dejó salir un quejido- ten claro que haré lo que sea por Dipper.

-¿por asesinarlo, querrás decir?

-por salvarlo de ti.

Antes de que Dipper pudiese decir algo, la chica, con una velocidad impresionante, sacó la última flecha que le quedaba, y rápidamente la disparó contra su gemelo, nuevamente, decidida a cumplir de una vez por todas aquella promesa que tanto la atormentaba.
Solo que esta vez, el mayor no fue lo suficientemente rápido como para detenerla, pero Dipper si alcanzó a reaccionar, intentando apartarse del camino de la flecha, que de todas maneras terminó dándole en el brazo.

El menor dejó salir un quejido de dolor, que no se comparaba en absoluto con el dolor en la mirada de Mabel, al darse cuenta de que había fallado, y que por ende, había perdido su última oportunidad de liberar a su hermano.

En cambio, el Cipher, miraba a su Pino con espanto, sin poder creer que no había podido detener la flecha a tiempo.

-bueno... ahora lo tengo más que claro- dijo acercándose a la chica, para luego agacharse junto a ella- supongo que realmente no vas a descansar hasta asesinarlo, ¿no es así?... pero creo que, lamentablemente, en ese estado no te será muy sencillo- luego de decir aquello, tomó la flecha que aún se hallaba incrustada en la pierna de la castaña, para luego, con ira en sus ojos, comenzar a hundirla más profundamente en su piel, causando que un grito de dolor se desprendiera de los labios de la Pines- bien, creo que ahora si que no podrás escapar... ya solo queda esperar a que vengan tus tíos a buscarte para acabar con todo esto- dijo mordiendo las palabras, y, finalmente, soltó la flecha, para volver a ponerse de pie.

-Dipper... -se quejó la chica- Dipper por favor... esto no es lo que parece... no puedes estar de acuerdo con todo esto... no puedes...

-Pino tiene muy claro de qué lado está, y estoy bastante seguro de que no es del de la mocosa que acaba de intentar asesinarlo.

Dipper se limitó a ignorar a su gemela, que, luego de unos segundos, fue llevada al calabozo por un grupo de guardias.

Una vez que la chica se fue, Bill rápidamente se acercó a él, para luego, con magia, comenzar a retirar la flecha del brazo del chico, y después tratar la herida que ésta había causado.

-¿ves cómo es tu hermana?- dijo con resentimiento, mientras sanaba la herida de su novio- igual que el resto de tu familia... son unos salvajes. No puedo creer que tú estés emparentado con ellos... realmente parece algo imposible.

Dipper asentía con la cabeza, sin dejar de mirar el trabajo del mayor.

-¿cómo llegaste a tiempo?- preguntó finalmente.

-tu marca me avisó.

-¿mi... marca?

-si, ésta- dijo apuntando el triángulo dorado que se encontraba en su brazo sano- te dije que me avisaría si estabas en riesgo... y mis hechizos jamás fallan... jamás.

-ya veo...- dijo el de ojos color chocolate, con un aire reflexivo, sin reaccionar todavía acerca de todo lo que había pasado.

-pero tranquilo... luego de que demos con tus tíos, todo va a acabar de una vez por todas.

-eso espero... -la mente del menor divagaba pensando en hermana.

-y luego por fin tendremos una vida sin problemas.

-sería maravilloso- ¿sería todo un plan de sus tíos?

-solo seremos tú y yo... sin más problemas ni preocupaciones.

-¿realmente lo crees?- aquello parecía tan irreal.

-vamos Pino... ¿cuándo te he mentido?

¡Hoooola!, ¿cómo están?, ¿les gustó el capítulo?, espero que si jejeje.

Lo sé, lo sé, no he actualizado en mucho tiempo, pero la verdad es que he tenido mis razones.
Primero, entré nuevamente al colegio, y bueno... este es mi último año, por lo que he estado ocupada con temas relacionados con preuniversitario.

Y segundo... últimamente no he tenido mucha inspiración, así que me ha estado costando bastante escribir, por lo que lamentablemente no puedo prometerles actualizaciones muy prontas, no porque me falte tiempo... sino que no se bien qué rumbo debe tomar esta historia. Tengo que pensarlo bien.

Como siempre, les agradecería que votaran y en especial que comentaran, ¡realmente amo sus comentarios!

Y bueno, creo que de mi parte eso es todo...

¡Nos leemos luego!