Ha pasado un mes desde aquel comentario y desde entonces no pude dormir en paz, era oficial ella se estaba empezando a enamorar de él, lo único que supuse que podía hacer era espiarlo para encontrar algo con que hacerle la mala fama, pero ya era demasiado tarde, se había conseguido una reputación de "chico bueno".
-Lo único que puedo hacer ahora es intentar ganarme a Emilia, tendré que declarármele antes de lo pensado, pero no tengo que ir muy rápido, ya sé, la semana que viene la invitaré a salir.
Así pasó la semana y el viernes durante el receso le dije:
--E-Emilia...te...te...¡te gustaría pasear el domingo por la tarde!-- que había dicho, "pasear" eso no era a lo que me refería.
--Claro-- me respondió sonriendo.
Estuve nervioso todo el sábado, pensando en que ponerme, pero al saber que sólo dije "pasear" decidí sólo ponerme algo normal, la pasé a retirar por su casa, todo normal, dimos una vuelta por la ciudad, y entonces al atardecer fuimos a un puente que hay sobre un río en nuestra ciudad, nos sentamos en los bordes uno junto al otro, y en ese ambiente yo estaba realmente nervioso pero sabía que debía controlarme, entonces lanzó una pregunta.
-¿Haru tienes secretos?-me dijo con una voz un poco nerviosa.
--Cl-Claro--le respondí mirando hacia otro lado-- todas las personas tenemos secretos-- refiriéndome a el secreto que yo mismo guardaba--y tú, ¿los tienes?
-Sí--al escuchar esa respuesta mi corazón saltó, pues supuse que podía sentir lo mismo que yo, pero aun no me atrevía a declarármele.
Tras ese "paseo" la llevé a su casa, como todo caballero.
-Hasta luego- dije moviendo mi mano.
-Hasta luego- dijo Emilia devolviéndome el gesto.
Con lo de los "secretos" en mente decidí esperar un poco en declararme.
Nota de autor
Baia Baia los secretos, bueno me duelen los dedos de tanto escribir así que Bye Bye ☆☆★★♧♧♣♣^^