Capítulo 16
Cristal.
Un cristal romperse fue lo que los dos lograron escuchar.
Como si alguien hubiera roto todos los vidrios y espejos del edificio.
Al mirar arriba, vieron con asombro como varios cristales grandes empezaron a caer. Los dos por instinto se cubrieron con los brazos intentando amortiguar los golpes que sufrirían.
Pero tras el paso de los segundos no pasó nada, nada más que un simple y pequeño temblor de algo fuerte caer frente a ellos. Al abrir los ojos, miraron con asombro a los dos chicos en pésimas condiciones.
Al igual que una chica con cabello azul que descendió lentamente hasta quedar justamente al lado derecho de los castaños.
Los dos chicos no dejaban de gruñir por el dolor mientras intentaban levantarse, en cambio, Ringo y Matt miraron con ojos abiertos a los intrusos que habían aparecido de la nada.
—Entonces... —rio nerviosa —, ¿Cómo están chicos? —
Silencio.
—Ringo... —tragó duro—, Veo que mi hermano te dio una forma humana, genial...—
Silencio.
Los dos miraban sin emoción a los tres.
Edd y Tom al levantarse miraron con miedo a los dos chicos que los seguían viendo desde el suelo sin emoción.
Ambos semi-humanos se levantaron, aun sin decir nada, caminaron con pasos tranquilos y monótonos hasta una puerta.
Los tres arquearon la ceja al ver el comportamiento de los dos, pero antes de que lograran decir algo, los dos semi-humanos volvieron a salir, pero la diferencia era que ambos tenían algo en las manos, Ringo tenía en sus manos un rodillo de madera mientras que Matt un sartén.
—¡Fuera de nuestra casa! —gritaron.
Los dos sin piedad se abalanzaron contra los tres.
Los chicos junto con Laurel abrieron los ojos al ver como Ringo y Matt estaban a punto de golpearlos con los utensilios de cocina sin piedad.
Casi lograban su cometido de no ser por Laurel que puso frente a ellos un pequeño escudo que los protegió de los múltiples ataques que les intentaban dar los dos semi-humanos.
Solo fue cuestión de tiempo para que ambos se cansaran.
Laurel al ver el cansancio de los dos aprovecho para invertir el escudo y encerrarlos en una burbuja.
Los dos chicos miraron con miedo a lo que una vez fueron sus mascotas, sus amigos.
Ambos podían ver el odio en sus ojos y eso les bajo mucho el ánimo.
Tal vez no fue una buena idea ir.
—Sé que están molestos...—
—¡Nos abandonaste! —gritó Matt —, ¡Nos dejaste solos! —
La chica sintió un nudo en la garganta al ver las lágrimas en sus ojos, al igual que notó su estado, sucio, sin alegría.
Como un humano miserable.
Como un humano abandonado.
Matt dejo de intentar liberarse para simplemente llorar en silencio.
Aunque Ringo en cambio duro un tiempo golpeando la burbuja, pareciese que iba a durar un buen rato hasta que se rompió su rodillo de madera.
—Vinimos a ayudar. —
—¿Qué tanto pueden ayudar? —dijo Ringo —, ¿Dos miserables y egoístas humanos y-y... una "bruja" sin muchos poderes? —
Cada palabra que escupía Ringo lograba funcionar como una apuñalada en el corazón.
—¿Cómo sabes que no tengo muchos poderes? —cuestionó.
—Fácil, tu hermano nos contó. —
—Ese hijo de su...—gruñó.
●▬▬▬▬▬▬▬▬ Tiempo Después ▬▬▬▬▬▬▬▬▬●
—En verdad nos odian...—
—Bueno Edd... creo que eso era bastante obvio. —
El de sudadera verde dio un suspiro cansado.
Ambos se encontraban en la sala del departamento.
Habían descubierto que estaban del otro lado de la gran ciudad, un lugar en donde no le gustaba para nada a Edd puesto que en esos rumbos es en donde antes vivía con sus padres.
Los dos intentaban calmar su nerviosismo estando juntos, pero eso era algo casi imposible, estaban en el hogar de sus antiguas mascotas y estos últimos lo único que querían era lanzarlos por la ventana.
Literalmente puesto que en cuanto Laurel los libero, los dos corrieron hasta sus ex humanos para intentar sacarlos por la ventana.
Cosa que al final no llegaron hacer puesto que Laurel bloqueo la ventana, evitando de esa forma que los dos chicos cayeran desde el sexto piso del edificio.
—¿Cuánto tiempo tardaran en hablar? —suspiró.
—Tardaran lo que tengan que tardar Tom —cruzó brazos —, Ellos no quieren hablar con nosotros. —
Tom no necesitaba escuchar eso, las agresiones que acababa de sufrir le dejaron muy en claro lo que sentía Matt y Ringo respecto a los dos.
El sol apenas se estaba ocultando y las nubes oscuras empezaron a cubrir el cielo.
Los dos no sabían si se iban a quedar o Laurel los llevaría nuevamente a sus hogares.
Aunque por el desorden que había se sentían extrañamente en casa, de cierta forma extraña claro.
El sonido de una puerta rechinante llamo la atención de los dos y al voltear lograron ver a Laurel con mirada tranquila. Al llegar con ellos, sonrió tristemente.
—Ellos aceptaron nuestra ayuda, de mala gana claro... —suspiró.
Los dos asintieron la cabeza.
—¿Sabes que le paso a Tord? —preguntó preocupado.
—Matt me presto sus recuerdos —mostró un pequeño frasco purpura—, Acuéstense. —
Los dos chicos se miraron al mal interpretar las palabras.
—Ahora —habló molesta.
Laurel sonrió al ver como los dos le hicieron caso.
—Abran la boca —quitó el tapón del frasco.
—¿Dis...culpa? —dijo Edd.
—No lo repetiré...—
Los dos al escuchar el enojo en su voz no tuvieron de otra que hacerle caso.
Al sentir el líquido en sus bocas, rápidamente lo tragaron. Logrando de esa manera sentir el líquido frio pasar por sus gargantas mientras una extraña sensación les dejaba.
Ambos cerraron los ojos involuntariamente mientras todos los sonido fueron desapareciendo poco a poco hasta quedar el lugar en total silencio y oscuridad.
Con el paso de los segundo, ambos empezaron a sentir que estaban recostados en unas suaves y delicadas nubes.
Como si estuvieran volando.
Pero tarde o temprano tuvieron que bajar de esa nube.
El sonido de las olas del mar logro darles una gran tranquilidad, todas sus preocupaciones se habían ido, dejándoles una gran y hermosa paz.
Hermosa y deliciosa paz.
Algo que desde hace mucho habían dejado de sentir.
Aunque tras unos pocos segundos, el sonido de las olas empezaron a ser opacadas por sonidos de pisadas.
Las pisadas se hicieron más y más fuerte hasta que se convirtieron en crujidos de madera.
Al abrir los ojos, ambos estuvieron en shock.
Ahora mismo se encontraban en la casa de la playa.
—No podemos quedarnos aquí Matt, Ringo —suspiró —, Tenemos que alejarnos de esta parte de la ciudad. —
Los dos querían decir algo, pero simplemente no podían, de hecho, ni siquiera podían moverse.
—¿Por qué nos hicieron esto? —sollozó —, Creí que nos amaban. —
Ambos nuevamente se quedaron sorprendidos, las palabras salieron de sus bocas y sus manos se movieron igualmente por si solas.
Tardaron un poco en darse cuenta que estaban viendo el recuerdo desde el punto de vista del peli naranja.
Podían sentir sus movimientos, emociones.
Como si fueran él.
Y ahora mismo les dolía muy fuerte el pecho y la cabeza por tanto llorar.
—Yo también Matt, yo también lo creí...—pausó —, Pero al final fue una pérdida de tiempo. —
«¿Y dónde piensas ir hermano?»
—A donde sea Ringo, mientras sea un lugar en donde ellos no vayan. —
Todos vieron como el ex gato sacó dos cajas de cartón.
Mientras él ponía todos los obsequios que le dio Edd, Matt se encontraba guardando los que le dio Tom.Al guardar todo, ambos salieron de la casa para ir hasta el garaje y poder echar todo en el Ferrari que le dieron a Tom.
—Hora de irnos...—
Ambos vieron como el chico de ojos plateado habló amargamente mientras cargaba el gato gris.
—Oye pesas menos ahora...—arqueó una ceja.
«Yo tampoco sé que paso, me siento muy ligero ahora. »
Los recuerdos fueron pasando, cada uno podía sentir el dolor de los golpes que sufría el peli naranja, sus sentimientos.
Absolutamente todo.
Ambos podían notar como fueron las vidas de sus mascotas estando solas.
Les dolió ver todo lo que tuvieron que pasar.
También notaron como algunas personas con batas se les quedaban viendo en la calle, era muy obvio que los estaban espiando.
—No me siento muy cómodo Tord...—
—Lo sé —volteó —, No han estado vigilado...—
Edd sintió su corazón doler al ver como los ojos del chico plateado no estaban brillando, además de que su cabello estaba algo despeinado y del mismo modo que Matt, se dejó crecer la barba.
—Tendremos que irnos, o siquiera cambiar de estilo para intentar que nos pierdan el rastro. —
—¿Pero porque no siguen en primer lugar? —
—No tengo idea... —se rascó la barbilla —, Iré a la tienda para comprar las cosas de la cena, ¿Hacemos espagueti? —
—Espagueti está bien...—murmuró.
—¿Vienes o te quedas aquí? —
—Quiero estar solo unos minutos Tord...—pateó levemente una roca.
—Entiendo... —pausó —, Créeme Matt, comprendo cómo te sientes, aunque hay que admitir, que ahora esta es nuestra vida. —
El chico peli naranja asintió la cabeza tristemente mientras se sentaba en el banco de metal. Al acomodarse, vio a la distancia como su amigo con prendas rojas entraba en el pequeño supermercado.
El suspiró que soltó no fue para nada relajante. Más bien fue un suspiró triste y melancólico.
A pesar de vivir ahora solo con Tord y Ringo, aun no se sentía cómodo. No porque fueran sus amigos claro, si no porque aun extrañaba al oji negro.
Seguía sin poder creer que ese chico lo utilizase por fines egoístas.
El sol se estaba ocultando, los pocos rayos del sol le estaban dando en la cara y solamente lo hacía sonreír un poco.
Incluso a pesar de que siempre amo el sol.
El sol le hacía recordar esas tardes en cómo su humano lo llevaba a pasear.
Lástima que solamente era un simple y viejo recuerdo.
—¿N-No fui lo demasiado pe-perfecto para él verdad? —tartamudeó.
Tom ya tenía ganas de llorar por lo que escucho, pero más ahora al sentir el sentimiento de odio propio que sentía Matt.
En cuanto el sol desapareció por completo, varias luces de la calle se encendieron automáticamente y mucha gente empezó a circular entre las calles para ir a su hogar o simplemente van hacia un específico lugar.
Aunque eso era lo que menos le importaba a Matt, lo único que podía hacer era estar recargado en ese frio metal viejo y algo oxidado.
Esa parte de la gran ciudad era tranquila, agradecía mucho de que Tord llegara a saber dónde podían alojarse sin que el ruido de la ciudad perturbara sus días.
Estaba feliz de que el dinero seguía regenerándose a pesar de que no sabían nada de Laurel o de la familia de ella.
Todo parecía estar en suma tranquilidad.
Hasta que una camioneta negra se estaciono justamente atrás de él.
El sonido del motor se apagó y dejo claro que estaría ahí un rato.
O eso creía él hasta que empezó a escuchar susurros.
Al tener un buen oído y olfato, logró escuchar lo que estaban diciendo los dos sujetos que estaban dentro de la camioneta.
—Es él. —
—Sí, sin duda es él. —
—Nos pidieron que lo capturáramos. —
—A él o al otro chico, tengo entendido que los dos siempre están juntos. —
—Como sea, el chiste es llevarnos a cualquiera de los dos —pausó —, Tenemos que descubrir si estos mitad humano y mitad gato fueron modificados. —
—¿Sabes cuanta fortuna podría generar la empresa si creamos un suero que permita a las personas en transformarse en animales? —
—¿Millones? —
—Millones es poco. —
Matt empezó a temblar al escuchar la conversación, sabía muy bien que tenía que irse de ahí ahora.
Pero en cuánto se levantó del banco se escuchó un extraño disparo, un extraño sonido sordo junto con el sonido de varias sogas. Al voltear, miro con horror como esa gran trampa en forma de telaraña estaba a punto de atraparlo.
Pero de la nada, alguien o algo lo empujo para ser capturado.
Una gran bolsa de papel con varias compras cayeron al suelo y en cuanto volteó se llevó la gran sorpresa que su amigo había sido capturado.
Matt estaba a punto de decir algo hasta que la cuerda empezó a jalar a su amigo hasta que automáticamente el cuerpo de Tord desapareció dentro de la camioneta.
—¡Tord! —gritó asustado.
El semi humano miró con miedo como la camioneta desapareció de su vista.
—Tord... —cayó al suelo —, Tord...—
Tom y Edd sintieron todas las emociones negativas del peli naranja.
No podían creer que lo acababan de ver y escuchar.
Todo paso muy rápido.
Matt duro un tiempo en la calle hasta que recogió todas las cosas que había comprado su amigo y rápidamente empezó a correr hacia la dirección del departamento. Al llegar, el peli naranja le contó todo a Ringo.
El gato gris quedo devastado, su hermano había sido secuestrado y Matt no pudo hacer nada para ayudarlo.
Pasaron las horas, días, no había señal de Tord.
Daniel apareció una vez, Matt y Ringo creyeron que podría ayudarles pero...
No fue así.
Al parecer no tenía tiempo para hacer algo, lo único que hiso fue a darle a Ringo una forma humana para que también ayudara con la búsqueda de su hermano.
Algo es algo, pensaron los dos semi humanos.
Ringo a diferencia de Tord o Matt, él obtuvo la forma de pensar como un humano al instante. Sabía todo lo que tenía que saber.
Y eso los dejo en su punto actual, cuando los dos aparecieron frente a ellos.
Ambos sintieron las emociones del peli naranja brotar fuertemente al ver a Tom nuevamente, la calidez que sentían era muy embriagadora.
Aunque no duro mucho puesto que la rabia y la tristeza se hiso más fuerte por cada segundo.
Antes de que presenciaran como los atacaba, Laurel los hiso despertar del profundo sueño.
—¿Y bien? —preguntó.
—Tord fue secuestrado —se frotó los ojos —, Reconozco el símbolo que tenían... es una marca criminal muy buscada en la gran ciudad —pausó —, Tord en verdad está en serios problemas. —
Edd se quedó callado.
La idea de imaginarse todo lo que estaba sufriendo su amigo peludo lo hiso muy triste. Se odiaba a si mismo al querer utilizarlo como un simple objeto.
No se merecía el perdón, o él creía eso.
—Es hora de contactar con Eric...—
Tom y Laurel lo miraron.
—¿Eric? —preguntó la chica.
—Es un policía, lo conocimos al mismo tiempo que cuando conocimos a "Rojo" y a "Max"en el centro comercial. —
La chica de cabello azul asintió la cabeza al comprender las palabras del oji negro.
—Hablen con él. —
Los dos afirmaron con la cabeza.
La chica al terminar de hablar se levantó para ir a la cocina. Al entrar se llevó una vista algo no tan agradable.
Matt estaba frente a la estufa cocinando a fuego lento una lasaña en el horno mientras se tomaba un vino entero. Al girar la vista, notó como había otras botellas vacías en el cesto de basura.
El peli naranja volteó al sentir la mirada clavada en su nuca. Al hacerlo, se llevó la sorpresa de que la chica de cabello azul se le quedo viendo de forma no tan amigable.
—¿Qué...?—murmuró.
—Deja de beber Matt. —
—Tú no eres mi jefe —señaló —, ¿Ente....diste? *hip*.—
—No lo soy, pero te lo pido porque quiero que estés bien. —
El chico se quedó en total silencio mientras sentía el mundo girar, Laurel en cambio creyó que Matt no le haría caso.
Pero su sonrisa no se pudo ocultar al ver como este dejo la botella en la vieja alacena.
—Vete a arreglar pequeño...—
El chico de ojos esmeralda se sintió tan perdido en la pequeña caricia de la mejilla que no pensó en lo que estaba a punto de hacer.
Con movimientos torpes, Matt junto sus labios con los de la chica.
Laurel quedo en shock.
Jamás espero que el peli naranja lo besara, estaba muy claro que estaba ebrio y que esas botellas no eran de otro día.
Al terminar el beso, el chico con pecas se disculpó y empezó a caminar lentamente hasta la salida.
—Ay chico... —suspiró —, ¿Qué voy hacer contigo? —negó con la cabeza.
Matt estaba a punto de ir a su habitación hasta que Tom le tomó la muñeca, logrando llamar su atención.
—¿Podemos hablar? —tragó duro —, ¿Matie, pequeño? —
El chico le gruñó de forma amenazadora obligando que Tom lo soltara.
—No. —
Y con esas palabras, Matt cerró la puerta de su cuarto con seguro.
—Si crees que él siente algo por ti, déjame decirte que mejor te quites esas ideas de la cabeza. —
Tom ni se inmutó al escuchar las palabras de Ringo.
Aunque no podía negar que en esos momentos quería golpearle el rostro y no solo porque se pareciese como Tord.
—Encontrare la forma de volverlo a conquistar entonces...—
—¡Ja! —rio sarcásticamente —, Buena suerte con eso humano. —
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